Diferencia entre revisiones de «Economía en la Hispania romana»

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Anteriormente a la entrada de Roma en [[Iberia]], la práctica totalidad de la península se basaba en una [[economía]] rural de subsistencia con poco o muy escaso tráfico comercial, excepción hecha de los mayores núcleos urbanos, ubicados sobre todo en la costa [[Mar Mediterráneo|mediterránea]], que sí mantenían un contacto regular con el comercio [[Antigua Grecia|griego]] y [[Fenicia|fenicio]].
 
=== La estrategia económica de la conquista romana ===
::''Para más información sobre este periodo histórico véase: [[Conquista de Hispania]]''.
 
Tradicionalmente habían circulado por todo el Mediterráneo las leyendas fenicias sobre las infinitas riquezas de [[Tartesos]], y sobre cómo las expediciones comerciales regresaban de la costa hispana cargadas de [[plata]]. Indudablemente, estas historias contribuían a incrementar el interés de las potencias mediterráneas por la [[Península Ibérica]].
 
Tras la derrota en la [[Primera Guerra Púnica]], [[Cartago]] se vio agobiada por la pérdida de importantes mercados y por el tributo que debía pagar a Roma como compensación por la guerra. Con el fin de paliar esta situación, decidieron expandirse por la costa de Iberia, que hasta entonces quedaba fuera del área de influencia romana. Cartago, interesada sobre todo en obtener el beneficio rápido, explotó las minas de plata de [[Carthago Nova]] y del litoral [[Andalucía|andaluz]], extrayendo importantes cantidades de este metal con el que se financiaría en gran parte la [[Segunda Guerra Púnica]] y la campaña italiana de [[Aníbal Barca|Aníbal]].
 
Por este motivo entre otros, uno de los primeros objetivos estratégicos de Roma al invadir la península fue arrebatar a Cartago las [[Sierra minera de Cartagena-La Unión|minas de Carthago Nova]]. En parte debido a la pérdida de estos recursos, y en gran parte debido al aislamiento en que había quedado, Aníbal tuvo que renunciar a la guerra en [[Península Itálica|Italia]] en [[206 a. C.|206 a. C.]]
 
{{Cita|"''Con la plata de las minas de Cartagena pagaron ellos sus mercenarios, y, cuando por la toma de ésta en 209 a.C. Carthago perdió estos tesoros, Aníbal ya no fue capaz de resistir a los romanos, de manera que la toma de Cartagena decidió también la guerra de Aníbal.''" SCHULTEN A. "Fontes Hispaniae Antiquae"}}
 
Tras la expulsión de Cartago, parte de los pueblos indígenas de Hispania quedaron obligados a pagar [[tributo]]s a Roma a través de una intrincada red de alianzas y vasallajes. A pesar de ello, a lo largo de los siglos [[siglo II a. C.|II a. C.]] y [[siglo I a. C.|I a. C.]], Roma tuvo a los territorios de la Hispania aún no conquistada como un lugar propicio para el saqueo y la rapiña, rompiendo con frecuencia los tratados de paz que, como los acordados en tiempos de [[Tiberio Sempronio Graco|Sempronio Graco]], habían permitido periodos prolongados de paz. El levantamiento de los pueblos [[celtíbero]]s y [[Lusitania|lusitanos]] sólo sirvió para aumentar los ingresos de Roma a través de los inmensos botines de guerra obtenidos en campañas como las de [[Catón el Viejo]].
 
Esta política de obtención de riquezas por la fuerza tuvo su continuidad en las campañas de [[Cneo Pompeyo|Pompeyo]] y posteriormente de [[Julio César]], de quien cuentan las crónicas que acudió no sólo a luchar contra Pompeyo, sino a lucrarse de la conquista para pagar a sus acreedores.
 
Mientras tanto, la costa mediterránea hispana, que había sido conquistada durante la guerra contra Cartago y rápidamente [[romanización de Hispania|romanizada]], comenzaba su expansión económica y comercial que pronto haría famosa a Hispania en el mundo romano.
 
== La economía de la Hispania romanizada ==