Diferencia entre revisiones de «Horacio Quiroga»

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La naturaleza es ciega pero justa; los ataques sobre el campesino o el pescador (un enjambre de [[Apis mellifera|abejas]] enfurecidas, un [[Caiman yacare|yacaré]], un [[Phthiraptera|parásito hematófago]], una [[Víbora|serpiente]], la crecida, lo que fuese) son simplemente lances de un juego espantoso en el que el hombre intenta arrancar a la naturaleza unos bienes o recursos (como intentó Quiroga en la vida real) que ella se niega en redondo a soltar; una lucha desigual que suele terminar con la derrota humana, la demencia, las muertes o, simplemente, con la desilusión.
 
Hipersensible y excitable, dado a amores imposibles, frustrado en sus empresas comerciales pero aun así emocional y sumamente creativo, Quiroga abrevó en su propia vida trágica y en la naturaleza a la que estudió y padeció, con su férrea voluntad de trabajador y su sutil mirada de minucioso observador para construir una obra narrativa a la que la mayor parte de los críticos consideraron (y aún consideran) "poéticamente [[Autobiografía|autobiográfica]]". Tal vez en este "[[realismo]] interno" u "orgánico" de las piezas de Quiroga resida el irresistible encanto que aún hoy ejercen sobre los lectores, que, sin darse cuenta, descubren en sus páginas la verdadera naturaleza del escritor que, tal vez como muy pocos en la literatura latinoamericana, fue capaz de susurrar sus propias palabras al oído, aunque a veces el murmullo se transforme en un grito desesperado. del osea aja pio pio aaa...
 
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