Pedro Núñez del Valle

artista español

Pedro Núñez del Valle (Madrid, c. 1597-Madrid, 24 de septiembre de 1649) fue un pintor barroco español formado en Italia, donde asimiló la estética del caravaggismo, que contribuyó a introducir en la pintura madrileña del llamado Siglo de Oro.

La Adoración de los Magos, 1631, óleo sobre lienzo, 272,5 x 170,6 cm, Madrid, Museo del Prado (adquirido en 1992 con fondos del legado Villaescusa).
Noli me tangere, Museo del Prado. Óleo sobre lienzo, 235 x 156 cm. Pintado para el convento de San Norberto de Madrid, pasó tras su desamortización en 1809 a la Academia de Bellas Artes y posteriormente al Museo de la Trinidad. Catalogado como anónimo madrileño del primer tercio del siglo XVII, estuvo depositado desde 1872 en el convento de San Pascual de Madrid, donde se remataba en medio punto.[1]​ Tras su reingreso en el Museo en 2014 y el proceso de restauración, que ha permitido recuperar un sentido de la iluminación y del color vinculados al clasicismo boloñés practicado en Roma, ha pasado a ser atribuido a Pedro Núñez del Valle.[2][3]

Biografía editar

Natural de Madrid, se sabe que su padre era calderero, pero se ignora la fecha de su nacimiento y cualquier otro dato de su vida anterior a la partida a Italia. En Roma aparece documentado en los años 1613 y 1614 como miembro de la Academia de San Lucas. Debía de estar ya de regreso a España en 1623, cuando firmó con el título academicus romanus el San Orencio de la iglesia de San Lorenzo de Huesca, decididamente tenebrista en el tratamiento de la luz y con ecos del clasicismo de Guido Reni en las figuras.

En 1625 contrajo matrimonio con Ángela de Seseña, huérfana tutelada por Alonso Carbonel, y hay constancia documental de que ese mismo año se encontraba trabajando en el claustro del convento de la Merced de Madrid, realizando una serie de historias mercedarias en unión de Juan van der Hamen, con quien debió de establecer lazos de amistad pues a su muerte (1631) fue el encargado de la tasación de sus bienes. A la muerte de Bartolomé González, en 1627, Núñez solicitó la plaza de pintor del rey que dejaba vacante y a la que aspiraban otros once pintores. Vicente Carducho, Eugenio Cajés y Velázquez, a quienes Felipe IV encomendó calificar a los aspirantes, le propusieron en cuarto lugar, tras Antonio de Lanchares, Félix Castelo y Angelo Nardi. Aunque no alcanzara el nombramiento deseado, fue llamado a trabajar con cierta frecuencia para la Corte: en 1633 pintó la ermita de San Juan en el Buen Retiro, en 1639, con otros muchos pintores, participó en la decoración del Salón Dorado o salón de comedias del Real Alcázar, donde se le encomendaron los retratos dobles de Felipe III y Felipe IV, monarca reinante, y de Enrique I con Alfonso IX. Todavía diez años más tarde, en colaboración ahora con Francisco Rizi, se encargó de la pintura y dorado que se hizo en palacio para conmemorar el cumpleaños de la reina Mariana de Austria.

El mismo año (agosto de 1649) hacía testamento, pidiendo ser enterrado en el convento de la Victoria, donde tenía sepultura propia.

Obra editar

El San Orencio de Huesca, datado en 1623,[4]​ es la obra fechada más antigua que se conserva de Núñez del Valle, con fuertes recuerdos de su paso por Italia, donde se formó en el estudio de la escuela romano-boloñesa a la vez que atento al caravaggismo representado por Artemisia Gentileschi y Cecco da Caravaggio. De 1631 es la Adoración de los Magos del Museo del Prado (adquirida en 1992 con fondos del legado Villaescusa), donde las sugestiones caravaggistas se mezclan con recuerdos de Guido Reni y la escuela boloñesa. Obra fechada (1632) es también el Camino del Calvario de la Colegiata de Santa María de Talavera de la Reina, en mal estado de conservación.

Otras obras destacadas, en las que se manifiesta igualmente la influencia del mundo romano, son: el gran Noli me tangere del Prado, restaurado y reatribuido en 2014; una Santa Apolonia de colección particular; la Anunciación del Museo del Ermitage; la Santa Margarita, del convento de las Descalzas Reales de Madrid, fuertemente caravaggista en el tratamiento de la luz y en el estudio de las telas y detalles de naturaleza muerta; y muy especialmente, Jael y Sisara del Museo Nacional de Irlanda de Dublín, una de sus obras más complejas y durante mucho tiempo atribuida a Cecco da Caravaggio. Núñez del Valle debió de cultivar también la pintura de paisaje, según consta por las obras que dejó a su muerte, reflejadas en el inventario de sus bienes, y aun cuando sólo uno de ellos se haya conservado, trozos de hermosos paisajes se encuentran en algunas de sus obras, como en Agar e Ismael, de la Beneficencia de Ávila, o en una Huida a Egipto de colección particular.

Referencias editar

  1. Museo del Prado. Inventario general de pinturas. II El Museo de la Trinidad (Bienes desamortizados). Museo del Prado, Espasa Calpe, 1991, ISBN 84-239-4312-7 p. 342, nº 1126.
  2. «Noli me tangere», ficha de la obra en la Colección del Museo del Prado.
  3. Ruiz Gómez, Leticia, «Pedro Núñez del Valle: "Noli me tangere"», Boletín del Museo del Prado, t. XXXIII, n.º 51 (2015), pp. 44-51.
  4. Pallarés Ferrer, p. 162, indica, sin embargo, 1628.

Bibliografía consultada editar

  • Angulo Íñiguez, Diego, y Pérez Sánchez, Alfonso E. Pintura madrileña del primer tercio del siglo XVII, 1969, Madrid: Instituto Diego Velázquez, CSIC,
  • Barrio Moya, José Luis, El pintor madrileño Pedro Núñez del Valle. Datos para su biografía, edición digital Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2006.
  • Corpus velazqueño. Documentos y textos, tomo I, Madrid, 2000, Ministerio de Educación, p. 66. ISBN 84-369-3345-1
  • Pallares Ferrer, María José (2001). La pintura en Huesca durante el siglo XVII. Huesca: Instituto de Estudios Altoaragoneses. ISBN 84-8127-096-2. 
  • Pérez Sánchez, Alfonso E. (1992). Pintura barroca en España 1600-1750. Madrid: Ediciones Cátedra. ISBN 84-376-0994-1. 
  • Un mecenas póstumo. El legado Villaescusa. Adquisiciones 1992-93, Madrid: Museo del Prado, 1993, pp. 62-64

Enlaces externos editar