La idea de un arma de fuego que disparara de forma repetitiva hunde sus raíces en la primera generación de armas de fuego maduras, a comienzos del sigosiglo XVI. Sin embargo, habrá que esperar hasta la mejora de la metalurgia para que surgieran los primeros modelos de fuego repetitivo con las ''[[Mitrailleuse]]'' francesas, armas de apoyo construidas a partir de la superposición de cañones de calibre de fusil que se cargaban por retrocarga y que se podían disparar en sucesión, sembrando de metralla (''mitraille'') el arco de fuego del arma. Su uso en combate en la [[Guerra Franco-Prusiana]] no dio resultados concluyentes, sobre todo comparada con las piezas de artillería de retrocarga prusianas, íntegramente forjadas en acero y de un efecto netamente superior.