Diferencia entre revisiones de «Museo Cau Ferrat»

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Desde el año [[2009]], forma parte de una sección junto con la [[Biblioteca Museo Víctor Balaguer]], del [[Museo Nacional de Arte de Cataluña]].<ref>[http://www.mnac.cat/museus/mus_ferrat.jsp?lan=002 Museo Nacional de Arte de Cataluña]</ref>
 
[[File:Les llàgrimes de Sant Pere.jpg|thumb|izquierda|El Greco. Las lágrimes de San Pere, c-1595-1614]]
 
 
 
 
== Historia ==
 
Sitges, 5 de enero de 1892. Un grupo de sitgetanos se ha reunido para cenar en la Fonda Subur. El anfitrión que los ha invitado se llama [[Santiago Rusiñol]] y es un artista pintor que desde el octubre anterior se hospeda en la villa. La cordialidad y el buen humor presiden la cena. A la hora de los brindis se improvisan unos cuantos discursos.
Cuando todo el mundo ha dado su opinión, Rusiñol, un poco conmovido, deja la pipa encima de la mesa,extrae del bolsillo unas cuartillas y comienza a leer:
 
«Amigos míos: Si por algo es triste entablar amistades, es por tener que romperlas, o por el tiempo, o por la ausencia, o por la muerte […]. Pues, bien, yo, amigos míos, iba caminando por el mundo, siguiendo terreno, saltando torrentes y barrancos, cuando un día vi una tierra donde hacía más sol que en los demás sitios, donde el cielo era más azul, el mar más azul también, las casas eran blancas y sin nieve, y todo era verde y florido, e hice un alto.Quise ver de cerca lo que tan hermoso era de lejos […].Y no tuve suficiente con ver lo que desde fuera se veía. Quise entrar en estos patios llenos de luz, donde la sombra nunca entra […] y en cada uno de ellos encontré un amigo que me recibía sonriente, que me tendía la mano, me la apretaba con cariño, y se le dibujaba en la cara la nobleza de su corazón. Entonces me sentí ligado por lazos que no venía a buscar.Venía a buscar paisajes y me llevaba afectos.Venía a ver el mar, y un mar he encontrado de gente honrada, alegres de labios y serios en su interior. Venía, como las mariposas a la luz, y he caído en el fuego de la amistad.»
 
Poco podía imaginar Santiago Rusiñol que con estas palabras pronunciadas en una fría noche de invierno sellaba un pacto indisoluble y permanente con Sitges y los sitgetanos. Un pacto que se ha perpetuado hasta nuestros días gracias al mejor de los legados que el artista podía dejar a la villa: su estimado Cau Ferrat.
 
Nacido en el seno de una dinastía de la burguesía industrial catalana originaria de Manlleu, Santiago Rusiñol i Prats (Barcelona, 1861-Aranjuez, 1931) estaba llamado a continuar la tradición familiar y a convertirse en un próspero fabricante de hilados, tal como quería su abuelo paterno y padrino, Jaume Rusiñol, un hombre que había triunfado gracias a su iniciativa y a su intuición para los negocios. Sin embargo, los deseos del patriarca no coincidían con los proyectos del joven Rusiñol, que optó por adentrarse en el mundo del arte y acabó convirtiéndose en una figura única y genuina dentro del panorama cultural catalán y español del cambio del siglo XIX al XX.
 
Pintor,narrador, coleccionista, viajero incansable y curioso impenitente,agitador cultural,dramaturgo de éxito,arqueólogo aficionado,periodista y, por encima de todo, abanderado del movimiento modernista, Santiago Rusiñol fue un personaje intelectualmente poliédrico y vitalmente apasionado. Un personaje que concebía el arte como un sacerdocio y la figura del artista como la del elegido que, por razón de una vocación ineluctable, está predestinado al sacrificio de vivir de su ideal hasta las últimas consecuencias.
 
