María Luisa Puiggener

Pintora española

María Luisa Puiggener Sánchez (Jerez de la Frontera, 1875 - Sevilla, 1921) fue una pintora española que desarrolló su actividad artística en la última década del siglo XIX y primeros años del siglo XX. De su producción destaca el lienzo Escena de empeño (Una joya), fechado en 1900, en el que representa a una mujer con su hijo pequeño en brazos en el momento de acudir a una casa de empeños para la tasación de una joya.[1][2][3][4]​ Ella fue una de las pintoras que consiguió un mayor reconocimiento y una mayor presencia en el género artístico durante los primeros años del siglo XX.[5]

María Luisa Puiggener
Información personal
Nacimiento 1875 Ver y modificar los datos en Wikidata
Jerez de la Frontera (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1921 Ver y modificar los datos en Wikidata
Sevilla (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Información profesional
Ocupación Pintora Ver y modificar los datos en Wikidata

Biografía editar

Nació en Jerez; pero su familia, según los documentos, es de origen catalán. Consta como hija de José Puiggener Bajes y María Sánchez Pastrana y, gracias a la situación socioeconómica de su familia, María Luisa pudo acceder a una educación lo suficientemente sofisticada como para comenzar en el mundo del arte, donde se ganó un importante renombre,[6]​ a pesar de tratarse de un mundo controlado por hombres.

El principal impedimento al que se enfrentó fue la oposición por parte de los críticos de arte, que no llegaban a concebir la idea de que tal talento pudiera ser de una mujer; a pesar de ella reconocer sus obras. No consta ni en su lugar de nacimiento ni en su lugar de defunción documentos que certifiquen que contrajo matrimonio, lo cual es un claro indicador del uso de “señorita” para referirse a ella. Fue discípula de José Jiménez Aranda, como dejaba claro entrever en los estilos y formas utilizadas para sus obras.[5]

El Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera sitúa el nacimiento de María Luisa Puiggenner en 1867, en la calle Lanceria, número 4.[5]

Según la profesora Malo Lara, ella fue hija de José Puiggener Bajes y de María Sánchez Pastrana, una familia catalana instalada en Jerez de la Frontera que ejerció una labor editorial destacada. Su padre fue periodista, impresor y editor de diferentes periódicos y revistas en Jerez de la Frontera. Gracias a ello, ella y junto a su hermano y sus hermanas mayores (José María, María y María del Carmen), recibió una educación ilustrada y avanzada. En 1890, cursó en la Enseñanza Artística de la Mujer (o Clase de señoritas) que impartía la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla. Ahí, recibió el Segundo Premio (la Medalla de Cobre) en la Sección del Antiguo, entre 78 alumnas.[5]

Posteriormente, Ella ha pertenecido al estudio de José Jiménez Aranda, donde fue considerada su discípula en distintas exposiciones.[5]

Al usar en su vida adulta el título de “señorita” se deduce que ella no llegó a contraer matrimonio.[5]

Dado su notable participación en la actividad artística en Sevilla su fallecimiento se sitúa en el año 1921, fecha en la cual aparece por última vez una crítica de su mano y realizada sobre uno de sus retratos. Ella moriría a la edad de 54 años.[5]

Evolución artística editar

Se trata de una importante figura dentro del arte sevillano de comienzos del siglo XX, como indica su presencia en numerosas exposiciones entre 1900 y 1920. Entre ellas nos encontramos con el Premio de Accésit de Juegos Florales del Ateneo (1902), una Medalla de Plata en Granada, exposiciones nacionales de Bellas Artes traspasando las fronteras españolas en México y Buenos Aires.[6]

A pesar de tanto éxito conseguido en vida, aún hoy en día es difícil el reconocimiento de su producción artística.[5]

María Luisa Puiggenner tuvo una actividad artística activa y fue aclamada por la crítica de la época. Sin embargo sus obras no aparecían firmadas con su nombre de pila sino con sus iniciales “L. Puiggener”, por lo tanto no se sabía si se trataba o no de una mujer. Esto llevó a que se iniciaran una serie de debates sobre el lugar de las mujeres en el aspecto cultural y artístico de su época.[5]

