Memento mori

frase latina

Memento mori ([mɛˈmɛn.tɔ ˈmɔ.rɪ] en Latín clásico, [meˈmen.to ˈmo.ri] en Latín eclesiástico; "Recuerda que morirás", en español) es una frase latina que recuerda la mortalidad del ser humano. Suele usarse para identificar un tema frecuente, o tópico, en el arte y la literatura que trata de la fugacidad de la vida.[cita requerida]

Memento Mori (1746). Grabado en piedra situado en la Iglesia Parroquial St Cuthbert, en Edimburgo.

Tiene su origen en una peculiar costumbre de la Antigua Roma, que quizás tenga origen sabino. Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana, con el fin de impedir que incurriese en la soberbia y pretendiese, a la manera de un dios omnipotente, usar su poder ignorando las limitaciones impuestas por la ley y la costumbre. Lo hacía pronunciando esta frase, aunque según el testimonio de Tertuliano[1]​ probablemente la frase empleada era:

Respice post te! Hominem te esse memento!
"¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre".

También se usa para denominar a las representaciones de difuntos en la historia del arte.[cita requerida]

Efectivamente, la pintura de bodegones, que surgió en Europa con los libros religiosos ilustrados, cumplió en esa época con una función similar a la de la frase durante el imperio romano: subrayar la vanitas de la existencia. Su mensaje era claro: la naturaleza se descompone, mas el alma es inmortal; el espíritu habita brevemente en cada cuerpo. La forma más extrema del mensaje moral que ofrece la vida aún se encuentra en las obras artísticas del género vanitas, que toma su nombre del íncipit Eclesiastés: Vanitas Vanitatum et omnia vanitas (Eclesiastés 1:2;12:8).[cita requerida]

El detalle que a menudo revela la presencia de una “pintura de vanitas” es la presencia de un cráneo humano, acompañado generalmente por otros símbolos alusivos a la temporalidad de la vida y la inutilidad del esfuerzo humano: flores caídas, frutas podridas, relojes de arena y otros. En muchos cuadros de vanitas, se agrupan los elementos que representan la actividad humana (libros, instrumentos científicos) y los placeres humanos (pipas, instrumentos musicales) que marcan la futilidad de lo material en una vida tan corta. La pintura de bodegones simboliza lo que seguirán siendo los seres humanos cuando han abandonado el escenario de la vida: vanitas.[cita requerida]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Cf. Apologético 33.