Diferencia entre revisiones de «Abd al-Rahman ibn Habid al-Siqlabi»

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Era ''"Grande del Chund"'' (comandante de ejército) y luchó contra la rebelión bereber en la península junto a las fuerzas del [[País de Sham|sirio]] [[Balch ibn Bishr al-Qushayri]] (Balech) hasta que en el 123 de la [[Hégira]] (ca.[[741]]), éste destituyó y crucificó a su tío el emir [[Abd al-Malik ibn Qatan al Fihri]] (Abdelmélic ben Catán). Se unió entonces al levantamiento arabe contra el usurpador hasta que victorioso el partido de Balech en la [[batalla de Aqua Portora]]<ref>Balech fue herido en el combate y moriría poco después.</ref>, Abd al-Rahman debió pasar al [[Magreb]], donde tuvo parte principal en los sucesos políticos del norte africano posteriores al año 125 (4 de Noviembre de 742 á 25 Octubre de 743).
 
Cuatro años después regresó a la península y en el 129 (747) su suegro Yúsuf se convertía en el nuevo [[Valí|walí]] de al-Ándalus]].
 
En [[750]] en el Califato de Damasco una revolución liderada por la familia [[Califato Abasí|abasí]] derrocó a los [[Omeyas]], descendientes de [[Mahoma]], y ordenaron el asesinato de toda la familia. UnUno de sus miembros, nieto del Califa Hixem, el joven Abd[[Abderramán arI|Abd al-Rahman ibn MoawiahMuawiya al-Dajil]] pudo librarse de la masacre y la persecución y refugiarse en el norte de África, desde donde envió emisarios a al-Ándalus para procurar apoyo a su causa.
 
En el año [[755]], el país llevaba soportando cinco años de sequía y de hambre a lo que se sumaba las contínuas rebeliones de bereberes, de clanes árabes y de tribus del norte, que luchaban contra los musulmanes como habían peleado durante siglos contra los romanos y los visigodos. Ese año, los árabes qaisíes, base del poder de Yusuf, acababan de vencer a los yemeníes en la batalla de la Saqunda, un descampado frente a las murallas de Córdoba.
 
El 14 de agosto del año 755 [[Abderramán I|Abd al-Rahman ibn Muawiya al-Dajil]] —«El Servidor del Misericordioso, el hijo de Muawiya, el Inmigrado», que había escapado del sangriento destino final de los Omeyas — desembarcaba en la playa de Almuñécar.
 
El ejército de Yusuf acababa de sufrir una derrota en su lucha contra los vascos. Al enterarse del desembarco mientras viajaba hacia el norte con tropas de refresco, Yusuf abandonó la ofensiva y regresó a Córdoba. Durante el invierno intentó sin éxito negociar con el invasor ofreciendo tierras, dignidades y la mano de sus hijas. En marzo del [[756]] Abd al-Rahman emprendió su lenta marcha hacia Córdoba seguido por un ejército de sirios, yemeníes y bereberes. En la mezquita de Archidona los sirios del Jordán lo proclamaron emir y en Sevilla fue aclamado como rey, tras lo que continuó su avance hacia Córdoba, mientras Yusuf retrocedía.
 
Temiendo que Yusuf se fortificara en la capital, Abd al-Rahman envió entonces un emisario al campamento de Yusuf con una carta prometiéndole aceptar sus condiciones, pero esa misma noche sus tropas, principalmente yemeníes, cruzaron el río que las separaba de las de su enemigo y lo masacraron. Yusuf mismo perdió a un hijo en el combate. El 15 de mayo Abd al-Rahman entró en Córdoba.<ref>Abd al-Rahman prohibió a los yemeníes saquear Córdoba. Ante la evidencia de que planeaban un complot para asesinarlo y para neutralizar su poder, Abd al-Rahman ordenó ejecuciones en masa. Algunas fuentes indican que por orden suya fueron decapitados treinta mil yemeníes.</ref>
Los dos ejércitos que habían cabalgado en direcciones contrarias ahora marchan acompasadamente hacia Córdoba, el de Yusuf para defenderla, el de Abd al-Rahman para conquistarla.
Abd al-Rahman envía un emisario al campamento de Yusuf con una carta en la que le promete que aceptará sus condiciones, renunciando a la soberanía de al-Andalus. Pero esa misma noche, sus soldados cruzan el río y sorprenden a traición a las tropas del gobernador. Enardecidos por el deseo de saquear la ciudad y de vengarse del desastre que sufrieron hacía diez años en la batalla de Saqunda, los yemeníes de Abd al-Rahman aniquilan al ejército de Yusuf, que pierde a un hijo en el combate. El quince de mayo, Abd al-Rahman entra en Córdoba.
Los yemeníes, a los que prohibió entrar a saco en Córdoba y apoderarse de los tesoros y de las mujeres del vencido Yusuf al-Fihrí, en seguida tramaron una celada para asesinarlo, y sólo recurriendo al terror de las ejecuciones en masa los pudo doblegar. Se dice que por orden suya fueron decapitados treinta mil yemeníes.
 
