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Tanto el arzobispo Cieplak como monseñor Budkiewicz fueron condenados a muerte. Los otros quince acusados fueron condenados a largos periodos en el [[campo de trabajos de Solovkí]]. Las condenas provocaron un enorme revuelo en todo el mundo occidental.
 
Según el sacerdote Zugger, <blockquote>"El [[Santa Sede|Vaticano]], [[República de Weimar|Alemania]], [[Polonia]], [[Gran Bretaña]] y los [[Estados Unidos]] emprendieron enormes frenéticos esfuerzos para salvar al arzobispo y a su canciller. En Moscú, los embajadores de las misiones polaca, británica, [[Checoslovaquia|checoslovaca]] e [[Italia|italiana]] apelaron a "razones humanitarias", y Polonia ofreció intercambiar cualquier prisionero para salvar al arzobispo y al monseñor. Finalmente, el [[29 de marzo]], la condena del arzobispo fue conmutada a diez años de prisión (…) pero el monseñor no sería perdonado. De nuevo, hubo llamamientos de los poderes extranjeros, de los [[Socialdemocracia|socialistas occidentales]], así como de líderes de la Iglesia. Estos llamamientos fueron en vano: "[[Pravda]]" afirmó en su editorial del [[30 de marzo]] que el tribunal estaba defendiendo los derechos de los trabajadores, que habían sido oprimidos por el sistema [[burguesía|burgués]] durante siglos con la ayuda de los sacerdotes. Extranjeros pro-comunistas que intervinieron para salvar a los dos hombres fueron también condenados como "comprometidos con los sirvientes sacerdotales de la burguesía." (…) El padre Rutkowski recordaba más tarde que Budkiewicz se rindió él mismo ante la voluntad de Dios sin reservas. El [[Pascua|domingo de Pascua]], se informó al mundo que monseñor estaba aún vivo, y el Papa [[Pío XI]] rezó públicamente en la [[Plaza de San Pedro]] para que los soviéticos le perdonasen la vida. Dirigentes de Moscú comentaron a los ministros extranjeros y periodistas que la condena de monseñor era justa, y que la Unión Soviética era una nación soberana que no aceptaría ninguna interferencia. En respuesta a un llamamiento de los [[rabino|rabinos]] de [[Nueva York]] para perdonar la vida de Budkiewicz, "Pravda" escribió un abrasador editorial contra "los banqueros judíos que dominan el mundo" y advirtieron sin rodeos que los soviéticos matarían también a los oponentes judíos de la Revolución. Solo el [[4 de abril]] emergería finalmente la verdad: monseñor llevaba ya tres días enterrado. Cuando las noticias llegaron a [[Roma]], el Papa Pío cayó sobre sus rodillas y lloró mientras rezaba por el alma del sacerdote. Para complicar más las cosas, el [[cardenal]] Gasparri había terminado justo de leer una nota de los soviéticos que afirmaba que "todo procedió satisfactoriamente" cuando se le entregó el telegrama anunciando la ejecución. El [[31 de marzo]] de [[1923]], [[Sábado Santo]], a las 11:30 PM, tras una semana de fervientes rezos y la firme declaración de que estaba preparado para ser sacrificado por sus pecados, monseñor Konstantin Budkiewicz fue sacado de su celda y, poco antes del anochecer del Domingo de Pascua, tiroteado detrás de la cabeza en las escaleras de la [[Lubianka]].<ref>Father Christopher Lawrence Zugger, "The Forgotten: Catholics in the Soviet Empire from Lenin through Stalin", [[University of Syracuse]] Press, 2001, pp. 187-188</ref></blockquote>
 
===Comisario del Pueblo de Justicia===