En la mitología romana, Leucónoe es una hija de Neptuno y de Temisto.[1]​ Su nombre (compuesto de leukós, ‘blanco’, y noe-, ‘mente’) significa «de mente blanca».[2]

Paráfrasis del poema de Horacio editar

La undécima oda del primer libro de las Odas de Horacio está dedicada a Leucónoe, una de las mujeres amadas por el poeta latino Horacio. En el libro primero de los carmina hace la siguiente referencia a Leucónoe:[3]

Tu ne quaesieris (scire nefas) quem mihi, quem tibi
finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris números. Vt melius, quidquid erit, pati!
seu pluris hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, uina liques et spatio breui
spem longam reseces. Dum loquimur, fugerit inuida
aetas: carpe diem, quam minimum credula postero.
No preguntes (es sacrílego saberlo) qué fin a mí, cuál a ti,
los dioses han dado, Leucónoe, ni sondees los babilónicos
números. ¡Cuánto mejor es soportar lo que haya de ser!
Así Júpiter nos ha concedido muchos inviernos, así este sea el último
que ahora desgasta contra los escollos sobresalientes las olas
del Tirreno: sé sabia, filtra el vino y en un espacio breve
recorta una esperanza larga. Mientras hablamos, huye con la palabra
el tiempo: goza el día, nada fíes del venidero.

Referencias editar

  1. HIGINO: Fábulas 157, 1.
  2. González Iglesias, Juan Antonio. Carpe Diem: desde Epicuro hasta la Coca-Cola, p.255, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (2010).
  3. «Quintus Horatius Flaccus, Carmina 1.11». Archivado desde el original el 4 de marzo de 2015. Consultado el 9 de noviembre de 2014.