Diferencia entre revisiones de «Movimiento autónomo»

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Manuel Assiego (discusión · contribs.)
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Desde mediados de los noventa, gracias al doble influjo de la experiencia zapatista y de las nuevas culturas juveniles, fue ganando terreno la idea de horizontalidad. En un principio, se trataba de un rechazo visceral de las prácticas centralistas y jerárquicas de la izquierda y los sindicatos. Puesta a andar, la propia horizontalidad fue ganando espacios, expandiéndose, y terminó enriqueciendo la vida cotidiana de grupos de mujeres, de jóvenes y cada vez más de desocupados y campesinos. Merece destacarse el caso de la organización HIJOS (Hijas e hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), de desaparecidos por la dictadura, de Argentina. La profundidad de sus definiciones corre pareja con la profundidad de sus acciones: en pocos años se ganaron el respeto del conjunto del movimiento popular, de los medios y los intelectuales y, sobre todo, consiguieron que la acción que los caracteriza, el “escrache” (concentración frente al domicilio de un genocida para que lo conozca toda la comunidad), haya sido adoptada por amplias franjas de la sociedad en los períodos de mayores movilizaciones.
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Detenerse en la experiencia de HIJOS supone iluminar una forma de pararse en las luchas sociales muy similar a la del zapatismo. HIJOS se define como una “organización horizontal con voluntad de consenso”. Ha hecho de la asimetría una seña de identidad: “No tiene sentido referenciarnos todo el tiempo en el enemigo, y como el enemigo dice ‘blanco’ nosotros, para combatir al sistema, debemos decir ‘negro’” (Situaciones, 2002a). No buscan que la justicia castigue a los genocidas ni proponen siquiera un “castigo popular”, sino algo más profundo: que cada barrio en el que viven sea su cárcel, que cada vecino su carcelero. Al apostar por el castigo social buscan implicar (y lo hacen) al conjunto de las redes y organizaciones de cada lugar en los “escraches”, de modo que trabajan durante meses con ellos, deslindando con los tiempos del sistema y de los medios y atendiendo sólo los “tiempos interiores” del movimiento social. Los resultados son sorprendentes: no sólo decenas de asambleas vecinales realizaron a lo largo de 2002 cientos de escraches a militares genocidas, sino que muchos debieron trasladarse, toda vez que los vecinos les negaban el saludo y tenían grandes dificultades para comprar el pan y el diario en el barrio. Para HIJOS, la horizontalidad y la reconstrucción de los lazos solidarios destruidos por la dictadura son ejes tan importantes como el castigo a los genocidas. O sea, cuestiones de principios| Raul Zibechi <ref name=RZ>Raul Zibechi (2004). «[httphttps://www.nodo50.org/ekintza/spip.php?article103 2004/los-impactos-del-zapatismo-en-america-latina/ Los impactos del zapatismo en América Latina]. Por Raul Zibechi». ''[[Ekintza Zuzena]]'', nº 31.</ref>}}
 
Así pues se ha manifestado la influencia del zapatismo en el continente en expresiones activistas de nuevos militantes jóvenes en muchos casos inclusive ajenos a la experiencia formativa dentro del marixsmo-leninismo clásico o la social democracia. El caso argentino merece atención así aunque similares casos se dan en otros lados del continente. En este caso pues vale la pena mencionar los aportes recientes a la teoría autonomista que surgieron al calor de la experiencia zapatista mexicana como son los del sociólogo escocés radicado en México [[John Holloway]]. En su famoso tratado ''Cambiar el mundo sin tomar el poder'' se encuentran las reflexiones de [[marxismo libertario]] de la [[Escuela de Frankfurt]] con las prácticas del neozapatismo y las reflexiones autonomistas italianas y de otros lados. Estas reflexiones así pues tuvieron eco en otros lugares: