Diferencia entre revisiones de «Neurosis»

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[[Archivo:Wilhelm_Roux_-_Вильгельм_Ру_(1850-1924).jpg|thumb|250px|left|[[Wilhelm Roux]], padre de la [[embriología experimental]]. Freud homologa el impacto diferencial que tendría determinada excitación en uno u otro momento del desarrollo del yo al que, según los trabajos de Roux, podría provocar cierto estímulo potencialmente patógeno si se lo dejara influir sobre [[célula germinal|células germinales]] o sobre un animal ya desarrollado.]]
 
En ''[[Esquema del psicoanálisis]]'' (1940 [1938]), Freud afirma que las neurosis y las [[psicosis]] son manifestaciones de las alteraciones funcionales del aparato anímico y que, si se decantó por las primeras como objeto de trabajo, fue porque únicamente ellas eran permeables al influjo de la terapia que había desarrollado. Las perturbaciones neuróticas no tendrían causas patógenas específicas, lo que las distinguiría de patologías somáticas tales como las infecciones. Forman un ''continuum'' terso con los estados definidos como “normales”, encontrándose difuminados los límites entre unas y otros, al punto que parece improbable que se pueda hallarse uno de estos últimos en el que no se descubra ni la más mínima traza de neurosis.{{harvnp|Freud|2013a|p=183}}

{{cita|Hemos discernido que el deslinde de la norma psíquica respecto de la anormalidad no se puede trazar científicamente, de suerte que a ese distingo debe adjudicársele sólo un valor convencional, a despecho de su importancia práctica. Con ello hemos fundado el derecho a comprender la vida anímica normal desde sus perturbaciones, lo cual no sería lícito si esos estados patológicos, neurosis y psicosis, tuvieran causas específicas que obraran al modo de unos cuerpos extraños.{{harvnp|Freud|2013a|p=197}}}}

Freud se pregunta por qué la vida de los neuróticos es más penosa, más sufriente que la del resto si ni su constitución congénita ni las experiencias que atraviesan se distinguen en gran medida de las de otras personas, y responde que ello ha de cargarse en la cuenta de “unas ''disarmonías'' cuantitativas”. Cada particular configuración de la vida humana encontraría su causa en la [[series complementarias|conjugación entre propensiones innatas e impresiones de carácter contingente]]. Así, puede existir cierta predisposición a que determinado [[pulsión|componente pulsional]] se desarrolle con excesivo vigor o a que no tenga la fuerza necesaria; y, a su vez, las vivencias accidentales impondrán requerimientos particulares a cada individuo e incluso puede darse el caso de que, cuando impongan los mismos reclamos a dos personas distintas, la constitución de una de ellas le permita sobrellevar mucho mejor lo que la de la otra apenas puede afrontar.{{harvnp|Freud|2013a|pp=183-184}}
 
Sin embargo, tal [[etiología]], que Freud tilda de insatisfactoria y de demasiado general, es tan válida para los estados neuróticos como para cualquier otra perturbación anímica. Por otro lado, él confía en que, si la organización neurótica del yo se distingue tan escasamente de la “normal”, las indagaciones sobre la primera podrían echar luz sobre la constitución y las endebleces de la segunda. En la neurosis se constataría tanto la existencia de un reclamo del ello que el yo es incapaz de subyugar por completo, como la de una [[fijación|fase en el curso del desarrollo individual de importancia incomparablemente mayor]] a la del resto por lo que refiere a su peso en la causación de aquella perturbación.{{harvnp|Freud|2013a|p=184}}