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Como ejemplo, Juan Pablo cita las compañías fabricantes de los países desarrollados que adquieren la materia prima de los países en vías de desarrollo. Como los compradores insisten para obtener los precios más bajos posibles, los trabajadores en otras partes del mundo se ven directamente afectados. Para crear una política laboral que asegure justicia para cada trabajador, es necesario no solo trabajar con los empleados directos, sino también identificar a los empleadores indirectos. Juan Pablo sugiere que ese trabajo corresponde a los gobiernos y a organizaciones internacionales como la [[Organización de las Naciones Unidas|ONU]] o la [[Organización Internacional del Trabajo|OIT]].
 
== Derechos de los trabajadores ==
Juan Pablo II reconoció el derecho al pleno empleo y que el problema en lograr este objetivo era la organización, no la falta de recursos. Esta complicación se resolvería elaborando planes junto a los empleadores indirectos. Por otro lado, propuso un salario familiar justo para que las mujeres no tuvieran la necesidad de salir a trabajar porque el sueldo del padre de familia no alcanzaba. También reconoció la necesidad de que el trabajador posea un seguro social y vacaciones. En cuanto al derecho de [[huelga]], si bien lo reconoce, lo propone como última medida en caso de que el diálogo fracase. En la encíclica también se dirige especialmente hacia los [[agricultura|agricultores]] y las [[Movimiento por los derechos de las personas con discapacidad|personas con discapacidad]]. Sobre las migraciones por motivos laborales, el papa menciona que dejan expuestos a los trabajadores ante la explotación, implican una pérdida para el país de origen de esa persona, y hacen que se pierdan sus raíces culturales. Por eso recomienda que los Estados protejan a los inmigrantes.{{sfn|Corbelli|2012|pp=43-56}}
 
== Véase también ==