Diferencia entre revisiones de «Las meninas»

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Conocida popularmente desde el [[siglo XIX]] como '''''Las Meninas''''', el cuadro fue titulado originalmente como ''La familia de Felipe IV'' y es, probablemente, la obra más importante del pintor español [[Diego Rodríguez de Silva y Velázquez|Diego Velázquez]]. Es una pintura realizada al [[óleo]] sobre un [[lienzo]] de grandes dimensiones, con las figuras representadas a tamaño natural. Aunque no tiene firma ni fecha, por fuentes indirectas se data en [[1656]]. Se halla expuesta en el [[Museo del Prado]] de [[Madrid]].
 
Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte. El tema central es la infanta [[Margarita Teresa de Austria|Margarita de Austria]], aunque la pintura representa también otros personajes, incluido el propio Velázquez. El artista resolvió con gran habilidad todos los problemas de composición del espacio, la perspectiva y la luz, gracias al dominio que tenía del color y a la gran facilidad para caracterizar a los personajes.<ref>Volumen 13, (1982), ''Historia Universal del Arte'', Madrid, Sarpe, ISBN 84-7291-601-4</ref> Un espejo representado al fondo de la pintura refleja las imágenes del rey [[Felipe IV de España]] y su esposa [[Mariana de Austria]], según unos historiadores, entrando a la sesión de pintura, y según otros, posando para ser [[Retrato pictórico|retratados]] por Velázquez; en este caso serían la infanta Margarita y sus acompañantes los que venían de visita para ver la pintura de los reyes.<ref>Justi, Carl, (1999) pág.645</ref>
Velázquez pintó Las Meninas en dos etapas, siendo la primera de ellas alrededor de 1656, fecha que se infiere al añadir los años que se supone tiene la Infanta Margarita en el cuadro, al año de su nacimiento en 1651, así como se obtiene por otras referencias aleatorias.
 
== Contexto histórico y artístico ==
La segunda etapa fue unos tres años después y correspondería con el tiempo alrededor del cual Velázquez obtuviera su ingreso a la [[Orden de Santiago]] a fines de 1659.
 
Entre ambas etapas, el cuadro, con su configuración y contenido originales, fue también aceptado de muy buen grado y expuesto en Palacio, aunque por un breve período.
 
Teniendo en cuenta que Velázquez fue durante toda su vida adulta muy allegado a la Familia Real, con funciones administrativas en La Corte, los asuntos de aquella no podían serle ajenos en aquellos días de 1656 en que el cuadro fue originalmente pintado.
 
Por entonces, en 1656, la Monarquía Española no tenia sucesor varón! Desde la lamentadísima muerte del [[Príncipe de Asturias]], Baltasar Carlos, a punto de cumplir los 17 años de edad, acaecida en 1646, ningún varón había nacido desde entonces en el seno de la Familia Real.
 
Ya habían pasado diez largos años sin heredero al Trono y debido a ello, el Rey, en una decisión muy madurada e importante para La Corona y el Estado español, nombra su sucesora a la [[Infanta Margarita]], ya que su hija mayor del anterior matrimonio, la Infanta Maria Teresa, ya había sido prometida en matrimonio al futuro [[Luis XIV]] de [[Francia]].
 
Para dar fuerza, razones y publicidad a esta delicada decisión de Estado, le encargan a Velázquez un cuadro alegórico que reafirmara la medida.
 
Debido a su compleja función, el cuadro debía tener una serie de asuntos simbólicos presentes y resueltos en él, que correspondieran con lo que esa seria decisión significaba tanto para la Monarquía como para [[España]].
 
En concreto la heredera debía presentar cualidades superiores, mostrar condiciones que la hicieran merecedora del título de Princesa Heredera del Trono, su designación debía aparecer visualmente, debía recordársele que le pasaría si desobediese sus órdenes y esa designación debía contar con la avenencia de personajes e instituciones de gran ascendencia.
 
Casi todo ello se muestra en el cuadro actual:
 
Por ejemplo la posición central de La Infanta Margarita en la escena rodeada por las meninas al punto que la de la derecha, Doña [[Isabel de Velasco]], le hace una reverencia, da idea de su importancia.
 
Mención aparte merece su vestimenta y su particular pigmento blanco. Si miramos el excelente Retrato del [[Papa Inocencio X]] veremos que Velázquez sólo usó ese tratamiento de textura y color cuando se trataba de personas del más elevado rango.
 
En el cuadro, la Infanta puede soportar la sed, ya que rechaza sin mirar el agua ofrecida por la menina de la izquierda, Doña [[María Agustina Sarmiento de Sotomayor]], lo que sugiere que puede padecer de buen grado las privaciones, por ejemplo, para atender los asuntos de Estado.
 
