Diferencia entre revisiones de «Segunda República española»

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La '''Segunda República Española''' fue el primer estado totalmente [[Democracia|democrático]] que existió en [[España]] en el período que abarca desde el [[14 de abril]] de [[1931]], fecha de su proclamación y de la salida de España del rey [[Alfonso XIII de España|Alfonso XIII]], al [[1 de abril]] de [[1939]], fecha de la victoria definitiva del bando insurgente en la [[Guerra Civil Española]] que siguió al [[Pronunciamiento del 17 y 18 de julio de 1936|golpe de estado]] del 17 de julio de [[1936]].
 
Durante este periodo se llevaron a cabo diversas reformas, como la agraria, pero que en la mayoría de los casos no cumplieron con las expectativas generadas. A la par, la falta de progreso acrecentó también paulatinamente el malestar del [[proletariado]]. Tras múltiples huelgas, levantamientos populares (p.ej. [[Revolución de Asturias]]) y alternativas en el poder, se produjo un levantamiento por parte de militares descontentos el [[17 de julio]] de [[1936]] que desembocó en la [[Guerra Civil Española]].
 
== Proclamación ==
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[[File:Bundesarchiv Bild 102-11543, Madrid, Ausrufung der Zweiten Spanischen Republik.jpg|left|thumb|200px|<center>Celebraciones con la proclamación de la Segunda República Española en [[Madrid]], en [[1931]], extraído de los archivos federales de Alemania.</center>]]
 
Las [[elecciones municipales del 12 de abril de 1931]] arrojaron, en el momento de la proclamación del nuevo régimen, unos resultados parciales de 22.150 [[concejal]]es monárquicos -de los partidos tradicionales- y apenas 5.875 concejales para las diferentes iniciativas republicanas, quedando 52.000 puestos aún sin determinar. Pese al mayor número de concejales monárquicos, las elecciones suponían a [[la Corona]] una amplia derrota en los núcleos urbanos: la corriente republicana había triunfado en 41 capitales de provincia. En [[Madrid]], los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en [[Barcelona]] los cuadruplicaban. Si las elecciones se habían convocado como una prueba para sopesar el apoyo a la monarquía y las posibilidades de modificar la [[ley electoral]] antes de la convocatoria de [[Elecciones Generales]], los partidarios de la República consideraron tales resultados como un plebiscito a favor de su instauración inmediata. El [[marqués de Hoyos]] llegaría a decir que ''"las noticias de los pueblos importantes eran, como las de las capitales de provincia, desastrosas."''.<ref>Jorge Hernández Aliques (dirección), ''Historia de España'', ed. Espasa Calpe, tomo 11, página 476, ISBN 84-239-8959-3</ref> Dependiendo de autores, hay distintas interpretaciones de los resultados.<ref>Según el Anuario Estadístico de 1931, del total de concejales elegidos de 81.099, el resultado fue de 26.257 concejales [[monárquico]]s y 24.731 [[republicano]]s, incluyendo 4.813 concejales [[socialista]]s y 15 [[comunista]]s. A estas cifras hay que añadir las correspondientes a los concejales elegidos el 5 de abril por aplicación del artículo 29, es decir por candidatura única; esas cifras ya las había ofrecido el ministerio de la Gobernación antes del 12 de abril sin que nadie las discutiese. Estas cifras eran 14.018 concejales monárquicos y sólo 1.832 republicanos. El Anuario Estadístico editado por la República reconoce casi exactamente la primera de estas cifras, pero eleva la segunda, que los republicanos no objetaron en principio, tras la rectificación de actas por una comisión del Congreso, declarando que el proceso electoral en las localidades correspondientes había sido ilegítimo, como acostumbraba a hacer el caciquismo desde el fin de la Iª República. En “Elecciones y partidos políticos en España, 1808-1931”, publicado por [[Miguel Martínez Cuadrado]] en 1969, se recuenta la totalidad de los concejales, resultando 19.035 proclives a [[Alfonso XIII]]º, 39.568 republicanos, y 15.198 de tradicionalistas, integristas, nacionalistas vascos, independientes, etc., que no se pueden encuadrar exactamente en ninguno de ambos bandos contrincantes. Para [[Javier Tusell]], los monárquicos obtuvieron 40.324, los indefinidos 1.207, los comunistas 67, los republicanos 34.688 y los socialistas 4.813. [[Ricardo de la Cierva]] considera probado que el Anuario está manipulado, y que probablemente la victoria monárquica fue todavía mayor que la reconocida en sus cómputos. Pero como no se puede corregir esa manipulación por falta de datos, acepta la cifra del Anuario para los concejales elegidos por confrontación y la cifra del ministerio de la Gobernación para los proclamados antes del 12 de abril. Hechas las sumas el resultado es de 40.275 concejales monárquicos y 26.563 republicano-socialistas.</ref>
 
