Diferencia entre revisiones de «Relaciones de sucesos»

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== Características ==
Fueron obras de consumo inmediato y baja calidad, si bien narran hechos del presente interpretados precisamente desde el presente, por lo que arrojan claves
sociopolíticas muy ajustadas que nos acercan la mentalidad, el imaginario colectivo o las mismas estrategias oficiales de interacción-coacción, entre otros múltiples aspectos, sobre el choque entre dos concepciones religiosas y sociológicas que se dirimen en el Mediterráneo, pero también en el mismo corazón de Europa. Más que la objetividad o precisión de los hechos que narran, quizá su mayor interés resida precisamente en la construcción que ofrecen de los mismos. Un relato de la guerra entre identidades construidas, dirigido a captar el mayor número de receptores posible mediante la explotación de recursos temáticos y estilísticos de carácter coloquial, y donde se entrecruzan objetivos doctrinales e ideológicos, pero también interés por informar y por entretener. La etiqueta común con la que se conoce a este género preperiodístico es la de relaciones de sucesos. Sin embargo, el calificativo de sucesos no se empleaba en la Edad Moderna y sí el de relación. Los expertos de los siglos XIX y XX generalizan este calificativo, que se consagra en los títulos de trabajos fundamentales como el repertorio de [[Mercedes Agulló y Cobo]]: ''Relaciones de sucesos, I. Años 1477-1619'', Madrid, 1966. Sin embargo, también se usaron otras definiciones como nuevas, noticias, gacetas, cartas, avisos o pronósticos. A pesar de su indudable carácter popular, no sólo tienen a las capas sociales más bajas como únicos consumidores. El propio cronista real de Felipe IV [[Juan Tamayo de Vargas]] critica las relaciones porque las escriben enemigos y opositores a la Monarquía y dan información no creíble y sólo entretenida:
 
[Las relaciones] que venden los ciegos, que ordinariamente o se escriben a gusto dellos interesados o con el testimonio de una simple carta y sin autoridad […] para hacer granjería, engañando al vulgo que las cree por impresas y a los demás que por poco dinero leen costas extrañas.