Usuario:Marcelo/Gobernadores

BUENOS AIRES editar

Raúl Díaz (gobernador) editar

(1935/1936) Diputado nacional por la provincia de Buenos Aires elegido en 1930. Nuevamente elegido en 1938 y reelegido en 1942.[1]

CATAMARCA editar

Manuel Antonio Gutiérrez editar

Marcelo/Gobernadores

 
Gobernador de la Provincia de Catamarca
25 de octubre de 1825-25 de octubre de 1827
Predecesor Eusebio Gregorio Ruzo
Sucesor Eusebio Gregorio Ruzo

Información personal
Nacimiento   Ancasti, Argentina
Fallecimiento   San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina
Partido político Partido Unitario

[10]

GUTIERREZ MANUEL ANTONIO ( 1825 - 1827)

Por: Lic. Luis Navarro Santana

La armonía, la tolerancia y el respeto político; la seguridad y las garantías ciudadanas logradas durante el gobierno de Ruzo, no fueron el común denominador durante la administración del nuevo mandatario. Fuerzas subterráneas, ambiciones, pasiones, odios y temores imperarán en la otrora pacífica Catamarca.

Gutiérrez asume el cargo el 16 de junio de 1825 en calidad de interino y como titular el 25 de octubre del mismo año. Proveniente de Ancasti, descendiente de reconocida familia lugareña, rico hacendado y políticamente apoyado por el partido federal. Era hijo de don Dionisio Gutiérrez y de doña Petrona Varela. En 1813 contrajo matrimonio con la señorita Restituta Maturradona y en 1826, se casó en segunda nupcias con Francisca Ocampo. Su ambición lo llevó luego a afiliarse a la causa unitaria, en particular en apoyo al proyecto centralista de Bernardino Rivadavia.

Con el objeto de afianzarse en el poder y debilitar a los partidarios federales, ahora sus enemigos, tomó drásticas resoluciones. Disolvió la legislatura y conformó una nueva con ciudadanos adictos a la ideología unitaria. No satisfecho con esta medida inició una dura persecución de los federales opositores, entre ellos el ex gobernador Ruzo, quien debió refugiarse en la vecina ciudad de La Rioja.

La triada federal conformada por los caudillos Facundo Quiroga, Juan Bautista Busto y Juan Felipe Ibarra, convertidos en paladines de la causa federal, deseosos de sanear la situación política de las provincias en mano de los unitarios, designaron al coronel José Manuel Figueroa Cáceres para que establezca término al poder de Gutiérrez. El 1º de agosto de 1826 invade por sorpresa a la ciudad y designa como gobernador al licenciado Pío Isaac Acuña, mientras Gutiérrez se refugia en su feudo de Ancasti. Contando con la colaboración de Lamadrid, triunfador en Tucumán, recupera el gobierno y condena a la pena de muerte a Figueroa Cáceres. Dos meses después es nuevamente despojado del poder por acción de Pantaleón Argañaraz, militar de Facundo Quiroga que lo vence en el combate de Coneta. Aprovechando que las fuerzas del Tigre de los Llanos deben acudir a la región de cuyo, regresa al poder para perderlo definitivamente en julio de 1827 cuando su protector Lamadrid es vencido en la batalla de Rincón de Valladares.

A juicio de los historiadores la administración gubernativa de Manuel Antonio Gutiérrez estuvo rubricada por el imperio del desorden, la anarquía, la guerra civil, los asaltos, los atropellos y los saqueos.[2]

José Dulce editar

Marcelo/Gobernadores

 
Gobernador de la Provincia de Catamarca
25 de mayo de 1891-25 de mayo de 1894
Predecesor José Silvano Daza
Sucesor Gustavo Ferrary

Información personal
Nacimiento 1829
  San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina
Fallecimiento   San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina
Familia
Padres Antonio Dulce
Rosalía Rivera
Partido político Partido Autonomista Nacional

[11]

DULCE JOSE ( 1888 - 1891 )

Por: Lic. Luis Navarro Santana

Hijo de Antonio Dulce y de Rosalía Rivera, en 1829 nació José Dulce. Ciudadano que asumió la primera magistratura de la provincia el 25 de mayo de 1888, en reemplazo de José S. Daza. Su padre se desempeñó como presidente de la Legislatura Provincial durante el gobierno de José Cubas.

Amerita en este momento del presente análisis realizar una digresión e ilustrar a los lectores sobre el discurso enunciado en la carta que José, luego gobernador de Catamarca, enviara al periodista Feliz F. Avellaneda en mayo de 1877, publicada en la prensa local, narrando el martirio de su padre por haber colaborado con el gobernador José Cubas.

