El «pop lunfardo» (en referencia a la jerga rioplatense) fue una corriente de arte pop desarrollada en Buenos Aires, Argentina durante los años 1960, representada en la producción de jóvenes artistas ligados a la Galería Lirolay y al Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella dirigido por Jorge Romero Brest. Entre sus miembros más representativos se encontraron Marta Minujín, Dalila Puzzovio, Edgardo Giménez, Carlos Squirru, Juan Stoppani, Alfredo Arias, Susana Salgado y el dúo de Delia Cancela y Pablo Mesejean.

El arte pop argentino tuvo especial relevancia internacional entre 1963 y 1967.[1]

El término fue acuñado por el crítico francés Pierre Restany tras su visita a Buenos Aires como jurado del Premio Internacional Di Tella de 1964, y desde entonces ha sido adoptado por historiadores del arte para referir al movimiento.[2][3]

mi primer interés fue el pop lunfardo, porque tenía muchas analogías, no de citación, no de imitación, analogías fundamentales y orgánicas con otros fenómenos similares en Estados Unidos y Europa; esto es muy importante, porque la Argentina de esa época vive totalmente una versión local particular y específica del fenómeno.[4]

El arte pop en Argentina tuvo «un desarrollo breve pero contundente, que marca a fuego uno de los episodios más activos de la historia del arte argentino».[5]


Dentro de la historiografía del arte argentino, Romero Brest y Oscar Masotta fueron los principales teóricos del arte pop argentino.[6]​ En sus textos, distinguen tres momentos relacionados al movimiento: en primer lugar, sus antecedentes en el arte objetual de principios de los años 1960 o «arte de las cosas», impulsado por los críticos Rafael Squirru y Hugo Parpagnoli; luego, el del Instituto Di Tella, momento de madurez de la tendencia y, por último, la transformación del arte pop en una vía del arte conceptual.[6]


https://www.academia.edu/45127764/El_esp%C3%ADritu_pop_Arte_argentino_de_los_sesenta

https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/argentina-pop-nid800534/?outputType=amp

https://ri.unsam.edu.ar/xmlui/bitstream/handle/123456789/83/TMAG_IDAES_2017_GFF.pdf?sequence=1&isAllowed=y

https://www.ambito.com/secciones-especiales/arte-pop-pero-la-argentina-idealizado-n3431196

https://www.lanacion.com.ar/cultura/el-rescate-de-los-60-nid830281/

https://issuu.com/artefundosde/docs/catalogo_pop_issuu

Desarrollo y características editar

Antecedentes editar

En sus comienzos, el arte pop argentino nació como una «rebelión contra cierto tipo de abstracción y buen gusto», dominado por el trabajo de los informalistas o el recientemente exitoso movimiento de la Nueva Figuración.[1]

Auge editar

 
Vista de ¡Revuélquese y viva! de Marta Minujín en exposición en el Instituto Di Tella, 1964.

En septiembre de 1965, Oscar Masotta dictó una serie de conferencias acerca del arte pop en el Instituto Di Tella.[7]


Según Mercedes Trelles-Hernández, La Menesunda «creó una noción completamente diferente de lo que era el arte y, por supuesto, de lo que era el pop, asociando el movimiento no solo con lo experimental, sino también con un sentido de alegre transgresión».[1]

se tradujo en un 'éxito de escándalo' que atrajo audiencias sin precedentes, cobertura mediática para la vanguardia argentina, e intensificó la feroz competencia entre artistas que ya había desatado el premio anual del jurado del ITDT.[1]

El texto de Restany:

Buenos Aires me fascinó. En Brasil y en Europa numerosos ami­gos se sorprendieron ante mi reacción. ¿Y Río, y San Pablo? Sin embargo, es bien sencillo. A mí me gustan las grandes ciudades: en su seno se elaboran la psicología colectiva y los valores espirituales del mañana, pero las verdaderas grandes ciudades, las verdaderas metrópolis. Buenos Aires es una de ellas; no es el caso de San Pablo ni de Río de Janeiro: la primera, enajenada por la actividad, trepidante de dinamismo, es una Chicago que todavía no ha encontrado su Nueva York; la segunda, lánguida, abigarrada, sabrosa, es una inmensa Niza sin París. […]

Lo que me apasiona de Buenos Aires es la en­vergadura del fenómeno urbano, las dimensiones a la vez físicas y psicológicas del cosmopolitismo. La vocación portuaria de Buenos Aires no se ha desarrollado verdaderamente hasta después de la colonia, con la Indepen­dencia; su crecimiento está ligado al de la nación. Uno de cada tres inmigrantes no ha hecho sino transitar por Buenos Aires: allí se ha quedado o allí ha vuelto. La ciudad es el museo viviente de la población argentina. Cada ola, cada experiencia, cada aventura humana ha dejado sus huellas, marcando la fisonomía de todo un barrio, de una plaza o de un rincón de calle. […]

