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Hermandad de La Crucifixión del Señor "El Longinos"

Salida del Santo Paso en 2014
Localización
Localidad Medina de Rioseco (Valladolid)
Sede canónica Iglesia de Santa María de Mediavilla
Datos generales
Fundación 1814-1825
Titulares Santo Paso de la Crucifixión "Longinos"
Pasos 1
Imágenes 9
Hermanos 430
Procesiones
Día y hora Viernes Santo. Procesión general de la Soledad
Duración 4 horas
Sitio web oficial

La Hermandad de la Crucifixión del Señor, conocida popularmente como "El Longinos", es una hermandad de la Semana Santa de Medina de Rioseco, constituida jurídicamente como asociación civil, fue fundada en la ciudad de Medina de Rioseco, provincia de Valladolid, en la comunidad autónoma de Castilla y León, España. Se desconoce la fecha exacta de su fundación, aunque al igual que les sucede a todas las actuales cofradías de la Semana Santa de la ciudad, se sitúa sin lugar a dudas, en los años posteriores del fin de la guerra de la Independencia Española, entre 1814 y 1825. Es una de las seis cofradías penitenciales que desfilan el Viernes Santo, encabezando la procesión general de la Soledad. El paso titular es uno de los dos grandes grupos escultóricos que posee la Semana Santa de Medina de Rioseco.












Historia editar

Antecedentes editar

Los orígenes de la Hermandad de la Crucifixión del Señor se remontan a la extinguida archicofradía penitencial de la Quinta Angustia y Soledad de Nuestra Señora, fundada en la parroquia de Santa María de Mediavilla, el uno de mayo de 1574. La situación coyuntural permitió que fuera adquiriendo propiedades, donaciones, como la de Inés de Colmenares, en 1591, y recursos suficientes como para afrontar proyectos, servicios benéficos y la construcción de sede propia. Artistas afamados de la época fueron llamados para trabajar en la construcción y ornato de un complejo arquitectónico capaz de satisfacer las necesidades de la cofradía.

En pocos años, los hermanos erigieron la ermita en las inmediaciones de la iglesia de Santa María, acaparar patrimonio mueble e inmueble, recursos económicas, actividad religiosa y presencia en la sociedad. El cabildo construyó el hospital en donde atender a enfermos pobres, paneras, bodega, sala de cera, salón de cabildo, capilla para oficiar los cultos sagrados, almacenes y un salón para guardar los pasos procesionales. Este último ha sido el único edificio que ha perdurado en el tiempo, reconvertido en capilla para el culto y la veneración de los pasos de la Crucifixión y el Descendimiento. La Quinta Angustia protagonizaba la procesión del Viernes Santo. Pero, también participaba en otros actos a lo largo del año junto a otras cofradías riosecanas. Cuando Quinta Angustia y Vera Cruz, la otra cofradía penitencial más importante de la localidad, coincidían, se regían por un protocolo o concordia de 1596, en la que se define el orden de las procesiones.

En 1799 el visitador del Obispado de Palencia, diócesis de la que dependía Rioseco hasta la reestructuración en 1955 que pasó a Valladolid, manifestó  la difícil situación de la Quinta Angustia.




Historia reciente editar

Durante el último decenio del siglo XVIII al producirse las desamortizaciones, y ya en el siglo XIX con la invasión francesa, junto a otros factores internos, provocaron la perdida de los recursos patrimoniales con los que poder ejercer la histórica labor asistencial y devocional de las cofradías. La de la Vera Cruz, sufrió daños que la obligaron a trasladar a la Quinta Angustia, en 1814, algunos de sus pasos. Las grandes cofradías desaparecieron pero no las procesiones ni los cofrades, ya que, seguramente, las unidades gremiales se segregaron en cofradías menores.

La Quinta Angustia se dividió en las hermandades de la Crucifixión del Señor, Descendimiento de la Cruz, Santo Sepulcro y la cofradía de la Virgen de la Soledad. Los dos conjuntos procesionales de mayores proporciones: la Crucifixión y el Descendimiento permanecieron en el Salón de Pasos, trasformado en capilla en 1918 y sede de ambas cofradías en la actualidad. La tarde de Viernes Santo los hermanos unidos por la fe, la tradición y el sacrificio sacan a pulso de la capilla los pesados pasos, lo que hace ser uno de los momentos de mayor interés y expectación de la Semana Santa.




