Diferencia entre revisiones de «Vladímir Soloviov (filósofo)»

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En 1875, Soloviov emprende un viaje de estudios que lo llevará, pasando por Varsovia y Berlín, hasta Londres y, de aquí, a El Cairo; después, ya en 1876, irá a Sorrento (Italia), donde escribirá el diálogo esotérico ''Sophía''. Tras una breve estancia en París, vuelve a Moscú, donde se reincorpora a la universidad. Es importante este viaje, porque fue entonces, concretamente durante los días de investigación en el British Museum de Londres, cuando experimenta la gran visión de la sabiduría (Sophía) que tan definitivamente marcaría todo su desarrollo posterior. De hecho, su marcha a Egipto tuvo que ver con este acontecimiento. En el desierto renovará su visión y, de vuelta a Italia junto con su amigo Tsertélev, escribirá el diálogo antes mencionado, una de las obras más herméticas de Soloviov que, afortunadamente, nunca llegaría a publicar (le habría costado la hostilidad de los círculos que tan bien habían recibido su disertación magistral y, además, difícilmente él mismo habría podido aceptar y justificar años después el aire esotérico, medio gnóstico medio místico, de esas páginas).
 
En el año 1876 es preciso tener presente otro encuentro importante para la vida y la obra (sobre todo poética) de Soloviov: conoce a Sophía Petrovna Jitrovó, de soltera Bajmétieva, esposa de un diplomático, en la cual Soloviov presentirá, encarnada en su concreta feminidad, la claridad de la [[Sofía (sabiduría)|Sophía]] eterna (véase [[Sofiología]]). Sin duda, se trata de la relación amorosa más importante de la vida de nuestro autor: sufrirá mucho, sobre todo por tratarse de una mujer casada, y su pasión no entrará en una fase de relativa paz interior hasta diez años después.
 
Durante 1877 trabaja en dos obras importantes, «Los principios filosóficos de un conocimiento integral», que deja inacabada, y la tesis doctoral «Crítica de los principios abstractos», que completará en 1880. Junto con la «Crisis de la filosofía occidental», estos libros constituyen un tríptico [[gnoseología|gnoseológico]] importante de la primera época de Soloviov: contra las formas unilaterales del saber, que él ve representadas sobre todo en el pensamiento de la modernidad occidental ([[racionalismo]] y [[empirismo]]), consumada en el [[positivismo]], Soloviov opone la necesidad de un pensamiento íntegro, ya presente ingenuamente en la grandes obras patrísticas y medievales, pero que él creerá necesario desarrollar «críticamente», liberando las grandes aportaciones de la modernidad de sus parcialidades y, a la vez, incorporándolas. Se trata de la base «formal» de aquello que Soloviov desplegará en parte, pero ambiciosamente, en sus «Lecciones sobre la divinohumanidad» de 1877-78, cima de la primera fase de su pensamiento (la fase [[teosofía|teosófica]]).