Diferencia entre revisiones de «Libros litúrgicos»

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== Los sacramentarios ==
El libro litúrgico de más importancia en la antigüedad era el ''Sacramentario'', pues bajo este nombre se entendía una especie de [[Misal]] incompleto que reunía las preces u oraciones comunes para la confección de la [[Eucaristía]] y que fueron recopiladas y fijadas por los Sumos sacerdotes....
 
El sacramentario 'veronense' o 'leoniano' es una recolección de textos litúrgicos de diversas fuentes (por ejemplo, hay unos treinta formularios para la misa de san Pedro y san Pablo). Dado que la mayoría de las fórmulas provienen de tiempos del Papa [[León I el Magno]] ha tomado ese nombre. Está incompleto pues no ofrece textos para las celebraciones de Cuaresma, Pascua y tampoco el canon.
 
El sacramentario '''gelasiano''' atribuido impropiamente al Papa [[Gelasio I]], se conserva en la [[Biblioteca Vaticana]]. Se sabe que fue elaborado en un monasterio cerca de [[París]] hacia el año 750. Contiene propuestas de misas para todo el año y para algunas otras celebraciones como ordenaciones sacerdotales y diaconales, penitencia, bautismo, etc. La base es la liturgia romana pero influida por oraciones y plegarias galicanas.
 
El sacramentario '''gregoriano''' llega a nosotros a través de las recopilaciones que se hicieron a fines del siglo VIII{{versalita|viii}}. Sin embargo, se trata de una colección de sacramentarios que se usaban ya en tiempos de [[Gregorio Magno]]. Sus textos son el modelo de las formas litúrgicas posteriores al [[Concilio Vaticano II]] debido a su sobriedad y sencillez.
 
== Leccionario ==
Es el libro empleado en las celebraciones litúrgicas para proclamar textos de la Sagrada Escritura.
 
En los primeros tiempos del cristianismo, al inicio de las celebraciones, se leían los libros de los [[profeta]]s y del [[Pentateuco]] pero no de manera sistemática ni según un orden dado por alguna autoridad. Seguramente se seguía el método de las sinagogas donde cada persona que pasaba a leer continuaba el texto desde donde se habían quedado la vez anterior. Ya en la Apología de [[Justino mártir|Justino]] y en las ''Constitutiones apostolicas'' (del siglo III{{versalita|iii}}) se indica que tras la lectura de algún texto del [[Antiguo Testamento]] se procedía a leer alguna epístola o los hechos indicando expresamente que el evangelio era leído solo por el [[Sacerdocio|sacerdote]] o el diácono.
 
Los libros usados en este período eran transcripciones completas de los textos sagrados con indicaciones al margen para el día o el período en que debían ser usados. Por ello, se prepararon también listas o enumeraciones de los textos para encontrar más fácilmente la lectura que correspondía cada día. A estas listas se las llamó “Capitularia Evangeliorum” o “Capitularia lectionum”.
 
Durante el siglo IV{{versalita|iv}} y tras la formación todavía incipiente del calendario litúrgico, se comienza a elaborar una sistematización de los textos de acuerdo con los períodos y las fiestas. El texto de la peregrina Egeria (hacia el año 384) contiene una expresión de la admiración porque en las celebraciones litúrgicas de Jerusalén se hacen lecturas adaptadas al día y a la zona.
 
A partir de las colecciones de homilías de [[Ambrosio]] de Milán y [[Agustín de Hipona]] se ha podido reconstruir el leccionario en uso en aquellos tiempos. Para el pontificado de [[León I el Magno|León Magno]] el leccionario se encuentra completamente fijado.
 
En el siglo VI{{versalita|vi}} nacen propiamente los leccionarios al realizarse libros para uso litúrgico con los textos de lecturas para cada día. Se incluían en ellos los textos del Antiguo y del [[Nuevo Testamento]], pero el evangelio se colocaba aparte en libros llamados “Evangeliarios”.
 
Hacia el siglo XI{{versalita|xi}} los leccionarios comenzaron a desaparecer pues se publicaron libros que contenían toda la misa, incluidas las lecturas.
 
Después de la reforma litúrgica solicitada por el Concilio Vaticano II y teniendo en cuenta el mayor realce que se da en ella a la lectura de los textos, se comenzaron a imprimir nuevamente los leccionarios y evangeliarios de manera que pudieran ser usados en procesión al inicio de la [[Santa Misa]].
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== Otros textos ==
* el ''[[Antifonario]]'', con los introitos, gradual, ofertorio, etc. Cuyo principal autor es el citado San Gregorio.
* el ''[[Misal]]'', que en un principio era el ''Sacramentario'' y que después fue completándose con los otros libros enumerados, hasta constituirse en ''Misal plenario'' hacia el [[siglo IX|siglo {{versalita|ix}}]] y quedar en esta forma, único para las iglesias menores. Actualmente, el Misal ya no es ''plenario'', pues contiene las oraciones de la Misa, pero no las lecturas. Estas están recogidas en el ''[[Leccionario]]''.
* el ''Bendicional'', que reúne las bendiciones de la Iglesia y se atribuye en gran parte a San Gregorio Magno
* el ''Pontifical romano'' y el ''[[Ritual romano|Ritual]]'', que abrazan respectivamente las oraciones y prácticas de los [[obispo]]s o de los [[párroco]]s en la administración de los Sacramentos que les incumbe.
* el ''Liber oratorium'' u ''Officiarium'', libro primitivo de rezo.
* el ''[[Breviario]]'' o libro del rezo eclesiástico para la Liturgia de las Horas, llamado así por haberse determinado en forma breve desde el [[siglo XI|siglo {{versalita|xi}}]] por San [[Gregorio VII]] y más aún por San [[Pío V]] en el [[siglo XVI|siglo {{versalita|xvi}}]]
* el ''[[Martirologio]]'', que contiene la lista de santos canonizados con una breve reseña de cada uno y que en forma sencilla viene de los primeros siglos de la Iglesia y que, reducido a un [[códice]] regular, data de [[Jerónimo de Estridón|San Jerónimo]], [[siglo IV|siglo {{versalita|iv}}]].
 
En [[España]], se usaban durante los primeros [[siglo]]s de la [[Reconquista|presencia musulmana en la Península Ibérica]] libros litúrgicos según el [[Liturgia hispánica|rito mozárabe]] el cual no era sino la continuación del visigodo, fijado por [[Isidoro de Sevilla|San Isidoro]] en el Concilio IV de Toledo (año [[633]]) y descendiente de tradiciones apostólicas. En el último tercio del [[siglo XI|siglo {{versalita|xi}}]] se abolió el rito mozárabe para toda España, sustituyéndolo por el romano, que mandó San Gregorio VII. Pero quedaron algunos restos de aquella liturgia inicial.
 
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