El almirante Aznar presentó su dimisión. Los ministros [[Bugallal]] y [[Juan de la Cierva y Peñafiel|La Cierva]] apostaron por hacer uso del ejército para disuadir de cualquier iniciativa a los republicanos. Al ser preguntado si había motivos para una crisis., Aznar contestó: ''"¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se levanta republicano?"'' Así lo entendieron el [[conde de Romanones]] y el propio rey, al constatar su falta de apoyo popular en las ciudades. Aquel inició contactos con [[Niceto Alcalá-Zamora]] para obtener seguridades sobre la vida del monarca. Pero el que iba a designarse [[Jefe del Estado]] y Presidente del Gobierno provisional sólo unas horas más tarde, había obtenido el apoyo de [[Sanjurjo]], y con él el de la [[Guardia Civil]] y el Ejército; se eximió de poder garantizar nada, exigiendo en cambio el inmediato abandono del país del que había entregado el Gobierno a sucesivos dictadores. Tal exigencia fue repetida por el [[Comité Revolucionario]], que se iba a convertir en Gobierno provisional, en un manifiesto publicado en los distintos diarios. El Monarca marchó hacia el exilio la noche del mismo [[14 de abril]] de [[1931]]. El día [[16 de abril]], se hizo público el siguiente manifiesto, redactado en nombre del rey por el [[duque de Maura]], hermano del veterano líder político [[Miguel Maura]], y que el día [[17 de abril|17]] sólo publicó el diario [[ABC (España)|ABC]], en portada:
 
{{cita|Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuré siempre servir a España, puesto el único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez; pero sé bien que nuestra patria se mostró en todo tiempo generosa ante las culpas sin malicia.<br />
Soy el rey de todos los españoles, y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.<br />
 
Espero a conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real y me aparto de España, reconociéndola así como única señora de sus destinos.<br />
También ahora creo cumplir el deber que me dicta mi amor a la Patria. Pido a Dios que tan hondo como yo lo sientan y lo cumplan los demás españoles.}}
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Los orígenes de esta nueva enseña se remontan a 1820. En ese año el General Riego tras "reproclamar" la constitución de Cádiz en Cabezas de San Juan provocó durante un breve lapso de tiempo - apenas tres años- la apertura liberal del gobierno de Fernando VII. Durante este período se fundó la Milicia Nacional a la que se le asignaron banderas moradas con el escudo de Castilla y León. Poco duró dicha divisa pues ese mismo año es sustituida por otra rojigualda con el lema Constitución en su franja central.
 
En 1823 el regreso de Fernando VII al Absolutismo acabó también con la propia Milicia Nacional. En 1843 bajo el reinado de Isabel II se decretó por primera vez, el 13 de octubre, la unificación de la bandera de España. En dicho decreto regulador se permitió a los regimientos que antes tuvieran banderas moradas el uso de tres corbatas (corbatas son los cordones que cuelgan de los extremos superiores de las banderas) con los colores rojo, amarillo y morado. Este es el principal antecedente de la actual tricolor.
 
