Diferencia entre revisiones de «Julio César»

Contenido eliminado Contenido añadido
m Revertidos los cambios de 186.2.15.155 (disc.) a la última edición de Camima
Línea 35:
Al margen de su carrera política y militar, César destacó como [[oratoria|orador]] y [[literatura|escritor]]. Redactó, al menos, un tratado acerca de [[astronomía]], otro acerca de la [[religión romana|religión republicana romana]], y un estudio sobre el [[latín]], ninguno de los cuales ha sobrevivido hasta nuestros días. Las únicas obras que se conservan son sus ''[[De Bello Gallico|Comentarios de la Guerra de las Galias]]'' y sus [[De bello civili|''Comentarios de la Guerra Civil'']]. Se conoce el desarrollo de su carrera como militar y gran parte de su vida a través de sus propias obras y de los escritos de autores como [[Suetonio]], [[Plutarco]], [[Veleyo Patérculo]] o [[Eutropio]].
 
== Biografía ==
Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar.
=== Primeros años ===
César nació en Roma el [[12 de julio|12]]/[[13 de julio]] del año [[100 a. C.|100&nbsp;a.&nbsp;C.]]; no obstante, su fecha de nacimiento no ha sido establecida con claridad y pudo haberse situado en algún punto entre los años [[102 a. C.|102]] y [[101 a. C.|101&nbsp;a.&nbsp;C.]]<ref>Véase referencia 2.</ref> Perteneció a una [[gens]] [[patricio|patricia]] —la Julia— que, según la leyenda, se remontaba hasta [[Ascanio|Iulo]], hijo del príncipe [[Troya|troyano]] [[Eneas]] y nieto de la [[mitología romana|diosa]] [[Venus (mitología)|Venus]]. Fue el propio César quién estableció la relación entre su familia e Iulo durante el discurso que pronunció en el funeral de su tía Julia, esposa de [[Cayo Mario]].<ref>Según Suetonio (''Vida de César, César'' 6): {{Cita|Por parte materna la estirpe de mi tía tiene origen de reyes, por parte de padre está emparentada con los dioses inmortales. Pues los Marcio reyes proceden de Anco Marcio y de tal linaje ha sido su madre; y del de Venus los Julios, a cuya estirpe pertenece nuestra familia. Existe por tanto en la raza la sacralidad de los reyes, que destacan enormemente entre los hombres, y también el encumbramiento de los dioses, bajo cuya potestad están los mismos reyes.}}</ref> Con los años, en el apogeo de su poder, César iniciaría en Roma la construcción de un templo dedicado a su supuesta antepasada, ''Venus Genetrix''. El patronímico ''César'' parece que puede provenir de la palabra latina "''caesaries''", cuyo significado es "''cabellera o barba''". Contrariamente a lo sostenido por algunos autores, la palabra [[cesárea]] no tiene nada que ver con César, ni éste nació por medio de esa [[cirugía]].<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág. 55.</ref>
[[Archivo:Roman school.jpg|thumb|350px|Alumnos con su [[pedagogo]].]]
 
Su padre, llamado al igual que él [[Cayo Julio César III|Cayo Julio César]], fue un político poco influyente que llegó a la [[pretor|pretura]].<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág. 53</ref> Su ascenso a través del ''[[cursus honorum]]'' se vio interrumpido al morir en [[campaña militar|campaña]]. Su madre, llamada [[Aurelia Cotta|Aurelia]], era una [[nobleza|noble]] [[plebeyo|plebeya]] perteneciente a una rama de la ''gens'' ''Aurelii'', los ''Aurelii Cottae''; familia integrante de la nobleza plebeya de [[Senado Romano|rango senatorial]] con gran riqueza e influencia. El historiador [[Tácito]] la compara con [[Cornelia]], madre de los [[Gracos]], basándose en su inteligencia, la pureza de sus costumbres y la nobleza de su carácter.<ref>Tácito, Cornelio. ''De oratoribus'', 28</ref>
 
El hecho de que los ''Julio Césares'', pertenecientes al poderoso [[patricio|patriciado]] republicano, no obtuvieran cargos importantes durante el [[República Romana|periodo republicano]] se explica por su falta de fortuna en comparación a la [[aristocracia]] romana de la época; de hecho, César creció en uno de los barrios más pobres de la ciudad, la Subura.
 
Único hijo varón del matrimonio de sus padres, su infancia transcurrió en un ambiente esencialmente femenino, entre su madre y sus dos hermanas. Al igual que a todos los jóvenes nobles y patricios de la época, se le inculcó el temor a los dioses, el respeto a las leyes, las reglas de la decencia, la modestia y la frugalidad. Tras el estallido de la ''[[Guerra Social (91–88 a. C.)|Guerra Social]]'' su tío Sexto fue elegido [[cónsul romano|cónsul]], dando así un poco de fama a la familia. Cuando tenía diez años se vio confiado a las enseñanzas de [[Marco Antonio Grifón]], un [[Gramático|''grammaticus'']] de origen [[Galo (Galia)|galo]] y formado en la escuela de [[retórica|retóricos]] [[Alejandría|alejandrinos]] considerado uno de los hombres más versados en [[literatura]] [[literatura griega|griega]] y [[literatura romana|romana]] de su época. Aprendió a leer y a pensar con las obras de [[Homero]], la ''[[Ilíada]]'' y la ''[[Odisea]]''; primero con la traducción al latín de [[Livio Andrónico]] y después con el texto original en [[griego antiguo|griego]]. Algunos autores contemporáneos vinieron a adherirse a esta base literaria, que recibían de una manera más o menos uniforme los jóvenes romanos de su tiempo. Asimismo, aprendió [[oratoria]] y a [[escritura|escribir]] [[poesía]].<ref>Gerald Walter, ''César'': "Capítulo II", pág 16. Impreso: Ediciones Ciencias Sociales ISBN 956-06-0465-X</ref>
 
La mujer de Mario, su tía paterna Julia, desempeñó también un papel muy destacado en la educación y orientación del joven César. Durante su vida, el general había sido un influyente político reformista, líder de la facción progresista del Senado, los ''populares'', enemigos de los conservadores, los ''optimates''.
 
Ciertas fuentes clásicas registran que César padecía [[epilepsia|crisis epilépticas]] que podían producirse en cualquier momento y hacerle perder el conocimiento. [[Suetonio]] menciona dos de estas crisis, y [[Plutarco]] una, durante la ''[[Batalla de Tapso]]''; constituye la única ocasión de la que se tiene noticia en que un ataque epiléptico interfirió en su capacidad de mando.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 45</ref><ref>Plutarco, ''[[Vidas paralelas]], César y Alejandro'', 17</ref><ref> Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 598</ref>
 
Tras la Guerra Social aumentaron los enfrentamientos entre ''optimates'' y ''populares'' con las disputas entre Mario y Sila por el mando del ejército que debía ir a combatir al rey [[Mitrídates VI del Ponto]], lo que condujo a la marcha de Sila sobre Roma, que dejó al cargo de un cónsul ''optimate'' y otro ''popular'', y al golpe de Estado de Mario y Cinna, iniciándose un período de tres años (''Cinnanum tempus'': 87-84) en el que Cinna dirigió el Estado en calidad de cónsul.
 
[[Archivo:Sulla Glyptothek Munich 309.jpg|thumb|200px|[[Lucio Cornelio Sila]].]]
En [[84 a. C.|84&nbsp;a.&nbsp;C.]], Cinna nombró al joven César (de 16 años), ''[[flamen dialis]]'', el sacerdote de [[Júpiter (mitología)|Júpiter]], y lo casó con su hija Cornelia (Flaminia) tras haberse divorciado de su matrimonio con [[Cosutia]], perteneciente a una rica familia de rango ecuestre. Ese mismo año y tras el asesinato de [[Lucio Cornelio Cinna|Cinna]] y las derrotas de [[Cneo Papirio Carbón|Carbón]] y [[Mario el joven]] (hijo de Cayo Mario) a manos de Sila, el líder conservador entró en Roma. La situación de César era muy insegura pues estaba unido a través de varios lazos familiares al bando perdedor; no sólo era sobrino de Mario, sino que además estaba casado con la hija de Cinna. [[Lucio Cornelio Sila|Sila]] trató de atraerlo a su bando como había hecho con varios de los seguidores de su enemigo; para probar su lealtad le ordenó divorciarse de su esposa, a lo que, para sorpresa del dictador, el joven se negó.<ref>Montanelli, Indro ''Historia de Roma'', pág 228</ref>
 
Enfurecido, Sila ordenó a una banda de [[sicario]]s que lo capturaran y asesinaran, anuló su nombramiento como ''flamen dialis'', y confiscó toda su fortuna. A César no le quedó otra salida que huir de Roma; viéndose obligado a cambiar de refugio cada noche, cayó enfermo al no estar acostumbrado a esta clase de vida. Una noche fue sorprendido por los sicarios de Sila, pero pudo salvarse al sobornarles con el dinero que se ofrecía por su cabeza, dos talentos de oro. Tras escapar de los hombres de Sila, permitió a su familia interceder por él ante el dictador. Su madre, sus tíos [[Marco Aurelio Cotta|Marco]], [[Cayo Aurelio Cotta (cónsul 75 a. C.)|Cayo]] y [[Lucio Aurelio Cotta (cónsul 65 a. C.)|Lucio]], las [[vestal|vírgenes vestales]] y el yerno de Sila, [[Mamerco Emilio Lépido Liviano]], lograron convencer al dictador que accedió a regañadientes a perdonarle la vida. Tras ordenar el cese de la persecución dijo que ese joven sería el fin de los ''optimates'', pues «en el veo a muchos Marios».<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág. 228</ref>
[[Archivo:Corona civica.png|thumb|left|270px|[[Corona civil|Corona cívica]].]]
 
Al percatarse de que el perdón de Sila podía ser revocado en cualquier momento, César juzgó que lo más seguro era alejarse de Roma durante un tiempo y decidió viajar a Oriente para participar en la [[Guerras Mitridáticas|guerra]] contra [[Mitrídates VI]] del [[Reino del Ponto|Ponto]] bajo las órdenes del [[cónsul romano|cónsul]] [[Marco Minucio Termo]]. Durante el [[asedio|sitio]] de [[Mitilene]] se le ordenó ir a [[Bitinia]] para solicitar a [[Nicomedes IV de Bitinia|Nicomedes IV]] la cesión de una pequeña [[flota]] a fin de asaltar la ciudad rebelde. Al parecer, el rey asiático quedó tan deslumbrado con la belleza del joven mensajero romano que lo invitó a descansar en su habitación y a participar en un festín donde sirvió de copero real durante el banquete. La aventura de César en Asia llegó muy pronto a oídos de los ciudadanos de Roma. En la política romana, acusar a alguien de mantener relaciones homosexuales pasivas era una estrategia común,<ref>Goldsworthy, Adrian ''César,'' pág.95</ref> pues la [[Homosexualidad en la antigua Roma|homosexualidad]] [[Pasivo (sexualidad)|pasiva]], a diferencia de la [[Activo (sexualidad)|activa]], era considerada una práctica vergonzosa. Sus enemigos políticos proclamaron que se había prostituido con un rey bárbaro y le apodaron «la reina de Bitinia», causando un gran daño a su reputación. Sin embargo, César siempre desmintió este hecho. El resto de la campaña le valió una mejor reputación, mostrando gran capacidad de mando y un arrojo y valor personal encomiables, por los que Minucio Termo, tras la toma de Mitilene le concedería la [[corona cívica]], la [[condecoración]] al valor más alta que se otorgaba en la República Romana.<ref> Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág.94</ref>
 
