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Pensamiento en red

Pensamiento en Red es un modelo transdisciplinario que integra avances de la psicología, las neurociencias, la sociología, la teoría de las redes complejas y las nuevas teorías de la comunicación. Ha sido desarrollado por la doctora Sonia Abadi, médica y psicoanalista, investigadora en innovación y redes humanas. Este modelo, a la vez que explica cómo opera el pensamiento creativo, permite un entrenamiento que modifica las estructuras mentales. Esta propuesta supera el concepto tradicional de capacitación: es terapéutica y renovadora, ya que opera sobre el “software” mental y la comunidad de la organización, protegiendo la salud de personas y equipos. Pensar en red flexibiliza las estructuras mentales y la dinámica de los vínculos hacia dentro y hacia afuera, incrementando la creatividad y la productividad. A su vez, existe un nivel superior de creatividad que tiene lugar cuando se desarrolla en el espacio intermedio entre dos o más personas y encuentra su inspiración en el entorno: la colaboración creativa. Pensar en Red significa acceder a ese nivel de funcionamiento que lleva a las realizaciones exitosas. Así las ideas se conectan de más de un modo y llevan a la resolución alternativa de conflictos, a la innovación en la forma de hacer las cosas y a la confluencia de recursos que parecían distantes.

¿Cómo opera el pensamiento en red?

La educación formal, desde la escuela hasta la formación académica, nos condiciona a un pensamiento lineal, que establece solo conexiones lógicas, secuenciales y relaciones de causa-efecto. Para esto, se suele recortar la tendencia natural de los niños a percibir y pensar en red. Así, se nos enseña a discernir, analizar, descomponer un problema en sus diversas partes. A discriminar lo verdadero de lo falso, la fantasía de la realidad, lo posible de lo imposible, lo coherente de lo disparatado. En esta poda, vamos mutilando nuestro pensamiento más imaginativo, intuitivo y creativo, ese que se atreve a creer y crear más allá de las reglas establecidas. Sin embargo, ya adultos obedientes y domesticados, todavía nos sorprende por momentos encontrarnos con ese pensamiento provocador y extravagante que enriquece y amplía nuestra percepción y nuestra imaginación. El concepto de Pensamiento en Red expande el campo de otros métodos de investigación del conocimiento, porque incorpora la versatilidad y diversidad de los procesos inconscientes como fuentes inagotables de nuevos links a la red. Por otra parte, integra los nuevos descubrimientos acerca de las leyes que rigen el comportamiento de las redes humanas. Estas leyes se cumplen también –y esto es lo más novedoso – en las conexiones neuronales y en el estudio de los procesos de pensamiento creativo

La necesidad de un cambio en los modelos mentales

El universo en red que compartimos, disfrutamos y padecemos hoy es la consecuencia de la evolución de la mente humana y del desarrollo del conocimiento y la tecnología. Pero es, a la vez, la causa de la necesidad de aggiornar nuestros modelos mentales. La red nos está permitiendo superar la fragmentación del saber, ya que el conocimiento ha comenzado a establecer puentes entre diferentes disciplinas. Es así como se han borrado los límites entre las ciencias “duras” y las ciencias “blandas”, al tiempo que se han esfumado las fronteras entre los diferentes tipos de pensamiento. Sin embargo, nuestros modelos mentales están todavía en evolución, y si bien ya comenzamos a desarrollar un pensamiento integrador, en muchos aspectos seguimos funcionando a partir del pensamiento lineal y la departamentalización de nuestra vida y nuestra mente. Durante mucho tiempo se creyó que existía una clara división entre las mentes científicas, lógicas y analíticas por un lado, y las mentes artísticas, más intuitivas e imaginativas, por otro. Ese paradigma nos llevó, durante largos períodos de la historia, a dos resultados igualmente malignos: la consolidación excesiva de sistemas cerrados de pensamiento y la dificultad para comprender los procesos creativos. Lo notable es que esto se reflejó también en el modo en que se construyó la identidad de las personas, limitando su potencial de cambio y transformación.