Así lo comenta Manuel Soria: “Acompañaba al gobernador Cubas en la débil resistencia que opuso al ejército de la federación y en los momentos de la derrota, mi madre lo hizo se ocultara en el convento de San Francisco, de donde lo sacó por la noche, disfrazado de uno de los caritativos religiosos que aquel convento tenía, llevándolo a dos leguas de distancia de la ciudad, en un lugar denominado Banda de Varela. Allí permaneció oculto algunos días, hasta que días antes de la captura de Cuba, fue denunciado por un hombre del pueblo, llamado Anselmo Orquera, a mérito de un decreto dado por el coronel Maza ofreciendo un premio al delator de algunos de los salvajes, cuyos nombres ocupaban los primeros renglones en la lista de víctimas que desde Buenos Aires traía sentenciadas. A merito de esta denuncia fue una partida de infantes montados y lo prendieron, conduciéndolo al pueblo a píe, descalzo y en manga de camisa y a toda carrera. Cuando el cansancio lo obligaba a pararse, le obligaban a emprender de nuevo la carrera, dándole de bayonetazos en la espalda. Así bañado de sangre lo pasaron por la casa de mi abuela, dirigiendo algunas bendiciones a sus hijos, mujer, madre y demás familia que se encontraban en esas circunstancias, y allí sus verdugos se esmeraban en herirle. Así corrían a la plaza, mi padre al sacrificio y mi abuela a implorar perdón para la segunda víctima de nuestra familia y último hijo, pero era inútil ese paso; ¿cómo perdonar a un criminal que no convenía a la política de la República y mucho menos a los hombres de Catamarca? Esto quedó probado, cortándole la cabeza en presencia de ella, y dando la orden de guardar el cadáver expuesto por algunos días; más en la noche unos hombres del pueblo consiguieron robarlo y darle sepultura”.

Como primer acto político de su gestión, auspició la sanción de una ley para contratar un empréstito con el objeto de fundar un banco. Las negociaciones fueron realizadas con la compañía de los señores Bemberg, representantes en nuestro país de la Banca Parisiense , obteniéndose un préstamo de cinco millones de pesos. El 22 de diciembre de 1888 se inauguró el Banco Provincial.

A los efectos de brindar una solución definitiva al problema de límites con la provincia vecina de La Rioja, el gobernador Dulce impulsó a través de la Legislatura Provincial la aprobación del tratado de límites celebrado ad referéndum entre el doctor Guillermo San Román, en representación de La Rioja , y el doctor Guillermo Correa, en representación de Catamarca. En virtud de éste acuerdo ambas provincias aceptaron recurrir a un árbitro neutral, designándose para tal fin al doctor Miguel Juárez Celman, quien murió si pronunciar el fallo.

En su plan de gobierno se destacan varias obras dignas de mención; promulgación de una ley que estableció premios estímulos para los cultivadores de viñas, trigo y plantaciones de árboles; colaboración para la inauguración de la estación ferroviaria en la ciudad capital, en coincidencia con el arribo del primer tren (25 de junio de 1889); participación directa del gobierno en las fiestas del segundo centenario de la jura por Patrona de Catamarca de Nuestra Señora del Valle (1888), y en los actos de la coronación de la misma sagrada imagen el 12 de abril de 1891; el 23 de mayo de 1890 inició sus servicio el tranvía con la inauguración del tramo desde la Chacarita hasta Piedra Blanca, ( el tranway, como también se lo conocía, prestaba tres clases de servicio, el rural, que recorría las vías a horas muy tempranas de la mañana trayendo desde las fincas los frutos de la tierra para los comercios de la ciudad; el común, que prestaba servicio en horas del día y el expreso que realizaba un recorrido casi directo y con pocas paradas, haciéndolo a últimas horas de la noche. El servicio común ofrecía dos clases de boletos: uno más caro y otro de menor importe, que se los denominaba con puje o sin puje. El más barato consistía que los hombres debían descender del transporte para empujar los coches, ayudando de esta forma a los animales que tiraban los vagones a superar los desniveles del recorrido.

Tres significativos acontecimientos brindaron brillo y jerarquía a la administración de Dulce. El 8 de septiembre de 1889 se fundó la primera Sociedad Española de Socorros Mutuos, consolidándose como una verdadera entidad socio-cultural a partir del año 1892, fecha en que se reorganiza definitivamente para “…trabajar intensamente por el progreso de la misma, proporcionando a sus numerosos asociados los beneficios del mutualismo” . El 31 de mayo de 1890 se conformó la Sociedad Unión Italiana de Socorros Mutuos, sosteniendo los siguientes principios: “fraternidad, patriotismo, progreso, socorro mutuo, instrucción y todo lo que contribuya al mejoramiento moral y económico de los socios”.

