Un rodapié, también llamado plinto,[a]zócalo o moldura, es una pieza que se coloca en la base de los tabiques o muros de las habitaciones como elemento estético y para protegerlos de golpes o roces. Se fabrican de diversos materiales, especialmente de madera o cerámica. Pueden ser del mismo color y material que el suelo de la sala o que la carpintería.[b][1]

Habitación con rodapié.

Rodapié, rodacama o delantecama[2]​ también designa un tapete que tapa las patas o los pies de los bancos de la cama, que se ve por debajo del cobertor.

Para colocar un rodapié, hay que medir la tira y señalar los puntos por donde se harán los cortes. Para los extremos, es recomendable utilizar una caja o sierra de ingletes para que coincidan perfectamente con las esquinas. Antes de fijarlos, es conveniente presentar los rodapiés en toda la habitación para ver si encajan perfectamente y corregir las posibles irregularidades. Primero se clavarán los de los ángulos internos extendiendo luego el resto. Dependiendo del material en que esté construida la pared se fijarán a la misma con tacos o tornillos.[3]

Si el rodapié es de madera no tratada puede ser atacado por la polilla, en cuyo caso es necesario sustituir el tramo afectado. Sin embargo, el deterioro más habitual se produce a causa de golpes o rozaduras. En este caso, podemos arreglarlo rellenando los huecos con masilla. Luego, se lija para igualar la superficie y se pinta del mismo color que el zócalo.

  1. En Chile se le conoce con el nombre de guardapolvos. En Colombia se le conoce con el nombre de guardaescoba.
  2. Como elemento arquitectónico de una columna, el rodapié es la parte inferior o pedestal.

Referencias

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  1. Lajo Pérez, Rosina (1990). Léxico de arte. Madrid - España: Akal. p. 220. ISBN 978-84-460-0924-5. 
  2. https://www.ucm.es/data/cont/docs/995-2016-02-06-Carabad.%20Ratas.pdf
  3. Cómo colocar un rodapié