Diferencia entre revisiones de «Antonio Domingo Bussi»

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{{cita|…que Bussi fue el responsable en Tucumán durante la dictadura de los desaparecidos. Que se le vio ejecutando de manos propias a algunos desaparecidos, como [[Luis Falú]], a quien arrojaron a un foso de un solo tiro; otros dos detenidos desaparecidos fueron linchados por Bussi mientras se les interrogaba con la «manguera», elemento de tortura, teniéndolo varias horas hasta hacerlos morir. Que fue el responsable de exterminio. Que existen testimonios que de manos propias mató en tres casos. Que a Bussi le investigaron y tenía tres millones de dólares en bienes muebles e inmuebles (…) Que se estableció que el enriquecimiento fue posterior al 76<ref>Testimonio de Malvina Seguí, en la 23.ª sesión del juicio oral a Adolfo Scilingo en la Audiencia Nacional Española, [https://web.archive.org/web/20090412003935/http://www.nuncamas.org/juicios/espania/2005/scilingo_20050208b.htm]</ref>}}
 
Como gobernador de Tucumán su gestión estuvo marcada por el [[autoritarismo]] y la [[represión]] como nunca antes experimentada en la Provincia[[provincia de Tucumán]]. Como una forma de paliar los efectos sociales del cierre de los ingenios[[ingenio azucarero|ingenio]]s, cuyas consecuencias sociales habían sido el caldo de cultivo para la protesta social y el surgimiento de la [[guerrilla]] rural en el interior de la provincia, el gobierno de Bussi se embarcó en un programa de obras públicas masivas y en la búsqueda de inversiones fabriles. En 1977 logró la instalación de la Fábrica de Camiones [[Scania]] en la localidad de [[Colombres (Tucumán)|Colombres]], [[Departamento Cruz Alta]], e inició un programa de obras públicas, carente de planificación y de utilidad para las necesidades de la provincia. Así se construyeron inmumerables complejos deportivos, en terrenos baldíos pertenecientes a propietarios privados en una exacción sin precedentes, a sólo efecto de combatir «la mala imagen urbana de las ciudades». Quizás la obra más notoria durante su gobierno fue la parquización y la construcción de canchas de fútbol y de básquet sobre el cauce natural del Río Salí, a pesar de los consejos de geólogos y urbanistas, y que fueron arrasadas por la crecida del río en los años 1981 y 1982. Estás obras se hacían con personal del llamado Operativo Tucumán, desempleados de la crisis del azúcar de 1965, que dejó decenas de miles de personas sin trabajo y que fueron incorporados a la planta de trabajadores del Estado provincial. Estos trabajadores eran obligados a trabajar en jornadas de más de 16 horas, vigilados y amedrentados por soldados armados. También se ordenó que los tanques de aguas corrientes domésticas de cada una de las casas fueran pintados con la bandera argentina.
 
La ciudad de San Miguel de Tucumán no escapó a formas de exclusión edilicia de desgraciada memoria, como la construcción de «muros ornamentales» decorados con tejas y rejas de estilo colonial destinados a ocultar las villas miserias de la capital y del interior.La administración bussista sufrió también una inusitada fiebre de erección de monumentos de temática militar, muchos de ellos de dudoso gusto, como la Avenida de Los Próceres en el Parque 9 de julio. El dispendio también se prolongó en obras monumentales como la fundación de los pueblos «Soldado Maldonado» y «Teniente Berdina», en el sur tucumano, ubicados en aquellos lugares en donde se habían desarrollado los combates con las fuerzas guerrilleras durante el Operativo Independencia. Estos pueblos fundados sin planificación y sin vías de comunicación con los principales centros urbanos languidecieron, y tres décadas después los propietarios de los terrenos donde construyeron continúan reclamando por la usurpación de los mismos.