El tercer acontecimiento, no menos importante que los citados precedentemente, fue la llegada de los sacerdotes franceses Misioneros de la Inmaculada Concepción (bautizados en Catamarca como los lourdistas). A partir del 12 de abril de 1890 se responsabilizaron de la conducción del recién creado Seminario Conciliar hasta diciembre de 1922. En la primera delegación arribó el entonces joven seminarista Antonio Larrouy; hombre de ciencia que brindó a los estudios históricos de Catamarca, de la región y del país, meritorios aportes.

Acorde a las brisas liberales que llegaban desde el puerto y a las políticas inmigratorias que sustentaban a los gobiernos positivistas de la generación del '80, sumado sus tendencias anticlericales, el 15 de mayo de 1889 se celebró el primer matrimonio civil en la provincia. Los contrayentes fueron la señorita Marta Magdalena Walter y el doctor Francisco de la Vega. El celebrante fue el Juez de Paz, Carlos J. Castillo.

En el mes de abril de 1891 el Colegio Electoral se reunió para designar gobernador en reemplazo de José Dulce, resultando electo el profesor Gustavo Ferrary.[3]

Javier Castro editar

(1917 - 1918) Javier Castro (San José de Piedra Blanca, 16 de diciembre de 1853 - San Fernando del Valle de Catamarca 1 de junio de 1924)

Diputado nacional 1906-1910.[4]

Era el vicegobernador de Guillermo Correa, y asumió tras la renuncia de éste.

Estaba casado con Filomena Caravatti, con quien tuvo dos hijos.

CORRIENTES editar

José Antonio Romero editar

(1839) Fue comandante de San Roque en la época de Artigas.

El 3 de Julio de 1839 entró Romero en la capital y el 6 de Julio de 1839 prestó juramento. Es el 8vo. gobernador constitucional de Corrientes. A fines del mismo mes de Julio de 1839, el gobernador Romero se dirigió hacia la Villa de San Roque, autorizado por ley del 20 de Julio de 1839 y previa delegación del P. E. El coronel Romero estuvo en posesión del P. E. hasta el 23 de Julio de 1839, en que el estado de conmoción de la campaña hizo urgente y necesaria su salida, dejando de delegado a Juan Manuel Vedoya. Romero será destituido por ley del 6 de Octubre de 1839.[5]

Antonio B. Gallino editar

(1880/1882)

Hijo de Rafael Gallino y Ramona Pujol, era sobrino del gobernador Juan Gregorio Pujol.

http://www.historiasderaffo.com.ar/biografias/gallino-antonio-b.html Vicegobernador: Don Angel Soto. Ministros: Dr. Octavio Gondra; Dr. José Benjamin Romero; Dr. Ramón B. Contreras; Dr. Severo Fernández y Dr. Luis A. Díaz. Presidente de la Nación: Gral. Julio A. Roca (1880-1886) Causa interrupción mandato: Renuncia.

Cuando el interventor federal Dr. Goyena consiguió pacificar la provincia, dio cumplimiento a las instrucciones recibidas procediendo a reconstruir los poderes locales convocando primeramente a elecciones de diputados en el mes de septiembre, haciendo entrega del gobierno en forma provisoria al presidente de la Legislatura recién elegida, que respondía totalmente al Partido Autonomista Nacional. Seguidamente se llamó a elecciones de electores de Gobernador y Vicegobernador y el Colegio Electoral reunido en el mes de diciembre eligió el binomio Antonio B. Gallino y Angel Soto, ambos autonomistas. Cabe recordar que no todos los autonomistas estuvieron de acuerdo con estos nombres, pues otro sector del mismo partido bregaba por la candidatura del Dr. Manuel Derqui, dando lugar a diferencias que más adelante habrán de manifestarse determinando la renuncia forzada del gobernador. Se afirma que en tales circunstancias los partidarios del Dr. Derqui tuvieron el apoyo del hermano del presidente de la República Gral. Roca, el Coronel Rudecindo Roca. Fue durante este gobierno que en base a un proyecto del P.E. Nacional se quitó a Corrientes el extenso territorio de lo que es hoy la provincia de Misiones, que pasó a ser territorio nacional, hecho que se consumó por ley Nacional del 22 de noviembre de 1881 .Pero dictada la mencionada ley se advirtió de que la ciudad de Posadas, que se pensaba declarar Capital del Territorio, había quedado fuera del territorio declarado nacional. Una serie de presiones ejercidas sobre la legislatura correntina, con amenazas de intervención mediante, la determinaron a hacer donación de la parte del territorio en que estaba asentada la mencionada ciudad lo que se cumplió por medio de la ley provincial sancionada el 22 de agosto de 1882. Pero antes de que esto ocurriera, el 1º de abril de 1882, para lograr superar la resistencia opuesta por el gobernador Gallino a la cesión de la ciudad de Posadas, se recurrió a un curioso golpe de Estado. Aprovechando una excursión del mandatario correntino a uno de los barrios del suburbio de la ciudad (recuérdese que el gobernador era soltero), un grupo de soldados del Coronel Roca, vestidos de civil, según unos, o de partidarios del Dr. Derqui, según otros, lo secuestró y llevó a una isla cercana en el Río Paraná, donde luego de sufrir distintos tipos de presiones fue obligado a presentar su renuncia, la que puesta en conocimiento de la Legislatura al día siguiente de los hechos relatados, fue aceptada sin mayor objeción lo que da la pauta de un plan ingeniosamente elaborado. Asumió el vicegobernador D. Angel Soto y la inmediata designación como ministro del Dr. Manuel Derqui parece dar la razón a quienes le atribuyen la autoría intelectual de este curioso episodio de nuestra historia política. Se une a esta circunstancia que la persona que acompañaba en tan infausto paseo, el Dr. Félix M. Gómez, aparecía designado ministro del gobierno del Dr. Derqui.

