Diferencia entre revisiones de «Verdad»

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[[Ludwig Wittgenstein]] sostiene en su ''Tractatus logico-philosophicus'' que el lenguaje -como serie de proposiciones lógicas- es una figura de la realidad.<ref>Tractatus, 4, 01</ref>Esa postura fue rechazada por el mismo Wittgenstein en su obra posterior: el lenguaje puede obtener diferentes significados y usos en un mismo hecho, porque no existe una conexión lógica (no tiene por qué haberla, al menos) entre lo que se propone y lo que es en realidad. El lenguaje puede intentar representar la realidad, pero tal intento, por muy bien construido que esté, es posible que no figure al mundo.<ref>{{cita| Es erróneo decir que en filosofía consideramos un lenguaje ideal como opuesto a nuestro lenguaje ordinario. Pues esto hace que parezca como si pensásemos que podríamos perfeccionar nuestro lenguaje ordinario. Pero el lenguaje ordinario está perfectamente. Cuando elaboramos "lenguajes ideales", no es para que reemplacen a nuestro lenguaje ordinario, sino precisamente para eliminar alguna dificultad causada en la mente de alguien al pensar que ha comprendido el uso exacto de una palabra común. Esta es también la razón por la que nuestro método no consiste simplemente en enumerar los usos actuales de las palabras, sino más bien en inventar otros nuevos de modo deliberado, alguno de ellos a causa de su apariencia absurda.| [[Wittgenstein]], Cuaderno azul. Traducción de F. Gracia Guillén: Los cuadernos azul y marrón. 1968. Madrid, Tecnos}}</ref>
Según la versión tomista de la adecuación, es el [[intelecto]] el que debe adecuarse a la realidad (asimetría adecuacionista): debemos pensar las cosas conforme a lo que son. Así, la proposición ''"llueve"'' será verdadera si, efectivamente, llueve en el momento en que se profiere;<ref>Suma Teológica I, 84. 7</ref> la proposición "Dios existe" será verdadera si Dios existe, etc.<ref>Teniendo en cuenta que la proposición Dios existe no es equivalente a "llueve", Santo Tomás establece sobre esta afirmación, para evitar el [[ontologismo]] de [[San Anselmo]] y su [[argumento ontológico]] que {{cita|"aunque la existencia de Dios es el contenido de un enunciado ''per se notum secundum se'', evidente por sí en cuanto a sí mismo, no es ''per se notum quoad nos'', evidente con respecto a nosotros. Ferrater Mora, J. op. cit. t. 4 p. 3274}}. Hoy no suele aceptarse el concepto de Dios como "evidente por sí mismo", como [[verdades de razón|verdad de razón]], pero sí reconocemos que el concepto de Dios no es [[unívoco]] para quien cree en determinado concepto como para el "no creyente", puesto que no es un objeto de experiencia objetiva. No obstante el creyente tendrá "experiencias subjetivas" de Dios que le confirmen en la existencia del mismo</ref>
* El '''criterio de coherencia''' afirma que una proposición es verdadera si es coherente con el resto de las proposiciones del sistema del que forma parte. Así, la proposición " 3 + 5 = 18 " es verdadera en la medida que es coherente con las reglas de la matemática elemental. Sin embargo, este criterio no permite establecer la verdad de las reglas del sistema y, por tanto, sólo puede aplicarse a los elementos de un sistema de reglas previamente establecido.<ref>Véase [[Argumento]]</ref>
* La [[teoría del consenso de la verdad|teoría del consenso]] sostiene que la verdad es cualquier cosas que es acordada, o en algunas versiones, que podría llegar a ser acordada, por algún grupo específico.<ref>Véase [[Validez lógica]]. Sentido epistemológico</ref>
* El [[Teoría Pragmática de la verdad|Pragmatismo]] o '''criterio de utilidad''' establece que una proposición es verdadera si resulta útil o funciona en la práctica. Así, la proposición "En verano hace calor" es verdadera si constituye una buena guía para la acción, esto es, si resulta útil para cualquier persona que la considere verdadera. Hay que entender el criterio de utilidad como una apelación a comprobar en la práctica la verdad de las proposiciones. Si sucede tal y como la proposición indica, entonces es verdadera. Así pues, según la teoría de la utilidad, sólo podremos establecer la verdad de una proposición cuando la comprobamos en la práctica. Esta exigencia no se produce en la teoría de la correspondencia, en la que una proposición es verdadera si se corresponde con los hechos, aunque éstos no puedan comprobarse. Como es obvio, la comprobación de una proposición está sujeta a ciertas limitaciones: primero ha de ser verificable; además, la verificación no es infalible.,<ref>Peirce, C.S. 1992 and 1999. ''The Essential Peirce, Volumen 1'', Bloomington: Indiana University Press, 1992–1999. Página 138.</ref><ref>James, W. 1907. Pragmatism: A New Name for some Old Ways of Thinking, Cambridge MA: Harvard University Press, 1975.</ref><ref>Rorty, R. 1991a. Objectivity, Relativism and Truth. Cambridge: Cambridge University Press.</ref>