Diferencia entre revisiones de «Orientalismo»

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Con ello, es claro que el Oriente, dentro del que está Turquía, Grecia, Medio Oriente y el Norte de África, se volvió el centro de fijación e inspiración – por texturas, exotismo y color- para los diferentes artistas occidentales. Ésta fuente era referente y lugar de inspiración para varios artistas del periodo Barroco como Rembrandt, quienes se nutrían, a su vez, del erotismo opulento representado en las escenas del harem, cuyo valor en occidente además de introducir una nueva concepción del vestido y la sensualidad reposa en que cambió la manera de concebir la aproximación a lo erótico, pues en oriente era parte de la cultura y por consecuencia, cultivado y no prohibido. Carácter claramente marcado por la poca, o más vale nula, incidencia del Cristianismo en la cultura oriental. También, los románticos marcaron sus contrastes y emoción en las tipologías orientales. Lo típico, o más vale el estereotipo de Oriente lo conforma: el color, lo exótico y lo sensual.
 
 
Las obras orientalistas se concretan en las culturas islámicas, hebrea y otras de origen semita, pues eran estas las que visitaban los exploradores y viajeros, quienes, para el caso de los artistas franceses, se encantaron y concentraron gran parte de sus viajes en el Norte de África. Otra escena típica, que reposa y reitera en la sensualidad, como las del harem, son las odaliscas reposadas, mujeres que encarnaban el ideal y estereotipo de orientalismo. Sin embargo, la realidad es que a pesar de las postales y de la idealización del exotismo de Oriente, los Europeos tenían muy poco contacto real con este mundo, dado que el conocimiento de ésta zona respondía básicamente a dos factores; por un lado, a las campañas y conquistas militares, y por el otro, por unas rutas comerciales intermitentes.
 
 
En este orden, la presencia europea en Egipto – a partir de la invasión y ocupación de las tropas francesas de Napoleón que duró de 1978 a 1801- atrajo un número importante de viajeros occidentales al Oriente, muchos de los que capturaron sus impresiones a través de la pintura y el grabado. Con esto, en el año de 1809 el gobierno francés público la primera edición, de 24 volúmenes, llamada Descripción de Egipto – [[description de l´Ègypte]] - en la cual se ilustró, entre otras, topografía, vida silvestre; flora y fauna, arquitectura monumental del antiguo Egipto, y población<ref>Meagher, Jennifer. “Orientalism in Nineteenth-Century Art.” In Heilbrunn Timeline of Art History. New York: The Metropolitan Museum of Art, 2000–. http://www.metmuseum.org/toah/hd/euor/hd_euor.htm (October 2004)</ref>.
 
 
Esta publicación fue la que más influenció dentro de los múliples que intentaron documentar la cultura de esta región y su influencia sobre las artes decorativas francesas y la arquitectura, es innegable, pues en el Periodo Imperial los motivos egipcios inciden A modo de ejemplo,en Francia, el monumento de París de [[Fontaine du Fellah]] es claramente un referente de la inspiración originida en Oriente. Sin embargo, Egipto trascendió por Europa, en términos de influencia, en varios imperios hay muestras de ellos cabe citar Rusia, con Las Puertas Egipcias de San Petesburgo y Reino Unido, con el Hall Egipcio de Londres.
 
 
El carácter enciclopédico de la publicación Description de l´Ègypte, por lo demás muy distinguido del siglo XIX y de la era de las codificaciones, de la mano con las ilustraciones de los múltiples viajeros, tenían el objetivo primario de ser propaganda y soporte del imperialismo francés. Lo anterior, en vista de que Oriente era ilustrado como un espacio exótico, novedoso e inusual, pero en todo caso atrasado, carente de ley y bárbaro, situación de inferioridad mitigada por la conquista francesa, ocupación militar que más que imponer sobre Oriente las leyes napoleónicas, llevaba con sus nacionales la ilustración.
 
 
Una pintura importante para analizar la mirada imperialista y de propaganda es obra de [[Antoine-Jean Gros]] (1771-1835) , uno de los pintores históricos predilectos de Napoleón, es el oleó “Napoleón visitando a los apestados de Jaffa”. La citada obra representa el concepto de orientalismo en sí, pues, como dice Said, el orientalismo es un sistema construido por obras y autores y por ende un signo de poder de Europa<ref>Said, E. (2002) Introducción. En Orientalismo. (Trad. Fuentes, M.L.) Barcelona: Debolsillo (Trabajo original publicado en 1997). pp. 26-38</ref>. Con esto en mente, el artista Antoine-Jean Gros nunca visitó oriente, sin embargo, en su pintura se reconocen los vestidos exóticos, con los colores y telas características del Oriente construido por Europa, y además la arquitectura monumental propia de esas tierras. Siendo así, más que un collage con los ideales de Oriente la propaganda a favor del imperialismo francés se constituye con la visita del Emperador, Napoleón, a los prisioneros afectados por la plaga en Jaffa. Esta imagen no solo remite al imaginario colectivo de la cristiandad, con el Emperador como fuente de poder divino y caritativo, en medio del caos y la crisis adyacente a una plaga. En este orden de ideas, en las oportunidades en los que los motivos desplegados de Oriente permitía incluir la cristiandad, los artistas hacían uso de ello. Lo anterior, fue tendencia de los artistas británicos, que al incorporar el referente religioso tenían la necesidad de conservar los parámetros de naturaleza inherentes a este tipo de motivos artísticos.
 
 
Esta cofluencia entre los elementos representativos de Oriente, como los vestidos y arquitectura, con la necesidad de plasmar la grandeza del Imperio continúo siendo motivo reiterado para aristas del [[Romanticismo]]. En este periodo, es necesario hablar de [[Eugène Delacroix]] (1798–1863), quien más allá de plasmar la crueldad y violencia de las situaciones de guerra y conquista en Egipto, lo hizo de la mano con los temas románticos como la fuerza incontrolable y las emociones extremas.
 
 
Siendo así, resulta imposible hablar del orientalismo en las artes sin hablar de Eugéne Delacroix, pues no solo pintó in situ imágenes como las del Harem, sino que construyó su visión de Oriente a partir de su obra es el Orientalismo del que habla Said, dado que se dedicó a describir la realidad oriental a partir de las ideas políticas, naturalmente imperialistas, de los grandes colonizadores y por ende, “el examen imaginario de las realidades de Oriente se basaba, más o menos exclusivamente, en una conciencia occidental soberana”<ref>Said, E. (2002) Introducción. En Orientalismo. (Trad. Fuentes, M.L.) Barcelona: Debolsillo (Trabajo original publicado en 1997). pág. 27</ref>. Ello se refleja, por citar un ejemplo, en que las odaliscas a pesar del entorno colorido y exótico son de fisionomía europea. Otro motivo importante de la obra de Delacroix está marcada por el énfasis en la brutalidad militar, reflejado en los motivos, el contraste de colores y la emocionalidad en la pintura, pues con ello, también, evidenciaban la realidad de los conflictos andantes en este momento histórico: la guerra en Grecia por la independencia, la conquista francesa de Argelia y la Guerra de Crímea.
 
 
Esta vivacidad en la pintura de Delacroix es posible porque el artista no se relegó en las imágenes documentadas en la Description de l´Ègypte, por el contrario, viajó más de una vez a estas tierras y visitó regiones como Egipto y Marruecos. Por tal razón, la experiencia del día a día y la vida en cotidiana general se tomaron los motivos de la pintura de los artistas viajeros.
 
 
El imaginario orientalista persistió en el arte hasta principios del siglo XX, como evidencian los desnudos orientalistas de [[Matisse]].