Diferencia entre revisiones de «Ensoñación excesiva»

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== Antecedentes ==
 
El acto de soñar despierto se ha considerado desde hace tiempo como producto de material tácito o inconsciente <ref?>Bollas, 1992, Kahn, 1963, McDougall, 1978, Singer, 1978, Winnicott, 1971</ref>. Freud (1908, 1962) sugirió originalmente que el acto de soñar despierto representaba un intento de solución a un estado de privación o conflicto subyacente en el individuo y que la fantasía surgida en la conciencia podría representar un término medio entre un deseo frustrado y los requisitos de ajuste social o restricciones morales de la sociedad. Los desarrollos posteriores en el psicoanálisis han enfatizado en los desarrollos libres de conflicto de la mente. Hartman (1958), por ejemplo, sugirió que la fantasía en sí misma no tiene que surgir solo de la frustración o la gratificación diferida, sino que puede servir para funciones adaptativas para el organismo desde el principio. Klinger (1971) sugirió que la mayor parte de las fantasías, tanto el sueño normal como la ensoñación diurna son una representación de las "preocupaciones actuales".
 
No obstante, la ensoñación diurna no ha sido reconocida como un tema de investigación psicoanalítica o psicoterapia. Barth (1997), quien también notó este fenómeno, lo atribuyó al hecho de que los sueños diurnos raramente se mencionan espontáneamente en la terapia. Ella postuló que los sueños diurnos han permanecido inexplorados en la psicoterapia porque los terapeutas no preguntan por ellos, a pesar de ser un medio útil para ayudar a los pacientes a obtener acceso a su mundo interno. En su libro seminal, "Daydreaming", Singer (1966) informó que el 96% de los adultos estadounidenses presumiblemente normales, educados, se involucraron en alguna forma de ensoñación. Se informó que esta actividad mental se produce principalmente cuando uno está solo (por ejemplo, en la cama antes de dormir) y se dice que se enfoca principalmente en la planificación de acciones futuras y la revisión de contactos interpersonales. Existen pocos datos sobre la cantidad de sueños diarios normales. En consecuencia, no existe información normativa sobre lo que constituye una ensoñación patológicamente elaborada o anormalmente extensa. Por otro lado, ha habido un esfuerzo fructífero para cuantificar los rasgos asociados con soñar despierto. En el contexto de un estudio de sujetos hipnóticos, Wilson y Barber (1981, 1983) descubrieron casualmente un grupo de soñadores que luego fueron catalogados como "personalidades propensas a la fantasía". Se decía que estos individuos compartían la tendencia a "vivir gran parte del el tiempo en un mundo creado por ellos mismos, en un mundo de imágenes, imaginación y fantasía "(Wilson y Barber, 1981, p.31). Los autores calcularon que la propensión a la fantasía se manifestaba en hasta un 4% de la población, y observaron que caracterizaba experiencias generalmente adaptativas, fantasías y rasgos de la personalidad.