Diferencia entre revisiones de «Judíos durante el franquismo»

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En junio de 1944 el embajador [[Miguel Ángel de Muguiro]] dejó Budapest y se hizo cargo de la legación española en Hungría Sanz Briz, con el título de [[encargado de negocios]]. Briz junto con su ayudante el italiano [[Giorgio Perlasca]] –a quienes el gobierno de Israel les otorgó el título de [[Justos entre las Naciones]]-, comenzó inmediatamente a conceder visados y pasaportes españoles a miles de judíos. Gracias a estos papeles 1.648 de ellos pudieron salir de Hungría y encontrar refugio en Suiza. A otros Sanz Briz y Perlasca los alojaron en ocho pisos alquilados "anejos a la legación de España" por lo que gozaban del privilegio de la [[Extraterritorialidad (derecho)|extraterritorialidad]], tal como figuraba en la puerta de cada uno de ellos –los gastos corrían a cargo de la Cruz Roja Internacional-.{{Harvnp|Álvarez Chillida|2007|p=203}} Asimismo Briz se ocupó, como había hecho el año anterior Oliván desde Berlín, de informar al gobierno de Madrid del exterminio de los judíos en los campos gracias al testimonio de dos judíos que habían escapado de [[Auschwitz]]. En octubre de 1944 Sanz Briz ideó una estratagema para salvar más judíos. Consiguió que el gobierno húngaro le autorizase a proporcionar doscientos pasaportes a supuestos sefardíes de origen español, que él los convirtió en pasaportes familiares –cada uno incluía una familia entera- y además concedió muchos más pasaportes de los doscientos autorizados simplemente numerándolos siempre por debajo del 200. De esa forma salvó a muchos judíos "españoles".{{Harvnp|Pérez|2009|pp=327-329}} Uno de estos falsos documentos extendidos por Sanz Briz fechado en Budapest el 14 de noviembre de 1944 decía:{{Harvnp|Pérez|2009|p=329}}
{{cita|Certifico que Mor Mannheim, nacido en 1907, residente en Budapest, calle de Katona Jozsef, 41, ha solicitado, a través de sus parientes en España, la adquisición de la nacionalidad española. La legación de España ha sido autorizada a extenderle un visado de entrada en España antes de que se concluyan los trámites que dicha solicitud debe seguir}}
En noviembre de 1944, cuando el Ejército Rojo estaba muy cerca de Budapest, Sanz Briz recibió la orden de abandonar la embajada y trasladarse a Suiza, pero [[Giorgio Perlasca]], haciéndose pasar por diplomático español, cuando solo era un italiano que se había refugiado en Budapest, y al que el cónsul español le había facilitado pasaporte español, siguió en la capital húngara continuando con la labor humanitaria hasta el 16 de enero de 1945, día en que las tropas soviéticas entraron en Budapest. Según Joseph Pérez, unos 5.500 judíos salvaron la vida gracias a las gestiones de Sanz Briz y Perlasca, aunque Gonzalo Álvarez Chillida rebaja la cifra a 3.500.{{Harvnp|Álvarez Chillida|2007|p=203}} En 1991 el gobierno de Israel nombró a SanSanz Briz Justo de la Humanidad a título póstumo –había muerto en 1980-.{{Harvnp|Pérez|2009|pp=320-329}}
 
A diferencia de lo que sucedió con las otras acciones humanitarias de los diplomáticos españoles, la de SanSanz Briz sí contó con la aprobación del gobierno español. Según Joseph Pérez, esto se explica por el momento en que se produjo, finales de 1944, cuando no era difícil prever la derrota de Hitler. "La actitud de Sanz Briz servía de coartada al régimen de Franco en sus esfuerzos para convencer a los aliados que ya no tenía nada de común con el [[Tercer Reich]]. Además, por aquellas fechas, era demasiado tarde para que los judíos húngaros pudiesen ser trasladados a España. Por si a alguno se le ocurría intentarlo una vez acabada la guerra, utilizando sus documentos de protección, el nuevo ministro de Exteriores, [[Alberto Martín-Artajo]], envió dos circulares a los cónsules, el 24 de julio y el 10 de octubre de 1945, ordenándoles anular su validez ''a todos los efectos''".{{Harvnp|Pérez|2009|p=331}} Este mismo punto de vista es el que sostiene Gonzalo Álvarez Chillida, añadiendo además que "el costo de la operación era mínimo: el papel, la tinta y el tiempo empleado en redactar los documentos de protección. El Gobierno sabía que no podían entrar en España y el sostenimiento era por cuenta ajena. Y las ganancias en propaganda ante los aliados eran cuantiosas".{{Harvnp|Álvarez Chillida|2007|p=203}}
 
=== La construcción del mito «Franco, salvador de los judíos» ===