Después de la muerte de Sila en el [[78 a. C.|78&nbsp;a.&nbsp;C.]], César regresó a Roma e inició una carrera como [[abogado]] en el [[Foro romano]], dándose a conocer por su cuidada [[oratoria]]. Su primer caso fue dirigido contra [[Cneo Cornelio Dolabela]], un protegido de Sila que en el año [[81 a. C.|81&nbsp;a.&nbsp;C.]] había sido elegido cónsul y después, al año siguiente, [[procónsul]] en [[macedonia (provincia romana)|Macedonia]], y donde al parecer había [[malversación de caudales públicos|malversado]] los fondos del Estado. Dolabela, al enterarse del proceso en su contra contrató para su defensa a uno de los más ilustres abogados de la época, [[Quinto Hortensio]] (llamado «El Bailarín» por su manera de moverse en los estrados) y al eminente Lucio Aurelio Cotta —su propio tío, pero esto era normal—. A pesar de estos formidables enemigos, César mostró su calidad de orador que, aunque no le sirvió para ganar la causa, sí le procuró la fama que buscaba.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', págs. 99-108</ref>
 
Al año siguiente unas ciudades griegas que habían sido saqueadas por [[Cayo Antonio Hybrida]] durante la campaña de Sila en [[Grecia]], le confiaron la defensa de su causa. César habló ante el [[pretor]] [[Marco Terencio Varrón|Marco Terencio Varrón Lúculo]] con mucha elocuencia y ganó el juicio, pero Hybrida apeló a los [[tribunos de la plebe]], los cuáles ejercieron su derecho al veto, dejando en suspenso la sentencia dictada en su contra.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág 103</ref> En el año [[73 a. C.|73&nbsp;a.&nbsp;C.]] la muerte de su tío le abrió las puertas para ser elegido ''pontifex'' en su sustitución, entrando de esa manera en el Colegio de Pontífices, un organismo religioso de gran calado en la vida piadosa de Roma.
 
A pesar de este éxito, César decidió viajar a [[Rodas]] para ampliar su formación estudiando [[filosofía]] y [[retórica]] con el gramático [[Apolonio Molón]], que era considerado el mejor de la época. Sin embargo, durante el viaje, su barco fue asaltado por los [[pirata]]s a la altura de la isla [[Farmacusa]] que lo raptaron. Cuando exigieron un rescate de 20 [[talento (moneda)|talentos]] de oro (un talento equivalía a 26 kilos aproximadamente), César se rió y los desafió a pedir 50. En su cautiverio se dedicó a componer algunos discursos, teniendo por oyentes a los piratas, a los cuales trataba de ignorantes y bárbaros cuando no aplaudían. Treinta y ocho días después, el rescate llegó y César fue liberado después de un cautiverio bastante cómodo, durante el cual a pesar de tratar a sus secuestradores con amabilidad, les avisó en varias ocasiones de su negro futuro. Así, una vez recuperada su libertad, organizó una [[Armada|fuerza naval]] que partió del puerto de [[Milesios]], capturó a los piratas en su refugio y los llevó a la prisión en [[Pérgamo]]. Una vez capturados fue en busca de [[Junio]], gobernante de Asia, porque le competía a este castigar a los apresados. Junio se interesó más en el botín y dejó a los bandidos a juicio de César, quien los mandó [[crucifixión|crucificar]], tal como les había prometido (aunque en un gesto de "compasión" ordenó que primero los degollaran).<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág.228</ref><ref>Goldsworthy, Adrian ''Grandes Generales del Ejército Romano'', pág. 213</ref>
 
En [[69 a. C.|69&nbsp;a.&nbsp;C.]], Cornelia falleció mientras daba a luz a un niño que nació muerto y poco después César perdió a su tía Julia, viuda de Mario, a quien se había sentido muy unido. En contra de las costumbres de la época, César insistió en organizar sendos funerales públicos. Ambos funerales sirvieron también para desafiar las leyes de Sila, pues en el sepelio de Julia se exhibieron las imágenes de Cayo Mario y del hijo que había tenido con ella y que también había luchado contra Sila: su difunto primo, [[Mario el joven|Cayo Mario el Joven]]; y en el sepelio de Cornelia, la imagen de su padre [[Lucio Cornelio Cinna]]. Todos ellos habían sido proscritos, y las leyes del dictador prohibían mostrar sus imágenes en público, pero César no vaciló en quebrar las reglas. Este desafío fue muy apreciado por los [[plebeyo]]s y los que formaban la facción de los populares, y, en la misma medida, repudiado por los [[optimates]].<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 133</ref>
 
=== Ascenso político ===
César fue elegido [[cuestor]] por los [[Comicios (romanos)|Comicios]] en el [[69 a. C.|69&nbsp;a.&nbsp;C.]], con 30 años de edad, como estipulaba el ''[[cursus honorum]]'' romano. En el sorteo subsiguiente, le correspondió un cargo en la [[Administración provincial romana|provincia romana]] de [[Hispania Ulterior]], situada en lo que es hoy día [[Portugal]] y el sur de [[España]]. Según cuenta una leyenda local, en el [[Templo de Hércules Gaditano]] (Herakleión) de la ciudad de [[Cádiz|Gades]], situado en lo que actualmente es el [[Islote de Sancti Petri]], Julio César tuvo un sueño que le predecía el dominio del mundo después de haber llorado ante el busto de [[Alejandro Magno]] por haber cumplido su edad sin haber alcanzado un éxito importante.<ref>Plutarco, ''Vidas Paralelas, Alejandro y César''. 24, 5</ref><ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'' 1, 7</ref> Allí, como cuestor, conoció a [[Lucio Cornelio Balbo "El Mayor"]] el cual, posteriormente, se convirtió en consejero y amigo del futuro dictador y [[propretor]] de la Hispania Ulterior en el año [[61 a. C.|61&nbsp;a.&nbsp;C.]] Gades proporcionó un gran apoyo a la flota romana en su campaña de [[Lusitania]], donde Balbo ya era ''praefectus fabrum'', esto es, una especie de jefe de ingenieros, perteneciente a la plana mayor de las legiones.
[[Archivo:Julius Caesar Coustou Louvre MR1798.jpg|thumb|250px|Julio César. Obra de [[Nicolas Coustou]].]]
A su regreso a Roma, César prosiguió su carrera como abogado hasta ser elegido [[edil curul]] en el año [[65 a. C.|65&nbsp;a.&nbsp;C.]], el primer cargo del ''cursus honorum'' que se desempeñaba dentro de Roma. Las funciones de un edil pueden ser equiparadas, en cierto modo, a las de un moderno Presidente de una Junta Municipal e incluían la regulación de las construcciones, del tránsito, del comercio y otros aspectos de la vida diaria, entre otras, las funciones de jefe de policía. Pero el cargo, el primer peldaño público para llegar a la magistratura suprema del consulado, podía ser también el último que se desempeñara, pues incluía la organización de los juegos en el [[Circo Máximo]], lo que, debido a lo limitado del presupuesto público, exigía al edil la utilización de fondos personales. Esto fue especialmente verdad en el caso de César, que pretendía realizar unos juegos memorables para impulsar su carrera política. Y, de hecho, empleó todo su ingenio para conseguirlo, llegando a desviar el curso del [[Tíber]] e inundar el Circo para ofrecer una [[naumaquia]] (es decir, un combate entre barcos). Acabó el año con deudas del orden de varios cientos de talentos de oro.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', págs. 142-143</ref>
 
Sin embargo, su éxito como edil fue una ayuda importante para que, después de la muerte de [[Quinto Cecilio Metelo Pío]] en el año [[63 a. C.|63&nbsp;a.&nbsp;C.]], César fuera elegido ''[[Pontifex Maximus]]'',<ref>en la elección, que fue llevada a cabo en los Comicios, tuvo el apoyo, entre otros de Tito Labieno que lo propuso en su calidad de tribuno</ref> dignidad que dotaba al electo de enorme ''[[auctoritas]]'' y ''[[dignitas]]''. El día de su elección había sospechas de un atentado contra él, lo que obligó a Julio César a decir a su madre: {{Cita|Madre, hoy verás a tu hijo muerto en el Foro o vistiendo la toga del sumo pontífice.|Suetonio<ref name=autogenerated9> Suetonio ''Vida de los Doce Césares, César'', 13</ref>}} El cargo implicaba una casa nueva en el Foro, la ''[[Domus Publica]]'', la presidencia del [[Colegio de Pontífices]] y una cierta preeminencia en la vida religiosa de Roma, así como la asunción de los deberes y derechos del [[paterfamilias]] sobre las Vírgenes [[Vestales]].<ref name=autogenerated9 />
 
Su estreno como ''Pontifex Maximus'' fue marcado por un escándalo. Después de la muerte de Cornelia Cinna, César se había casado con Pompeya Sila (hija de Cornelia Sila y [[Quinto Pompeyo Rufo]]), nieta de Sila. Como esposa del ''Pontifex Maximus'' y una de las mujeres más importantes de Roma, Pompeya era responsable de la organización de los ritos de la ''[[Bona Dea]]'' en diciembre, una [[liturgia]] exclusivamente femenina, donde los hombres no podían participar. Pero durante las celebraciones del año [[62 a. C.|62&nbsp;a.&nbsp;C.]][[Publio Clodio Pulcro]] (un joven líder [[demagogia|demagogo]], conceptuado peligroso) consiguió entrar en la casa disfrazado de mujer, al parecer, movido por el lascivo propósito de yacer con Pompeya. En respuesta a este sacrilegio, del cual ella probablemente no era culpable, Pompeya recibió una orden de [[divorcio]]. César admitió en público que él no la consideraba responsable, pero justificó su acción con la célebre máxima: {{Cita|La mujer de César no sólo debe ser honrada, además debe parecerlo.|Plutarco<ref>Plutarco. ''Vidas paralelas, Alejandro y César''. 9-10</ref>}} Sin embargo, Clodio fue perdonado.
 
En el [[63 a. C.|63&nbsp;a.&nbsp;C.]] César fue electo [[pretor|pretor urbano]], el puesto de pretor más distinguido ya que era el que se ocupaba de los asuntos entre ciudadanos romanos. En las mismas elecciones, [[Marco Tulio Cicerón]] salió elegido cónsul ''senior''. Fue un año particularmente difícil no sólo para César, sino también para Roma. Durante su consulado, Cicerón reveló una conspiración para destituir a los [[magistrado]]s electos y reducir la funcionalidad del Senado, [[complot]] liderado por [[Lucio Sergio Catilina]], un patricio frustrado por su falta de éxito político. Si bien no se celebró juicio contra ellos, en el sentido estricto del término, lo cierto es que casi todos los acusados en la conspiración, y desde luego, Catilina, estuvieron presentes en las sesiones del Senado en las que se les "juzgó"; en la tercera reunión, Cicerón descargó su responsabilidad sobre la curia haciendo que los senadores debatieran la pena a la que habría de condenarse a los conjurados. El resultado fue una sentencia de muerte para cinco prominentes romanos aliados de Catilina y para el propio Catilina.<ref name=autogenerated10>Montanelli, Indro ''Historia de Roma'', págs 221-223</ref> Todos estos extremos quedaron para la posteridad en las famosas [[Catilinarias]] escritas por el propio Cicerón.
 
