Usuario:CRAW309/Caso Mijangos

Claudia Mijangos
Información personal
Nombre completo Claudia Mijangos Arzac
Otros nombres La hiena de Querétaro
Nacimiento 25 de mayo de 1956 (67 años)
Bandera de México Mazatlán, Sinaloa, México
Familia
Cónyuge Alfredo Castaños Gutiérrez (divorciada)
Información criminal
Cargos criminales Tres cargos de asesinato
Condena 30 años en Centro Femenil de Readaptación Social, liberada el 24 de abril de 2019.

Claudia Mijangos Arzac (Mazatlán, Sinaloa, 25 de mayo de 1956) también conocida con el sobrenombre La hiena de Querétaro, asesinó a sangre fría a sus tres hijos, un episodio de los más impactantes para la histórica ciudad de Querétaro, en México.

Juventud y adolescencia editar

Estudió la carrera de comercio. En su adolescencia, fue elegida Reina de Belleza en Mazatlán. Al morir sus padres, le dejaron una cuantiosa herencia. Poco tiempo después se casó y se trasladó a vivir a Querétaro con su esposo, estudió en el Instituto Tecnológico de Querétaro, asistía a cada una de las bienvenidas de Mecánica. Terminó su carrera gracias a su esfuerzo.

Filicidio editar

Existen distintas versiones sobre los hechos ocurridos el 24 de abril de 1989. Se dice que, meses antes de la tragedia, Claudia Mijangos, de entonces 33 años, había empezado a experimentar fuertes ataques psicóticos. Decía que veía demonios y ángeles, empezó a formular incoherencias, en los momentos más tensos de sus ataques se descomponía psicológicamente. El 23 de abril de 1989, Alfredo Castaños llevó a sus hijos a una kermesse de la escuela. Cuando los llevó de regreso a casa de su madre, tuvo una fuerte discusión con Claudia. Sabía el asunto del sacerdote y además quería regresar con su ex esposa. Ella se negó; defendió sus sentimientos hacia el cura, y su ex esposo, muy enojado, le dijo que "se iba a arrepentir". Luego se fue. Claudia cerró la puerta y echó llave. Subió a darles la bendición a sus hijos y se acostó.[cita requerida]

 
El vestido con el que supuestamente cometió los hechos del 24 de abril de 1989

Unas horas después, el 24 de abril de 1989, aproximadamente a las 4 de la madrugada, Claudia Mijangos despertó. Las voces en su cabeza eran tan fuertes que habían interrumpido su sueño. Ella declaró que las voces le decían que Mazatlán había desaparecido y que "todo Querétaro era un espíritu". Estuvo un rato escuchándolas; en su crisis, llamó a su amiga Verónica Vázquez, quien, al no entender nada, pidió a Claudia que se tranquilizara y le prometió acudir en la mañana para ayudarla. Después, Claudia se levantó y se vistió. Fue a la cocina y tomó tres cuchillos. Sus hijos aún dormían tranquilamente.[cita requerida]

 
La cama en la que depositó los cuerpos de sus hijos

Aproximadamente a las 5 de la mañana, Mijangos Arzac despertó a su hijo Alfredo Gutiérrez, de 6 años de edad, y en cuestión de minutos lo atacó con un cuchillo, se apoyó sobre la cama del niño, lo tomó de la mano izquierda y a nivel de la articulación de la muñeca le ocasionó la primera herida. El niño, al sentirse herido, realizó un movimiento instintivo de protección, pero su madre siguió cortando; lo hizo con tal frenesí que le amputó por completo la mano izquierda. El niño gritaba de dolor y terror. Tras el ataque, la hermana mayor de Alfredo, Claudia María, de 11 años de edad, acudió a la habitación y pidió a su madre que se detuviera. La madre cambió de cuchillo y se avalanzó sobre su hija mayor, a quien apuñaló seis veces. Herida de muerte y con los pulmones perforados, la niña aún alcanzó a salir del cuarto, tratando de protegerse. "¡No, mamá, no, mamá, no lo hagas!", gritaba. Los alaridos de dolor y desesperación fueron tan fuertes que los vecinos se despertaron. Claudia tomó entonces el tercer cuchillo y apuñaló en el corazón a su hija menor Ana Belén, de nueve años, quien no opuso mucha resistencia.