Organización y Costumbres editar

Gobierno editar

La junta directiva es el órgano de gobierno de la Hermandad. Esta compuesta por un Presidente, un Vicepresidente, un Secretario, un Tesorero y cuatro vocales. Corresponde a esta junta velar por el cumplimiento del reglamento de régimen interno. Asimismo, la asamblea es soberana, es decir, el conjunto de los hermanos es el órgano supremo de la hermandad, donde se acuerdan y toman las decisiones mas importantes. La junta directiva ejecutará los acuerdos adoptados en la asamblea general.

 
Medalla de la hermandad de la Crucifixión "Longinos"

Costumbres editar

Siempre se ha dicho que en Medina de Rioseco es Semana Santa todo el año, ya que aquí se vive por y para la Semana Santa, para entender un poco mejor la Semana Santa de esta ciudad, es preciso conocer sus ritos y costumbres.

La semana anterior al Domingo de Ramos, la capilla de los pasos grandes abre sus puertas para que los hermanos y hermanas de la cofradía que lo deseen, puedan satisfacer las cuotas correspondientes al año en curso.

El sábado de Pasión, el Pardal acompañado por los tapetanes, recorre las calles y plazas de la ciudad convocando al pueblo a la celebración del pregón. Este acto habitualmente se celebra en la Iglesia de San Pedro Mártir y lo presiden la Vara Mayor de la Junta Local de Semana Santa y las Varas de las diecisiete cofradías y hermandades, portadas por sus respectivos mayordomos.

El Domingo de Ramos por la mañana la cofradía celebra la Junta General Ordinaria de “Domingo de Ramos”. La reunión da comienzo rezando una oración por todos los hermanos y hermanas fallecidos de la cofradía, a continuación el Secretario pasará lista y sancionará la no asistencia de algún hermano, dará lectura al acta de la reunión anterior para ser aprobada, si procede, se narrarán algunas recomendaciones o consignas relativas a la organización de la procesión del Viernes Santo y como último punto del orden del día, se pasará lista para designar a los veinte hermanos que sacarán el Santo Paso. La lista dará comienzo en los dos reservas del año anterior y a continuación por riguroso orden de lista se irá nombrando a todos aquellos que tengan o cumplan 22 años en el año y un máximo de 50 años, los hermanos irán contestando “si” o no, hasta completar el cupo de veinte hermanos más dos reservas. A continuación el presidente da por finalizada la reunión, y habitualmente utiliza la formula “señores quedan cerrados los libros”

A continuación se procede a la “formación del Santo Paso” o como decían los antiguos cofrades, a “cubrir los huecos”. Hasta ahora no habíamos dicho que en Medina de Rioseco todos los pasos procesionan al hombro, y por lo tanto se trata de determinar donde irá colocado cada uno de los hermanos.

 
Vara Mayor de la Hermandad de La Crucifixión
 
Banderín de la Hermandad de la Crucifixión

Los cinco hermanos más altos ocuparán los puestos delanteros, y a su vez el más alto de ellos ocupará el puesto de “cadena” que es el palo central; a ambos lados irán los encerrados y a continuación a ambos lados, los denominados palos. El cadena delantero, es el hermano que adquiere más responsabilidad, ya que dirigirá el resto de la formación del Santo Paso, será el responsable del desfile de gremios, de dirigir la salida de Santo Paso de la capilla, la procesión y del cumplimiento de todas las normas y costumbres. Los cinco hermanos que siguen en altura ocuparán los puestos traseros, e igualmente el más alto de ellos ocupará el puesto de “cadena trasero” que es el palo central, flanqueado por los encerrados y a continuación los palos. La misión del cadena trasero es de vital importancia, y debe estar coordinado con el cadena delantero en la maniobra para sacar el Santo Paso de la capilla. Durante la procesión tendrá especial cuidado para que la cruz no roce con ningún balcón o fachada de las angostas calles riosecanas, además será el encargado de meter el Santo Paso en la capilla. A ambos lados del tablero se colocarán los diez hermanos restantes, cinco en cada lado, hasta completar los veinte que sacan el Paso. Al hermano situado detrás del palo se le denomina contrapalo, el siguiente bispalo, al siguiente eje, al siguiente bispalo y al siguiente contrapalo. La diferencia de altura entre los hermanos se complementa con un taco de diferentes centímetros.

