Insensibilidad emocional
La insensibilidad emocional es la incapacidad perceptiva y emocional de saber identificar y evaluar los sentimientos que las situaciones o las personas producen en nosotros. Es decir, la capacidad de no sentir nada ante el dolor o el sufrimiento de los demás.
Entre los rasgos de una personalidad con insensibilidad emocional encontramos la falta de preocupación empática por otros, la minimización del sufrimiento en la víctima o poca preocupación por el mismo, la capacidad para experimentar culpa es limitada, no hay expresión emocional o es muy escasa, no se teme al castigo por las acciones agresivas realizadas y consideran que la agresión es un medio eficaz para la dominación.
Niños con insensibilidad emocional
editarLos niños con alta insensibilidad emocional tienen características distintivas genéticas, cognitivas, emocionales, biológicas, ambientales y de personalidad, y la insensibilidad emocional se asocia a problemas de conducta antisocial.[1]
Tratamiento de la insensibilidad emocional
editarLa Insensibilidad emocional se puede tratar y además responde bien ante los tratamientos. Esto se puede llevar a cabo mediante tratamientos cognitivos conductuales y tratamientos complejos multimodales como son los factores de crianza cordial y ante bajos niveles de disciplina severa.[2]
Prevención de la insensibilidad emocional
editarDentro de este rasgo encontramos elementos o factores de riesgo y de refuerzo para desarrollar o no la insensibilidad. Por lo que identificando los riesgos se pueden identificar a las personas o grupos en los cuales intervenir para la prevención.
- Es importante una prevención temprana (en la niñez), para prevenir las historias de interacción antisocial, y se lleva a cabo mediante la revisión sistemática de los tratamientos terapéuticos y programas de prevención temprana o primaria.
- Los programas de prevención han de enfocarse sobre todo en la familia, donde se deben desarrollar competencias sociales, interpersonales y académicas.
- Aparte de en la familia también en el ámbito escolar, social amistoso, comunitario, sanitario... se debe enseñar a padres y maestros a identificar factores de riesgo y protección.
Prevención primaria
editarEn esta prevención se busca reducir o eliminar los riesgos y fomentar la protección. Se debe fortalecer ciertas características en la persona como la resiliencia, autoeficacia, competencias cognitivas y sociales, la creatividad, motivación académica...
En esta etapa debe haber adultos comprensivos en la vida del menor con riesgo de padecer insensibilidad emocional y se deben fomentar las relaciones positivas y pro-sociales con los compañeros.
Prevención secundaria
editarEste tipo de prevención va dirigida a las personas en riesgo, y se denomina selectiva.
Se enfoca en múltiples factores como puede ser el comportamiento perturbador, la agresividad, los factores de riesgo en la crianza...
Se debe administrar esta prevención por al menos un año y debe ser mantenida al entrar en la adolescencia.
Prevención terciaria
editarSe aborda desde métodos de tratamiento multisistémicos y multidimensionales, intensivos y de larga duración.
Por lo general, estos métodos van orientados a desarrollar habilidades de autorregulación y cognitivas e involucran a l familia, escuela y comunidad.
Se orientan a Riesgos, Necesidades y Capacidad de Respuesta.
Referencias
editarBibliografía
editar- Halty, Lucía; Martínez Robayo, Ana; Requena Hernandez, Carmen; Santos, Juan Matías; Ortiz Alonso, Tomás (2011). «Psicopatía en niños y adolescentes: modelos, teorías y últimas investigaciones». Revista de Neurología 52 (S01): S019. ISSN 0210-0010. doi:10.33588/rn.52S01.2010818. Consultado el 20 de abril de 2022.
- Mendiola Arrisueño, Cristina (?). Relación entre la inteligencia emocional y bienestar psicológico en adolescentes de dos escuelas públicas de Lima Metropolitana. Universidad de Lima. Consultado el 20 de abril de 2022.