César se opuso a la pena de muerte usando para esos fines su mejor oratoria, pero fue vencido por la insistencia de [[Catón el Joven|Marco Porcio Catón el Joven]] y los 5 hombres fueron ejecutados ese mismo día. Fue también en esta dramática reunión del Senado en la que el romance de César con [[Servilia Cepionis]], hermana de [[Catón el Joven|Marco Porcio Catón]], salió a la luz.<ref>Al parecer, recibió una misiva. Catón, pensando que era algún escrito incriminatorio, le obligó a leerla en publico; resultó ser una carta de amor de la propia hermana de Catón</ref> Los opositores políticos de César lo acusaron de formar parte de la conspiración de [[Lucio Sergio Catilina]], lo que nunca fue probado ni perjudicó su carrera. Después de su complicado año como pretor, César fue nombrado propretor de [[Hispania Ulterior]].<ref name=autogenerated10 />
 
=== El primer triunvirato ===
{{AP|Primer Triunvirato}}
El gobierno de César en la provincia de [[Hispania]] no se encuentra bien documentado; sabemos que lideró una pequeña y rápida guerra en el norte de [[Lusitania]] que quizá le proporcionara algo de botín para saldar parte de las deudas generadas en su gestión como edil, y ganarse un buen crédito como líder castrense. Sin duda, el éxito militar fue importante, ya que el Senado le concedió un [[triunfo romano|triunfo]].<ref>Goldsworthy, Adrian ''Op. cit'', pág 198-199</ref>
 
César abandonó su provincia antes incluso de la llegada de su sustituto y marchó a Roma con celeridad. Al llegar al Campo de Marte tuvo que detenerse a la entrada de la ciudad, -pues aún ostentaba el ''[[imperium]]''- hasta haber celebrado el triunfo.<ref>Goldsworthy, Adrian ''[[op. cit.]]'' pág. 199. Probablemente dejó a su cuestor a cargo de la provincia.</ref> Ante la imposibilidad de entrar en Roma, se instaló en la Villa Pública y se apresuró en presentar su candidatura al consulado por persona interpuesta o bien mediante una misiva al senado, pues no hay constancia de que éste se reuniera ''extra-pomerium'' (o sea, "fuera del [[pomerium|pomerio]]"), para escuchar la petición. Tras demorarse un día, parecía que el Senado no tendría problemas en validarla.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''op. cit''., pág. 210</ref>
 
[[Archivo:M-T-Cicero.jpg|left|thumb|«'''Cedant arma togae''' "''Cedan las armas a la toga''"». [[Marco Tulio Cicerón]] no dejó que nadie olvidara nunca su afirmación de que en el 63&nbsp;a.&nbsp;C., con la derrota de la conspiración de Catilina, él había salvado la República.]]
 
Catón, portavoz de la facción ''optimate'' más conservadora, era reacio a que un político ''popular'' obtuviese el consulado y más aún si este político era César (a quien detestaba),<ref>Goldsworthy, Adrian, ''op. cit''. pág 212</ref> y sabiendo que se debía votar antes de la puesta del Sol, siguió hablando hasta bien entrada la noche, por lo que no se pudo aprobar la moción anterior. Ante ello, César decidió prescindir de los laureles de su triunfo y presentarse personalmente como candidato.<ref>Dión Casio, ''op. cit.,'' 37.54.1-2</ref>
 
Tras no haber podido neutralizar la entrada de César en las elecciones, los optimates se movieron rápidamente para encontrar un candidato que equilibrase la balanza, y que perteneciera a la esfera de las ideas conservadoras, con el fin de contrarrestar las medidas que César pudiese tomar.<ref>Holland, Tom ''Rubicón'' , pág 246</ref> Pompeyo mientras tanto había empezado a repartir dinero entre su clientela y votantes, gastando cuanto fuese necesario para comprar los dos consulados. Mientras, Craso eligió como candidato a su yerno [[Marco Calpurnio Bíbulo]], quien para los optimates interpretaba el papel de salvador de la República. En las elecciones del año [[59 a. C.|59&nbsp;a.&nbsp;C.]] César fue primero con diferencia y Bíbulo ganó el segundo puesto.<ref>Goldsworthy, Adrian. ''op. cit.,'' pág 215</ref>
 
Todo parecía transcurrir con naturalidad para los conservadores, que, tras bloquear políticamente a Pompeyo, y ante la perspectiva para ellos inaceptable de permitir que un hombre como César, tan sediento de gloria y con dotes militares, fuese gobernador de una provincia, iniciaron maniobras para evitarlo. Catón planteó al Senado que una vez acabado el mandato de los cónsules, y estando [[Italia]] plagada de forajidos y bandidos tan sólo diez años después de la rebelión de [[Espartaco]], sería en bien de la República encargar a los cónsules que acabaran con ellos en una misión de un año de duración. El Senado acogió favorablemente la idea, que se convirtió en ley. La voluntad de Catón se cumplió perfectamente y parecía que César terminaría su consulado como policía, entre aldeanos y pastores italianos.<ref>Holland, Tom ''Rubicón'', pág 247</ref>
 
Fue una decisión arriesgada, no obstante, pero al tomarla el senado se aseguraba de que si César no la aceptaba tendría que recurrir a la fuerza para revocarla y sería declarado un criminal, un segundo Catilina. La estrategia de Catón consistió siempre en identificarse con la tradición y arrinconar a sus enemigos contra ella hasta obligarles a tomar el papel de revolucionarios. En el senado los aliados de los optimates liderados por Catón mantenían una mayoría sólida, contando con Craso y su poderoso bloque, pues todo el mundo esperaba que éste se opusiese a cualquier medida de Pompeyo.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''op. cit.,'' págs. 210-211</ref>
 
En la primera reunión del Senado durante el consulado de César, éste trato de ofrecer un generoso acuerdo para recompensar a los veteranos de Pompeyo. Catón no estaba dispuesto a que se aprobara y empezó a utilizar su táctica favorita: habló y habló hasta que César le impidió seguir, indicándoles con un gesto de la cabeza a sus [[lictor]]es que se lo llevaran. Al verlo, algunos senadores comenzaron a abandonar sus puestos; al ser interrogados por César para conocer porqué se marchaban uno de ellos le contestó que "''prefiero estar en la cárcel con Catón, que en el senado contigo''".<ref>Dión Casio , ''op. cit.'' 38.3</ref>
 
Ante ello, se vio obligado a rectificar, pero su retirada fue puramente estratégica: llevó la campaña de su ley agraria directamente ante los [[Comicios (romanos)|Comicios]]. Roma empezó a llenarse de veteranos de Pompeyo, lo que alarmó a los conservadores. Sin embargo, César podía hacer aprobar la propuesta por el pueblo con fuerza de ley, pero ir contra la voluntad del Senado era una táctica poco ortodoxa, que arruinaría su crédito entre sus colegas y su carrera habría terminado. La estrategia de César se desveló en la recta final de la votación: no sorprendió a nadie que la primera persona en hablar en favor de sus veteranos fuese Pompeyo; pero la identidad de la segunda persona que apoyó la moción fue sorpresiva: [[Marco Licinio Craso]]. Los optimates, desbordados, vieron como caían todas sus esperanzas. Juntos los tres hombres, podrían repartirse la República como gustasen.<ref>Apiano, 2.9.</ref> Los historiadores designan esta unión como el [[primer triunvirato]], o el ''gobierno de los tres hombres''. Para confirmar la alianza, Pompeyo se casó con [[Julia Caesaris]], la única hija de César, y a pesar de la diferencia de edades y ambiente social, el matrimonio fue un éxito.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', págs. 227-229</ref>
 
Las razones por las que estas tres personalidades de la vida pública romana decidieron unirse, no deben buscarse más que en los intereses de cada uno. Pompeyo necesitaba a César para que se aprobaran las leyes agrarias que dotaran de tierras a sus veteranos; Craso quería un mando proconsular que le proporcionara verdadera gloria, que no había conseguido en su represión de la revuelta de [[Espartaco]] y César necesitaba del prestigio de Pompeyo y de los fondos de Craso para poder conseguir la provincia que ansiaba.<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág 229-230</ref> Desde luego, no debe pensarse que el acercamiento de estos tres grandes personajes de la República fue súbito, por más que constituyera una sorpresa para sus coetáneos, maniobra política de cuya existencia se dieron cuenta más bien gradualmente.<ref>Goldsworthy, Adrian, ''Grandes Generales del Ejercito Romano'', pág.215</ref>
 
Marco Bíbulo y los conservadores que lo apoyaban iniciaron una estrategia en la retaguardia: empezaron a usar el veto para oponerse a las propuestas de César; pero César no estaba dispuesto a que no le dejaran legislar, y llevó sus proyectos directamente ante los Comicios, donde se aprobaban, entre otras cosas, por el decidido apoyo físico de los veteranos de Pompeyo.<ref name=autogenerated3>Goldsworthy, Adrian ''Grandes Generales del Ejercito Romano''pág 215</ref> Sin embargo, cuando en un altercado algunos elementos del '' populus'' arrojaron una cesta de [[estiércol]] a la cabeza de Bíbulo, éste optó por retirarse de toda la vida política, aunque sin renunciar a su magistratura, con el pretexto de dedicarse a la observación de los cielos en busca de presagios.<ref name=autogenerated2>Goldsworthy, Adrian ''César'', págs. 224-227</ref><ref name=autogenerated3 /> Esta decisión, aparentemente de espíritu religioso, estaba destinada a impedir a César aprobar leyes durante su consulado, pero César ignoró sistemáticamente los augurios desfavorables que publicaba diariamente Bíbulo y se apoyó para la toma de decisiones en los [[tribunos de la plebe]] y en los Comicios.<ref name=autogenerated2 />
 
Como es sabido, los romanos denominaban a sus años por el nombre de los dos cónsules que regían dicho período. El año [[59 a. C.|59&nbsp;a.&nbsp;C.]], tras la nula participación de Bíbulo, fue llamado por los propios romanos (con sentido del humor) el "''año de Julio y César''".<ref name=autogenerated2 /><ref>Suetonio ''Vida de los doce Césares, César'', 20. Al parecer había una copla popular a éste respecto, que decía «''Non Bibulo quidquam nuper, sed Cesare factum est: Non Bibulo fieri consulte nil memini''» , esto es, «Nada es de Bibulo todo es de César, pues nadie recuerda lo que hizo aquel».</ref>
 
=== La Guerra de las Galias ===
{{AP|Guerra de las Galias}}
Tras un año difícil como cónsul, César recibió poderes proconsulares para gobernar las provincias de [[Galia Transalpina]] (actualmente el sur de [[Francia]]) e [[Iliria]] (la costa de [[Dalmacia]]) durante cinco años, gracias al apoyo de los otros dos miembros del triunvirato, que cumplieron con la palabra dada. A estas dos Provincias se añadió la [[Galia Cisalpina]] tras la muerte inesperada de su gobernador [[Quinto Cecilio Metelo Céler]]. Eran unas provincias muy buenas para alguien que, como César, y siguiendo la típica mentalidad del procónsul romano, no tenía intenciones de gobernar pacíficamente, pues estaba necesitado de bienes para pagar las fabulosas sumas que adeudaba.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 256-257</ref>
[[Archivo:Cesare prima Gallia 58 a.C. jpg.jpg|Roman world before Gaul's conquest of Iulius Caesar in 58 BC.|thumb|370px| El Mundo Romano antes de la [[Guerra de las Galias]].]]
 