El Viernes Santo, a primera hora de la tarde, todos los hermanos asisten a casa del Mayordomo, o al local que designe para participar en el Refresco, consistente en café, licores, bollería y pasteles. Los hermanos ya van con su pañuelo de seda negro anudado al cuello y los veinte que sacarán el paso con su túnica al brazo. Los hermanos son ayudados a ponerse la túnica por algún familiar o por algún amigo, que recolocará el pañuelo o ajustara el cíngulo, es un momento de mucha emoción y muchos nervios.

 
Los veinte hermanos que sacan el paso desfilando por la calle Mayor. Foto F. Fradejas.

El  Pardal hace su entrada en casa del Mayordomo, dando los toques de corneta característicos, acompañado de los Mayordomos y Banderines de las demás cofradías, después de una breve estancia, los veinte hermanos que sacan el paso, el Mayordomo y el Banderín (Mayordomo del año anterior) junto con los niños pertenecientes a la cofradía se incorporan al desfile de gremios, para todos juntos y en perfecta formación, recorrer las calles riosecanas para reunirse con el resto de cofradías, hasta un total de seis que participan en la noche del Viernes Santos. Una vez reunidas todas las cofradías se dirigen a la Junta Local de Semana Santa para recoger a la Vara Mayor y a continuación se van a recoger a las autoridades, para asistir a los Santos Oficios en la Iglesia de Santa María de Mediavilla.

En un local próximo a la capilla donde se custodia el Santo Paso de la Crucifixión, al finalizar los Santos Oficios se celebra un refresco llamado “La Aceituna”. Tanto el refresco como el consumo de aceitunas ya aparecen mencionados en los libros de cuentas de la antigua Cofradía de la Quinta Angustia a partir de 1.687 y eran una forma de agasajar a las personas que portarían los pasos. Es un acto breve en el que se consumen aceitunas verdes. También es el momento para apretarse la faja y dar los últimos toques a la vestimenta, en este acto vuelven a producirse las arengas, abrazos, muestras de cariño y de ánimo a los veinte hermanos, que en unos minutos se encargarán de sacar el Santo Paso.

 
Detalle de cofrade con horquilla. Foto F. Fradejas
 
Viernes Santo. Corro de Santa María. Foto F. Fradejas

El cadena ordena la formación de los veinte hermanos que sacaran el Santo Paso y junto con el resto de hermanos y hermanas ya con su farol de mano para alumbrar, se dirigen a la capilla. Es un trayecto corto, y sin embargo se tardan varios minutos en recorrerlo, la entrada al corro es angosta y por lo tanto lenta, son muchos hermanos y hermanas, muchos los visitantes y el espacio es reducido. A la llegada al corro ya está preparada la banda de música que interpretará la marcha fúnebre a la Muerte del General O`Donell, o como la rebautizamos los riosecanos “La Lágrima”, marcha que es interpretada tanto a la salida como a la entrada de los pasos de la Crucifixión y el Descendimiento, que es el otro paso que ocupa la capilla.

Y llega el momento de la salida del paso. Es un instante único que trasciende más allá del hecho en si, ya que se lleva a cabo un ritual en el que se solicita una oración; "evocando a aquellos que nos precedieron sacando el paso, y, que con tan firme y tenaz continuidad, nos legaron la responsabilidad de llevarlo a cabo" que conecta a aquellas primeras personas que en la semana santa de 1674 sacaron el paso por primera vez con todos los que les siguieron hasta nuestros días. Es un minuto de máximo recogimiento y concentración, elevando esa plegaria por el hermano difunto, al que se ha relevado en el mandato, que suele ser el padre/madre, abuelo-a o bisabuelo-a fallecido. Es sin duda alguna, uno de los momentos más intensos en la semana santa de Medina de Rioseco por la desbordante cantidad de emociones que se viven en el corro de Santa María, atestado de gente con ganas de ver cómo los cofrades, en un esfuerzo supremo, sacan a la calle el paso de "Longinos" con las notas de "la lágrima" de fondo.

