Diferencia entre revisiones de «Quinta presidencial de Olivos»

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== El legado ==
Miguel de Azcuénaga murió en 1833 y la propiedad fue heredada por su hijo, Miguel José de Azcuénaga, que creó una cabaña para criar animales y realizó una importante refacción en la casa con la ayuda de su amigo, el arquitecto y pintor PRILIDIANO PUEYRREDÓN.
Como no tuvo hijos, a su muerte la propiedad pasó a manos de uno de sus sobrinos, ANTONIO OLAGUER FELIÚ Y AZCUÉNAGA, que era ciego, al igual que varios miembros de la familia. Soltero y sin sucesión, Antonio falleció en [[1903]] legando la quinta a su sobrino y ahijado Carlos Villate Olaguer (soltero y sin hijos),<ref>{{cita web|apellidos1=Quinta|nombre1=Olivos|título=quinta-de-olivos-su-historia|url=https://elarcondelahistoria.com/la-quinta-presidencial-de-olivos-29121779/|fechaacceso=25 de abril de 2020}}</ref> quien al responder al prestigio de su bisabuelo materno y también a la tradición altruista y generosa de los Azcuénaga, como digno descendiente de [[Orden de la Banda|Caballeros de la Banda]], hijos del solar de [[Durango (Vizcaya)|Durango]] (en [[Vizcaya]]), realizó su legado de la Chacra de Olivos al «Superior Gobierno de la Nación Argentina», con la condición de que fuera la residencia presidencial y que no fuera deshabitada por más de 30 días seguidos. En efecto, siendo joven pero sintiendo declinar su salud (murió a los cuarenta y seis años) hizo un testamento en el que expresaba que su voluntad era ceder la residencia al Gobierno nacional, para que allí hicieran la «quinta presidencial», y agregó:
 
{{cita|...En caso que el gobierno no aceptara esta donación, es mi voluntad que sea construido un gran parque, dándolo al Gobierno nacional para beneficio público.<ref>Luqui Lagleyze, Julio A. (1989): «Algunas quintas» (pág. 95), capítulo 18 de ''El partido de Vicente López, en el pago del Monte Grande''. Buenos Aires: Fundación Banco de Boston, 1989.</ref>}}