Diferencia entre revisiones de «Revolución comunera de Paraguay»

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Dios, la del pueblo entero... VOX POPULI, VOX DEI..."
 
Luego de poco más de medio siglo de tensa calma, específicamente en el año 1717, la población asuncena se convierte en la primera colonia en reclamar la ilegalidad del mandato de un gobernador. [[Diego de los Reyes Balmaceda]], cuyo nombramiento contrariaba la ley qu'''eque prohibía nombra'''rnombrar gobernadores a los vecinos de los pueblos que habían de gobernar, amparado en la anormalidad, actúo arbitrariamente apresando a destacados ciudadanos, urdiendo tramas
conspiratorias para respaldar sus abusos. Estos maltratos llegaron a oídos de la Audiencia de Charcas, que dispuso la apertura de un proceso. El juez García Miranda, ordenó la libertad bajo fianza de los aprehendidos, pero sorprendentemente Reyes Balmaceda no sólo no liberó a los detenidos sino que los castigó con apremio, como así también sin causa alguna, arremetió contra
la comunidad de indios payaguáes, habitantes pacíficos de las cercanías de la Asunción.
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Seis años duró el proceso que culminó con la condena a muerte de Antequera y Juan de Mena, otro caudillo de la revolución.
Fernando de Mómpox, quien había compartido celda con Antequera en la cárcel limeña, decidió ir a Paraguay para continuar con la obra de Antequera, escapó de la cárcel y luego de haber pasado por Chile y Argentina, llegó al Paraguay.
Una vez aquí Mómpox organizó un ejército de comuneros. El gobernador '''Barúa''' debía ser reemplazado en 1730 por '''(Martín de Barúa'''), pero los comuneros se alzaron y lo impidieron, a partir de allí pasó a gobernar una junta con un comunero a la cabeza, José Luis Bareiro. Pero Bareiro traicionó la causa y entregó preso a Mómpox; a esto siguió un periodo de Anarquía.
El movimiento comunero fueron definitivamente aplastados en 1735 por un ejército de indios y soldados del Plata comandados nuevamente por Zavala. La represión fue durísima, los principales comuneros fueron ejecutados y sus miembros repartidos por diversos puntos. Otros fueron desterrados o confinados. Las viviendas de los comuneros fueron echadas por los suelos y sus tierras sembradas de sal. Se prohibió en la provincia hablar del tema y que nunca más se reuniese junta o común.