El perro recibe el pisotón del enano [[Nicolasito Pertusato]] sin inmutarse, y mostrando además, una actitud de sumisión, para acentuar los conceptos de fortaleza y fidelidad de la heredera.
 
El dinero que trae la enana Mari Bárbola y al que La Infanta no presta la menor atención, sugiere confiabilidad y claridad en el manejo de las cuentas públicas.
 
Que la Infanta deberá cumplir con las expectativas puestas en ella al nombrarla heredera del Trono, está seriamente señalado por la presencia, de frente al espectador, de los dos cuadros del fondo.
 
Se trata de copias que realmente había en Palacio de Minerva y Aracné, de Rubens, y Apolo y Pan, de Jordaens y que hacen referencia a la obediencia debida a los reyes y al castigo que acarrea incumplirla.
 
El personaje de alto ascendiente que estaría dando su visto bueno a la designación de la Infanta como heredera del Trono, sería el personaje del fondo, que observa relajado desde la escalera, como supervisando la escena. No porque sí ese personaje es el único que está en un plano más elevado.
 
La institución de alto ascendiente para España que daría su aprobación al nombramiento, es La [[Iglesia Católica]], presente en la figura -en sombras, a la derecha- de don Diego Ruiz Azcona, prelado vasco.
 
Para contar que la Infanta es la sucesora del Rey, alguien debería alcanzarle algún atributo de mandato, como un cetro o algo así. Si pudiéramos ver debajo de la pintura de la parte izquierda del cuadro -cosa que ha sido posible en el laboratorio del [[Museo del Prado]] mediante rayos X-, veríamos a ese personaje avanzar hacia ella.
 
Por necesidades de ese sentido original del cuadro, el lienzo, que consta de tres paños verticales, era más ancho hacia la izquierda, cosa que se puede observar prestando atención a la inflexión que hace la luz en las líneas de encuentro entre los paños, más visibles en la parte alta del cuadro. Al paño de la izquierda le falta un tercio, aproximadamente.
 
Sin embargo muy poco tiempo después de pintado el cuadro y de haber sido colgado en lugar de privilegio, nació un nuevo hijo varón en La Familia Real el 20 de noviembre de 1657: Felipe Próspero y con ello el bellísimo cuadro alegórico que tanta dedicación y esfuerzos había demandado carecía de sentido y por ello regresó al taller del genial Velázquez.
 
Es de imaginar el mal humor que generó esto en Velázquez debido al poco tiempo que estuviera expuesto ese cuadro de grandes dimensiones y a lo acabado de su factura.
 
Desde practicamente el mismo momento en que el cuadro volvió a su taller, Velázquez se empeñaría en reciclar ese cuadro y regresarlo a los salones reales, algo nada fácil para la mayoría. Pero no para él. A este respecto cabe tener presente que cuando siendo joven fue presentado por primera vez al Rey por el [[Conde-Duque de Olivares]] en el verano de 1623, le fue ordenado en esa reunión que comenzase realizando un retrato de la Infanta.
 
Sin embargo ocurrió algo distinto, algo que Velázquez llevaba intentando, sin éxito desde la primavera anterior: Retratar al Rey, no a la Infanta. Lo cierto es que acabó retratando primero al Rey, luego hasta al Conde Duque. Pero primero al Rey.
Es de esperar que el genio y la personalidad de este genial sevillano, algo tuviera que ver con ese cambio de decisión, en reunión de tan alto nivel, sobre un asunto de su oficio.
 
Ese genio también apareció con la solución que le encontró al problema de reciclar el cuadro alegórico retornado a su taller.
 
Hasta ese momento, la pintura correspondía siempre, y desde entonces casi siempre, cuando se retrata figuras humanas, a lo que el pintor veía. El pintor veía una escena y la pintaba. Es decir que los cuadros de entonces representaban siempre el punto de vista del pintor.
 
Velázquez ya había revolucionado lo relativo a ese punto de vista. Hasta él, ese punto de vista se movía, no solo hacia los lados, sino lo que es mucho más grave, hacia delante y atrás, como si el pintor se acercase a pintar con sumo detalle personajes y objetos lejanos que por ello, al perder perspectiva, aparecían yuxtapuestos en los cuadros como rellenando todos los espacios posibles. Eso que [[Ortega y Gasset]] llamó "Pintura de Bulto".
 
Velázquez, en su última etapa de pintor, fue el primero en detener por completo ese punto de vista, y con ello nació la perspectiva aérea, la "pintura del aire".
 
Para que este cuadro volviera a los Salones Reales, Velázquez volvió a idear algo genial, tanto que volvió a revolucionar la Pintura.
 
