Diferencia entre revisiones de «Juan Gerardi»

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== Asesinato ==
 
Dos días después de la publicación del informe "Guatemala: Nunca más", elen la noche del [[26 de abril]] de [[1998]], el obispo Gerardi fue salvajemente asesinado a golpes, a balazos, a machetazos, a hachazos, a balazos, a cuchillazos, a escopetazos y quemado con fuego y gasolina en el garage de la casa parroquial de San Sebastián, en la [[ciudad de Guatemala]].
Los criminales usaron aparentemente un bloque de [[concreto]] para destrozarle el cráneo, desfigurándole al punto de que el rostro del obispo quedó irreconocible y la identificación se logró sólo luego del reconocimiento del anillo episcopal en su mano.<ref>http://webcache.googleusercontent.com/searchq=cache:9HRMP6mCXsYJ:news.bbc.co.uk/hi/spanish/latin_america/newsid_1378000/1378086.stm+juan+gerardi&cd=14&hl=es&ct=clnk&gl=gt</ref>
 
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Las inconsistencias y la negligencia en la investigación empezaron en la escena del crimen: en cintas de vídeo de la escena del crimen aparecía el fiscal analizando la presunta arma del delito sin guantes y caminando entre los charcos de sangre alrededor del cadáver. Las muestras [[forense]]s se enviaron al laboratorio en recipientes sin sellar.
 
A finales de mayo, la [[ODHAG]], tras investigaciones, suministró el número de licencia de un vehículo que, en el registro alusivo, resultó estar al servicio de una base militar, que había sido visto por un testigo identificado, un taxista que luego sería secuestrado y tendría que salir al exilio, habiendo dado vueltas reiterativas ese automóvil alrededor de la parroquia la noche del crimen. Así, se vincularon los nombres del [[coronel]] retirado [[Byron Lima Estrada]][http://www.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB25/index.htm] y de su hijo, el [[capitán]] [[Byron Lima Oliva]], suscritos al EMP (Estado Mayor Presidencial, órgano de inteligencia militar), quienes, según la ODHAG, estaban aparentemente relacionados con el asesinato por una serie de información fundada que trascendió al poco tiempo, como anónimos que decían provenir de fuentes castrenses, testimonios presenciales, llamadas telefónicas con acusaciones, entre otras. Curiosamente, los registros del vehículo en archivos estatales desaparecieron después de que se hiciera pública la relación con los militares.
 
La comisión que la presidencia de la República organizó para investigar el crimen, negó que el coronel retirado tuviera relación alguna con el caso y decidió no investigar al [[capitán]] [[Byron Lima Oliva|Lima Oliva]]. El Gobierno, que había insistido con parcialidad evidente en que el asesinato se debía a un crimen común, no político, disolvió la comisión en julio.<ref>http://alainet.org/active/123&lang=es</ref> Una campaña constante e intensa de desinformación prosiguió, que aumentaría aun al proseguir la investigación con complicidad de miembros de la fiscalía, y sobre todo, al dictarse sentencia por el asesinato.
 
Tras la muerte de monseñor Gerardi, miembros de la ODHAG fueron sometidos a vigilancia esporádica por parte de desconocidos y recibieron amenazas anónimas por teléfono. El [[8 de junio]] de [[2001]], el poder judicial estableció la existencia del delito de [[ejecución extrajudicial]] en la persona de Juan Gerardi y responsabilizó, en calidad de autores mediatos, al coronel(r) [[Byron Lima Estrada]], al capitán [[Byron Lima Oliva]] y al ex especialista del ejército [[Obdulio Villanueva]] y en calidad de cómplice, al sacerdote [[Mario Orantes Nájera]].
El fallo judicial dejó abierto el curso para procesar penalmente a los miembros de la cúpula de poder del Estado Mayor Presidencial activa en [[abril]] de [[1998]].<ref>http://www.terrorfileonline.org/es/index.php/Asesinato_de_Juan_Jos%C3%A9_Gerardi</ref> Los fiscales y jueces sufrieron serias amenazas y aun, varios de ellos debieron exiliarse. Asimismo, los testigos fueron presionados, habiendo atentados en contra de la mayoría de ellos. Sería determinante el testimonio de [[Rubén Chanax Sontay]], un ex agente militar que afirmó haber sido informante de los servicios de inteligencia del ejército de Guatemala y cuya formación militar podía ser comprobada en fichajes del ejército. Había sido contratado para vigilar a Gerardi desde dos años antes del asesinato, habiéndose mimetizado entre los indigentes que pernoctaban en el parque ubicado al lado de la iglesia donde residía el prelado. Según Chanax, que luego saldría al exilio, la escena del crimen fue alterada por dos militares para desviar la acción de los investigadores.
Custodiado por escoltas armados y amparado en un programa de protección de testigos a cargo de la fiscalía y sobre todo, de la cooperación internacional (MINUGUA), Chanax declaró ante el tribunal.
Según relató, la noche del crimen, vio salir a [[[Byriam Lima Estrada|Byron Lima]] sin camisa de la casa parroquial de San Sebastián. Luego, un vehículo recogió a Obdulio Villanueva, quien llevaba una cámara de video. "Me ordenaron que entrara al parqueo de la casa parroquial. Allí estaba monseñor Gerardi tirado en el suelo. Me ordenaron que arrastrara el cadáver y lo cambiara de posición. Luego, Villanueva me dijo que llevara papel periódico para limpiar el piso".<ref>http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:4jcU-s6-tkMJ:www.envio.org.ni/articulo/1085+gerardi+and+%22chanax%22&cd=3&hl=es&ct=clnk&gl=gt</ref> Obdulio Villanueva fue asesinado en la cárcel, en sicariato con ánimo potencial de impedir futuras responsabilidades penales, derivadas de haber declarado Villanueva.
 
La sentencia en primera instancia, acogida con aprobación tanto nacional como internacionalmente, se consideró un importante precedente concretado en el proceso de fortalecimiento del [[estado de derecho]] y en la lucha contra la impunidad, pues fue la primera sentencia contra elementos castrenses en un tribunal civil en la historia del país. Las apelaciones relativas fueron desestimadas. Los condenados solicitaron en el año [[2010]] la rendición judicial de penas, lo cual denegó la judicatura pertinente. <ref>http://www.prensalibre.com.gt/noticias/justicia/procede-libertad-anticipada-Byron-Lima_0_247775380.html</ref>
 
El escritor [[Estados Unidos|estadounidense]] [[Francisco Goldman]] publicó en el año [[2008]] el libro "The art of political murder" acerca de la muerte del obispo Gerardi, que ha sido considerado, entre los varios textos escritos, uno de los más rigurosamente fundamentados sobre el asesinato.<ref>http://www.nytimes.com/2007/09/30/books/review/Curiel-t.html (en inglés)</ref> El caso continúa abierto en la fiscalía guatemalteca. También el escritor Hondureño/Salvadoreño Horacio Castellanos Moya se ha referido a la muerte de Gerardi hacia el final de su novela "Insensatez", aparecida en 2004.