Consolidado en el gobierno de la península, en [[773]] Abd al-Rahman se independizó de la nueva capital abasí, [[Bagdad]].
En [[773]], se independiza de la nueva capital abasí, [[Bagdad]]. Esta independencia es política y administrativa pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con el [[Califato Abasí]].
 
En apoyo de los abasíes, el yerno de Yusuf, al-Siqlabi, levantó en el norte de África un ejército con tropas berberiscas y en [[777]] desembarcó en la costa [[Murcia|murciana]] de [[Todmir]]. De inmediato se moviomovió ahacia [[Barcelona]] y entró en contacto con el gobernador independiente de [[Zaragoza]] [[Suleyman ibn Yaqzan al-Arabi|Suleimán-ben-Jakthán-ben-Al-Arabí]]<ref>Algunas fuentes árabes hablan de Barcelona, no Zaragoza.</ref> y con [[Abu-l-Aswad Muhammad]] (Muhámad Abulaswad), hijo de Yusuf,<ref>Abd al-Rahman había condenado a reclusión perpetua al hijo de Yusuf, quien consiguió huir disfrazado de ciego.</ref>.
 
Suleimán incumplió sus compromisos, por lo que el Siklabí marchó contra él. Entre tanto, el emir Abd al-Rahman envió un fuerte ejército sobre Todmir e incendió su escuadra cortándole asi la retirada.
El ''Siklabí'', fracasado su intento de controlar Zaragoza, se refugió en una montaña fortificada cerca de [[Valencia]].
Abd al-Rahman ofreció entonces una recompensa de mil monedas de oro por la cabeza de su enemigo. Al poco tiempo, uno de los bereberes que lo acompañaban lo traicionó, mató y cortó su cabeza.
 
Mientras Abd al-Rahman planeaba ya marchar contra Siria y enfrentar a los usurpadores abasíes, el gobernador Suleimán envió una embajada a [[Paderborn]], donde se encontraba el rey de Afranch (de[[Reino los FrancosFranco]]) [[Carlomagno]], quien tras vencer a los [[sajones]] celebraba la dieta o ''campo de Mayo'', para ofrecerle su alianza contra el emir de Córdoba.<ref>Aunque sin sustento en las fuentes árabes, algunos historiadores (el holandés Dozy) dar por cierto que Carlomagno vino a España traído por una verdadera coalición formada por todos los descontentos contra Abderrahmán: el Kelbí-el-Arabí, gobernador de Barcelona, el ''Siklabí'' y Abul Asguad, hijo de Yusuf, que para burlar la vigilancia de sus carceleros se fingió ciego. Las fuentes árabes refieren que Carlomagno fué llamado única y exclusivamentesólo por el emir de Zaragoza, y que aquella ciudad le cerró sus puertas.</ref>
 
Carlomagno aceptó la propuesta: los Anales de Colonia afirman que "''Los árabes insurrectos buscaban el medio de satisfacer sus ambiciones y rencores y el Monarca franco veía en esta empresa una buena ocasión de acrecentar sus dominios con la conquista de algunas ciudades del Norte de la Península.''"
 
En la primavera boreal del año [[778]], después de celebrar la Pascua de Resurrección (19 abril) en la «villa» de ''Cussinogilum'' el Rey de los francos, a la cabeza de una parte de su ejército se puso en marcha con dirección al país de los [[Vascos|wascones]], mientras el resto de sus tropas tomaba el camino decruzaban los [[Pirineos]] orientales con ánimo depara penetrar en [[Cataluña]].
Tras apoderarse de Pamplona y unirse a las fuerzas de Suleimán, quien había ya derrotado y hecho prisionero al general Tábala enviado por el Emir a sofocar la revuelta, avanzó hasta Zaragoza, pero los moros acaudillados por el defensor Hosain-ben-Yahía se negaron a recibirle en la ciudad y cerraron sus puertas. Carlomagno concibió sospechas del gobernador y lo retuvo como prisionero. Pronto tuvo que abandonar el sitio de Zaragoza y emprender la retirada hacia las orillas del Rhin ante las noticias de una nueva insurrección de los sajones de Witekind.
Tanto a la venida como al regreso se apoderó de las villas y fortalezas que encontraba en su camino, derruyó hasta los cimientos los muros de Pamplona y reunió un copiosísimo botín.