Su participación en la esfera artística se sitúa entre las primeras dos décadas del siglo XX. María Luisa Puiggenner presentó sus obras en una veintena de exposiciones como son las Exposiciones de Bellas Artes de primavera Sevilla entre 1901 y 1920. Llegó a exponer entre una y cuatro obras, en ocasiones participando como única mujer.[5]

Junto a otras artistas participó en la primera Exposición Feminista que se celebró en el Salón Amaré de Madrid en junio de 1903. María Luisa Puiggenner destacó entre la crítica por su obra “Muchacha que ojea un álbum”.[5]

Asimismo, María Luisa Puiggener participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de los años 1904, 1906 y 1910, obteniendo en las dos primeras una Mención Honorífica. En 1907 fue seleccionada para concurrir a la V Exposición Internacional de Arte de Barcelona, en la que tan solo el artista Gonzalo Bilbao y ella participaron representando a España.[5]

En la escena internacional, María Luisa Puiggenner concurrió en las Exposiciones de Pinelo en Buenos Aires de los años 1908 y 1909, en la Exposición del Centenario de la Independencia de México (1910), así como en la Exposición Internacional de Arte del Centenario en Buenos Aires (1910) donde logró ser la única artista en recibir una Tercera Medalla.[5]

Producción artística editar

Utilizó géneros salpicados, principalmente, por la situación social que vivió: una sociedad inestable, tanto en el ámbito político como económico, que fomentó el número de un nuevo grupo social, los mendigos. Deja clara constancia en su producción de la vida cotidiana de la gente que plasmaba, lo cual se denomina naturalismo social. Por otro lado, también se basó en otros géneros como los retratos, otras escenas de género, bodegones y paisajes.[5]

Actualmente son muy pocas las obras que se conocen de María Luisa Puiggener, al igual que existen pocas referencias en catálogos y prensa respecto a su producción, es decir, el número de piezas presentadas en una exposición. De las 34 pinturas de la artista sólo cinco han sido reconocidas en la actualidad y en las que se puede identificar el estilo del artista.[5]

Las obras de María Luisa Puiggener están influenciadas por los cambios artísticos y sociales que se han dado en Sevilla durante los primeros años del siglo XX. Como se ha mencionado más arriba María Luisa Puigenner ha sido discípula de José Jiménez Aranda, el cual utilizaba las escenas de género marcadas por temas sociales en sus obras, así como también realizó algunos retratos. La influencia de José Jiménez se puede ver reflejada en las primeras obras de María Luisa Puiggener como puede ser “Galantería rancia y Jaque doble”, dos obras que pertenecen al género del casacón. La segunda obra destaca porque en ella aparece una pareja que vestía con ropa elegante de la moda dieciochesca y que se encontraban disputando una partida de ajedrez.[5]

Pintura Social editar

Por otro lado, también destacan pinturas de un realismo social influenciadas por Jiménez Aranda. Para poder entender lo que significaban estas obras es importante observar la realidad social que definía la Sevilla de esos años y a los que María Luisa Puiggener fue sensible. Cabe destacar que la Sevilla de esa época, sufría una depresión, que años después con las reformas de Cánovas del Castillo harían que la industria sevillana se convirtiera en inestable. Existía una precariedad laboral, hubo un descenso en los salarios por lo que esto provocó que los colectivos populares difícilmente pudieran asegurar su subsistencia y sus niveles de vida empeoran, acabando en la pobreza. Muchos profesionales de la literatura la utilizaron para criticar la sociedad de la época.[5]

María Luisa Puiggener muestra en sus obras al igual que muchos otros artistas el impacto que esta crisis causó en la sociedad sevillana y especialmente en los sectores más pobres del momento. Destacan dos pinturas de los primeros años del siglo XX, “Una joya y Madre e hija”. La primera obra también llamada “Escena de empeño” (Figura 2) ha contado con diferentes títulos desde que fue expuesta en la Exposición de primavera del Ateneo en Sevilla en 1902, con obras como “El usurero o La última prenda”, dicha obra ha obtenido la mención honorífica en la exposición nacional de 1904.[5]

