Diferencia entre revisiones de «Arte medieval»

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Las [[obras de arte]] medievales surgieron en un contexto en el que no existía el concepto de [[arte por el arte|arte como fin en sí mismo]] ni el de la [[belleza]] como su objetivo, ni siquiera el concepto mismo de [[artista]] o de [[bellas artes]] (sino el de [[artes mecánicas]], diferenciadas de las [[artes liberales|liberales]]). El objeto artístico medieval tenía, en el seno de la [[sociedad]] en que era producido, un carácter básicamente [[funcional]]. Para el [[medievalista]] francés [[Georges Duby]], la obra de arte medieval cumplía fundamentalmente tres cometidos:<ref>Georges Duby, ''Art et société au Moyen Âge'', París, Points, 1997, pp. 7-10.</ref>
 
* Ser una [[Ofrenda votiva|ofrenda]] a [[Dios]], a los [[santo]]s y o a los [[difunto]]s, con el fin de obtener su [[Gracia divina|gracia]], su [[indulgencia]], etc. Es por ello que el hombre medieval (incluso aquellos, como [[San Francisco de Asís]], que promovían la [[pobreza]]) no dudaba de la legitimidad de la [[riqueza]] de los adornos de las [[Iglesia (edificio)|iglesias]], [[monasterio]]s u otros lugares de culto, puesto que esta riqueza era vista como una ofrenda necesaria a Dios, para la cual eran necesarios los mejores [[materia (arte)|materiales]] y las peoresmejores [[técnica artística|técnicas]].
 
* Ser intermediaria entre el mundo sobrenatural y el humano, haciendo visible en este las realidades divinas, según la máxima [[Pablo de Tarso|paulina]] ''per visibilia ad invisibilia'' (a través de lo visible hacia lo invisible). Se suele atribuir a las imágenes medievales una función [[pedagogía|pedagógica]]: explicar los [[dogma]]s de la fe cristiana y la [[historia sagrada]] a los [[iletrado]]s (el ''catecismo de piedra''), si bien no todos los expertos están de acuerdo sobre este punto.<ref>Jerôme Baschet, ''L'iconographie médiévale'', París, Folio, 2008.</ref>