Ángel Soto editar

(1882/1883 ; 1886/1886) Asumió el vicegobernador D. Angel Soto y la inmediata designación como ministro del Dr. Manuel Derqui parece dar la razón a quienes le atribuyen la autoría intelectual de este curioso episodio de nuestra historia política. Se une a esta circunstancia que la persona que acompañaba en tan infausto paseo, el Dr. Félix M. Gómez, aparecía designado ministro del gobierno del Dr. Derqui. Soto gobernó con el apoyo del Partido Autonomista, más allá de una escisión producida en su contra por parte de aquellos que respondían al ex-gobernador Gallino, pero pudo terminar el mandato, convocando a elecciones y entregando el poder a quien había sido su ministro, el Dr. Manuel Derqui, en diciembre de 1883.

Antonio I. Ruiz editar

(1889/1892) Antonio Ignacio Ruiz

http://www.historiasderaffo.com.ar//biografias/ruiz-jose-i.html Vicegobernador: Don Manuel Echavarría. Ministros: Dr. Pedro C. Reyna; y Dr. Juan Esteban Martínez.

Al término de la gestión del Dr. Vidal asumió como gobernador su primo el señor Antonio I. Ruiz,, con el apoyo del Partido Autonomista y parte del Parido Liberal que seguía los lineamientos del Dr. Juan Esteban Martínez.[6]​ Le tocó al gobernador Ruiz atravesar durante su gestión tres distintas políticas nacionales. Se inició bajo la presidencia de Juárez Celman que al año siguiente caería tras la revolución del 90; le siguió el Dr. Carlos Pellegrini, que encontró en Corrientes un sólido apoyo brindado por el gobierno y, especialmente, por su caudillo político el Dr. Juan Ramón Vidal, jefe del autonomismo local. Y, finalmente, la gestión del señor Ruíz terminó durante la presidencia del Dr. Luis Saenz Peña. Los tres pertenecían al Autonomismo Nacional, pero sus características fueron muy dispares. El primero cayó en medio de la especulación desenfrenada de un incierto progreso económico; el segundo le dio la necesaria tranquilidad gubernativa, pero fue muy breve, y el tercero, con su debilidad y falta de apoyo político, cayó en manos de corrientes adversas, que provocaron la caída de la situación correntina. En efecto, el gobierno del señor Ruiz a partir de la revolución del 90 comenzó a soportar levantamientos parciales originados en los que después constituirían la Unión Cívica Radical y elementos del liberalismo, hasta que se acercó la fecha de renovación presidencial. La hábil maniobra de Roca desplazó al Dr. Roque Saenz Peña, imponiendo la candidatura de su padre, el Dr. Luis Saenz Peña, y el autonomismo triunfó sin dificultades. Pero en la provincia, el Dr. Juan Esteban Martínez, liberal que había colaborado con el gobierno en el cargo de ministro, acercándose la fecha de renovación gubernativa, reclamó para su partido el primer término de la fórmula. Fracasado ese intento, el Dr. Martínez inició conversaciones con los otros sectores liberales, logrando una acción común, que terminó en un movimiento armado revolucionario. A consecuencia de ello, el presidente Dr. Saenz Peña envió como mediadores al señor Marcos Avellaneda y al Gral. José I. Garmendia, buscando sostener al gobierno correntino, fracasando en los intentos de arrobar a una solución conciliatoria. Las tropas leales al gobierno, conducidas por el Dr. Vidal, arrollaron a las revolucionarias en sus primeros enfrentamientos, pero el presidente de la Nación ordenó el cese del fuego, y disponiendo el desarme de los protagonistas. Tanto el gobernador Ruíz como el Dr. Vidal se sometieron a la autoridad del comisionado federal y otro tanto hicieron las fuerzas revolucionarias. Todas las gestiones conciliatorias terminaron fracasando y los liberales que se habían venido reorganizando y retenido su armamento más moderno, terminaron celebrando un pacto con los radicales que, alentados por el nuevo ministerio de Saenz Peña en el que se destacaba el Dr. Aristóbulo del Valle, radical del 90, en base al cual se iniciaron nuevamente las acciones contra el gobierno de Ruiz. Como las fuerzas nacionales, enviadas para asegurar la paz, abandonaron la Capital de la provincia, el gobierno provincial se quedó sin los medios necesarios para resistir, y sus dirigentes debieron abandonar la provincia, asumiendo entonces un Triunvirato de dirigentes liberales. El 23 de agosto el Congreso disponía la intervención federal a la provincia enviando al Dr. Leopoldo Basavilbaso como comisionado, quien convocó a comicios el 12 de septiembre de 1893, a los que concurrieron prácticamente solos los liberales, proclamándose sin inconvenientes la formula de los señores Valentín Virasoro y Daniel L. Artaza. Como el primero había sido ministro del Dr. Luis Saenz Peña, cabe suponer que toda la maquinaria empleada para desplazar a Ruíz y al autonomismo de la provincia, llevaba el propósito presidencial de encontrar una segura base de apoyo en ese territorio. Se va a iniciar, a partir de Virasoro (1893-1897), el ciclo de los gobernadores liberales, que se continúa con el Dr. Juan Esteban Martínez (1897-1901) y el Dr. José Rafael Gómez (1901-1905) y termina con la segunda gobernación del Dr. Juan Esteban Martínez, que verá interrumpido su mandato, como veremos seguidamente.[6]