 
El cuchillero de la cocina

Bajó las escaleras corriendo, en busca de la agonizante Claudia María, quien se había desmayado, boca arriba, sobre el piso que dividía la sala del comedor. Volvió a apuñalarla. Luego la arrastró hacia la planta alta y colocó su cuerpo inerte en la recámara principal.

Descripción de la escena editar

La primera persona en darse cuenta de la tragedia fue la amiga de Claudia Mijangos, Verónica Vázquez, que había prometido ir en la mañana. Al darse cuenta de lo ocurrido, dio parte de manera inmediata a la fuerza policíaca, que no tardó en llegar. El interior de la casa marcada con el número 408 de la calle Hacienda del Vegil, en la colonia Jardines de la Hacienda, presentaba una escena que parecía sacada de una película de horror. El piso de la sala y las escaleras que iban hacia la planta alta estaban manchados de sangre, al igual que el pasillo entre la recámara principal, la recámara del pequeño Alfredo, la recámara de las niñas y el baño. Los investigadores afirman que por lo menos había 10 litros de sangre distribuidos por la casa. La puerta de la alcoba estaba entreabierta y el cuadro que se ofrecía a los ojos era aterrador: sobre la cama King Size de la recámara principal, se encontraban los cuerpos sin vida de los tres niños de la familia Castaños Mijangos, cubiertos con una colcha de color naranja con vivos blancos, apilados unos sobre otros. A un lado de los niños estaba el cuerpo de una mujer, con sus ropas también manchadas de sangre, con los ojos entreabiertos. En la esquina de la recámara, sobre un sillón, dos cuchillos de cocina, uno de 40 centímetros y el otro de 33 centímetros, ambos con cachas de madera en color café, limpios. Un tercer cuchillo de 31 centímetros se halló en la recámara de las hermanas Claudia María y Ana Belén, caído sobre la alfombra y lleno de sangre desde la junta hacia la parte media de la hoja. Los policías que respondieron al llamado de ayuda esa mañana pensaron primero que la mujer también estaba muerta, porque su ropa y sus manos estaban tintos en sangre, pero después el comandante Adolfo Durán Aguilar, uno de los oficiales que entraron a revisar la casa, le buscó el pulso en el cuello, y se dio cuenta de que todavía estaba viva. Llamaron a la Cruz Roja y enseguida los socorristas llegaron, pusieron a Claudia Mijangos en una camilla y la trasladaron al hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social, mientras que los cuerpos sin vida de los tres pequeños fueron llevados al Servicio Médico Forense.

 
La primera fotografía de Claudia en el hospital general de Querétaro

Durante varias semanas, la prensa local reportó lo ocurrido. Mijangos fue interrogada y, según narraron en aquella época, no recordaba lo ocurrido y parecía desconocer el destino final de sus hijos, y creía que se encontraban estudiando.Según el interrogatorio, la mujer estaba muerta en vida, y deliraba diciendo que sus hijos dormían y ella debía preparar el desayuno. La sociedad queretana pedía que Claudia Mijangos fuera sentenciada, pero tras las investigaciones se apreciaron los problemas psicológicos que presentaba, por lo que se determinó, tras algunos estudios, que en el momento de la tragedia Claudia Mijangos no se encontraba en buen estado de salud mental-emocional. Se le dio la sentencia más alta para este tipo de cuestiones, conocidas como imputables, el 19 de septiembre de 1991 fue recluida en el anexo psiquiátrico del Centro Femenil de Readaptación Social de Tepepan, al sur de la Ciudad de México. El 24 de abril de 2019 fue puesta en libertad tras cerca de 28 años recluida.

Otras investigaciones editar

Años después de lo ocurrido, medios de comunicación dieron micrófonos a supuestos investigadores de lo paranormal, quienes aseguran que la vivienda está "embrujada", pero los vecinos indican que no es así. Entre ellas, destaca la investigación que Discovery Channel realizó para la reconstrucción de lo ocurrido, bajo el título La Hiena de Querétaro. Otra de menor veracidad fue la realizada por Carlos Trejo y el programa Actividad paranormal.

Bibliografía editar