Igualitarismo político

El igualitarismo político es un principio que consiste en el acceso equitativo a los mecanismos de representación y participación política,[1]​ en la distribución inclusiva y justa del poder o influencia política, y en la ecuanimidad en los procesos y trato a los ciudadanos con independencia de sus características, como la raza, la religión, la riqueza o la inteligencia.[2]

El igualitarismo político, a la par que el concepto próximo de igualdad política, son principios fundacionales y fuentes clave de la legitimidad para muchas democracias[3]​ y sus constituciones,[4]​ tales como el principio del sufragio universal o el de Igualdad ante la ley.[5]

Conceptos clave editar

Igualitarismo editar

El igualitarismo es un conjunto de teorías principalmente discutido en la filosofía política que considera que todos los ciudadanos, por cuanto tienen el mismo valor intrínseco, deberían sean tratados y respetados por iguales.[6]​ Los igualitaristas buscan no sólo la distribución bruta del poder y los recursos de forma equitativa, sino también en perseguir tal igualdad a través de influir en los diferentes procesos y formas de relacionamiento que emplean los ciudadanos entre sí y frente a otros agentes relevantes, como sus representantes o grupos de interés.[7]

Igualdad política editar

Para el igualitarismo político, la igualdad política sólo se logra cuando las normas, reglas y procedimientos que gobiernan la comunidad brindan la misma consideración a todos.[8]

Autores en esta línea, como Robert Dahl, consideran que el ideal de democracia supone a la igualdad política como deseable, por cuanto es éste el principio que debería guiar todo procedimiento democrático,[9]​ pues ambos, igualdad política y democracia, se apoyan en el valor intrínseco de cada persona (que él llama igualdad intrínseca) y en los ánimos de contrarrestar la tendencia del poder centralizado a la corrupción.[10]

Igualdad ante la ley editar

La igualdad ante la ley supone que la ley debe aplicarse a todas las personas por igual y sin excepciones. Así, por ejemplo, la libertad de expresión debe aplicarse por igual a todos los miembros de la sociedad.

Algunas leyes pueden diseñarse para ayudar a minimizar la aplicación de la ley de forma desigual.[11]​ Las constituciones adecuadamente diseñadas, por ejemplo, pueden contribuir a proteger los derechos políticos de distintas poblaciones en democracias ya funcionales.[12]​ Caso contrario y especialmente en aquellas constituciones que no suelen estar en constante revisión, es más probable que se vulneren de forma sistemática los derechos de aquellas poblaciones que figuran como minoría o que tienen un acceso poco eficaz en los mecanismos de representación y participación política.[13]

Véase también editar

Notas editar

Referencias editar

  • Arneson, Richard (24 de abril de 2013). «Egalitarianism». En Zalta, Edward N., ed. Stanford Encyclopedia of Philosophy. (en inglés). Consultado el 7 de abril de 2024. 
  • Fabienne, Peter (1 de agosto de 2007). «The Political Egalitarian's Dilemma». Ethical Theory and Moral Practice (en inglés) 10 (4): 373-387. ISSN 1572-8447. doi:10.1007/s10677-006-9057-z. (requiere suscripción). 
  • Lucy, William (2011). «Equality under and before the law». The University of Toronto Law Journal (en inglés) 61 (3): 411-465. doi:10.3138/utlj.61.3.411.