  • ACUÑA, Angel. "Corrientes (1810-1862)". Historia de la Nación Argentina. Tomo 9, Capítulo único, página 249 y siguientes. Librería Editorial "El Ateneo". Buenos Aires, 1962
  • CASTELLO, Antonio Emilio. "Historia de Corrientes". Editorial Plus Ultra. Bs. As. 1984.
  • GOMEZ, Hernán F. "Los últimos sesenta años de Democracia y Gobierno de la Provincia de Corrientes". Talleres Gráficos Argentinos L.J. Rosso. Buenos Aires, 1931.
  • HARVEY, Ricardo J. G. "Historia Política Contemporánea de Corrientes" (Del Dr. Benjamin S. González al Dr. Pedro Numa Soto 1925-1935). Editorial Dunken. Buenos Aires, 1999.
  • HARVEY, Ricardo J.G. "Historia Política Contemporánea de Corrientes". (Del Dr. Juan Francisco Torrent al Dr. Blas B. de la Vega. 1936-1946). Editorial Universitaria del Nordeste. Corrientes, 2000.
  • HARVEY, Ricardo J. G. "La Generación del 80 y los partidos políticos en la provincia de Corrientes". Anales de la Junta de Historia de Corrientes Nº 1. Amerindia Ediciones Correntinas. Corrientes, 1999.
  • HARVEY, Ricardo J.G. "El Régimen Electoral como factor de supervivencia de los partidos tradicionales en la provincia de Corrientes". Ponencias del XIX Encuentro de Geohistoria Regional. Universidad Nacional del Nordeste. Secretaría General de Extensión Universitaria. Delegación Corrientes. Dirección de Impresiones de la U.N.N.E. Resistencia, 2000.
  • HARVEY, Ricardo J. G. "Políticos Masones en la política correntina" Ponencia del XX Encuentro de Geohistoria Regional. Resistencia, 2000.
  • PALMA, Federico. "Corrientes (1862-1930)". Historia Argentina Contemporánea. Tomo 4, Capítulo V, página 281 y siguientes. Librería "El Ateneo" Editorial" Buenos Aires, 1967.
  • PALMA, Federico. "Cronología de Gobernantes Correntinos" (1588-1963). Archivo General de la Provincia. Imprenta del Estado. Corrientes, 1964.
  • RAMIREZ BRASCHI, Dardo. “Orígen de las agrupaciones electorales en la Provincia de Corrientes”. Editorial Moglia Ediciones. Corrientes, 2004.
  • RIAL SEIJO, Eduardo. "Gobernantes Correntinos" (1588-1995) Cronología. Amerindia Ediciones Correntinas. Corrientes, 1995.
  • ROMERO CARRANZA / RODRIGUEZ VARELA / VENTURA FLORES PIRAN. "Historia Política de la Argentina". Ediciones Pannedile. Buenos Aires, 1975.
  • SERPA, Edmundo F. "Historia de los Cuatro Siglos de Corrientes". Cícero Impresiones. Corrientes, 1989.

