Diferencia entre revisiones de «Jean-François Champollion»
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== Destierro ==
[[Archivo:Jean-François Champollion - Lettre à M. Dacier relative à l'alphabet des hiéroglyphes phonétiques.djvu|thumb|''Lettre à M. Dacier''<br />Ed. [[Firmín Didot]] (1822).]]
En 1816 fueron oficialmente expulsados de la Universidad y condenados al destierro en Figeac, el sitio que los vio nacer, compartiendo la casa familiar con su anciano y alcohólico padre y dos de sus tres hermanas, las solteras Thérèse y Marie-Jeanne. En 1817 le levantaron la sentencia al menor de los Champollion que pudo regresar a Grenoble donde, en diciembre de 1818, pudo finalmente casarse con Rosine.
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Gracias a las comparaciones de varios textos escritos con signos jeroglifícos, se percató que existían letras homófonas; podían sonar igual, pero se escribían de dos formas distintas. Como la T en Cleopatra y Ptolomeo: sonaban igual, pero se escribían de manera distinta en cada uno de los nombres. Pronto pudo estudiar las inscripciones del templo de Karnak, situado en Tebas, lo que le permitió reconstruir el nombre de Alejandro. Tardó poco tiempo en lograr reconstruir un alfabeto fonético que se podía aplicar a todos los nombres grecorromanos que fueron escritos en egipcio. Le faltaba lo más difícil: lograr descifrar los nombres reales en egipcio.
El 14 de septiembre de 1822 la puerta del despacho de Jacques-Joseph se abrió de golpe y un emocionado Jean-François, que había estado trabajando en casa, como era
Apenas trece días después, el 27 de septiembre, se presentó su descubrimiento ante la Academia de Inscripciones de París, de manera formal, por medio de una carta. ''Carta para M. Dacier relativa al alfabeto fonético jeroglífico utilizado por los egipcios'' (Bon-Joseph Dacier era el secretario de la Academia por aquel entonces). La carta se tradujo y publicó en varios idiomas y empezaron los elogios y las críticas. Algunos no le creyeron; otros, como Thomas Young, lo acusaron de robar las ideas de otros. Champollion no se rindió; gracias a las visitas al Museo de Turin, que albergaba muchos textos jeroglíficos, en el año 1824 tenía perfeccionado su sistema y se vio con fuerzas para publicar ''Précis du système hiéroglyphique des anciens Égyptiens'' (Resumen del sistema jeroglífico de los antiguos egipcios) En esta obra explicaba la complicada naturaleza de los jeroglíficos:
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