Diferencia entre revisiones de «La vida de Lazarillo de Tormes»

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Después entra a servir a un hidalgo arruinado cuyo único tesoro son sus recuerdos de hidalguía y de dignidad; Lazarillo simpatiza con él, ya que aunque no tiene nada que darle, por lo menos le trata bien, si bien recurre a esa simpatía que despierta para conseguir que le dé parte de los mendrugos que consigue el muchacho al pedir limosna, ya que él no posee la dignidad de la hidalguía. El patético escudero termina por abandonar la ciudad y Lazarillo se encuentra de nuevo solo en el mundo.
 
Más adelante sirve Lázaro a un sospechoso fraile mercenariomercedario, tan amante del mundo que apenas para en su convento y le hace reventar los zapatos (alusión a las reformas monásticas por entonces de moda, en el sentido de "descalzar" o hacer más rigurosos los estatutos del clero regular, o quizás alusión a actividades sexuales hetero u homoeróticas).<ref>Cfr. la [http://books.google.es/books?id=wD5SlGrjwrUC&pg=PA18&lpg=PA18&dq=%22lazarillo+de+tormes%22+gregorio+mara%C3%B1%C3%B3n&source=bl&ots=vINO1kIi_M&sig=AAbZcpLrjncX10llsTorEhLrDGo&hl=ca&ei=fmIVSsLYE4qHsAbm3Pi0Cg&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=6#PPA213,M1 edición de Aldo Ruffinato, 2001, pág. 214, n. 449.]</ref>
 
El tratado quinto es más extenso: narra una estafa realizada por parte de un vendedor de [[bula]]s o buldero. Lazarillo sirve al buldero y asiste como espectador, sin opinar, al desarrollo del timo, en el cual finge el buldero que alguien que piensa que las bulas no sirven para nada está poseso por el diablo, cuando en realidad está compinchado o conchabado con él; esto se descubre a posteriori, con una hábil técnica de suspensión. También este tratado sufrió la poda de la censura.