Le añadió al cuadro alegórico un punto de vista que tampoco existía en la Pintura hasta ese momento, nada menos: El punto de vista de alguien distinto que el pintor.
 
Modificó la pintura original de manera tal que el cuadro que hoy vemos sería el punto de vista de los Reyes, una subjetiva de los Reyes diríamos hoy. Además está el "espejo" del fondo, reafirmándolo.
 
El Rey no podía rechazar el primer cuadro de la Historia con punto de vista Real por más reciclado que fuese, su propio punto de vista, algo nunca visto hasta entonces y para gran felicidad nuestra lo aceptó.
 
Hoy 350 años después de esa sabia decisión, Velázquez aún nos hace sentir especiales a nosotros, al resto de los mortales, porque cuando nos paramos delante de él, sentimos que nos está pintando.
 
Pero como toda obra Maestra tiene que contener elementos que muestren la genialidad y hasta el sentido del humor del autor, a "Las Meninas" no le podían faltar estos elementos, veamos: Miremos los bordes del cuadro que está dentro del cuadro.
 
Allí veremos que el borde del lienzo sobre el tramo vertical del marco, acaba irregular, como insuficiente, como mordisqueado, dándole al espectador la pista de que el cuadro fue cortado por allí después de pintado.
 
No olvidemos que el cuadro alegórico era mas ancho hacia la izquierda y que ese que ahí vemos es el lado que fue menguado. El borde superior del lienzo no se ve casi, pero en la arista superior del marco, claramente se ve que el borde superior del lienzo se percibe como perfectamente doblado, llegando hasta el borde posterior del marco, en contraste total con el borde lateral, algo que sería absolutamente inaceptable para un cuadro de Palacio.
 
El autorretrato de Velázquez mirando al espectador mientras pinta, es otra genialidad, ya que hace que el espectador se sienta especial como modelo del genial artista mientras que éste se enaltece a sí mismo y a su profesión -esto último algo muy necesario en la España de entonces- ya que sin saltarse el protocolo aparece más grande e importante que los demás.
 
Miremos ahora la paleta del pintor como tal y también analicemos los colores allí presentes. Para pintar un cuadro de esas dimensiones, esa paleta debería ser mucho mayor. En cambio esa es una paleta pequeña porque es de retoque, la que realmente usó cuando modificó el cuadro alegórico.
 
En cuanto a los colores, esos no son con los que estaría pintando a esa pareja real que en el espejo se antoja más con tonos fríos, como azules, verdosos, etc. Los de la paleta son otros, exactamente los colores con los que Velázquez modificó el cuadro original, incluyendo el cuadro dentro del cuadro, e incluyéndose a sí mismo con el atuendo capitular y la Cruz de Santiago en el pecho, la que según algunas versiones habría sido pintada allí posteriormente a su muerte por orden del Rey.
 
Para desmentirlos sólo basta mirar ese color de la Cruz en la paleta del genio y descubrir que allí no hay ni rastro del azul que se ve vestir al Rey en el espejo.
 
En 1658, Velázquez fue propuesto para la Orden de Santiago, cosa que finalmente conseguiría a finales del año siguiente con mediación papal de por medio.
 
En ese ínterin, muy probablemente Velázquez ya fue trabajando en el retoque de la pintura, la que seguramente presentaría al Rey muy poco tiempo después de haber sido ordenado Caballero de La Orden de Santiago, cosa que lo debe haber enorgullecido enormemente y por ello decidió añadirle a su autorretrato el emblema rojo de esa Orden, la Cruz de Santiago, en cuanto fue finalmente aceptado, puesto que el atuendo capitular, ese seguramente estaba allí desde que el trámite de su postulación a la Orden fue encaminado para el Papa Inocencio X.
 
De ese modo la pintura que hoy vemos es anacrónica, porque cuando la Infanta Margarita tenía cinco años, Velázquez aún no era Caballero de La Orden de Santiago, pero los genios siempre han recibido el beneficio de la licencia.
 
Además ese patente anacronismo es la prueba palmaria de las dos fechas en que fue pintado este magnífico cuadro (1656 y 1659).
 
Se halla expuesta en el [[Museo del Prado]] de [[Madrid]].
 
Es una de las obras pictóricas más analizadas y comentadas en el mundo del arte.
 
= Contexto histórico y artístico ==
Velázquez pintó este cuadro en 1656, año perteneciente al reinado de Felipe IV, penúltimo monarca de la dinastía de los [[Casa de Habsburgo|Austrias]]. Hacía más de diez años (1643) que había tenido lugar la caída del valido [[Conde-Duque de Olivares]], y ocho años (1648) del final de la [[Guerra de los Treinta Años]] con el resultado de la [[Paz de Westfalia]], cuyas consecuencias para España y el reinado de Felipe IV fueron una clara decadencia. En el año en que Velázquez pintó Las Meninas, el rey estaba ya muy envejecido y con evidentes signos de cansancio bien demostrados en la obra del mismo autor, ''Retrato de Felipe IV'' (entre 1656 y 1657). Fue en este año de 1657 cuando Inglaterra y Francia pactaron el reparto de las posesiones españolas en Flandes, comenzando un duro ataque contra la monarquía española, que terminó con la derrota de Dunkerque por parte de Felipe IV y la firma del [[Tratado de los Pirineos]] en 1659.
 