La Crucifixión del Señor encabeza la procesión, seguido del Cristo de los Afligidos, Cristo de la Paz, el Descendimiento, La Piedad, el Santo Sepulcro y la Soledad. La procesión discurre por la calles de los Huesos, Corro de San Miguel, Pablo Iglesias, Lázaro Alonso, Román Martín, Plaza Mayor, San Buenaventura, Antonio Martínez, Doctrina, Los Lienzos, Corro de Santiago y Mediana. El cortejo va encabezado por  el Mayordomo que porta la Vara, y el Mayordomo del año anterior que porta el banderín, dos filas de hermanos y hermanas alumbrando con sus faroles de mano y en el centro de estas dos filas las hermanas que van vestidas con mantilla, avanzando al mismo ritmo que lo hace el paso. A continuación va el paso y detrás del mismo van los dos reservas y tres filas de hermanos y hermanas.

A modo de pequeña introducción en la rica jerga de la Semana Santa de Medina de Rioseco, hay que explicar que el trayecto recorrido entre un descanso y otro, se denomina “poso” y en los descansos el paso se apoya sobre las horquillas, que son un palo grueso de madera, rematado con una “u” metálica.

En la calle Mayor a la altura de la Iglesia de Santa Cruz, llega otro de los momentos más impresionantes para nuestro paso: “el baile”. El cadena detiene el paso unos metros antes del lugar donde se ha colocado la banda de música, para descansar, antes de reiniciar la marcha. El cadena da las últimas ordenes para ejecutar el baile “hermanos primer oído al hombro, segundo oído avanzamos levemente el pie izquierdo, luego el derecho y así sucesivamente para mecer el paso de un lado a otro de la calle”

El cadena pide música y empieza a sonar “Elogio a Cristo Crucificado”, una hermosa composición escrita por el hermano Pablo Toribio Gil y compuesta de modo expreso para el baile. Empiezan casi cuatro minutos de una emoción que se palpa en el ambiente. Los hermanos y hermanas, conocedores del esfuerzo que implica el baile no dudan en alentar a los hermanos que bailan el paso cuando notan que las fuerzas comienzan a flaquear, pero hay que llegar hasta el final y se logra, otro año más, otro esfuerzo más.

Tras finalizar el baile, la procesión discurre por delante de la Iglesia de Santa Cruz, con dirección a la Plaza Mayor, donde se producen los relevos. Los veinte hermanos que han sacado el paso se toman un descanso y el resto de hermanos ocupan sus puestos relevándose unos a otros, es lo que llamamos “coger un poso”.

Al final de la calle Antonio Martínez y antes de llegar a la calle de la Doctrina, nos encontramos con el corro de la Cruz, en este corro está situado el Arco de Ajújar, una de las antiguas puertas de la ciudad sobre la que existe edificada una pequeña capilla, y donde nos espera la Virgen de la Cruz, procedente del Convento de Santa Clara. El paso se introduce en este espacio bailando lentamente, una vez que está situado enfrente de la imagen de la Virgen, los hermanos que están situados en la mitad delantera del paso flexionan las piernas un instante para recuperar nuevamente la posición, para retroceder nuevamente bailando y regresar al itinerario de la procesión.

La Hermandad de la Crucifixión del Señor celebrará la tradicional cena anual del Viernes Santo, una vez transcurrido el Desfile Procesional, y nunca antes de las doce de la noche, en el lugar que el Hermano Mayordomo así lo determine, y a la que deberán  asistir todos los componentes de este gremio.

El primer domingo de mayo las hermandades de la Crucifixión y el Descendimiento celebran  en la propia capilla una misa por el alma de todos los hermanos difuntos de ambas cofradías. A las doce del mediodía la Hermandad de la Crucifixión del Señor además celebra Junta General de Ajuste de Cuentas, en la que después de rezar y pasar lista, se dará lectura al acta de la reunión anterior para ser aprobada si procede. Se presentan los gastos e ingresos de la hermandad y aprobación si procede de las cuentas, para a continuación pasar a debatir las propuestas de la Junta Directiva y estudiar las solicitudes de nuevos hermanos y si procede la elección de cargos directivos, que son cada cuatro años y elección de Mayordomo que es por riguroso orden de lista, para llegar al último punto del orden del día: “Ruegos y Preguntas”, por el sistema de <<pido la palabra>>, exponiendo el hermano autorizado el contenido de su pregunta o ruego, hasta que la presidencia así lo crea oportuno. A instancia de la presidencia y por el secretario, <<se cerrarán los libros>>, dando por terminada la reunión.