La oportunidad se le presentó mediante una teórica amenaza de los [[helvecios]], que pensaban emigrar al oeste de las Galias. Decidido a impedirlo y con la excusa política de que se acercarían demasiado a la Provincia de la Galia Cisalpina -los helvecios querían instalarse en pago Santón, al norte de la [[Aquitania]]- reclutó tropas e inició las operaciones bélicas que, a la postre, darían lugar a lo que más tarde se denominó [[Guerra de las Galias]] ([[58 a. C.|58&nbsp;a.&nbsp;C.]] - [[49 a. C.|49&nbsp;a.&nbsp;C.]]),<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 267</ref> en la que conquistó la llamada ''Galia Comata'' o Galia melenuda (actualmente [[Francia]], [[Países Bajos|Holanda]], [[Suiza]] y partes de [[Bélgica]] y [[Alemania]]), en varias campañas. César hizo una demostración de fuerza construyendo por dos veces un puente sobre el [[Rin]] e invadiendo en dos ocasiones [[Germania]] sin intención de conquistarla, e hizo otro alarde de fortaleza cruzando el [[Canal de la Mancha]] también por dos veces hacia las [[Islas Británicas]], si bien es cierto que estas dos incursiones tenían un sentido más estratégico que colonial.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'' , pág 347 y ss.</ref>
 
Entre sus [[legado]]s (comandantes de legión) se contaban sus primos [[Lucio Julio César]] y [[Marco Antonio]], Marco Licinio Craso, hijo de su compañero de triunvirato, así cómo [[Tito Labieno]], cliente de Pompeyo, y [[Quinto Tulio Cicerón]], el hermano más joven de [[Marco Tulio Cicerón]], todos hombres que habrían de ser personajes importantes en los años siguientes.
 
En materia de tácticas, Julio César usó con gran resultado lo que se conoció como ''celeritas caesaris'', o «rapidez cesariana» (que puede comparase, salvando las distancias, a la denominada [[guerra relámpago]] del siglo XX), aparte de su genio militar tanto en batallas campales como en asedio de ciudades. Además, supo conjugar sabiamente la fuerza, la [[diplomacia]] y el manejo de las rencillas internas de las tribus galas, para separarlas y vencerlas.<ref name=autogenerated1>César, Julio ''Comentarios a la Guerra de las Galias,'' passim</ref><ref>Goldsworthy, Adrian, César,pág. 439</ref>
[[Archivo:Il ponte di Cesare sul Reno.jpg|thumb|left|380px| El puente de César sobre el Rin. Cuadro de [[John Soane]], 1814.]]
César derrotó pueblos como los helvecios en [[58 a. C.|58&nbsp;a.&nbsp;C.]], a la confederación belga y a los [[nervios]] en [[57 a. C.|57&nbsp;a.&nbsp;C.]] y a los [[vénetos]] en [[56 a. C.|56&nbsp;a.&nbsp;C.]] Finalmente, en [[52 a. C.|52&nbsp;a.&nbsp;C.]], César venció a una confederación de tribus galas lideradas por [[Vercingétorix]] en la [[batalla de Alesia]]. Sus crónicas personales de la campaña están registradas en sus ''Comentarios a la Guerra de las Galias'' (''[[De Bello Gallico]]'').
 
De acuerdo con [[Plutarco]], la guerra se cerró con un balance de 800 ciudades tomadas (como la de Avarico, en la cual de los 40.000 defensores, solo quedaron 800), 300 tribus sometidas, un millón de galos reducidos a la [[esclavitud]] y otros tres millones muertos en los campos de batalla. [[Plinio]] habla de 1.192.000 muertos y más o menos los mismos prisioneros y [[Marco Veleyo Patérculo|Veleyo Patérculo]] dice que murieron 400.000 galos y muchos más fueron tomados prisioneros, aunque las cifras de los antiguos historiadores deben tomarse con mucha precaución, incluidas las del propio Julio César.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', pág 456</ref><ref>Plutarco, ''Vidas Paralelas, César'', 15</ref>
 
Utilizó en varias ocasiones la táctica de sorprender al enemigo apareciendo ante él como por ensalmo y, a despecho de los días de marcha, hacía que sus soldados se enfrentasen directamente con el adversario, pese a que éste consideraba que el cansancio invalidaría el empuje de sus legiones. Fue igualmente brillante en los asedios de ciudades, llegando al culmen en el [[Batalla de Alesia|sitio de Alesia]] en donde ordenó construir una doble línea de fortificaciones de varios kilómetros de extensión, para blindarse frente a los casi trescientos mil galos que intentaban ayudar a los ochenta mil asediados soldados de [[Vercingetórix]] a los que César tenía acosados dentro de la plaza fuerte. César, con menos de cincuenta mil efectivos correspondientes a diez legiones nunca completas tras ocho años de guerras en las Galias, venció a unos y a otros en la misma batalla en la que se decidió el destino de los galos.<ref name=autogenerated1 />
 
=== Crisis política ===
[[Archivo:Cesare dopo Gallia 50 a.C. jpg.jpg|Roman world after Gaul's conquest of Iulius Caesar in 50 BC.|thumb|370px|El Mundo Romano tras las conquistas de César.]]
Pero a pesar de sus éxitos y de los beneficios que la conquista de Galia llevó a Roma, César continuaba siendo impopular entre sus pares, en particular entre los conservadores que temían su ambición.
 
En el [[56 a. C.|56&nbsp;a.&nbsp;C.]], el triunvirato se tambaleaba, pues Pompeyo no se fiaba de Craso y creía que era el que mantenía en la sombra a Clodio y sus secuaces, que estaban sembrando la violencia en Roma.<ref>Goldsworthy, Adrian. ''César'', pág. 336</ref> Ante esta situación, que amenazaba su proconsulado, César convocó a una reunión a sus dos aliados en la ciudad de [[Lucca]], pues él no podía ir a Roma sin renunciar a su ''imperium''. Al parecer, a dicho encuentro no sólo asistieron ellos sino unos doscientos senadores (las dos terceras partes del Senado); en este concilio se acordó que tanto Pompeyo como Craso se presentaran al consulado al año siguiente y que, una vez cónsules, promulgarían una ley por la que el proconsulado de César se alargaría cinco años más. Este pacto se conoce en la Historia como el «[[Convenio de Lucca]]».<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'', págs 337-338</ref> Al año siguiente, como era de prever, sus aliados [[Cneo Pompeyo Magno]] y [[Marco Licinio Craso]] fueron elegidos cónsules y honraron el acuerdo establecido con César.
 
Sin embargo, en [[54 a. C.|54&nbsp;a.&nbsp;C.]], Julia Caesaris murió durante un parto, dejando al padre y al marido muy apenados. [[Marco Licinio Craso]], por su parte, murió en el [[53 a. C.|53&nbsp;a.&nbsp;C.]] en la [[Batalla de Carrhae]], frente a los [[partos]] durante la desastrosa campaña de [[Persia]], condenada al fracaso desde el inicio por una pésima planificación. Todavía en la Galia, César trató de asegurarse la alianza con [[Cneo Pompeyo Magno]] proponiéndole matrimonio con una de sus sobrinas, pero éste prefirió casarse de nuevo con Cornelia Metela, hija de [[Quinto Cecilio Metelo Escipión]], perteneciente a la facción optimate.
 
El desastre de la Batalla de Carrhae en el que Craso murió, con sus legiones, al enfrentarse a los [[Imperio Parto|partos]] y la muerte de Julia acabó por romper el triunvirato. Días después, tras la victoria de César en la [[Batalla de Alesia|Alesia]], [[Marco Celio Rufo|Celio]], como [[tribuno]], lanzó una propuesta de ley adicional: César sería dispensado de la obligación de acudir a Roma para presentar su candidatura al consulado. Esta medida suponía que los opositores y enemigos de César que pretendían procesarle por los supuestos crímenes de su primer consulado perderían toda posibilidad de juzgarle, puesto que César en ningún momento dejaría de desempeñar una magistratura. Mientras fuese procónsul, César tendría inmunidad judicial, pero si se veía obligado a entrar en Roma para presentarse al consulado perdería su cargo y, durante un tiempo, podría ser atacado con toda una batería de demandas de sus enemigos.<ref>Montanelli, Indro '' Historia de Roma'', pág 243</ref>
 
El poder de César era visto por muchos senadores conservadores como una amenaza. Si César regresaba a Roma como cónsul, no tendría problemas para hacer aprobar leyes que concediesen tierras a sus veteranos, y a él una reserva de tropas que superase o rivalizase con las de Pompeyo. [[Catón el Joven|Catón]] y los enemigos de César se opusieron frontalmente, con lo que el Senado se vio envuelto en largas discusiones sobre el número de legiones que debería de tener bajo su mando y sobre quién debería ser el futuro gobernador de la [[Galia Cisalpina]] e [[Iliria]].
[[Archivo:PompeoMagno.jpg|thumb|left|300px|Estatua de Pompeyo el Grande.]]
Pompeyo finalmente se decantó por favorecer a los tradicionalistas y emitió un veredicto claro: César debía de abandonar su mando la primavera siguiente, faltando todavía meses para las elecciones al consulado, tiempo más que suficiente para juzgarle.<ref>Montanelli, Indro ''Historia de Roma'', pág 243</ref> Sin embargo, en las siguientes elecciones para [[tribuno de la plebe]] fue elegido [[Cayo Escribonio Curio (tribuno de la plebe)|Curio]], que se reveló como [[cesariano]], vetando todos los intentos de apartar a César de su mando en las Galias. Jurídicamente, todos los intentos consulares de apartar a César de sus tropas se veían anulados por la ''[[tribuno de la plebe|tribunicia potestas]]''.
 
A finales del mismo año César acampó en [[Rávena]] con la [[Legio XIII Gemina|XIII legión]]. Pompeyo tomó el mando de dos legiones en [[Capua]] y empezó a reclutar levas ilegalmente, un acto que, como era predecible, aprovecharon los cesarianos en su favor. César fue informado de las acciones de Pompeyo personalmente por Curio, que en esos momentos ya había finalizado su mandato. Mientras tanto su puesto de tribuno fue ocupado por [[Marco Antonio]] que lo desempeñó hasta diciembre.
 
Pero cuando el Senado le contestó definitivamente impidiéndole concurrir al consulado y poniéndole en la disyuntiva de licenciar a sus Legiones o ser declarado enemigo público, comprendió que, escogiera la alternativa que escogiera, se entregaba inerme en manos de sus enemigos políticos. El [[1 de enero]] de [[49 a. C.|49&nbsp;a.&nbsp;C.]], [[Marco Antonio]] leyó una carta de César en el Senado, en la cual el procónsul se declaraba amigo de la paz. Tras una larga lista de sus muchas gestas, propuso que tanto él como [[Cneo Pompeyo Magno|Pompeyo]] renunciaran al mismo tiempo a sus mandos. El Senado ocultó este mensaje a la opinión pública.<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág 243-244</ref>
 
[[Quinto Cecilio Metelo Escipión|Metelo Escipión]] dictó una fecha para la cual César debería haber abandonado el mando de sus legiones o considerarse enemigo de la República. La moción se sometió inmediatamente a votación. Sólo dos senadores se opusieron, [[Cayo Escribonio Curio (tribuno de la plebe)|Curio]] y [[Marco Celio Rufo|Celio]]. Marco Antonio, como tribuno, vetó la propuesta para impedir que se convirtiera en ley. Tras el veto de Marco Antonio a la moción que obligaba a César a abandonar su cargo de gobernador de las Galias, Pompeyo notificó no poder garantizar la seguridad de los [[tribuno de la plebe|tribunos]]. Antonio, Celio y Curio se vieron forzados a abandonar Roma disfrazados como esclavos, acosados por las bandas callejeras.
 