Tras el destierro de Isabel II, el Gobierno Provisional cambió el escudo monárquico sustituyendo en él a la corona real por la mural y añade las columnas de Hércules. Ambos símbolos los heredará el escudo que adorne la bandera tricolor en la Segunda República. El breve reinado de Amadeo I de Saboya concluyó con la proclamación de la Primera República. La bandera proyectada durante este régimen emulaba los colores revolucionarios de Francia: el rojo, el blanco y el azul, modificación que no se llevó a cabo por su corta duración y, con la restauración Canovista, la bandera recuperó sus elementos de 1843.
 
Es en esta etapa (1875-1930) cuando el Partido Federal adoptó los colores de la Milicia Nacional de 1820 como símbolo de la facción antidinástica y rechazo al sistema establecido. Comenzó a verse la bandera tricolor en casinos, periódicos y centros de adscripción republicana. Y fue tal el fuerte vínculo de estos colores con la idea de República, de cambio y de progreso, durante los reinados de Alfonso XII, Alfonso XIII, la regencia de María Cristina y las Dictaduras de Primo de rivera y Berenguer, que, en un arranque de espontaneidad, una vez conocidos los primeros resultados de las votaciones del 12 de abril de 1931, especialmente en Madrid el pueblo se echó a la calle portando insignias, escarapelas y banderas con los tres colores de la República. El decreto y el artículo que otorgaron valor institucional al símbolo no fueron más que el refrendo oficial a un sentir popular. La bandera, hija del pueblo español ondeó desde abril de 1931 en los mástiles oficiales, en el ejército y en las embajadas y consulados de España por todo el mundo. Para ella se adaptó el escudo que en 1868 eligió el Gobierno Provisional: cuartelado de Castilla, León, Aragón y Navarra con la Granada en punta, timbrado por corona mural y entre las dos columnas de Hércules. Como novedad destaca su menor tamaño -1 m x 1 m -, la misma medida para las tres franjas y los flecos dorados en el contorno de las pertenecientes al ejército.
Poco tiempo ondeó libre esta bandera: días después del 18 de julio de 1936 fue sustituida por otras divisas y apenas sobrevivió ahogada en la contienda. En el bando leal las milicias prefirieron casi siempre banderas rojas o rojinegras adornadas con emblemas partidistas: hoces y martillos, puños cerrados y otros símbolos que arrinconaron también al escudo oficial. A pesar de que gracias a la creación del ejército popular volvió a reglamentarse como única la tricolor, en la práctica la proliferación de banderas propias por parte de las distintas unidades hizo que no hubiera nunca más una enseña oficial.
 
El bando rebelde tuvo en sus inicios a la tricolor como bandera, pero a partir de agosto se tomó como oficial la rojigualda anterior a 1931. El no disponer de banderas propias y tener que cubrir improvisadamente de rojo la franja morada (cosida o pintada) dio lugar a curiosas insignias rojigualdas con franjas de la misma anchura y escudo republicano en su centro. En febrero de 1938 se cambió el escudo por el de los "Reyes Católicos" que no era otro que el republicano con la corona real y sobre el pecho del águila negra de San Juan.
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Las intenciones de la República se enfrentaron con la cruda realidad de una [[economía]] mundial sumida en la [[Gran Depresión]], de la que el mundo no se recuperó hasta después de la [[Segunda Guerra Mundial]]. En términos de fuerzas sociales, la Segunda República surgió porque los oficiales del ejército no apoyaron al rey, con el que estaban molestos por haber aceptado éste la dimisión de [[Miguel Primo de Rivera|Primo de Rivera]], y a un clima de creciente reivindicación de libertades, derechos para los trabajadores y tasas de desempleo crecientes, lo que resultó en algunos casos en enfrentamientos callejeros, revueltas anarquistas, asesinatos por grupos extremistas de uno u otro bando, golpes de estado militares y huelgas revolucionarias.
 