Al fallecimiento de algún componente de la hermandad, hermano, hermana viuda o hermana de luz. La cofradía está obligada al acompañamiento del cadáver durante el sepelio (con farol y medalla) y la posterior celebración de la misa de difuntos en la capilla de la hermandad, que se anunciará debidamente.




Capilla editar

 
Emblema de la Quinta Angustia en el dintel de la Puerta de la Capilla. Foto J.J. Ubal
 
Fachada de la capilla de los pasos grandes. Foto J.J. Ubal

La cofradía penitencial de la Quinta Angustia edificó, en los solares del Corro de Santa María, un relevante complejo arquitectónico capaz de facilitar el desarrollo de una cofradía incipiente e importante en la historia y el arte de la Ciudad de los Almirantes. Artistas destacados trabajaron en la construcción y ornato de la iglesia, de las dependencias administrativas, en el hospital para asistir a pobres, en el salón para guardar los pasos y en otros recintos menores. El Salón de Pasos es el único de los edificios conservados de la desaparecida Penitencial, en cuyo dintel aparece el año, 1664, y el escudo.

Pedro de Nantes concertó con el cabildo de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Quinta Angustia las obras de edificación del Salón de Pasos en los solares colindantes a las casas que fueron de Ana Cana. En la traza se diseñó un edificio con paredón de cantería en el exterior de la fachada principal e interior de mampostería, de tres pies de ancho. El muro se rompe con tres vanos enmarcados. A los extremos dos óculos que flanquean una puerta de grandes dimensiones adintelada al exterior y  con arco escarzado en el interior. El remate de Nantes y la ejecución recayó en Francisco López con el compromiso de entregarla en la Cuaresma de 1664. En 1665 los canteros Marcos González y Juan de la Cotera hacen trabajos en la iglesia, en los ventanales, en la modificación de la puerta, cornisa y en la bodega.

El resultado final fue el de un edificio que consta de un solo espacio diáfano, de planta rectangular, en cuya fachada, de piedra sillar, se dispone una puerta adintelada de grandes dimensiones y flanqueada por dos vanos redondos. Construido con gruesos muros laterales con machones de sillar, entramado de adobe y ladrillo. La techumbre exterior a dos aguas con teja árabe y la interior plana con viguería de madera vista entre las que se disponen bovedillas de yeso. El suelo está enlosado con pizarras y piedras triangulares unidas en cuadriculas, cuyo centro contiene un medallón de diferente color al de la placa. En el centro de la planta el dibujo se altera para definir una cruz latina recibiendo al visitante.

El terremoto de Lisboa agrietó la techumbre del edificio, teniendo que ser reparada por Miguel de Arnaz en 1755. Antonio Ponz, en la visita a la localidad en 1783 y recogida en el “Viaje por los pueblos de España”, se sorprende de la riqueza artística que atesora Rioseco. Recorre las iglesias y la ermita de la Soledad en donde se guardan los pasos de Semana Santa. También Pascual Madóz, en el “Diccionario geográfico-estadístico de España” de 1845 señala, entre los edificios de la localidad, la ermita de la Soledad.

La invasión francesa de 1808 causó daños en el edificio de la Vera Cruz, lo que obligó a trasladar a la Quinta Angustia, en 1814, algunos de sus pasos. En años sucesivos ambas cofradías desaparecen y dan origen a unidades menores. La Quinta Angustia se desmiembra en la Crucifixión del Señor, Descendimiento de la Cruz, Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. El Salón de Pasos, en donde se custodian los dos voluminosos conjuntos procesionales de la Crucifixión y del Descendimiento, mantuvo el uso con las dos hermandades hasta la actualidad. En 1888 las dos directivas se reunieron para acordar dar al salón un aspecto más digno. Los muros se arreglaron, la puerta de madera se sustituyo y se enlosó el suelo con piezas de piedra y pizarra procedentes del ex convento de San Francisco.

 
Vista general de la capilla con el paso del Descendimiento.