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* '''1'''- La [[Margarita de Austria, Emperatriz del Sacro Imperio|infanta Margarita]], la primogénita de los reyes, es la figura principal. Era la única superviviente de los varios hijos, que fueron naciendo y muriendo, y que hasta la fecha habían tenido los reyes. La infanta Margarita fue la persona de la familia real más retratada por [[Velázquez]], ya que desde muy joven estaba comprometida en matrimonio con un pariente materno, y se enviaban, cada cierto tiempo, retratos realizados por el pintor para informar a [[Leopoldo I de Habsburgo|Leopoldo I]] sobre el aspecto de su prometida. Se conservan de ella sobresalientes retratos en el [[Museo de Historia del Arte de Viena|Museo Kunsthistorisches de Viena]]. La pintó por primera vez cuando no había cumplido los dos años de edad. Ese cuadro se encuentra en [[Viena]] y se considera como una de las joyas de la pintura infantil. Velázquez la presenta vestida con el [[guardainfante]] y la basquiña gris y crema (falda exterior con pliegues en las cadera); tiene cinco años y está acompañada de sus meninas y de otros personajes.<ref>Justi, Carl, (1999), pág. 610</ref>
* '''2'''- Doña [[Isabel de Velasco]], hija de don Bernardino López de Ayala y Velasco, [[Condado de Fuensalida|VII conde de Fuensalida]] y Gentilhombre de Cámara de su Majestad. Contrajo matrimonio con el [[Ducado de Arcos|duque de Arcos]] y murió en 1659, tras haber sido dama de honor de la Infanta. Es la menina que está en pie a la derecha, vestida con la falda o basquiña de guardainfante, en actitud de hacer una reverencia.
* '''3'''- Doña [[María Agustina Sarmiento de Sotomayor]], hija del [[Condado de Salvatierra|conde de Salvatierra]] y heredera del [[Ducado de Abrantes]] por vía de su madre, Catalina de Alencastre, que contraería matrimonio más tarde con el [[Condado de Peñaranda|conde de Peñaranda]], [[Grandeza de España|Grande de España]]. Agustina pleitearía por sus derechos a suceder en el [[Condado de Monterrey]]. Es la otra menina, la situada a la izquierda,. La Infanta ha pedido un poco de agua para beber y doña María Agustina que le ofrece una bandeja con un búcaro; es decir, una vasija hecha de [[arcilla]] porosa y perfumada que refrescaba el agua. La menina inicia el gesto de reclinarse ante la real persona, gesto propio del protocolo de palacio.<ref>Justi, Carl, (1999), pág. 644</ref>
* '''4'''- [[Mari Bárbola]]. Entró en Palacio en [[1651]], año en que nació la Infanta y la acompañaba siempre en su séquito, «con paga, raciones y cuatro libras de nieve durante el verano».<ref>[[Ramón Gómez de la Serna|Gómez de la Serna, Ramón]], (1999). Don Diego de Velázquez (1599-1660), Galaxia Gutenberg. NIPO 176-99-180-1.</ref> Es la enana hidrocéfala que vemos a la derecha.
* '''5'''- [[Nicolasito Pertusato]], enano italiano, está a su lado y aparece pisandogolpeando con su pie a un mastín pintado en primer término, con aire tranquilo. Nicolasito llegó a ser ayuda de cámara en Palacio.
* '''6'''- Doña [[Marcela de Ulloa]] era la Camarera Mayor (o guarda mayor de la princesa), viuda de don Diego de Portocarrero y madre del famoso [[Luis Fernández de Portocarrero|cardenal Portocarrero]]. Antes había servido a la [[Condado de Olivares|condesa de Olivares]]. Está colocada en la pintura detrás de doña Isabel. Va adornada con tocas de viuda.
* '''7'''- El personaje que está a su lado, medio en penumbra, es un guardadamas, pero no lo menciona Palomino en su relato, aunque los estudios recientes aseguran que se trata de don [[Diego Ruiz Azcona]], prelado vasco de familia hidalga que fuera [[Archidiócesis de Pamplona|obispo de Pamplona]] y [[Archidiócesis de Burgos|arzobispo de Burgos]], ostentando el cargo de Ayo de los Infantes de España.