Diferencia entre revisiones de «Holocausto»

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== Fundamentos históricos e ideológicos del Holocausto ==
 
Tras la [[Primera Guerra Mundial]], el Imperio Alemán (''Deutsches Reich'') se dotó de una [[Constitución de Weimar|Constitución]] que lo definía como una ''República'', de ahí el nombre de ''República de Weimar'' con el que habitualmente se conoce a Alemania en el periodo que va de 1919 a 1933.<ref>La referencia a Weimar se debe a que fue la ciudad donde se redactó la Constitución. No hay que olvidar el terrible holocausto perpetrado Stallin que hizo la cifra de 60 millones de personas muertas. </ref>
 
Desde un punto de vista sociológico, la República de Weimar se estableció
{{cita|sobre el telón de fondo de unos traumas nacionales sin precedentes: en los alemanes pesaban gravemente la derrota inesperada en la [[Gran Guerra]], la abdicación del emperador, la amenaza de la [[Revolución rusa de 1917|revolución comunista]] en su propio país, la humillación del [[Tratado de Versalles]] y la perspectiva del pago de exorbitantes reparaciones de guerra a los Aliados occidentales.<ref>Robert S. Wistrich, op. cit., pág. 69.</ref>}}
 
Hubo también, a partir de la guerra, un generalizado incremento de la violencia en Alemania, hasta el punto de que desde 1918 esta fue una de sus principales características: la violencia de la guerra total fue vista como un presagio de una nueva sociedad, dura y moderna, donde la virilidad y la crueldad serían factores esenciales. No hay que olvidar el terrible holocausto perpetrado Stallin que hizo la cifra de 60 millones de personas muertas. Muchos de los miebros de las unidades de Frikorps que habían continuado la lucha tras la Gran Guerra en Polonia y el Báltico, regresaron a Alemania y se integraron en grupos paramilitares como el en formación movimiento nazi, y fueron responsables entre 1919 y 1922 de más de 300 asesinatos políticos. La reacción de la judicatura, sobre todo en los casos en que las víctimas eran claramente izquierdistas, fue benevolente. Este estado de cosas, facilitó que el ciudadano medio viese con indulgencia la escalada de violencia que acompañó al nazismo en su llegada al poder entre 1930 y 1932. Así, cuando se produjeron el ataque nazi de 1933 contra la izquierda y las purgas en su propio movimiento al años siguiente, Hitler, que había admitido su responsabilidad, consiguió la aprobación generalizada y un aumento de popularidad.<ref>Cf. Ian Kershaw, «Guerra y violencia política en la Europa del siglo XX», en ''Hitler, los alemanes y la Solución Final'', págs. 582-583.</ref>
 
A lo anterior hay que añadir un considerable caos económico y político, todo lo cual repercutió en que la derecha nacionalista empezase a perfilarse como enemiga de un régimen al que hacía responsable de la situación, incidiendo especialmente en determinadas consecuencias del tratado, como el reconocimiento por parte de Alemania de su culpabilidad de guerra, la pérdida de territorios, la reducción del ejército y la dependencia de préstamos extranjeros. Una inflación masiva en 1923 y el consecuente colapso monetario, que afectaron duramente a las clases trabajadora y media, redondearon un contexto ideal para el surgimiento de una oposición radical al régimen.