La pintura describe la forma en la que vivían las mujeres de la pequeña burguesía y de los sectores populares que debido a la muerte de sus maridos se veían obligadas a vender todas sus pertenencias y a ejercer la mendicidad.[5]

El crítico de arte Afar dijo: “Inspirada en la vida real, muestra con toda su amargura el Víacrucis recorrido por aquella pobre mujer hasta llegar al calvario víctima de la desgracia, aquella madre de aire modesto, viéndose tras su raída vestimenta la distinción de otra clase social”.[5]

Casanova valoró su técnica: “En cuanto al dibujo no cabe pedir más. Es perfecto: miren ustedes esas manos tan admirablemente diseñadas; fijense en la expresión de la joven viuda y del prestamista que examina el objeto. Todo un poema de profunda filosofía realista se encierra en el cuadro”.[5]

“La señorita Puiggener aventaja en el arte a muchos maestros; ella enseña más que un Académico; en su cuadro se puede estudiar el Arte tal y como debe ser. Yo confieso que hace tiempo, muchísimo tiempo, que no veo una obra así, ni la recuerdo, y todas las mañanas y todas las tardes voy a la exposición para estudiarla. bien puede figurar su nombre con los de Margarita Macip e Isabel Coello, del siglo XVI, y con los de María Valdés y Catalina de Mendoza, más modernas, y con la Rosa Bonheur y la inglesa Maudi Boo, tan celebradas”.[5]

La obra “Madre e hija” (Figura 3) tiene un tamaño similar al anterior aunque esta tiene un formato vertical, pero representa el mismo modelo. La pintura narra la historia de la madre viuda que una vez que ha vendido sus pertenencias y se ha quedado sin sustento para sobrevivir tanto ella como su hijo súplica la misericordia divina. Esta escena sucede en el interior de la catedral de Sevilla, justo en un escalón que da acceso a una de las capillas. En ella se encuentra la mujer con su hijo en brazos. La obra tiene un carácter menos académico que el anterior. María Luisa Puiggener utiliza el punto de vista en picado, la reja para dividir los planos espaciales y ubica a la figura en un espacio reducido y marginal para que ocupe el lugar que tiene en la sociedad. En dicha obra se puede reflejar la mirada y la tragedia que sufrían a diario numerosas familias en la Sevilla de comienzos del siglo XX.[5]

Dentro de este apartado también se puede mencionar la “Consulta gratis”, que fue incluida en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1904. El crítico Alcántara comentó: “Supongo que el autor es joven, y si así es y sigue por camino tan excelente, Sevilla contará pronto con un verdadero pintor más”. En la pintura se puede ver una consulta médica en la que algunos médicos de Sevilla atendían de forma gratuita a las personas que no tenían recursos.[5]

La revista el álbum Ibero-Americano escribe: “Lleno de verdad y animación: el zaguán de una casa sevillana se ha convertido en sala de espera de una clínica gratuita; varios enfermos esperan, sentados en el banco, a que les llegue su turno”.[5]

Retratos y escenas costumbristas editar

María Luisa Puiggener dedicó parte de sus obras al retrato y las escenas de género. En el retrato se especializó principalmente en representar a mujeres y niños y se puede destacar su obra “Retrato de dama” (Figura 4), la cual es el único ejemplo de este tipo en la actualidad. La artista refleja las mujeres de la burguesía sevillana y adapta el gusto y el estilo a las élites sociales. En el retrato aparece una mujer vestida a la Belle Époque, llevando encajes en su blusa y un sombrero de plumas violetas, además, aparece posando de una forma elegante y sofisticada lo que otorga un refinamiento en este tipo de retratos. Gran parte de la producción de María Luisa Puiggener se basaba en las escenas costumbristas.[5]