En España la agitación política tomó además un cariz particular, siendo la [[Iglesia]] objetivo frecuente de la izquierda revolucionaria, que veía en los privilegios de que gozaban una causa más del malestar social que se vivía, lo cual se tradujo muchas veces en la [[quema de conventos|quema y destrucción de iglesias]]. La [[Derecha (política)|derecha conservadora]], muy arraigada también en el país, se sentía profundamente ofendida por estos actos y veía peligrar cada vez más la buena posición de que gozaba ante la creciente influencia de los grupos de [[izquierda revolucionaria]]. Desde el punto de vista de las relaciones internacionales, la Segunda República sufrió un severo aislamiento, ya que los grupos inversores extranjeros presionaron a los gobiernos de sus países de origen para que no apoyaran al nuevo régimen, temerosos de que las tendencias socialistas que cobraban importancia en su seno, terminaran por imponer una política de nacionalizaciones sobre sus negocios en España. Para comprender esto es clarificador saber que la compañía [[Telefónica]] era un monopolio propiedad de la norteamericana "[[International Telephone and Telegraph]]" (ITT), que los [[ferrocarril]]es y sus operadoras estaban fundamentalmente en manos de capital francés, mientras que las eléctricas y los tranvías de las ciudades pertenecían a distintas empresas (mayormente británicas y belgas). Como consecuencia no hubo una sola nacionalización durante el periodo republicano, pero, sin embargo, el respaldo de las potencias fascistas alentó a muchos generales conservadores para que planificaran insurrecciones militares y golpes de estado. Sus intenciones se materializarían primero en la ''[[José Sanjurjo|Sanjurjada]]'' de [[1932]] y en el fallido golpe de [[1936]], cuyo resultado incierto desembocó en la [[Guerra Civil Española]]. Por su parte, las democracias occidentales no apoyaron al régimen republicano por miedo a un enfrentamiento armado, salvo en coyunturas muy específicas, lo que no sirvió, en última instancia, para evitar la [[Segunda Guerra Mundial]].
 
La sociedad española de los años Treinta era fundamentalmente rural: un 45,5 % de la [[población activa]] se ocupaba en la [[agricultura]], mientras que el resto se repartía a partes iguales entre la [[industria]] y el sector [[servicios]]. Estas cifras describen una sociedad que aún no había experimentado la [[Revolución industrial]]. En cuanto a sindicatos y partidos políticos, el [[Partido Socialista Obrero Español]] (PSOE), cuya lista fue la más votada para las elecciones constituyentes de 1931, contaba con 23 000 afiliados; su organización hermana, el sindicato [[Unión General de Trabajadores]] (UGT) ya contaba en 1922 con 200 000 afiliados; el sindicato anarquista [[Confederación Nacional del Trabajo]] (CNT) tenía en septiembre de 1931 unos 800 000 afiliados. Otras organizaciones, como el [[Partido Comunista de España]] (PCE) tenían una presencia nominal y no cobraron fuerza hasta el comienzo de la [[Guerra Civil]]. En cuanto a los nacionalismos, la "[[Lliga Regionalista de Catalunya]]" liderada por [[Francesc Cambó]] había apoyado abiertamente la [[dictadura de Primo de Rivera]], y por ello permaneció al margen de la política durante la República, mientras que otros partidos políticos catalanes, más escorados hacia la izquierda o el independentismo, fueron los que tuvieron mayor protagonismo; en el caso del [[País Vasco]] y [[Navarra]], cabe mencionar que aún no se había consumado la ruptura entre el [[Partido Nacionalista Vasco]] (PNV) y la [[Comunión Tradicionalista]] (CT), integrada ésta última por los [[Carlismo|carlistas]].
 
Respecto de las iniciativas de cambio socioeconómico de los gobiernos republicanos, caben destacar las subidas de los salarios de los trabajadores del campo llevadas a cabo durante el bienio social-azañista, invertidas luego durante el bienio radical-cedista, encaminadas a mejorar las condiciones de vida en el medio rural. Otras iniciativas fueron las ocupaciones de tierra y expropiaciones ilegales en los momentos iniciales de la Guerra Civil como una manera de conseguir ingresos y apoyo popular por parte del campesinado, estas expropiaciones se llevaron a cabo, después de que los terratenientes viajaran al lado nacional de la frontera, abandonando a sus empleados a su suerte, que se vieron obligados a trabajar la tierra de nadie para sobrevivir.
 
== Etapas de la República ==