El 7 de enero, el Senado proclamó el [[estado de emergencia]] y concedió a Pompeyo poderes excepcionales, nombrándole ''cónsul sine collega''. Catón y Marcelo instaron al Senado a que pronunciara la famosa frase {{Cita|''Caveant consules ne quid detrimenti res publica capiat'' (Cuiden los cónsules que la república no sufra daño alguno).}} que equivalía a dictar la [[ley marcial]], e instaron a Pompeyo a trasladar inmediatamente sus tropas a Roma. La crisis había llegado a su punto más álgido.<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág 244</ref>
 
=== Guerra Civil ===
[[Archivo: LocationRubicon.PNG‎|thumb|250px|Localización del [[Río Rubicón]].]]
{{AP|Segunda Guerra Civil de la República de Roma}}
 
En vista del cariz que tomaban los acontecimientos, César arengó a una de sus legiones, [[Legio XIII Gemina|la decimotercera]], y les explicó la situación preguntándoles si estaban dispuestos a enfrentarse con Roma en una guerra donde serían calificados de traidores en caso de perderla. Los legionarios respondieron a la arenga de su general con la decisión de acompañarlo.<ref>César, Julio.'' Bellum Civile''. Libro I. Pág. 69, 7.</ref><ref>Montanelli, Indro. ''Historia de Roma'', pág 244</ref>
 
Entre el [[7 de enero|7]] y el [[14 de enero]] de [[49 a. C.|49&nbsp;a.&nbsp;C.]] —muy probablemente el 10 de enero—,<ref>Goldsworthy, Adrian, ''César'', pág. 485) propone ésta (10 de enero) como fecha más probable, aunque afirma que es imposible conocer el día exacto en que se produjo este hecho en su biografía de César, sin embargo, en el libro del mismo autor ''Grandes Generales del Ejército Romano'', se decanta por el día 11 de Enero. Kovaliov, S.I. (''Historia de Roma'', pág 506, nota 201) propone el día 7 como fecha, el mismo día en que se promulgaron las leyes en el senado, aunque dadas las distancias entre ambas ciudades, este hecho parece poco probable. Kovaliov dice:
{{cita|Las circunstancias históricas reales del cruce son desconocidas. No se puede descartar que César pasara el Rubicón antes del día 7 de Enero y que los tribunos de la plebe lo encontrasen en [[Rímini]], debido a que para César era importante demostrar que no fue él el que inició la guerra civil. Por eso la tradición, que le ha sido favorable, presenta los hechos como si el cruce del confín hubiera sucedido después del 7 de enero.}}
En cualquier caso, hay que tener en cuenta que Kovaliov es materialista histórico. La única conclusión es que la fecha del paso del Rubicón no está definitivamente fijada.</ref> César recibió la noticia de la concesión de los poderes excepcionales a Pompeyo, e inmediatamente ordenó que un pequeño contingente de tropas cruzara la frontera hacia el sur y tomara la ciudad más cercana. Al anochecer, junto con la [[Legio XIII Gemina]], César avanzó hasta el [[Rubicón]], la frontera entre la provincia de la Galia Cisalpina e Italia y, tras un momento de duda, dio a sus legionarios la orden de avanzar. Algunas fuentes han sugerido que fue entonces cuando pronunció el famoso: {{cita|''Alea iacta est'' <ref>, «''[[Alea iacta est]]''» («La suerte está echada»). Se suele creer que César pronunció esta frase en latín. Originalmente es una frase del dramaturgo ateniense [[Menandro]], uno de los autores preferidos de César y la pronunció en [[griego antiguo|griego]]. Suetonio, ''op.cit.'' ''Pompeyo, 60'' y ''César 32''.</ref>}}
 
Cuando los ''optimates'' conocieron la noticia, abandonaron la ciudad declarando enemigo de Roma a todo aquel que se quedase en ella. Luego, marcharon hacia el sur, sin saber que César estaba acompañado sólo por su decimotercera legión.<ref name="MomtaneHRp245">Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág. 245</ref> César persiguió a Pompeyo hasta el puerto de [[Brindisi|Brundisium]] en el sur de Italia, con alguna esperanza de poder rehacer su alianza, pero éste se replegó hacia [[Antigua Grecia|Grecia]] con sus seguidores. Entonces, hubo de tomar una decisión: o perseguía a Pompeyo hasta Grecia, dejando sus espaldas desguarnecidas y expuestas a un ataque por parte de las legiones pompeyanas establecidas en Hispania o, dejando organizarse a Pompeyo en Grecia, se dirigía a Hispania para asegurar su retaguardia.<ref name="MomtaneHRp245" />
 
Tras ponderar la situación, César se dirigió a [[Hispania]] en una marcha forzada de apenas 27 días, para derrotar a los seguidores de Pompeyo en esa poderosa provincia. Allí había establecidas varias legiones al mando de legados pro-pompeyanos, a lo que había que añadir que la generalidad de las poblaciones autóctonas habían jurado fidelidad al propio Pompeyo (que seguía siendo Procónsul de esa provincia). Tras varias escaramuzas y batallas, César se midió contra sus enemigos en la [[Batalla de Ilerda]], cerca de la actual [[Lérida]], donde los derrotó definitivamente.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 34</ref>
 
Sólo cuando consideró segura la retaguardia, y después de organizar las instituciones políticas en Roma, que había caído en la [[anarquía]], César se dirigió a [[Grecia]]. El [[10 de julio]] de [[48 a. C.|48&nbsp;a.&nbsp;C.]], César fue derrotado en la [[Batalla de Dirraquium]]. Sin embargo, Pompeyo no supo o no pudo hacer uso de esta victoria para acabar con César, y éste consiguió huir con su ejército casi intacto para luchar en otro momento. El encuentro final se dio poco después, el [[9 de agosto]], en la [[Batalla de Farsalia]].<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'',35</ref> César obtuvo una victoria aplastante, gracias a un ardid táctico. Sin embargo, sus enemigos políticos consiguieron huir: [[Cneo Pompeyo Magno]] partió hacia [[Rodas]] y de ahí a [[Egipto]], [[Quinto Cecilio Metelo Escipión]] y [[Catón el Joven|Marco Porcio Catón]] marcharon hacia el norte de África.
[[Archivo:Legione romana parata.JPG|thumb|left|370px|Legión en orden de marcha.]]
De regreso a Roma, fue nombrado [[dictador romano|dictador]], con [[Marco Antonio]] como ''Magister equitum'', y fue, junto a [[Publio Servilio Vatia Isaúrico (cónsul 48 a. C.)|Publio Servilio Vatia Isaúrico]] como colega junior, electo cónsul por segunda vez.
 
En [[47 a. C.|47&nbsp;a.&nbsp;C.]], César se dirigió a [[Antiguo Egipto|Egipto]] en busca de Pompeyo, pero le sorprendió el hecho de que el viejo aliado y enemigo había sido asesinado el año anterior. Al saber de su suerte, César quedó apenado por su asesinato y por haber perdido la oportunidad de ofrecerle su perdón.<ref>Montanelli, Indro, ''Historia de Roma'', pág 248.</ref> Tal vez debido a esto y a los intereses de Roma en Egipto, César decidió intervenir en la política egipcia y substituyó al rey [[Ptolomeo XIII|Ptolomeo XIII de Egipto]], que ya tenía la dignidad de [[faraón]], por su hermana [[Cleopatra VII de Egipto|Cleopatra]] que creía más afín a Roma. Durante su estancia, quemó sus naves para evitar que las usaran en su contra, lo que provocó el incendio de un almacén de libros anexo a la [[Biblioteca de Alejandría]]. César tuvo un romance con la reina de [[Dinastía Ptolemaica|Egipto]] y de la relación parece que nació un niño, el futuro [[Cesarión|Ptolomeo XIV de Egipto]] ([[Cesarión]]), que sería el último faraón de [[Egipto]], si bien César nunca llegó a reconocerlo oficialmente como hijo suyo.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 35</ref>
 
Después de las campañas de Egipto, César se dirigió al [[Asia Menor]], donde derrotó a [[Farnaces II del Ponto|Farnaces]] [[Reino del Ponto|rey del Ponto]] en la [[Batalla de Zela]], debido a la cual pronunció la famosa frase: {{cita|''Veni, vidi, vici'' <ref name=veni>«''[[Veni, vidi, vici]]''» («Llegué, vi, vencí»). Frase pronunciada por César en el Senado romano haciendo referencia a la facilidad de su victoria contra Farnaces II del Ponto. Suetonio, Vida de los doce Césares, César, 35 y respecto de la frase Veni, Vidi, Vici, op. cit., 37</ref>}} Después se dirigió al [[África del Norte|norte de África]] para atacar a los líderes de la facción conservadora allí refugiados. En la [[Batalla de Tapso]] en [[46 a. C.|46&nbsp;a.&nbsp;C.]], César obtuvo una victoria más y vio desaparecer a dos de sus más encarnizados enemigos: [[Quinto Cecilio Metelo Escipión]] y [[Marco Porcio Catón el Joven|Marco Porcio Catón]]. Pero los hijos de Pompeyo, [[Cneo Pompeyo el Joven|Cneo]] y [[Sexto Pompeyo Fastulos]], así como su antiguo legado principal en las Galias, [[Tito Labieno]], consiguieron huir a las provincias de [[Hispania]].<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 35 ''in fine''</ref>
 
=== Tras la Victoria ===
César regresó a Roma a finales de [[julio]] de [[46 a. C.|46&nbsp;a.&nbsp;C.]] La victoria total de su facción dotó a César de un poder enorme y el Senado se apresuró a legitimar su victoria nombrándolo dictador por tercera vez en la primavera del [[46 a. C.|46&nbsp;a.&nbsp;C.]], por un plazo sin precedentes de diez años.
 
En septiembre, celebró sus [[triunfo romano|triunfos]], ofreciendo cuatro desfiles triunfales que se desarrollaron entre el día 21 de septiembre y el día 2 de octubre.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César''. pág 601</ref> Galos, egipcios, asiáticos y africanos desfilaron encadenados ante la multitud, mientras jirafas, carros de guerra britanos y batallas en lagos artificiales dejaban boquiabiertos a sus conciudadanos. La guerra entre romanos fue enmascarada por las victorias contra extranjeros y las celebraciones no tuvieron precedentes en sus dimensiones y duración.
[[Archivo:Roman Lictor with fasces.JPG|thumb|370px|[[lictor|Lictores]]. Cada cónsul iba precedido por doce y el dictador por veinticuatro.]]
Durante las celebraciones fue ejecutado ritualmente [[Vercingetórix]], que había permanecido en una cárcel de plata desde su captura tras Alesia; en ese mismo desfile, se rompió el eje de su carroza y estuvo a punto de caer al suelo. El desfile triunfal contra [[Farnaces II]], contó con una carroza que portaba el lema «''[[Veni, vidi, vici]]''».<ref name=veni /> <ref>Suetonio, ''Vidas de los doce Césares, César'', 24</ref>
 
César no olvidó recompensar a sus tropas, y así entregó a cada [[legionario]] cinco mil [[denario]]s (el equivalente a lo que ganarían en los 16 años de servicio obligatorio), a cada [[centurión]], diez mil y a cada [[tribuno]] y [[Prefecto de la Ciudad|prefecto]], veinte mil denarios. Además les asignó también terrenos, aunque no cercanos a Roma, para no despojar a ciudadanos y establecer así [[Colonia romana|colonias romanas]] en territorios recientemente conquistados. Distribuyó al pueblo diez [[Medidas de capacidad romanas|modios]] de trigo por cabeza y otras tantas libras de aceite con 300 sestercios, en cumplimiento de una antigua promesa que le había hecho, a los cuales agregó 100 más por la demora. Rebajó el alquiler de las casas: en Roma hasta la suma de 2.000 sestercios, en el resto de Italia hasta quinientos. A todo ello añadió la distribución de carnes, y después del triunfo sobre [[Hispania]] dos festines públicos, y no considerando el primero bastante digno de sus magnificencias, el que ofreció cinco días después fue mucho más abundante.<ref name="pag24">Suetonio, ''Vidas de los doce Césares, César'', 38.</ref> Dio también espectáculos de varios tipos, incluyendo combates de gladiadores y comedias en todos los barrios de la ciudad, desempeñándolas actores de todas las naciones y en todos los idiomas. Juegos en el circo, atletas y una naumaquia completaron el programa.<ref name="Suetonio39">Suetonio,'' Vida de los doce Césares, César'', 39</ref>
 
En el [[Foro Romano|Foro]], combatieron entre los gladiadores Furio Leptino, en cuya familia figuraban [[pretor]]es, y Quinto Calpeno, que había formado parte del Senado y defendido causas delante del pueblo. Los hijos de muchos príncipes de [[Asia]] y de [[Bitinia]] bailaron la [[pírrica]]. El ciudadano romano Décimo Liberio representó en los juegos un mimo de su composición, recibiendo quinientos mil [[sestercio]]s y un anillo de oro y pasando después desde la escena, por la orquesta, a sentarse entre los ''equites''.<ref name="Suetonio39" />
[[Archivo:5791 Arenes NIM 6062 C Recoura.jpg|thumb|left|350px|Lucha de [[gladiador]]es (Reconstrucción actual).]]
 
