Diferencia entre revisiones de «Asedio de Veracruz (1821)»

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La fortaleza de San Juan de Ulúa en Veracruz resistirá frente al Ejército Trigarante gracias a la ayuda llegada desde Cuba.
La tropa veterana y las milicias cívicas pudieron repeler con éxito la agresión gracias al auxilio recibido de los buques de guerra y mercantes anclados en el puerto. Dato curioso, como era costumbre de los jefes militares españoles el abultar las cifras de los enemigos caídos en combate, ésta no era la excepción; así pues, mientras que los reportes realizados dos días después de la acción daban una cifra de 119 bajas entre muertos y heridos, Dávila la aumentó a 250. Luego Lemaur la inflaría aún más hasta llegar a 300. En la que Dávila no mintiónmintió fue en las 77 bajas españolas.
 
== Antecedentes ==
 
El 2 de marzo de 1821 se conoció en el puerto la noticia del pronunciamiento militar del comandante militar del Sur, Agustín de Iturbide. De inmediato, desde Veracruz se envió a México a la mayor parte de las tropas acantonadas en la intendencia, pero el gobierno nunca se imaginó que los regimientos cambiaran de bando y le declararan la guerra.14 Otra vez, Veracruz perdió toda comunicación con la ciudad de México; nada se sabía, tampoco, de la situación de las provincias del interior dado que los caminos estaban controlados por los rebeldes y la correspondencia pública y privada estaba detenida. Para el mes de junio de ese mismo año, la mayor parte de las localidades de la provincia habían desconocido al gobierno de España y reconocido al emanado del Plan de Iguala.
 
La autoridad real se circunscribía al recinto de la ciudad y a las cabeceras de Tuxpan-Tampico, en el norte, y a Acayucan, en el sur. Desde entonces, resguardar Veracruz se convirtió en la máxima prioridad; no podía abandonarse ni dejar de ser auxiliada porque “su puerto, su fortaleza y su posición geográfica influyen demasiado en la balanza pública, empero las existencias de España valuadas en doce millones de pesos y mayor caudal invertido por europeos en fincas rurales y urbanas que hacen la subsistencia de innumerables familias y forman el patrimonio de multiplicadas generaciones”.15 Los bienes de los peninsulares eran lapreocupación máxima de Dávila.
Desde el 23 de junio, desde los campos de Santa Fe, comenzó el asedio de la ciudad por las tropas trigarantes encabezadas por Antonio López de Santa Anna.

A ellas se iban sumando las partidas costeñas de a caballo, la “jarochada”.16 En el pasado, la mayoría de ellos habían participado en la insurgencia e indultado después de 1815, con la condición de incorporarse a nuevos cuerpos de milicia local y asentarse en las poblaciones de Medellín, Xamapa, San Diego y Tamarindo. Las cuatro bajo la gubernatura de Santa Anna. Así, nacía una alianza estratégica entre el líder y las comunidades, alianza que iba a durar por décadas (Fowler, 2010, pp. 70-73). Con el sitio a la ciudad de Veracruz, iniciaba el episodio más dramático que hasta entonces había vivido la población, al convertirse en el botín de muchos intereses y de pocos fieles y desinteresados defensores. La salvaguarda de los intereses de los comerciantes marcó el rumbo de los acontecimientos y determinó el futuro de las negociaciones.

Ello explica la organización, en el puerto, de la resistencia más fuerte y prolongada contra los americanos. Los preparativos para
la defensa de la ciudad comenzaron a desarrollarse en la medida en que llegaban las noticias de las deserciones de los destacamentos militares y de las proclamas emitidas en las poblaciones en favor del Plan de Iguala. La primera medida adoptada por Dávila fue de tipo político, el 3 de junio de 1821, en sesión de cabildo ante el Ayuntamiento, el gobernador de la plaza asumió las facultades de capitán general y jefe superior político de Nueva España, mientras llegaba el enviado por las Cortes Juan O´Donojú (Fernández, 1992, pp. 231-234).