Nuestra civilización de la imagen nos había destinado a un profundo desgaste del ojo. He aquí una nueva fiesta para nuestros sentidos, otro nivel de la comunicación. En este estado la misma naturaleza de la morfología de base se esfuma ante la calidad y la efectividad de la participación. Esas proposiciones de espacio, folkloristas y realistas, se reúnen con otras, de inspiración directamente geométrica: se piensa en las búsquedas de integración espacial llevadas a cabo por Le Parc y Sobrino en el seno del Grupo de Investigación de Arte Visual, y antes que ellos en ciertos intentos de los grupos Arte Concreto y de Arte Madí, en Kosice especialmente. Toda la tradi­ción del concretismo argentino desemboca actualmente en ese problema-clave de la participación del espectador en la obra de arte. Y las soluciones propuestas, inspiradas en la tecnología más actual, así como las premisas de la búsqueda operacional conducen al mismo punto: la discusión de la imagen bidimensional (luego, de su soporte funcional, el cuadro de caballete) y la definición de un espacio de síntesis, no ya en el nivel de la pintura o de la escultura, sino de la arquitectura. […]

[…] Queda a los jóvenes investigadores renunciar a la atracción egoísta del diploma extranjero. Verdaderamente ellos pueden hacer algo mejor que alimentar los sectores marginales de una emigración desarraigante: elevar a Buenos Aires a su verdadera potencia espiritual, hacer de ella junto con Nueva York y Londres, París y Moscú, Pekín y Tokio, el coagulante activo, el hogar resplandeciente del nuevo humanismo.[8]

En un texto inédito escrito en ocasión del Premio Instituto Di Tella 1966, el crítico inglés Lawrence Alloway escribía:

[…] Buenos Aires ha sido desde hace algunos años una ciudad con una im­portante actividad de los artistas Pop y con un potencial mayor aún. Es claro que con el Premio Di Tella 1966 ahora es uno de los más vi­gorosos Centros del Pop Art en el mundo. Los artistas de la más joven generación, que dominan la muestra, han hecho una síntesis de dos posibilidades estilísticas. Los elementos folklóricos, persis­tentes en el arte argentino, se han fusionado con las formas y temas internacionales del Pop Art. El resultado es que la exuberancia de la herencia local ha sido asimilada en un estilo genuinamente inter­nacional. El arte Pop argentino tiene una nueva claridad y poder.[9]

https://www.lanacion.com.ar/cultura/por-que-es-tan-genial-nid184106/

http://dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/bitstream/handle/123456789/3776/Cruces%20entre%20Periodismo_2014.pdf?sequence=3#page=98

http://70.32.114.117/gsdl/collect/revista/index/assoc/HASH0102/506ebd46.dir/r45_04nota.pdf

https://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/pintura-hijos-sonido-furia.htm

Paso al conceptualismo editar

Galería editar

Véase también editar

Referencias editar

  1. a b c d Trelles-Hernández, Mercedes (2015). «Pop Art in Argentina». En Morgan, Jessica; Frigeri, Flavia, eds. The World Goes Pop (en inglés). New Haven: Yale University Press. pp. 104-111. ISBN 9780300216998. Consultado el 17 de junio de 2023 – via Internet Archive. 
  2. Mariel Szlifman, Fernando García (14 de octubre de 2021). #Épica #OpiniónExperta 1960 | FERNANDO GARCÍA (video de YouTube). Buenos Aires: Fundación IDA. Consultado el 16 de junio de 2023. 
  3. Berenice, Gustavino (2013). «Practicas más allá de la crítica en la escritura sobre arte de los años sesenta: los prefacios-tipo de Pierre Restany». IX Jornadas Nacionales de Investigación en Arte en Argentina (La Plata: Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata). ISBN 9789503410035. Consultado el 17 de junio de 2023 – via SeDiCi. 
  4. Restany, Pierre (2010). «El nacimiento del arte conceptual». Margarita Paksa (catálogo). Neuquén: Museo Nacional de Bellas Artes. pp. 7-10. Consultado el 17 de junio de 2023. 
  5. Gallo, Sebastián Alejandro (2014). «Nuevos escenarios artísticos en las décadas de 1960 y 1970 en Argentina. Arte popular & arte político». En Vieytes, Rut, ed. Cruces entre periodismo, arte, diseño y política en el siglo de la imagen. Buenos Aires: Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. pp. 98-125. ISBN 9789871850181. Consultado el 16 de junio de 2023. 
  6. a b Herrera, María José en Carbonari (2010, p. 9)
  7. Pinta, María Fernanda (2014). «Pop! La puesta en escena de nuestro "folklore urbano"». Caiana, Revista de Historia del Arte y Cultura Visual (Buenos Aires: Centro Argentino de Investigadores de Arte) (4). ISSN 2313-9242. Consultado el 16 de junio de 2023. 
  8. Restany, Pierre (1965). «Buenos Aires y el nuevo humanismo». Revista Planeta (Buenos Aires: Editorial Sudamericana) (5). Consultado el 16 de junio de 2023 – via Fundación Proa. 
  9. Alloway, Lawrence (1966). «El rasgo singular del Premio Di Tella 1966 [...]». Buenos Aires: Texto inédito, Archivo del Instituto Torcuato Di Tella, UTDT. Consultado el 16 de junio de 2023 – via Fundación Proa. 

Bibliografía editar

Categoría:Arte en Argentina del siglo XX Categoría:Arte de los años 1960 Categoría:Arte pop Categoría:Cultura en la ciudad de Buenos Aires Categoría:Movimientos artísticos del siglo XX