Diferencia entre revisiones de «T. S. Eliot»

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desambiguación
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Su tercera faceta es, sin duda, la meditativa y religiosa. El tono trascendente y penitencial adquiere una enorme presencia a lo largo de toda su obra, y del encuentro de elementos tan dispares (la tradición y la novedad, las bromas y las veras, lo sagrado y lo profano, podríamos decir o, como veremos después, la [[fe]] y el [[nihilismo]]) emanará, en síntesis, la, para algunos, poesía mayor del [[siglo XX]]; «una intensa atracción por la belleza junto a una igualmente intensa fascinación por la fealdad, la cual contrasta con ella y acaba destruyéndola», afirmó en uno de sus ensayos.<ref>Eliot, T. S.: ''Tradition and Individual Talent'', dentro de "The Sacred Wood" (1920) [http://www.english.uiuc.edu/maps/poets/a_f/eliot/tradition.htm Ensayo completo, en inglés.]</ref> Damaso López García traza muy bien una síntesis de estos llamativos contrastes en su introducción a ''Inventos de la liebre de marzo'', recopilación de los primeros poemas de Eliot, aparecida tras fallecer éste.<ref>López García, Damaso, introducción a ''Inventos de la liebre de marzo'', de T. S. Eliot. Ed. Visor. Madrid, 2001. ISBN 84-7522-982-4 p. 14</ref>
 
Como se ha dicho, Eliot, ya bien entrada la madurez, se convirtió inopinada y espectacularmente al anglicanismo; eso explica la importancia del sentimiento religioso en su vida, que de modo espontáneo trasladaría a su poesía. Dicho trasvase se plasma, de entrada, a través de la incorporación, aquí y allá, de innumerables citas tomadas de la [[Biblia]], de obras de santos, del [[Dante]], así como de textos sagrados orientales. Son frecuentes asimismo las referencias a episodios o lugares con fuerte significación religiosa, como en la que muchos juzgan su obra maestra, ''[[Cuatro cuartetos]]'' (1943). Pero Eliot llegó más lejos. En un tiempo convulso, cínico y descreído como el que le tocó vivir,<ref name="ref_duplicada_1">Valverde, José María: ''op. cit.''</ref> marcado además por dos guerras mundiales, no se abstuvo de sacar a la luz directamente un ramillete de poemas “religiosos”, casi a imitación de la [[mester de clerecía|clerecía]] medieval: ''[[Viaje de los magos]]'' (1927), ''[[Miércoles de ceniza (obra)|Miércoles de ceniza]]'' (1930, dedicado a la Virgen María), los coros de ''[[La piedra]]'' (1934, a favor de la construcción de nuevos templos), etc. Pero el fervor devoto en él —artista imbuido hasta la médula en el espíritu, dice Valverde, cínico y hueco de su siglo— muchas veces parece ser sólo aparente. Al igual que el español [[Miguel de Unamuno]], Eliot revela un talante místico al menos titubeante, en el cual la fe se ha visto considerablemente atemperada o enfriada, si no sustituida, por la desengañada [[meditación]] racional, siempre a vueltas con un tema metafísico de fondo: en el caso de Eliot, el incomprensible devenir del tiempo (''Cuatro cuartetos'').
 
En efecto, observemos el inicio de uno de los poemas puramente “religiosos” ya citados, ''Miércoles de ceniza'':