Fue desde Sitges que Rusiñol difundió por todas partes la teoría del Arte Total, del arte entendido como una nueva religión. La celebración de las Fiestas Modernistas (1892-1899), la edificación del Cau Ferrat (1893-1894) y la inauguración del monumento a El Greco (1898) convirtieron a Sitges en la Meca del Modernismo y a Rusiñol en el sumo pontífice de este nuevo movimiento que aspiraba a transformar la sociedad a través de la cultura.Por otra parte, gracias a ello, Rusiñol pudo forjar su propio mito, el mito del artista moderno, al que consagró su vida y su obra; un mito, sin embargo, que muchas veces ha dejado en la sombra aspectos y facetas importantes de su compleja personalidad.
 
Rusiñol llegó a Sitges en octubre de 1891 y permaneció hasta enero de 1892. En los meses siguientes regresaría a menudo (aquel mismo año, organizó la que después sería conocida como la Primera Fiesta Modernista), hasta que en la primavera de 1893 decidió comprar una pequeña casa de pescadores situada en el barrio de Sant Joan, al lado del mar y encima de las rocas. La última propietaria de la casa,muerta
décadas atrás, la había dejado en testamento a Dios Nuestro Señor, con la intención de que las rentas que produjese el inmueble se destinasen a decir misas en sufragio de su alma y de sus antecesores. Ante una situación tan atípica, se hizo necesario tramitar un expediente al Tribunal Eclesiástico del Obispado de Barcelona para que autorizase la compraventa, que finalmente se firmó el 30 de julio de 1893.
 
Rusiñol pagó mil pesetas por la casa y dos mil más para derribarla y construir un nuevo edificio que le sirviese al mismo tiempo de vivienda y de taller. El proyecto fue encargado al arquitecto Francesc Rogent,que incorporó a la fachada los ventanales góticos del antiguo castillo de Sitges, desaparecido no hacía mucho, cuando en su lugar se edificó la nueva Casa Consistorial.La casa-taller de Rusiñol,
inaugurada al cabo de pocos meses, heredó el nombre de Cau Ferrat que ya tenía el estudio de Barcelona que el artista había compartido hasta entonces con su amigo [[Enric Clarasó]]. Pero Rusiñol se percató enseguida de que el espacio no era suficiente y en mayo de 1894 adquirió la casa vecina, completando así la estructura del Cau que hoy conocemos. En septiembre trasladó su colección de hierros forjados
desde Barcelona y el 4 de noviembre, en el transcurso de la Tercera Fiesta Modernista, tuvo lugar una nueva inauguración, mucho más lucida y multitudinaria que la anterior, ya que el artista la hizo coincidir con la llegada delos dos cuadros de El Greco que unos meses atrás había comprado en París. Si el arte era una nueva religión y el artista, una especie de sacerdote, a partir de 1894 el Cau Ferrat fue el templo del Arte por excelencia.Un templo donde siempre encontrarían las puertas abiertas todos aquellos devotos y peregrinos que iban por el mundo en búsqueda de la Belleza.
 
Desde el mismo día de la inauguración, cuando se colgaron los dos Grecos en el Gran Salón,quedó claro que el Cau tenía mucho más de santuario que de vivienda. La desproporcionada distribución de los espacios lo confirma aún hoy día. Aunque residió largas temporadas entre 1894 y 1899, la intención última de Rusiñol no fue la de vivir confortablemente, sino la de crear a su alrededor un universo personal,una atmósfera íntima, un espacio vital hecho a su medida y a la medida de quienes, como él, entendían el coleccionismo como una enfermedad incurable.
 