Otros géneros: bodegones y paisajes editar

María Luisa Puiggener también destaca por sus bodegones y sus paisajes, una temática que se le atribuía a todas las mujeres artistas de ese momento. En la Exposición de primavera de 1903 expuso “Un asunto de objetos antiguos o Un estudio”, y en el que aparecen libros revueltos, tinteros, etc. En la misma exposición en 1904 expuso tres tablas con frutas. El año que falleció expuso un bodegón en la primavera de 1921. En la actualidad sólo tenemos constancia de uno de sus bodegones titulado, “Bodegón con sandía y uvas”, en la que aparece encima de una mesa y sobre una penumbra un grupo de frutas y hortalizas de manera desordenada.[5]

Respecto al género paisajístico no existe constancia de ninguna pintura realizada por María Luisa Puiggener. Así fue invitada a participar en la ilustración del libro “Quién no vio a Sevilla” que fue publicado por el Ayuntamiento sevillano en 1920. En el libro participaron los escritores sevillanos más importantes cuyos artículos fueron acompañados por pinturas realizadas por los artistas más importantes de la ciudad cómo Bacarisas, Gonzalo Bilbao, Mattoti, Rico Cejudo, Labrador, etc., siendo María Luisa Puiggener la única mujer invitada entre los 23 participantes. La pintura realizada por ella fue “La Giralda a la luz de la luna”, que acompañaba al artículo escrito por José Más. La imagen mostraba el patio de los Naranjos, en un paisaje nocturno, con la luna asomando tras los pináculos de la catedral, para así iluminar la torre almohade y la fuente visigoda.[5]

Algunas de sus obras editar

  • Una joya (1900)
  • Madre e hija (1901)
  • La mesa del abuelo (1902)
  • Muchacha ojeando un álbum (1903)
  • Una artista (1903)
  • Un estudio (1903)
  • Consulta gratis (1904)
  • Retrato de una dama (1904)
  • De monos (1904)
  • Retrato de la Sra. De Aguilar (1906)
  • Un bibliófilo (1906)
  • Macarena (1908)
  • Juego infantil (1908)
  • Maternidad (1909)
  • Fraile leyendo (1909)
  • Coquetería (1909)
  • Regalo de bodas (1909)
  • Busto de mujer con mantilla (1916)
  • Bodegón con sandía y uvas (1920)
  • Retrato de Pilar Santiagosa Nieto (1920)
  • Estudiando (1920)
  • Frutera (1920)
  • La Giralda a la luz de la luna (1920)

Galardones editar

María Luisa Puiggenner alcanzó premios difícilmente accesibles a las artistas.

  • Accésit de los Juegos Florales del Ateneo de 1902 con la obra titulada X.Y.Z.
  • Medalla de Plata, en la Exposición de Bellas Artes de Granada, con la pintura A ti suspiramos.
  • Tercera Medalla, en Exposición Internacional de Arte del Centenario de Buenos Aires, 1910.

Referencias editar

  1. Pintoras de España 1859/1926. De María Luisa de la Riva a Maruja Mallo. Archivado el 8 de diciembre de 2015 en Wayback Machine. Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, 2014.
  2. Obras emblemáticas del siglo XIX de la colección Fundación Cajasol. Archivado el 8 de diciembre de 2015 en Wayback Machine. Consultado el 27 de noviembre de 2015
  3. Inmaculada Concepción Rodríguez Aguilarː Arte y cultura en la prensa: la pintura sevillana (1900-1936)
  4. Cien años de pintura en España y Portugal (1830-1930). Ediciones Antiquaria, 1992.
  5. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s t u v w x y z aa Illán Martín, M., & Velasco Mesa, C. (2018). Un verdadero pintor: María Luisa Puiggener en la escena artística sevillana de comienzos del siglo XX. Laboratorio de arte, 30, 401-418. Disponible en: http://institucional.us.es/revistas/arte/30/022_Magdalena_Illan_y_Custodio_Velasco.pdf
  6. a b Illán Martín y Velasco Mesa, Magdalena y Custodio (2018). «Un verdadero pintor: Maria Luisa Puiggener en la escena artística sevillana de comienzos del siglo XX». Laboratorio de Arte. Consultado el 14 de mayo de 2020.