Ráfaga rápida de radio

fenómeno astrofísico de gran energía que se manifiesta como un pulso de radio fugaz que dura tan solo unos pocos milisegundos

En radioastronomía, una ráfaga rápida de radio (FRB, por sus siglas en inglés) es un fenómeno astrofísico de gran energía de origen desconocido que se manifiesta como un pulso de radio fugaz que dura en promedio unos pocos milisegundos.

Duncan Lorimer y su estudiante David Narkevic descubrieron la primera ráfaga rápida de radio en 2007 mientras analizaban datos de archivo de los distintos estallidos de energía transitoria astronómica, como los púlsares y los estallidos de rayos gamma. Se encontró un sonido de radio que descendió en frecuencia durante 15 milisegundos, la dispersión producida por la frecuencia de la ráfaga permite el mapeo del gas ionizado, que se puede observar con los instrumentos utilizados por los astrónomos, por lo tanto se refieren a este fenómeno comúnmente como ráfagas Lorimer.

Desde aquella primera detección, se propusieron buscar más señales en esa dirección, con el conjunto de los datos existentes y las observaciones adicionales recopiladas, pero no encontraron, como lo ocurrido con algunas ondas recibidas en otros observatorios, sin conocer el origen ni las causas exactas de los espectros electromagnéticos.

Se propusieron varios fenómenos, desde el reflejo accidental de un pulso de energía destinado a empujar una vela de luz interestelar, estrellas de neutrones de rotación rápida o de un agujero negro.

A día de hoy más de 100 ráfagas rápidas de radio (FRB), han sido detectadas, aunque la amplia dispersión en distintas ubicaciones han puesto en contra el argumento de una fuente tecnológica extraterrestre.

Con especial interés una de estas ráfagas provenía de una fuente que repetía su señal muchas veces, aproximadamente 100 explosiones repetidas, encontrándose en una galaxia irregular débilmente óptica, cuyo desplazamiento lo coloca a 2,5 millones de años luz de distancia. Tanto la distribución general de las fuentes, como las distancias estimadas a partir de la frecuencia, continúan indicando que el catalogo actual de los FRB detectados son todos extra galácticos.

Para saber la localización de estas ráfagas se realiza un cálculo partiendo de la caída de frecuencia durante la ráfaga, que viaja por ondas electromagnéticas a través del vacío a la velocidad de la luz. Estas ondas tienen un retardo dependiendo de la frecuencia a medida que atraviesan las partículas cargadas que se encuentran en el medio interestelar en su camino hacia la Tierra. En la vía láctea aun no ha ocurrido nada.

El sol también emite este tipo de ondas mucho más débiles, son producidas por las erupciones solares viajando a través del plasma que lo rodea.

Una vez descubierto, el tipo de señal, los astrónomos han puesto en marcha varios radiotelescopios. En febrero, el radiotelescopio CHIME en Canadá informó de 13 nuevas ráfagas rápidas de radio. Otros como el ASKAP en Australia pueden localizar cientos de detecciones nuevas por año haciendo que sea menos complicado detectarlos, siendo una ayuda para la comprensión de la estructura y la distribución total del universo.


Referencias editar

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  6. Devlin, Hannah (10 de enero de 2018). «Astronomers may be closing in on source of mysterious fast radio bursts» (en inglés). The Guardian. 
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