En 1918 acordaron transformar el salón en una capilla y poder oficiar los hermanos el culto a Cristo. El edificio necesitó de arreglos sufragados por los hermanos y con la ayuda del párroco de la iglesia de Santa María, que donó del retablo que preside el recinto en la actualidad. Pieza clasicista, de principios del siglo XVII, de un cuerpo y calle, con pilastras doradas rematadas con capitel corintio, en cuya hornacina, se venera la imagen de Jesús Atado a la Columna. Una de las pocas esculturas penitenciales riosecanas de principios del siglo XVI, en la que Cristo permanece atado a una columna alta. La capilla cada primer domingo del mes de mayo y siempre que fallece un hermano o hermana de la Crucifixión o del Descendimiento se celebra misa, a los que se añaden los actos propios de la Semana Santa.

           En 1948 ambas cofradías se reunieron, en junta general extraordinaria, para arreglar la capilla y formar una comisión mixta que supervisara las obras. Gracias a la donación de los materiales necesarios por los hermanos y por el Ayuntamiento el proyecto salió adelante. Seguramente el trabajo estuvo orientado hacia el enfoscado de las paredes interiores, al arreglo del tejado, pintado del interior y arreglo de las puertas. El edificio, en 1999, presentaba problemas de humedad y falta de aislamiento, lo que originaba desfases térmicos perjudiciales en la estructura y en los conjuntos escultóricos. Los estudios técnicos aconsejaron hacer un vaciado de solera para crear una cámara de ventilación, el picado de revocos de las paredes, la apertura de nichales de aireación en muros y la disposición de canaletas de ventilación para facilitar la circulación del aire. El pavimento primitivo, asentado sobre tierra, fue levantado y repuesto de nuevo. La cubierta, a dos aguas fue revisada y el alero de la fachada principal se sustituyó por otro de más vuelo y con canes acordes con la estética del edificio. El techo de vigería de madera fue limpiado y pintado. Las paredes fueron saneadas, enfocados los paños de adobe, descubierta la piedra existente y se colocó un zócalo de piedra y el altar. La restauración culminó con la colocación de óculos de madera en los vanos con vidrieras plomadas y con la sustitución de la puerta por otra de similares características. El interior se acondicionó con una mesa de altar tallada y dorada para el oficio litúrgico.

           El emblemático edificio protagoniza, cada tarde de Viernes Santo, la espectacular salida de los pasos grandes de la Crucifixión y del Descendimiento. Hermanos y espectadores se agolpan, en el corro de Santa María, para presenciar como veinte hermanos movidos por la fe, la devoción y la tradición sacan a pulso los pesados pasos, siguiendo las ordenes precisas del cadena, hasta lograr salvar la cruz del dintel de la puerta y elevarla hasta el hombro.


Santo Paso editar

Tallas editar

 
Santo Paso de la Crucifixión en su Capilla. Foto J. Ubal

La Hermandad de la Crucifixión del Señor de Medina de Rioseco procesiona el conjunto escultórico que simboliza el momento en el que Longinos, a caballo, hunde la lanza en el costado de Cristo en la cima del Gólgota. Representación religiosa iconografiada mediante la escena  en la que aparecen, a los pies de Cristo crucificado, Nuestra Señora la Virgen María, María Magdalena y San Juan; el oficial romano Longinos montado a caballo, con la lanza entre las manos, y cuyas riendas están sostenidas por el mozo o mancebón, custodiado por dos soldados o sayones con lanza. El paso fue encargado a Andrés de Olivares Pesquera, en 1673, por la cofradía de la Quinta Angustia. El artista hizo las figuras de Cristo, Longinos a caballo, María, María Magdalena, San Juan y mozo. Las esculturas no gustaron al cabildo por lo que encargaron a Francisco Diez de Tudanca la valoración y posterior reforma en 1675, aunque Olivares fue obligado a realizar varias modificaciones en el paso. Tudanca recompuso las figuras y añadió un soldado. Tampoco agradó a los hermanos por lo que se contrata a Tomas de Sierra, en 1696, para que aligere, de forma a las piezas, sustituya a la Virgen María, María Magdalena y a San Juan, y añada a la composición, fuera de contrato, otro sayón.

