Usuario:Jialxv/Taller/Estatuas del Palacio Real de Madrid en Pamplona

Las estatuas del Palacio Real de Madrid en Pamplona son el conjunto escultórico situado en el Paseo de Sarasate de Pamplona (Navarra) que proceden de los excedentes estatuarios construidos durante el siglo XVIII con ocasión de la edificación del nuevo Palacio Real de Madrid. Esta serie de estatuas en un principio la idea era que adornasen la cornisa palatina madrileña y fueron realizadas por varios autores bajo la dirección de los escultores de la Corte, Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro. Se elaboraron en piedra blanca en varios talleres u obradores situados en distintos sitios de la ciudad de Madrid de las cuales se contabilizaron al menos 94 en el año 1754, sin poder precisar la fecha.

Contexto histórico editar

En 1734, tras el incendio del Real Alcázar de Madrid, Felipe V encontró la ocasión para emprender la construcción de un nuevo Palacio Real en Madrid a partir de 1738 siguiendo los gustos franceses al uso en este tipo de arquitectura. Para decorar el nuevo edificio se adoptó un complejo y ambicioso programa escultórico del Padre Sarmiento pensando en completar un listado con todos los reyes habidos en las monarquías hispanas. Sarmiento, que fue discípulo de Feijoo, entregó su propuesta en 1747. Los trabajos escultóricos fueron dirigidos por Olivieri, bajo la supervisión de Antoine Dumandré y Philippe Boiston, así como de Felipe de Castro. El proyecto decorativo comprendía la elaboración de 94 estatuas, una colección de relieves, representaciones de emperadores romanos y piezas diversas. En el taller donde se realizaban las esculturas se dieron cita artistas franceses, italianos y españoles. Dentro de los personajes históricos fueron incluidos algunos monarcas navarros, como Sancho III el Mayor, imagen adjudicada a Alejandro Carnicero, o Sancho VII el Fuerte, encargada a Andrés de los Helgueros.

Llegada a Pamplona editar

En 1885, comenzaron las obras de reurbanización del Paseo de Sarasate (entonces llamado Paseo de Valencia), con proyecto del arquitecto provincial Florencio Ansoleaga. Ya en carta de 14 de abril de 1885, Nicasio Landa había expuesto al alcalde de la ciudad la idea, apoyada por Juan Iturralde y Suit, de obtener seis estatuas de reyes de Navarra, quizá con destino al embellecimiento del Paseo. En concreto, refería los siguientes personajes: «Íñigo García, el Arista (770), Alfonso I, el Batallador (1104), Sancho VII, el Sabio (1150), Sancho VIII, el Fuerte (1194), Teobaldo I de Champagne (1234), Juana II, de Evreux (1329)». En abril, el consistorio acordó enviar a Madrid a José Soler con el fin de que comprobara el estado de las esculturas de interés que se conservaban en el almacén del Palacio Real. Tras esto, la Corporación decidió hacer formal la petición al Rey, solicitándole por carta de 18 de abril, las seis esculturas así como dos jarrones, todo ello con destino al ornato del Paseo Valencia. Se aceptó la petición a expcepción de los jarrones. Aunque el deseo de la corporación, refrendado por figuras como Landa o Iturralde y Suit, era disponer de imágenes de los reyes de Navarra, la realidad es que se cogieron del almacén real «al bulto», ignorándose tanto lo que se entregaba en Madrid como lo que se recibía en Pamplona, salvo en dos casos, las estatuas de Doña Bárbara de Braganza y de Fernando VI.

La inauguración de las estatuas, una vez ubicadas en el Paseo de Sarasate tuvo lugar en 1885. Tras un cambio de disposición de las mismas dentro del paseo en 1956, aproximándolas y orientándolas hacia la Audiencia; en 1972, volvieron a su actual posición y desde el Patronato Nacional se solicitó a la corporación la permuta de dos imágenes, la de Bárbara de Braganza y Fernando VI, por otras dos correspondientes a reyes de Navarra y que fueron identificadas como Felipe III de Navarra y García Ramírez el Restaurador, aunque resulta difícil precisar la coherencia de estas atribuciones respecto a la iconografía de ambas.

Restauración editar

En el año 2008, a instancias del Ayuntamiento de Pamplona se procedió a la limpieza y restauración de las seis esculturas. De los seis personajes que se exhiben en el Paseo Sarasate, tan sólo dos están identificados mediante rótulos, en concreto Felipe III de Navarra y García Ramírez el Restaurador. De las seis figuras, tres visten coraza y dos de ellas ciñen corona o más bien diademas. Se sabe que Sarmiento dispuso que, los reyes suevos Recciario y Theodomiro, no llevaran coronas «sino diademas de perlas, al modo de los orientales griegos», mientras que para los monarcas D. Ramiro, D. Jaime de Aragón, y los navarros Sancho el Mayor y Sancho el Fuerte, indicaba que deberían llevar «coronas reales». Además, para este último, establecía que «debe tener un escudo con las cadenas que ganó en la batalla de las Navas». Sin embargo a la vista de las estatuas no se puede saber a ciencia cierta si las esculturas llevan corona o diadema, con lo que es dificil aventurar con certeza que se traten de los reyes navarros indicados.