El año 1891 estuvo marcado por la consolidación de la Unión Cívica como oposición y la lucha del Gobierno de Ruiz para no perder espacios. Pero va a ser el 20 de Junio de 1891 cuando estallará un intento de sublevación contra el Gobierno en la Capital provincial. El Batallón provincial se sublevó, el que estaba al mando de Servando Godoy, Añadiré y Ñato Brunel, quienes asesinan al coronel Robustiano A. Vera, jefe de aquella fuerza. Los sublevados se dirigen a la ciudad, penetrando en tres columnas, las que chocan en batalla con las barricadas formadas improvisadamente en las calles de la ciudad. Estas logran contener el avance de las tropas y los sublevados se ven forzados a replegarse a los campos cercanos a Santa Ana. Pero va a ser en Saladas donde el levantamiento contra el Gobierno tendrá una represión inusitada, dando lugar a lo que se conoce como la “masacre de Saladas”. El 4 de Octubre de 1891, grupos de liberales disidentes a la administración de Ruiz y miembros de la reciente Unión Cívica arman grupos armados los que son cruelmente reprimidos por orden del ministro de Gobierno, José Rafael Gómez. Luego de las escaramuzas se inició una cacería de conocida crueldad donde mueren Manuel Acuña, Castor Rodríguez y Pedro S. Galarza. La cuestión pendiente e irresuelta en el Departamento Santo Tomé retomó su propia violencia cuando nuevamente Ángel S. Blanco se levanta en armas y el Gobierno presta apoyo al jefe político y militar del Departamento, teniente coronel Juan R. Molinas, enviando en su ayuda el comandante Juan G. Paiva y al mayor Rosendo Ponce. El enfrentamiento se produce en los montes de Tarairy, siendo derrotados los insurgentes. La violencia en la Provincia se fue agigantando. Los enfrentamientos recrudecieron y el conflicto se propagó varios meses más, avecinándose la Intervención nacional a la Provincia en la figura de Leopoldo Basabilbaso, para concluir el proceso en la elección de Valentín Virasoro con el partido liberal unido, hecho que no se manifestaba desde hacía varios años.[7]


En 1892, el gobernador Antonio Ignacio Ruiz estaba en su tercer año de gobierno y al faltarle uno para finalizar se comenzó a conjeturar sobre su posible sucesor.[8]

Una de las fracciones liberales, que colaboraba con el Gobierno, comenzó a reclamar el primer término de la fórmula en forma enérgica y puso al autonomismo en la disyuntiva de otorgárselo, con el peligro de contribuir con ello a la unidad liberal y, a su vez, a su separación del Gobierno mientras que, de no hacerlo, contribuiría a que se produjera un movimiento armado por parte de los liberales de la oposición que estaban esperando la menor ocasión propicia que se les presentase.

El oficialismo correntino confiaba en el apoyo que le brindaba el presidente y en la cooperación entre el PEN y los gobernadores provinciales comenzada en 1880. La intranquilidad del orden político nacional se transmitió al provincial y los liberales colaboracionistas -hasta ese momento- considerando fracasada su gestión para obtener el primer término de la fórmula, entablaron negociaciones con los otros grupos liberales opositores, rompiendo con el oficialismo.

Hacia fines de 1992 los liberales llegaron a sumar 3.000 hombres armados, poniendo la dirección política y militar de la insurrección en manos de un triunvirato.

Fue entonces que Luis Sáenz Peña decide enviar como Comisionados mediadores al doctor Marco Avellaneda y al general José I. Garmendia, pues no podía permitir que cayera el Gobierno correntino autonomista de Antonio Ignacio Ruiz, ya que era un importante pilar de su Administración.

El 9 de Enero 1893, el presidente decreta el nombramiento de Avellaneda como Comisionado Nacional, quien debía desarmar las fuerzas en pugna y movilizar las milicias correntinas en la medida que fuera necesario, encargando, además, del mando de las fuerzas al general José Ignacio Garmendia.

El presidente dispuso que una vez restablecido el orden se debía procurar el respeto de los derechos políticos del pueblo, especialmente el electoral, no debiéndose reconocer ninguna autoridad que surgiera del uso de la violencia(8).

(8) Citado por Gabriel Enrique del Valle. “Los hombres que gobernaron Corrientes (compendio de Historia Política)” (2007), edición del autor.

El Gobierno Nacional -para evitar males mayores- resolvió intervenir en el conflicto entre leales y opositores designando al doctor Marco Avellaneda en carácter de Comisionado y al general José Ignacio Garmendia, Jefe de las fuerzas de apoyo al Comisionado.