En el Circo se ensanchó la arena por ambos lados; abrieron alrededor un foso, que llenaron de agua, y jóvenes nobilísimos corrieron en aquel recinto [[cuadriga]]s y [[biga]]s, o saltaron en caballos adiestrados al efecto. Niños divididos en dos bandos, según la diferencia de edad, ejecutaron los juegos llamados troyanos. Se dieron 5 días de combates de fieras, y finalmente se dio una batalla entre dos ejércitos: cada uno comprendía 500 infantes, 30 jinetes y 20 elefantes. Con objeto de dejar a las tropas mayor espacio, habían quitado las barreras del circo, formando a cada extremo un campamento.<ref name="Suetonio39" />
 
Durante 3 días lucharon atletas en un estadio construido expresamente en las inmediaciones del [[Campo de Marte]]. Se hizo un lago en la Codeta menor (un lugar del otro lado del [[Tíber]]) y allí trabaron combate naval: birremes, trirremes, cuatrirremes, figurando dos flotas, una tiria y otra egipcia, cargadas de soldados. El anuncio de estos espectáculos había atraído a Roma a una gran cantidad de forasteros, cuya mayor parte durmió en tiendas de campaña, en las calles y las plazas, y muchas personas, entre ellas dos senadores, fueron aplastadas o asfixiadas por la multitud.<ref name="Suetonio39" />
 
En el invierno del año [[46 a. C.|46&nbsp;a.&nbsp;C.]], estalló una nueva rebelión en Hispania, liderada por los hijos de Pompeyo. Usando la antigua influencia de su padre y los recursos de la provincia, los hermanos Pompeyo y [[Tito Labieno]] consiguieron reunir un nuevo ejército de trece legiones compuestas por los restos del ejército constituido en África, las dos legiones de veteranos, una legión de ciudadanos romanos de Hispania, y el alistamiento de la población local. A finales del [[46 a. C.|46&nbsp;a.&nbsp;C.]] tomaron el control de casi toda [[Hispania Ulterior]], incluyendo las colonias romanas de [[Itálica]] y de [[Corduba]], la capital de la provincia. César, ante el peligro, regresó a Hispania y tras algunas escaramuzas, los derrotó finalmente en la [[Batalla de Munda]].
 
Mención aparte merece la actividad constructiva de César, que durante su dictadura emprendió numerosos proyectos de reforma de los edificios públicos de Roma y creó otros muchos nuevos, en general en torno al [[campo de Marte]] y el nuevo complejo del Foro. Cabe destacar entre ellos, el Foro Julio o [[Foro de César]], construido en 46&nbsp;a.&nbsp;C. en las pendientes del [[Capitolio]] y finalizado por Augusto; en el centro de la plaza se alzaba la estatua ecuestre de César, ante el templo de su divina antepasada, [[Templo de Venus Genetrix|Venus Genetrix]], obra destacada igualmente. En dicho templo se encontraba la estatua de la diosa, instalada en el ábside del templo, y que era obra de Arcesilas, cuyos bocetos alcanzaban según Plinio precios astronómicos.<ref>Plinio, Naturalis Historia XXXIV, 18.</ref>
 
=== El poder absoluto ===
Debe señalarse que no está históricamente demostrado que la intención de César fuera proclamarse [[rey]]; y, de haber querido serlo, no puede saberse qué tipo de rey, si un ''rex'' a la manera [[etrusco|etrusca]], como lo habían sido [[Servio Tulio]] o [[Lucio Tarquinio Prisco]], uno a semejanza del [[faraón]] egipcio o, simplemente, al estilo de los "[[Títulos y cargos del Imperio bizantino|Basileus]]" helénicos. Lo cierto es que un análisis ponderado de los hechos, según nos han llegado de las fuentes, parece indicar que pensaba en instaurar un régimen autocrático de algún tipo, o, al menos, lo pensaban en las esferas más cercanas a él.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'' pág 641</ref>[[Archivo:RSC 0022.jpg|thumb|375px|[[Denario]] cesariano del año 44&nbsp;a.&nbsp;C. En el anverso, el busto de César laureado y la leyenda CAESAR IM P M; en el reverso, la diosa [[Venus (mitología)|Venus]] portando un cetro y a [[Victoria (mitología)|Victoria]] y la leyenda L AEMILIVS BVCA.]]
 
César, después de vencer tras el último intento de los pompeyanos (dirigido por Cneo Pompeyo, hijo de Pompeyo Magno) se mostró desconfiado, pensando en la posibilidad de un inminente intento de asesinato. Muestra de ello es que en diciembre del año [[45 a. C.|45&nbsp;a.&nbsp;C.]], en vísperas de las [[Saturnales]], fue a pasar unos días con el suegro de [[Cayo Octavio]] (su sobrino nieto) en la residencia que éste poseía cerca de Puteoli (hoy [[Pozzuoli]]) e hizo que lo acompañara una escolta de 2.000 hombres.
 
Cicerón, cuya villa colindaba con la de [[Lucio Marcio Filipo]], había pedido a César que le hiciera el honor de cenar con él. El dictador aceptó. Los sucesos de aquella noche quedaron registrados en una célebre carta de [[Marco Tulio Cicerón]] a [[Tito Pomponio Ático]]. Según Cicerón, César llegó a la villa acompañado de toda la guardia. Tres salones especiales recibieron al séquito de Cesar. La cena fue un gran éxito. "Como él [César] se había purgado", precisa [[Marco Tulio Cicerón]], "bebió y comió con tanto apetito como energía". César se mostró conversador brillante e ingenioso. "Por otra parte", añade su anfitrión, "ni una palabra de asuntos serios. Conversación enteramente literaria". Al día siguiente, 20 de diciembre, partió a Roma.<ref name="pag482">Walter, Gerard ''César'', Capítulo 57 pag 482. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
El [[Senado Romano|Senado]] había aprovechado la ausencia de César para votar en bloque los decretos relativos a los honores que le eran conferidos. "Así", explica [[Dión Casio]], "esta labor no debía parecer el resultado de una coacción, sino la expresión de su libre voluntad". Cuando César estaba ya de regreso en Roma, antes de colocar los decretos a los pies de [[Júpiter (mitología)|Júpiter Capitolino]] como era tradicional, los senadores decidieron presentárselos personalmente. De este modo, se subrayaba aún más la importancia del homenaje que el Senado le rendía.<ref name="pag483">Walter, Gerard ''Cesar'' Capítulo 57 pag 483. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
César estaba en el vestíbulo del templo de Venus Genetrix, ocupado en discutir los planos de los trabajos que los arquitectos y artistas habían venido a someterle. Cuando se le anunció que el Senado ''in corpore'' había venido a verlo, precedido de los magistrados en ejercicio y de una multitud de ciudadanos de diversos rangos, hizo como que no le daba importancia alguna y continuó, sin interrumpirla, la conversación con sus colaboradores.<ref name="pag483" />
[[Archivo:Curia Iulia.JPG|thumb|left|240px|La [[Curia Julia]], lugar de reunión del [[Senado Romano]], mandada edificar por César durante su dictadura pero terminada por [[Octavio Augusto]], tras la destrucción de la [[Curia Hostilia]], por los seguidores de Clodio.]]
Uno de los senadores se adelantó para pronunciar un discurso apropiado a las circunstancias. Entonces César se volvió hacia él y se preparó a escucharlo, sin dignarse siquiera a levantarse de su asiento. Probablemente, se trataba de poner en evidencia su disgusto con la afrenta que le infligió el tribuno Aquila tres meses antes. Asimismo, su respuesta dejó anonadados a los senadores: En vez de alargar la lista de honores a él acordados, insistió más bien en reducirlos... Pero no obstante los aceptó. Esta actitud produjo una tremenda indignación entre los miembros del [[Senado Romano|Senado]] y en la multitud que asistió a esta solemnidad.<ref name="pag483" />
 
César no se limitó a aceptar las distinciones honoríficas con las que lo había colmado el Senado, sino que, al mismo tiempo supo apoderarse de múltiples prerrogativas de un carácter más realista que le permitieron reunir en sus manos la totalidad del poder gubernamental. Exigió y obtuvo que todos sus actos fuesen ratificados por el Senado, los funcionarios públicos fueron obligados a prestar juramento, desde su entrada en funciones, de no oponerse jamás a medida alguna emanada de él y se hizo atribuir los privilegios de los tribunos de la plebe, con lo que obtuvo la "''[[tribunos de la plebe|tribunicia potestas]]''" y la inmunidad sacrosanta que los distinguía.<ref name="pag483" />
 
Como consecuencia, el Senado perdía su poder, permaneciendo como una asamblea consultiva que aprobaba resoluciones, resoluciones que el dictador podía pasar por alto, sin dar siquiera una explicación para hacerlo. En lo sucesivo sería César quien tendría el derecho exclusivo de disponer de las finanzas del estado, y quien prepararía la lista de los candidatos al consulado y demás magistraturas.<ref name="pag484>Walter, Gerard ''César'' Capítulo 57 pag 484. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
Así, de hecho, ya poseía todos los poderes de un monarca. No le faltaba más que el título. A este respecto, empezó una propaganda insinuante emprendida por ciertos agentes para preparar a la opinión pública, que era muy hostil a la idea de volver a la monarquía. Sus enemigos esperaban poder arruinarlo más fácilmente explotando su ambición y se organizaron para actuar. Como resultado, seguiría una guerra solapada pero implacable.
 