Fue así como el Cau Ferrat se convirtió en uno de los cenáculos predilectos de la bohemia finisecular y, al mismo tiempo,en un poderoso reclamo para todo aquel intelectual que visitaba Cataluña. Por las estancias del Cau desfilaron una larga lista de conocidos personajes de la época, desde [[Joan Maragall]] y [[Emilia Pardo Bazán]] hasta los músicos belgas [[Eugène Ysaye]] y [[Ernest Chausson]],pasando por [[Àngel Guimerà]], [[Benito Pérez Galdós]], [[Víctor Balaguer]], [[Ángel Ganivet]], [[Enric Granados]], [[Narcís Oller]], [[Manuel de Falla]], etcétera.
A su muerte, Rusiñol dejó a la villa de Sitges el edificio del Cau Ferrat y las colecciones que contenía, con la obligación de que se convirtiese en un museo público, que fue inaugurado el 16 de abril de 1933. Con la decisión de Rusiñol de legar el Cau a los sitgetanos, se cerraba el círculo iniciado aquella lejana noche del 5 de enero de 1892, cuando en la Fonda Subur el artista dijo que quería llevarse en sus cuadros un recuerdo que se pareciese a lo que había visto aquí.
 
Ha pasado más de un siglo desde entonces y, a pesar de ello, la figura y la obra de Santiago Rusiñol continúan plenamente vigentes.Algunos de sus postulados y de sus ideas son, incluso, de rabiosa actualidad: el papel del artista y el intelectual en la sociedad, la mercantilización del arte, etc. Sin embargo, gran parte de esta vigencia y contemporaneidad de Rusiñol no sería posible si hoy día no
existiese el Cau Ferrat, su obra más personal y exquisita. Fue ahí donde reunió todo lo que más amaba, aquello de lo que no quiso separarse nunca porque formaba parte de su propia existencia como hombre y como artista.
 
En cada una de las piezas que pueden verse en el Cau Ferrat hay un pedazo de la trayectoria vital y artística de Santiago Rusiñol.
 
 
==Colección de pintura y dibujo==
 
 
 
 
 
 
 
Antes de establecerse en [[Sitges]], Rusiñol tenía un taller-museo en la calle Muntaner de [[Barcelona]]. En [[1892]] compró una casa de pescador junto al mar, situada en lo que hoy se conoce como ''Racó de la Calma''. Al año siguiente, en 1893 compró la casa de al lado, también construida en el [[siglo XIV]].
 
Las derribó para construir su casa-taller que nombró ''Cau'' porque quería que fuera un refugio para los amantes de la poesía y ''Ferrat'' por la colección de hierros forjados. Encargó la construcción al arquitecto [[Francesc Rogent]]. La casa se inauguró el día [[11 de septiembre]] de [[1893]], aunque su inauguración oficial fue el [[25 de julio]] de [[1894]], con actuación de la banda municipal incluida.<ref name="museussingulars">Museus Singulars de Catalunya. Editorial Diàfora. 1979 ISBN-84-85205-32-2</ref>
 
[[File:La nena de la clavellina.JPG|thumb|derecha|Santiago Rusiñol. La niña de la clavellina, 1893. Museo Cau Ferrat, Sitges]]
 
Por el Cau Ferrat pasaron los pintores, músicos, poetas y escritores más importantes de finales del siglo XIX y desde aquí abrieron a Cataluña en las corrientes europeas más innovadoras del momento.
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Dos años después de la muerte de Rusiñol, en 1933, el Cau Ferrat se convirtió en [[museo]]. Se exhiben diversas colecciones relacionadas con el artista y con el [[Modernismo (arte)#Joyería, cristalería, cerámica, mobiliario y forja modernistas|modernismo]]. Hay una importante colección de hierros, con obras capitales de la forja desde el siglo XIV. También cabe destacar la colección de vidrio, con muestras de cristales de la antigüedad clásica, medievales y de los siglos XVI-XVIII, esta colección pertenecía al artista [[Alexandre de Riquer]]. La colección de cerámica popular también es bastante representativa.
 
Además, está la colección de pintura y dibujo, con obras de [[El Greco]], [[Ramon Casas]], [[Miquel Utrillo]], [[Ignacio Zuloaga]], [[Joan Llimona]], [[Isidre Nonell]], [[Darío de Regoyos]], [[Hermen Anglada Camarasa]] o [[Pablo Ruiz Picasso]].
 
Es destacable la visión decorativa de la casa, la misma disposición de las obras en el interior, la arquitectura de la casa, y el conjunto de estas obras en un espacio único.