El paso de la Crucifixión del Señor o de la Lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor Jesucristo, desde la modificación de Tomas de Sierra hasta la actualidad, no se conocen otras alteraciones sustanciales, salvo las comunes en conjuntos procesionales de estas características. La manipulación en las procesiones, ser llevado el pesado y voluminoso conjunto a hombros por veinte cofrades, sacarle de la capilla, en donde se venera durante el año, por una reducida puerta en relación con el volumen del paso, deriva en tener que moverle a pulso, hasta el Corro de Santa María y elevarle de forma brusca y uniforme desde las rodillas hasta el hombro para desfilar por las angostas e irregulares calles riosecanas, al atardecer del Viernes Santo.

En los primeros años del siglo XX, la Hermandad de la Crucifixión del Señor repara las partes más sufridas de las esculturas. También los ocho faroles y la farola grande que adornaban y daban luz al pa so. En el caballo se colocó una cabezada, donada por un hermano guarnicionero.

En 1964 los hermanos, sensibilizados con el valor artístico de la Crucifixión, retiraron los hierros de sujeción del grupo de faroles en la parte central de la escena, colocando los faroles a los extremos del tablero. En 1972 se eliminan las diferentes capas de suciedad y añadidos hasta descubrir la policromía original oculta bajo repintes, estucos y ceras protectoras aplicadas a lo largo de los años. El resultado alcanzado logró apreciar los detalles pictóricos, los volúmenes y la riqueza cromáticas de las esculturas ocultas bajo pátinas oscuras.

En 1995 el conjunto procesional de la Crucifixión ha de intervenirse. La climatología de la capilla y la manipulación procesional han causado agrietamientos,  desencoladuras y desconchados en las imágenes. La primera fase comienza en 1997 con la restauración de Longinos, el caballo y los dos sayones o lanceros. El trabajo estuvo enfocado a la fijación de la policromía, la consolidación del soporte, tapado de grietas, injertos y encolado de piezas sueltas, la eliminación de repintes y barnices. Se observaron deficiencias en la forma de sujeción de las piezas al tablero, que estaban causando daños estructurales, corregidas con técnicas de espigado y anclaje.

 
Detalle de los rostros de las Imágenes de la crucifixión (M. de Rioseco) Foto J. Ubal

En 1999 se interviene en la talla de Cristo clavado en la cruz, con alteraciones en los anclajes y ensambles debido al volumen y las tensiones, así como la localización de la policromía original. El mancebón está anclado por los pies al tablero y con el brazo al caballo, lo que le hace ser vulnerable al contraste de fuerzas durante la procesión, subsanado con refuerzos de espigones y lazos. Las policromías originales, al temple de huevo y al óleo en las carnaciones, afloraron al retirar las pátinas artificiales. La Virgen María que sujeta entre sus manos el pañuelo, tuvo que ser corregida la sujeción al tablero y saneadas las pequeñas fisuras causadas por el propio comportamiento de la madera. Maria Magdalena tiene forma piramidal está arrodillada a los pies de la cruz. Mostraba pequeñas grietas en los bloques. Por último, San Juan mostraba agrietamientos en el brazo derecho y en la mano, ahuecadas por el movimiento al sobresalir del tronco.

En el año 2006, por medio del acuerdo suscrito entre la Junta de Castilla y León y la Junta Local de Semana Santa para la restauración del patrimonio histórico de Semana Santa, la Hermandad de la Crucifixión solicitó un informe valorativo del estado del paso ante la aparición de algunas leves patologías propias del comportamiento de la madera y del uso. Los trabajos estuvieron enfocados a la consolidación, asiento y fijado de aparejos y policromías, cerramiento de fendas, encolado de piezas sueltas y colocación de un cuarto punto de sujeción en la espalda de Cristo a la cruz. Finalizó con la limpieza de la brida del caballo para descubrir el estofado dorado original.

Tablero editar

La tarde de Viernes Santo, Cristo ha muerto crucificado en el Gólgota ante la mirada desgarrada de Maria, acompañada por María Magdalena y San Juan. Longinos, custodiado por dos soldados, clava la lanza en el costado de Jesús, mientras que el mozo de riendas impotente se cubre el rostro para no ver la atrocidad que se está cometiendo. Esta escena de la Pasión fue reproducida por Tomas de Sierra, Andrés de Olivera y Diez de Tudanca en el conjunto procesional de la Crucifixión o de la Lanzada que dio Longinos a Nuestro Señor Jesucristo de la Hermandad de la Crucifixión del Señor y de cuyo tablero existe una singular ejecución que puede ayudar a definir la Semana Santa riosecana.

