Diferencia entre revisiones de «José Mari Uzelai»

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Cuando contaba seis años de edad, toda la familia se trasladó al caserío Txirapozu de Busturia, pueblo de origen de su madre. Los libros de medicina y botánica de Gaspar Bulukua, el instrumental y las pinturas orientales de Manuel Txirapozu y los libros náuticos de José Manuel Uriarte que encontró en el caserío fueron las tres referencias que configuraron el universo icónico de Uzelai.
 
La obra de Uzelai se distingue por un estilo personal muy marcado. Su realismo superaba la mera imitación de las formas, era un realismo mágico salpicado de toques manieristas y expresionistas. Se hallaba entre los mejores retratistas de su época y sus personajes aparecen desfigurados y envueltos en una atmósfera transparente, más allá de una simple representación. Se observa una influencia oriental es sus trabajos de naturaleza muerta y sobre todo en los trabajos que tienen a la mar como protagonista, influencias sacadas de las referencias que marcaron su niñez, así como de las novelas de [[Robert Louis Stevenson|Stevenson]], [[Joseph Conrad|Conrad]] y [[Jack London|London]] que leyó durante su estancia en Londres.
 
En 1933 pintó el mural del [[Batzoki]] de [[Bermeo]] ([[Vizcaya]]).
 
En los años en que vivió en [[París]], Uzelai formó parte de numerosas tertulias: «en aquella época conocí a muchas personalidades gracias a las tertulias: [[Paul Moran]], [[Alejo Carpentier]], [[Blaise Cendrars]], [[Ernest Hemingway]], Fitzgerald, [[Le Corbusier]] e incluso conocí a [[Miguel de Unamuno|Unamuno]], que venía huyendo de la dictadura de Primo de Rivera. Me hice gran amigo de [[Maurice Ravel]] y hablábamos en [[euskera]]. Entre nuestros compañeros de tertulia se hallaban [[Igor Stravinski|Stravinsky]], Falla[[Manuel de Falla|Falla]], [[Pablo Picasso|Picasso]]...»
 
En 1936, el Lehendakari [[José Antonio Aguirre]] le ofreció el puesto de director de Bellas Artes. Uzelai conocía a Agirre de su época de Bachillerato y aceptó el puesto. Al año siguiente Uzelai fue el director del pabellón del País Vasco en la exposición de París. Se encargó, junto con Tellaetxe, de poner a salvo todas las obras de arte durante la guerra civil y como muchos otros artistas de la época, tuvo que exiliarse en 1938. Se refugió en Inglaterra hasta 1949, donde pintó entre otros, los murales de los barcos [[Queen Mary]] y Caronia.