Ésta comenzó cuando la estatua de oro que acababa de ser erigida de César en la rostra, fue coronada con una diadema portando una cintilla blanca, distinción de la realeza. Se trataba de una primera tentativa, todavía muy discreta, de sondear el terreno y simular un deseo popular en favor de la coronación de César como rey. Dos tribunos del pueblo ordenaron arrancar la diadema y lanzarla lejos, hecho esto simularon erigirse en defensores de la reputación cívica de César.<ref name="Suetonio79">Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 79</ref>
 
En los últimos días de enero tenían lugar en el [[Monte Albano]], en las cercanías de Roma, las tradicionales fiestas latinas. César estaba llamado a asistir bien como [[Pontífice Máximo]] o como [[dictador romano|dictador]]. Optó por esta última calidad, lo cual le permitía, usando el privilegio que le había concedido el [[Senado]], figurar en estas ceremonias vistiendo la toga púrpura y calzando las altas botas rojas. Al concluir las fiestas, César hizo su entrada en Roma a caballo. En medio de la multitud que lo esperaba, y desde que se le vio aparecer, resonaron aclamaciones, escuchándose voces que lo saludaban con el título de rey, quizá provenientes de satélites debidamente aleccionados. Inmediatamente el partido opuesto intervino y se escucharon exclamaciones de protesta. César salvó la situación respondiendo: «Mi nombre es César y no Rex», lo cual, en rigor, podría interpretarse como que él sólo veía en los saludos de que era objeto una alusión a su parentesco con la gens ''Marcci Reges'', a la que pertenecía su madre.<ref name="pag485>Walter, Gerard ''César:'' Capítulo 57 pag 485. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
Otro acto estaba previsto para el 15 de febrero, día de las fiestas [[Lupercales]]. Para asistir a ellas César usó el mismo ropaje que había usado en las fiestas latinas y ocupó un sitial de oro sito en medio de la tribuna de las arengas, delante del cual debía pasar la procesión conducida por [[Marco Antonio]]. Junto al dictador se situó el cuerpo de magistrados en ejercicio: su jefe de caballería [[Marco Emilio Lépido]], los pretores, los ediles, etc. Mientras desfilaba delante de la tribuna el colegio de sacerdotes Julianos, uno de ellos, Licinio, apareció a nivel del estrado y depositó a los pies de César una corona de laurel entrelazada con la cintilla de la diadema real, momento en que estallaron los aplausos. Entonces Licinio subió a la tribuna y puso la corona sobre la cabeza de César que hizo un gesto de protesta y se dirigió a Lépido para que lo ayudara, pero éste no hizo nada.<ref name="Suetonio79" />
 
[[Cayo Casio Longino]], se adelantó y, quitando la corona de la cabeza de César, la puso sobre sus rodillas, pero César la rechazó. En el último minuto, Marco Antonio trató de componer las cosas. Escaló la rostra, se apoderó de la corona y la colocó de nuevo sobre la cabeza del dictador, pero César esta vez se quitó él mismo la corona y la arrojó lejos de sí. Esto le valió los aplausos de la multitud, pero algunos espectadores le pidieron que aceptara la ofrenda del pueblo.<ref name="Suetonio79" /> Marco Antonio aprovechó el momento para recoger el emblema, tratando de ceñírselo de nuevo y se escucharon gritos de ''¡Salud, oh rey!'', pero con ellos se mezclaban protestas indignadas. César se quitó la corona y ordenó llevarla al templo de Júpiter «donde será mejor colocada», y requirió al redactor de los actos públicos que hiciera constar allí «que habiéndole ofrecido el pueblo la realeza de manos del cónsul, él la había rechazado».<ref name="pag486>Walter, Gerard ''César,:'' Capítulo 57 pag 486. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
Mientras tanto, se recurrió a los [[libros sibilinos]] que, habiendo sido consumidos por las llamas en tiempos de [[Lucio Cornelio Sila]], habían sido reemplazados desde entonces por copias espurias. Los encargados de la custodia de dichos libros anunciaron que ciertos pasajes de los mismos dejaban entender que los ejércitos romanos no obtendrían la victoria sobre los [[parto]]s en la guerra que iba a comenzar de un momento a otro, hasta que estuviesen mandados por un rey. Pronto circuló en Roma el rumor que en la próxima sesión del [[Senado]], que debía tener lugar el 15 de marzo, el quindecenviro [[Lucio Aurelio Cotta (cónsul 65 a. C.)|Lucio Aurelio Cotta]], tío del dictador, tomaría la palabra para proponer que fuese conferido el título de rey a su sobrino.<ref name="pag487>Walter, Gerard ''César'' Capítulo 57 pag 487. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
=== Complot y asesinato ===
[[Archivo:Carl Theodor von Piloty Caesars Death.jpg|thumb|left|400px|'''''Muerte de César''''', de [[Carl Theodor von Piloty]].]]
 
No es posible saber con certeza qué condiciones fueron las que llevaron a un grupo de senadores a pensar en el asesinato de César. Los intentos de establecer un régimen autocrático sin duda tuvieron mucho que ver, pero no se puede descartar que hubiera otras motivaciones no tan nobles.
 
El solo hecho de que un número relativamente alto de senadores estuviera dispuesto a participar en el [[complot]] y a matar a César en el propio senado (lo que constituía un [[sacrilegio]]), da muestra del estado de cosas al que se había llegado.
 
==== La conspiración ====
Los últimos acontecimientos acaecidos y, en particular, el rumor de lo que se preparaba para el 15 de marzo en el [[Senado Romano|Senado]], motivaron que lo que quedaba de la facción ''optimate'' y, entre ellos, [[Cayo Casio Longino]], decidiesen pasar a la acción. Cayo Casio se dirigió a algunos hombres en los que creía poder confiar, y que a su juicio compartían su idea de dar muerte al dictador librando así a Roma del destino que él creía que le esperaba: un nuevo imperio cosmopolita, dirigido desde [[Alejandría]].<ref>Montanelli, Indro ''Historia de Roma''. pág. 255</ref>
 
Sin embargo, Cayo Casio Longino no era probablemente el hombre adecuado para ser la cabeza visible de este tipo de acción, y se acordó tantear a [[Marco Junio Bruto]], considerado como el personaje indicado para este papel.<ref>Montanelli, Indro ''Historia de Roma.'' pág. 255</ref>
 
Se especula que, tras una serie de reuniones, ambos estaban de acuerdo en que la libertad de la República estaba en juego, pero no tenían los mismos puntos de vista de cómo actuar; Marco Junio Bruto no pensaba asistir al Senado el día 15, sino que abogaba por la protesta pasiva (la abstención); pero Cayo Casio Longino le replicó que como ambos eran pretores, podían obligarlos a asistir. Entonces respondió Bruto: «En ese caso, mi deber será, no callarme, sino oponerme al [[proyecto de ley]], y morir antes de ver expirar la libertad». Cayo Casio Longino rechazó de lleno esta solución, pues entendía que no era dándose muerte como se iba a salvar la [[República romana|República]], y lo exhortó a la lucha, a pasar a la acción. Su elocuencia terminó por convencer a su interlocutor.<ref name="pag491">Walter, Gerard ''César'': Capítulo 58 pag 491. Impreso:Ediciones Ciencias Sociales</ref>
 
El nombre de Marco Junio Bruto atrajo varias adhesiones valiosas, no en vano se decía descendiente de aquel otro Bruto ([[Lucio Junio Bruto]]) que había dirigido la expulsión del último rey de Roma, [[Tarquinio el Soberbio]] en [[509 a. C.|509&nbsp;a.&nbsp;C.]]; entre otras adhesiones a la trama, se produjo la de [[Décimo Junio Bruto Albino]], un familiar del dictador, en quien éste tenía entera confianza. En total, el número de los conjurados parece haber sido de unos sesenta, de los cuales 23 se encargaron de la ejecución material del [[atentado]]. Durante las reuniones preliminares se elaboró un plan de acción. Se decidió por unanimidad atentar contra César en pleno [[Senado Romano|Senado]]. De este modo, se esperaba que su muerte no pareciera una emboscada, sino un acto para la salvación de la patria, y que los senadores, testigos del asesinato, inmediatamente declararían su solidaridad.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 80</ref> Los planes de los conjurados no solamente preveían el asesinato de César, sino que además deseaban arrastrar su cadáver al Tíber, adjudicar sus bienes al Estado y anular sus disposiciones.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 82 ''in fine''</ref>
 
Hay que tener en cuenta que las motivaciones de los magnicidas eran muy heterogéneas, ya que los había movidos por un auténtico sentido de salvación de la República. A éstos se les habían unido otras personas movidas por el rencor, la envidia, o por la idea de que si César acaparaba las magistraturas, a ellos no les tocaría nunca llegar al poder.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César.'' págs 643-646</ref>
 
También es de señalar que muchos de los conspiradores eran ex pompeyanos reconocidos, a los que César había perdonado la vida y la hacienda, incluso confiando en ellos para la administración del Estado (Casio y Bruto fueron gobernadores provinciales, nombrados por César).<ref>Montanelli, Indro ''Historia de Roma'', pág 254</ref>
 
==== El magnicidio ====
[[Archivo:Gerome Death of Caesar.jpg|thumb|500px|'''''Muerte de César''''', de [[Jean-Léon Gérôme]], [[1867]].]]
En los Idus de Marzo del año [[44 a. C.|44&nbsp;a.&nbsp;C.]], un grupo de senadores, pertenecientes a la conspiración arriba citada, convocó a César al Foro para leerle una petición, escrita por ellos, con el fin de devolver el poder efectivo al Senado. Marco Antonio, que había tenido noticias difusas de la posibilidad del [[complot]] a través de [[Servilio Casca]], temiendo lo peor, corrió al [[Foro Romano|Foro]] e intentó parar a César en las escaleras, antes de que entrara a la reunión del Senado.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'' pág.650</ref>
 
Pero el grupo de conspiradores interceptó a César justo al pasar al [[Teatro de Pompeyo]], donde se reunía la [[curia]] romana, y lo condujo a una habitación anexa al pórtico este, donde le entregaron la petición. Cuando el dictador la comenzó a leer, [[Tulio Cimber]], que se la había entregado, tiró de su túnica, provocando que César le espetara furiosamente ''«Ista quidem vis est?»'' ¿Qué clase de violencia es esta? (no debe olvidarse que César, al contar con la sacrosantidad de la ''tribunicia potestas'', y, por ser ''Pontifex Maximus'', era jurídicamente intocable). En ese momento, el mencionado Casca, sacando una [[Pugio|daga]], le asestó un corte en el cuello; el agredido se volvió rápidamente y, clavando su punzón de escritura en el brazo de su agresor,<ref>Los romanos no escribían en papel, sino en tablillas de madera cubiertas de cera. Para grabar los signos usaban un punzón</ref> le dijo “¿Qué haces, Casca, villano?”, pues era sacrilegio portar armas dentro de las reuniones del Senado.<ref>Goldsworthy, Adrian ''César'' pág. 651</ref><ref name="Suetonio82">Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 82</ref>
 
Casca, asustado, gritó en griego «'''ἀδελφέ, βοήθει'''!», («''adelphe, boethei''!» = ¡Socorro, hermanos!), y, en respuesta a esa petición, todos se lanzaron sobre el dictador, incluido Marco Junio Bruto.<ref name="Suetonio82" /><ref>Goldsworthy, Adrian ''César'' pág 652</ref> César, entonces, intentó salir del edificio para recabar ayuda, pero, cegado por la sangre, tropezó y cayó. Los conspiradores continuaron con su agresión, mientras aquél yacía indefenso en las escaleras bajas del pórtico. De acuerdo con [[Eutropio]] y Suetonio, al menos 60 senadores participaron en el [[magnicidio]]. César recibió 23 puñaladas, de las que, si creemos a [[Suetonio]], solamente una, la segunda recibida en el [[tórax]], fue la mortal.<ref name="Suetonio82" />
 