Artísticamente el tablero es diferente a los utilizados por otras cofradías de Medina de Rioseco, al estar construido siguiendo criterios de funcionalidad en detrimento del adorno, lo que le da al conjunto procesional la sobriedad y solidez propio de un paso de grandes proporciones y peso. Por otra parte, los elementos sobresalientes o delicados podrían entorpecer las labores de maniobra al salir y entrar el paso en la Capilla o de horquillado durante el recorrido procesional. El tablero actual es similar al que aparece en las fotografías y filmaciones de principios de siglo, más ligero y contaba con una pequeña balconada de celosía adornando el perímetro superior.

 
Vista inferior del tablero del paso de la Crucifixión. Foto J. Carlos Lobo.

En la Junta General de Ajuste de Cuentas de mayo de 1924 un hermano expuso “la necesidad de hacer una reparación en el tablero por hallarse en un estado de poner varias vigas o palotes nuevos”. El presidente convoca junta particular para evaluar el estado del paso y solicitar la colaboración del Ayuntamiento. En la Junta de Domingo de Ramos, la directiva informó del estado del tablero, de las piezas deterioradas y de los trámites seguidos para la reparación. También notificó a los hermanos que la administración local, la parroquia de Santa Maria y una empresa local colaborarían en la restauración.

Hasta mayo de 1929 no se volvió a retomar el arreglo del tablero. El ocho de diciembre se convoca Junta General Extraordinaria para detallar la reconstrucción del tablero y para habilitar una partida económica con la que sufragar los costes de pintado, lo que indica que el tablero está ya en la fase final y cuenta con el beneplácito de la comitiva. También fue necesario el bruñido de las argollas que sirven para apoyar la mano del lado del hombro al que se cargue. El Viernes Santo de 1930 el paso procesiona con el nuevo tablero, más fuerte que el anterior y sin la pequeña balconada de celosía.

Al tablero resultante se le puede definir como robusto y de líneas rectas. Consta de un bastidor de madera de grandes dimensiones y resistencia, capaz de soportar el peso del grupo de ocho imágenes. En paralelo se disponen cinco vigas de madera a cuyos extremos se encuentran los palotes. A lo  largo de los laterales derecho e izquierdo y de los cinco palotes delanteros y traseros se colocan los veinte hermanos que transportan a hombros el paso. Las vigas están unidas entre si mediante travesaños, reforzados con nervios de hierro. La parte superior se cubre con entarimado de tablones ensamblados y enmarcados por una moldura de poca altura. Al observar el reverso del tablero uno tiene la sensación de estar bajo la techumbre de una de las típicas viviendas castellanas. Cuando los hermanos le elevan, las distintas piezas se arquean para adaptarse a los desniveles de las calles y a las alturas de los portadores, generando un chasquido característico.

           Desde la construcción y hasta la restauración integral del paso, en los años setenta, no hay constancia de otras intervenciones. En 1972 la cruz se reforzó al retirarse, en 1964, la estructura metálica que soportaban los faroles y que ocultaba la belleza de la composición. Al año siguiente se colocó una moldura para adornar el tablero. En 1980 para facilitar la colocación de los tacos se injertó un sistema de pletinas en la parte inferior de las vigas exteriores. En 1998, con la restauración de la Capilla, retablo y del conjunto procesional, el tablero fue reparado en las zonas de desgaste y tratado contra xilófagos.

           Los soportes o banquillos sobre los que descansa el paso de Longinos en la Capilla han sido sustituidos por otros de similares características. La construcción es también sencilla al presentar un travesaño horizontal con dos pilares a ambos lados y con la base tipo zapata. Los verticales, orientados al lado derecho, están desplazados hacia el interior para facilitar la introducción de las piernas y evitar tropezar con ellos al levantar el paso a pulso para salir de la Capilla.

Galería de Imágenes editar






Referencias editar

Enlaces Externos editar

https://www.hermandaddelaescalera.org

https://www.semanasantaenrioseco.com

https://turismo.medinaderioseco.org