Los liberales exigieron la renuncia de Ruiz y Echavarría; el gobernador la ofreció a fin de facilitar un acuerdo con los rebeldes. No obstante la mediación, en Agosto de 1893, insurgentes liberales comandados por Martínez, Mantilla y Artaza, se enfrentan a tropas gubernamentales que estaban bajo el mando de J. R. Vidal, Núñez y Acuña.

Las luchas se registran en Capital, Bella Vista, Saladas, Empedrado y Esquina. Triunfo liberal. Estos nombran un Triunvirato para gobernar la provincia, en calidad de provisorio.

LA RIOJA editar

Baltasar Agüero editar

(1823/1825)

Silvestre Galván editar

(1825/1827)

José Patricio del Moral editar

(1827/1830 )

Jacinto del Rincón editar

(1832/1834 ; 1836/1836)

Hipólito Tello editar

(1834/1835 ; 1841/1846)

Juan Antonio Carmona editar

(1836/1837)

Lucas Llanos editar

(1841/1841) Don Lucas Llanos falleció en el hospital de La Rioja en 1864.[9]

Ramón Ángel editar

(1860/1861)

Jamín Ocampo editar

(1883/1886) Jamín Ocampo nació de padres Juan Santiago Amaranto Ortiz de Ocampo y Luna y Francisca Solana Ortiz de Ocampo y Luna (nacida Doria Dávila). Juan nació en 1795. Jamín tuvo 4 hermanos: Benjamina Herrera Lima (nacida Ocampo Dávila) y otros 3 hermanos. Jamín se casó con Hermosina Ocampo (nacida Ocampo del Moral). Ellos tuvieron 4 hijos: Francisco Ocampo y Ocampo y otros 3 hijos. Jamín falleció.

Arcadio de la Colina editar

(1901/1903) Arcadio de la Colina (Villa Unión, 18 de diciembre de 1864 - )

Fue elegido diputado nacional en 1900.[10]

Era hijo de otro Arcadio de la Colina, que a principios de la década de 1860 era presidente del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Rioja.

Fue destituido por supuesta locura tras otorgarle quince días de licencia.

Gaspar Gómez editar

(1910/1913)

Florentino de la Colina editar

(1916/1918)

Nacido circa 1859 en San Blas de los Sauces. Era hermano menor del médico Fermín de la Colina, nacido en San Blas de los Sauces hacia 1844.

