Diferencia entre revisiones de «Cuevas de Mogao»

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→‎Arqueología: Ampliación del papel del Paul Pelliot en la investigación inicial de las Grutas de Mogao. Fuente: Revista Oficial del Insituto Confucio (China)
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[[Archivo:Irk bitig page 56.jpg|thumb|270px|Libro manuscrito encontrado en Mogao.]]
{{AP|Manuscritos de Dunhuang}}
Dunghuang y sus santuarios sobrevivieron durante siglos hasta que en el siglo XX fue descubierto, o redescubierto, por los europeos. Es aquí, concretamente, un [[12 de marzo]] de [[1907]] cuando el arqueólogo británico de origen húngaro [[Aurel Stein]], junto al monje taoísta, Wang Yuanlu, comenzaron las excavaciones en Mogao.
Tres meses después del sinólogo francés [[Paul Pelliot]], que dominaba el chino clásico y otras lenguas centroasiáticas, trazó por primera vez el mapa cartográfico de las Grutas de Mogao; enumeró las cuevas; registró todas las transcripciones de los murales; tomó gran cantidad de fotos y describió la estructura de las cuevas y sus decoraciones internas. Todo esto sentó las bases para el estudio de una nueva disciplina específica denominada ''Dunhuanglogía''. [http://confuciomag.com/los-tesoros-nacionales-de-dunhuang].
 
Pronto se descubrió una cantidad inimaginable de material, documentación en lenguas como el [[sánscrito]], [[sodiano]], [[idioma tibetano|tibetano]] y [[idioma chino|chino]], entre muchas otras desconocidas. Abundantes pinturas murales budistas sobre papel o seda, que tenían gran importancia al tratarse de obras de la [[dinastía Tang]]. Cabe recordar que durante esta dinastía las rutas de la seda tuvieron uno de sus momentos de mayor esplendor. Los murales son en su mayor parte de temática budista: retratos de budas y divinidades, narraciones de los [[sutra (texto budista)|sutra]]s expuestas mediante la sucesión de pequeñas escenas, huellas de personajes budistas históricos y mitológicos difundidos desde la India, China y Asia Central, etc. Por lo demás, los murales nos ofrecen numerosos detalles sobre la historia de la vida cotidiana, el vestuario, la arquitectura, la música, la danza y hasta las artes acrobáticas. A todo ello hay que añadir diversos testimonios de los intercambios culturales entre China y el exterior a lo largo de varios siglos. Se comprende así que los estudiosos occidentales consideren estas cuevas como una biblioteca escrita en la pared de un precipicio.