La muerte no es el final

La muerte no es el final es una canción católica compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi (1936-1991).[1]​ Su pasaje central fue elegido en 1981 como himno para honrar a los caídos de las Fuerzas Armadas Españolas,[1][2]​ y se canta ante la llama eterna del Monumento a los Caídos por España.[2]

Historia editar

Gabaráin compuso la canción tras fallecer Juan Pedro, un joven de 17 años que era organista en su parroquia. Dicho sacerdote compuso centenares de canciones, algunas mundialmente conocidas como «Pescador de hombres» («Tú has venido a la orilla...»).

Posteriormente, las Fuerzas Armadas Españolas adoptaron esta música como himno que se entona en homenaje a los miembros de las Fuerzas Armadas y los civiles con especial vinculación con la Defensa y las Fuerzas Armadas fallecidos en acto de servicio a lo largo de la Historia, dentro del Ceremonial en Homenaje a los Caídos por España.[3]

Esta adopción tiene su origen en el año 1981, cuando el teniente general José María Sáenz de Tejada la escucha en el transcurso de un funeral e imagina en qué medida puede realzar el traslado de la tradicional corona de laurel hasta la cruz en los ceremoniales militares de homenaje a los Caídos.

Composición editar

La perfilación de la versión definitiva de la música para destino castrense fue llevada a cabo por Tomás Asiain,[1]​ siendo la letra utilizada en la versión castrense una parte solamente de la letra original, y es la que se muestra en texto en negrita en la sección Letra.

Adicionalmente la palabra hermano, que figura en el original, es cambiada por la palabra "compañero".

En la versión de la BRIPAC se cambia la palabra hermano o compañero, por paraca. Denominación que reciben los soldados de la Brigada Paracaidista Española (BRIPAC) además de que se cambia el orden de las estrofas, se cambia una y se omiten otras

Usos destacados editar

  • Ésta marcha es interpretada en Semana Santa por la BRIPAC. Se la conoce como: 'La muerte no es el final del camino' por la segunda parte.

Letra editar

Tú nos dijiste que la muerte

no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.

Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.
Siendo felices contigo,
sin padecer ni morir.

Cuando la pena nos alcanza
por el hermano perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz

Cuando, Señor, resucitaste,
todos vencimos contigo
nos regalaste la vida,
como en Betania al amigo.

Si caminamos a tu lado,
no va a faltarnos tu amor,
porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.
Porque muriendo vivimos
vida más clara y mejor.


Letra versión BRIPAC editar

Cuando la pena nos alcanza

por un paraca perdido
cuando el adiós dolorido
busca en la Fe su esperanza.

En Tu palabra confiamos
con la certeza que Tú
ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz.
Ya le has devuelto a la vida,
ya le has llevado a la luz

Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.

Yo no quisiera que un paraca
cuándo descienda del cielo,
este soldado olvidara,
la forma de ir a Él.
Este soldado olvidara,
la forma de ir a Él.


Referencias editar

  1. a b c Núñez Florencio, Rafael; Núñez González, Elena (2015). «La muerte no es el final». ¡Viva la muerte!: Política y cultura de lo macabro. Madrid: Marcial Pons - Ediciones de Historia. p. 399. ISBN 978-84-92820-96-2. «En contra de lo que suele creerse, el himno «La muerte no es el final» no tiene una larga raigambre, sino que procede de la década de los ochenta del siglo pasado (es decir, algo más de treinta años), cuando el teniente general Sáenz de Tejada encargó al compositor Tomás Asiain la adaptación musical de unas estrofas de una sencilla composición religiosa del sacerdote vasco Cesáreo Gabaráin. Desde mediados de la citada década aproximadamente, la letra y la música de La muerte no es el final han estado presentes en los actos más emotivos de las Fuerzas Armadas Españolas, en particular los homenajes de los que han muerto en actos de servicio o como víctimas del terrorismo 
  2. a b La Información, ed. (12 de octubre de 2016). «“La muerte no es el final”, la canción que adoptó el Ejército en 1981 de un funeral católico». Consultado el 9 de febrero de 2018. 
  3. B.O.E. (2010). «Real Decreto 684/2010, de 20 de mayo, por el que se aprueba el Reglamento de Honores Militares». Consultado el 21 de julio de 2019. 
  4. Gaffoglio, Gretel (15 de mayo de 2018). «A 6 meses de la desaparición La Armada Española rindió un emotivo homenaje a los tripulantes del submarino ARA San Juan». Clarín. Consultado el 9 de febrero de 2019. «El acto comenzó con “Oración Marinera” y prosiguió con el canto mancomunado de “La muerte no es el final”: "Tu nos dijiste que la muerte/ no es el final del camino/ que aunque morimos no somos/ carne de un ciego destino./ Tu nos hiciste, tuyos somos/ nuestro destino es vivir/ siendo felices contigo/ sin padecer ni morir”. En el tramo final, se escuchó: “Cuando la pena nos alcanza/ del compañero perdido/ cuando el adiós dolorido/ busca en la fe su esperanza/ en tu palabra confiamos/ con la certeza que tu/ ya lo has devuelto a la vida/ ya lo has llevado a la luz”, entonó la tripulación, en uno de los momentos más estremecedores.» 
  5. Infobae, ed. (3 de mayo de 2018). «Emotivo homenaje de un buque español a los tripulantes del submarino ARA San Juan». Consultado el 9 de febrero de 2019. 

Enlaces externos editar