Las últimas palabras de César no están establecidas realmente, y hay una polémica en torno a las mismas, siendo las más conocidas:
* '''Καὶ σὺ τέκνον'''. ''Kai sy, teknon?'' (Griego, ‘¿tú también, hijo mío?’). [[Suetonio]].<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 80</ref>
* ''Tu quoque, Brute, filii mei!'' (traducción al latín de la frase anterior: ‘¡Tú también, Bruto, hijo mío!’).
* ''Et tu, Brute?'' (Latín, ‘¿Tú también, Bruto?’, versión inmortalizada en la pieza de [[Shakespeare]]).<ref>Shakespeare, William ''La Tragedia de Julio César''. Acto III, escena I</ref>
* [[Plutarco]] nos cuenta que no dijo nada, sino que se cubrió la cabeza con la toga tras ver a Bruto entre sus agresores.<ref>Plutarco, ''Vidas Paralelas, César'', 66</ref>
 
Tras el asesinato, los conspiradores huyeron, dejando el cadáver de César a los pies de una estatua de Pompeyo, donde quedó expuesto por un tiempo. De allí, lo recogieron tres esclavos públicos que lo llevaron a su casa en una litera,<ref name="Suetonio82" /> de donde [[Marco Antonio]] lo recogió y lo mostró al pueblo, que quedó conmocionado por la visión del cadáver. Poco después los soldados de la [[Legio XIII Gemina|decimotercera legión]], tan unida a César, trajeron antorchas para incinerar el cuerpo de su querido líder. Luego, los habitantes de Roma, con gran tumulto, echaron a esa hoguera todo lo que tenían a mano para avivar más el fuego.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 84-85</ref>
 
La leyenda cuenta que Calpurnia Pisonis, la mujer de César, después de haber soñado con un presagio terrible, advirtió a César de que tuviera cuidado, pero César ignoró su advertencia diciendo: ''«Sólo se debe temer al miedo»''. En otras se cuenta cómo un vidente ciego le había prevenido contra los [[Idus de Marzo]]; llegado el día, César le recordó divertido en las escaleras del Senado que aún seguía vivo, a lo que el ciego respondió que los ''idus'' no habían acabado aún.<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César,'' 81</ref>
 
=== Consecuencias del magnicidio ===
Las consecuencias de la muerte de César son numerosas, y no se limitan a la guerra civil posterior. El nombre "César", por ejemplo, se convirtió en común a todos los emperadores posteriores, debido a que Augusto (de nombre, Cayo Octavio), al ser adoptado oficialmente por el dictador cambió su nombre por el de Cayo Julio César Octaviano; dado que todos los emperadores posteriores a Augusto hasta Nerón fueron adoptados, el ''cognomen'' César acabó siendo una especie de "título" más que un nombre, y, así, desde Vespasiano en adelante los emperadores lo ostentaron como tal sin haber sido adoptados por la familia César. Tanto prestigio acumuló el cognomen, que de César provienen los apelativos [[káiser]] y [[zar]].<ref>Véase la etimologia de la palabra Käiser en el DRAE; en cuánto a la etimología de Zar, proviene del ruso царь, a su vez del eslavónico цѣсарь, procedente del latín'' caesar'', se puede ver en [http://www.etymonline.com/index.php?term=czar esta web]</ref>
 
Muchas de sus iniciativas quedaron en suspenso a su muerte, entre ellas:
* Reprimir a los [[dacios]], que bajo el reinado de [[Burebista]] se habían extendido hasta el [[Ponto Euxino]] y la [[Tracia]];<ref>Carcopino, Jerôme (2004): ''Julio César. El proceso clásico de la concentración del poder'', p. 257 ''seqq''.</ref> enseguida llevar la guerra al [[Imperio Parto]], pasando por [[Armenia Inferior|Armenia Menor]], y no combatirlos en [[batalla campal]] hasta haberles medido sus fuerzas.<ref name="su44" />
 
* La construcción de un templo a [[Marte (mitología)|Marte]], mayor que cualquier otro del mundo, rellenando hasta el nivel del suelo el lago en que ofreció la [[naumaquia]].<ref name="su44">Suetonio, ''Vida de los doce Césares, César'', 44</ref>
 
* La construcción de un teatro gigantesco al pie de la [[Colina Capitolina|Roca Tarpeya]].<ref name="su44" />
 
* Reducir a justa proporción todo el derecho civil, y encerrar en poquísimos libros lo mejor y más indispensable del inmenso y difuso número de leyes existentes.<ref name="su44" />
 
* Formar bibliotecas públicas griegas y latinas, lo más numerosas posible, y encargó a [[Marco Terencio Varrón]] el cuidado de adquirir y clasificar los libros.<ref name="su44" />
 
* Se proponía secar las [[lagunas Pontinas]], abrir salida a las aguas del [[lago Fucino]], construir un camino desde el [[mar Adriático]] hasta el [[Tíber]], a través de los [[Apeninos]] y abrir el [[istmo de Corinto]].<ref name="su44" />
 
En el lugar de la cremación de su cadáver se construyó un altar que serviría de epicentro para un templo a él dedicado, pues en el año [[42 a. C.|42&nbsp;a.&nbsp;C.]] el Senado le deificó con el nombre de ''Divus Julius'',<ref>Suetonio, ''Vida de los doce Césares'', César, 88</ref> acción que se convertiría en costumbre a partir de ese momento, con lo que todos los emperadores desde Augusto fueron deificados a su muerte. Esta práctica es la que, al parecer, inspiró las últimas palabras de [[Vespasiano]], que al sentirse morir parece ser que dijo "''Creo que me estoy convirtiendo en dios''".<ref>Suetonio, Vida de los doce Césares, Vespasiano, 23.4</ref>
 
Después de la muerte de César, estalló una lucha por el poder entre su sobrino-nieto [[César Augusto]], a quien en su testamento había nombrado heredero universal, y [[Marco Antonio]], que culminaría con la caída de la República y el nacimiento de una especie de [[Monarquía]], que se ha dado en denominar ''[[Principado]]'', con lo que la conspiración y el [[magnicidio]] se revelaron a la postre inútiles, ya que no impidieron el establecimiento de un [[Autocracia|sistema autocrático]].
 
== Relaciones familiares ==
Línea 485 ⟶ 724:
}}
 
=== Sobre Julio César ===
Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar. Julius Ceasar.
* {{cita libro
| autor = '''Apiano'''
| título = Historia romana
| año =
| editorial = Madrid: [[Editorial Gredos]]
| id = ISBN 978-84-249-1661-9
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen I: Historia romana I
| año = 1994
| editorial = Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-3550-4
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen II: Historia romana II: Guerras civiles. Libros I-II
| año = 1985
| editorial = Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-3551-1
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen III: Historia romana III: Guerras civiles. Libros III-V
| año = 1985
| editorial = Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-3552-8
}}
* {{cita libro
| autor = '''Canfora, Luciano'''
| título = Julio César. Un dictador democrático
| año = 2000
| editorial = Barcelona: Editorial Ariel
| id = ISBN 978-84-344-6618-0
}}
* {{cita libro
| autor = '''[[Jérôme Carcopino|Carcopino, Jérôme]]'''
| título = Julio César, el proceso clásico de la concentración del poder
| año = 2004
| editorial = Barcelona, Círculo de Lectores S.A
| id = ISBN 84-672-0496-6
}}
* {{cita libro
| autor = '''[[Eutropio]], Flavio/ Aurelio Víctor, Sexto'''
| título = Breviario/ Libro de los Césares
| año = 1999
| editorial = Madrid: [[Editorial Gredos]]
| id = ISBN 978-84-249-1993-1
}}
* {{cita libro
| autor = '''[[Adrian Goldsworthy|Goldsworthy, Adrian]]'''
| título = César. La biografía definitiva
| año = 2007
| editorial = Madrid: La esfera de los libros
| id = ISBN 978-84-9734-658-0
}}
* {{cita libro
| autor = '''[[Plutarco]]'''
| título = [[Vidas Paralelas]]: Obra Completa, Volumen VI: [[Alejandro Magno|Alejandro]] & César; Agesilao & Pompeyo; Sertorio & Eúmenes
| año = 2007
| editorial = Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-2881-0
}}
* {{cita libro
| autor = [[Suetonio|'''Suetonio Tranquilo, Cayo''']]
| título = [[Las vidas de los doce césares|Vida de los doce césares]]
| año =
| editorial = Obra completa. Madrid: Editorial Gredos
| id =
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen I: Libros I-III
| año =
| editorial = 1992 [1ª edición, 2ª impresión]
| id = ISBN 978-84-249-1492-9
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen II: Libros IV-VIII
| año =
| editorial = 1992 [1ª edición, 2ª impresión]
| id = ISBN 978-84-249-1494-3
}}
* {{cita libro
| autor = '''Veleyo Patérculo y otros autores'''
| título = Historia Romana
| año = 2000
| editorial = Madrid: Editorial Gredos. Col. Biblioteca Clásica
| id = ISBN 978-84-249-2284-9
}}
* {{cita libro
| autor = '''Walter, Gerard'''
| título = Cesar
| año =
| editorial = Obra completa. La Habana: Editorial Ciencias Sociales
| id = ISBN 956-06-0465-X
}}
* {{cita libro
| autor = '''Cabrero Piquero, Javier'''
| título = Julio César. El hombre y su época
| año = 2004
| editorial = Dastin Export S.L.
| id = ISBN 84-96249-60-3
}}
 
=== Obra propia ===
* {{cita libro
| autor = '''César, Cayo Julio'''
| título = Guerra de las Galias
| año =
| editorial = Obra completa. Traducción a cargo de [[Valentín García Yebra]], 3 volúmenes bilingüe Latín. Madrid: [[Editorial Gredos]]
| id =
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen I: Libros I-II-III
| año =
| editorial = 2.ª ed. revisada. 2ª Reimpresión, 1996
| id = ISBN 978-84-249-3547-4
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen II: Libros IV-V-VI
| año =
| editorial = 2ª edición, 1996
| id = ISBN 978-84-249-1020-4
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen III: Libro VII
| año =
| editorial = 2ª edición, 1989
| id = ISBN 978-84-249-1021-1
}}
* {{cita libro
| autor = –
| título = Guerra de las Galias
| año =
| editorial = Obra completa. Traducción a cargo de Valentín García Yebra, 2 volúmenes anotados Latín. Madrid: Editorial Gredos
| id =
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen I: Libros I-II-III-IV
| año =
| editorial = 9ª edición revisada, 1999
| id = ISBN 978-84-249-3388-3
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen II: Libros V-VI-VII
| año =
| editorial = 9ª edición, 1997
| id = ISBN 978-84-249-3389-0
}}
* {{cita libro
| autor = –
| título = Guerra de las Galias
| año =
| editorial = Obra completa. Traducción a cargo de José Joaquín Caerols. Madrid: Alianza editorial, Colección Clásicos de Grecia y Roma
| id = ISBN 978-84-206-4092-1
}}
* {{cita libro
| autor = – & '''Autores del Corpus Cesariano'''
| título = Guerra Civil; Guerra de Alejandría; Guerra de África; Guerra de Hispania
| año =
| editorial = 2005. Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-2781-3
}}
* {{cita libro
| autor = –
| título = Guerra Civil
| año =
| editorial = Obra completa. Traducción a cargo de J. Calonge, 2 volúmenes bilingüe Latín. Madrid: Editorial Gredos
| id =
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen I: Libros I-II
| año =
| editorial = 2ª edición, 1994
| id = ISBN 978-84-249-3530-6
}}
# {{cita libro
| autor =
| título = Volumen II: Libro III
| año =
| editorial = 2ª edición, 1989
| id = ISBN 978-84-249-3531-3
}}
* {{cita libro
| autor = –
| título = Guerra Civil
| año =
| editorial = Traducción a cargo de J. Calonge, un volumen anotado Latín, 6ª edición revisada, 1995. Madrid: Editorial Gredos
| id = ISBN 978-84-249-3393-7
}}
 
=== Ficción ===