Diferencia entre revisiones de «Juana de Castro»

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Aunque se asegura que Pedro I no volvió a ver a Juana de Castro, no debió estar tan poco tiempo reunido con ella, puesto que el Papa le amonestó seriamente, llegando a la excomunión por no haber obedecido a su mandato. También se dice que el rey se separó de Juana de Castro a consecuencia de la excomunión del Pontífice, lo que, sin embargo, se calla en la crónica de López de Ayala, aunque la familia Castilla asegura que se encuentra en la supuesta crónica de Juan de Castro, obispo de [[Jaén]]. Cuando el rey [[Pedro I de Castilla]] abandonó a Juana de Castro le hizo entrega del señorío de [[Dueñas]], en donde ella vivió sin dejar nunca de titularse [[reina de Castilla y León]].
 
Se califica generalmente de aduladores y débiles a los obispos de Ávila ([[ÁvilaSancho Blázquez Dávila]]) y Salamanca ([[SalamancaJuan Lucero (obispo)]]) por haber declarado nulo el matrimonio de don Pedro con [[Blanca de Borbón|doña Blanca]]; pero no falta quien exponga razones de peso para justificar la nulidad de aquel enlace, y por otra parte, es fama que los citados obispos fueron varones piadosos, doctos y llenos de virtud. Consta además que no se retractaron, y si bien marcharon a [[Aviñón]], acudiendo al llamamiento del Papa [[Inocencio VI]] para responder de su conducta, no debieron salir desairados cuando nada dice del resultado de la audiencia el cronista Ayala, decidido partidario de [[Enrique de Trastámara]].
 
En sus últimos años de vida, Juana de Castro se retiró a Galicia. Pedro I el Cruel fue asesinado por su hermano en 1369, y el asesino subió al trono con el nombre de [[Enrique II de Castilla]]. Juana de Castro falleció en [[Galicia]] el 21 de agosto de 1374.