Diferencia entre revisiones de «Elena Fortún»

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"Siempre fue profundamente católica" puede ser mucho decir. Parece que se reconcilió con el catolicismo al final de su vida, habiendo mantenido posturas anticlericales durante otra parte.
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Creó celebérrimos personajes como Celia, el más popular, protagonista de una larga serie de novelas; Cuchifritín y Matonkiki, también protagonistas respectivos de ciclos novelísticos, y otros como Mila, Roenueces, el Mago Pirulo, el Profesor Bismuto, Lita y Lito y La Madrina. Elena Fortún comprendía como nadie hasta el momento la psicología infantil y se granjeó la simpatía de los niños, que se podían identificar fácilmente con sus personajes rebeldes y reconocibles en la calle. Sabe cómo ponerse a la altura de los niños y entra en su mente y en sus ilusiones; sabe qué decirles y cómo hablarles, porque Elena Fortún toma partido, definitivamente, por el bando infantil.
 
No se comprometió en partido u organización política alguna, pero Encarna Aragoneses siempre fue profundamente católica, y también republicana en el sentido que pensaba que la II República estaba llamada a acabar con el analfabetismo y con la situación de desigualdad que vivía la mujer. Sus narraciones extensas han relegado al olvido su narrativa corta, muy abundante y de gran calidad. La mayor parte de estas historias se publicaron en las páginas de las revistas ya mencionadas (''Gente Menuda'', ''Crónica''...) y muchas de ellas fueron recogidas después en dos volúmenes titulados ''Los cuentos que Celia cuenta a las niñas'' (1951) y ''Los cuentos que Celia cuenta a los niños'' (1952). Pero gran parte de los otros no han vuelto a ver la luz y merecen una adecuada recuperación.
 
Tuvo una relación sentimental con la también escritora [[Matilde Ras]]. La relación terminó cuando decidió exiliarse con su marido, militar republicano.<ref>[[Andrés Ibáñez]]: «El amor imposible de Elena Fortún», ''ABC Cultural'', 14 de febrero de 2014, pág. 10.</ref>