Carlos Vallejo editar

(1932/1935) El ingeniero Carlos Vallejo (18 de febrero de 1932 al 18 de febrero de 1935) había ocupado cargos destacados en la Nación, acompañando al ministro Le Breton en Agricultura. Recibido en EE.UU. como ingeniero agrícola, desarrolla intensa labor en la enseñanza y aplicación de las más modernas técnicas agropecuarias. El periodo que se inicia con Vallejo en el 32, en la Legislatura Provincial comienza con la ley número 516 que acuerda 40 pesos de viáticos diarios al gobernador y que Vallejo nunca cobrara por decisión personal, hasta la ley 926 que concede licencia al vicegobernador (1943) Kammerath Gordillo. Entre las medidas más destacadas de la legislatura que acompaña a Vallejo (1932-35) cabe mencionar la enmienda a la Constitución Provincial. La misma consta de 161 artículos, y las principales reformas hechas a la anterior constitución de 1909, obra de Joaquín V. González, fueron: ampliación del mandato del Ejecutivo y Legisladores de 3 a 4 años, renovación parcial de la Legislatura cada dos años, elección directa de los intendentes de las ciudades de La Rioja y Chilecito, y sufragio femenino en las elecciones municipales. En el articulo 45 se decía: “La mujer ejercitará su derecho de sufragio en el modo, forma y tiempo que lo determine la ley respectiva”. Y en el ítem 4º del articulo 138, correspondiente al régimen municipal, se agregaba: “El sufragio en las elecciones municipales será obligatorio para los electores del sexo masculino, quedando a la ley respectiva establecer el carácter en cuanto a los del sexo femenino”. “Pero en realidad –afirma Ricardo Mercado Luna– la mayoría se adhirió al dictamen y fundamentacion del miembro informante, doctor Ángel Méndez, quien se pronunció favorablemente, pero reclamando “mesura y meditación para no cometer desaciertos irreparables”. Tal mesura no fue otra cosa que, conceder teóricamente el voto femenino, pero impedir en la práctica su ejercitación inmediata”. Este gobierno –como los otros de la Concordancia– fue un gobierno sensible a las necesidades populares. Era, sin duda, un gobierno elegido por el escamoteo del principio de participación popular en las elecciones (no olvidemos la proscripción que pesaba sobre el yrigoyenismo), pero sus leyes fueron sabias y meditadas. En junio de 1933, Vallejo explicaba: “El primer año de gobierno se ha desarrollado frente a dificultades económicas extraordinarias que han paralizado por completo todas las actividades productoras, poniendo trabas casi insalvables al comercio y a la industria, trabas que forzosamente se traducen en serios obstáculos en la gestión administrativa y financiera”. Los tiempos difíciles se expresaban en comentarios tales como: “Las dificultades de orden financiero han obligado al Poder Ejecutivo a dictar medidas de gran economía y al penoso proceder de cortar servicios y empleos”. En su primer año de gobierno se aprueban leyes de progreso y de atraso, como la 517, en la que se disponía la aplicación de penas a los delitos cometidos por medio de la prensa. Pero es significativo el hecho de que esta ley, completada luego, a mediados del gobierno del doctor Héctor de la Fuente por la número 843 (“Ley Mordaza”), no impide ni corta la más grande eclosión del periodismo en la historia de la provincia con más de diez publicaciones periódicas que se expresaban con la más amplia libertad. Leyes progresistas fueron la número 520, creando el juzgado de 1º instancia con asiento en Chilecito y con jurisdicción en los departamentos del Oeste; la 521, creando el Departamento de Trabajo, la 522 o Ley de la Silla, en la que se establecía tanto para comercios y fábricas la obligatoriedad de sillas para el descanso de los trabajadores; la 523, que apoyaba el establecimiento de una fábrica de guantes y cueros finos en el antiguo molino de Cochangasta y hasta llegó a apoyarse la filmación de una película sobre La Rioja, el 12 de julio de 1932, que luego fue exhibida en la provincia y en la Capital Federal. Se destaca además la ley 536 del 11 de agosto de 1932 en la que se habla del descanso semanal para las personas de ambos sexos ocupadas en el servicio doméstico a sueldo, fijándose una escala de remuneraciones y determinando el trabajo de menores. Esta ley era complementaria de la número 535, que declaraba obligatorio el descanso hebdomadario. Una ley realmente interesante fue la número 538, que exoneraba por el término de diez años de todo impuesto provincial o municipal a la primera fábrica de diferentes rubros que se instalara en la provincia. De esta ley de promoción económica e industrial surgieron varios establecimientos como “La Riojana”, dedicada a la fabricación de refractarios. Otras leyes de interés fueron la número 541, declarando ley de la provincia al Código de Procedimiento en lo Civil y Comercial y al de Procedimiento en lo Penal, la número 550, de irrigación, la número 551, exonerando del pago de impuestos a las Sociedades Cooperativas y una de real significación, la número 557, creando la Dirección Provincial de Vialidad. Como es lógico suponer, la labor era tesonera, pensando que la mayor parte de las obras públicas de importancia debían ser realizadas con fondos nacionales. Pero éste y el gobierno que le sucede realizan más bien una política de legislación local, tratando de estirar lo más posible los escasos recursos provinciales. Ya en estos primeros tiempos concordancistas, se reforma la ley de creación del Banco de La Rioja –ley 498– proponiéndose la formación de un banco mixto, idea que no se hará realidad sino 30 años después (1962) y que será un total fracaso. Pero fueran escasos o no los fondos, los legisladores riojanos insistían en sancionar leyes de progreso. Así en diciembre de 1933, la legislatura discute el proyecto de creación de la Academia de Bellas Artes. Y el diputado informante expresará: “trátase de la elevación artística de nuestro pueblo que hasta hoy carece de un medio en donde desarrollar su amor al arte”. Pero en La Rioja había hambre y necesidad. El 3 de diciembre del 34 se establecen por la ley 626 las “ollas populares”. “He recorrido –dice el diputado Díaz– la región de Los Llanos y he visto cuadros impresionantes en familias de trabajadores que carecen en absoluto de medios de subsistencia motivados por la suspensión de los trabajos en los obrajes de leña y carbón; si bien es cierto que esta ley no ha de subsanar en su totalidad el mal que aqueja a la provincia, no es menos cierto que ha de aliviarlo”. Y surgirá así la ley 642 de ayuda a los necesitados de toda la provincia, mediante la entrega de alimentos y vestuarios por medio de comisiones departamentales. Un problema fundamental para la economía riojana lo fue y es, sin duda, la cuestión del agua. En tal sentido, Vallejo en 1934 expresaba: “En la actualidad no pasan de veinte mil hectáreas las cultivadas con riego y una vez que se terminen las obras actualmente en construcción, no pasarán de treinta mil hectáreas y ello no significa un patrimonio como para asegurar la prosperidad de un Estado”. Y agregará: “Nuestras tierras de regadío no deben dedicarse a producir maíz y trigo, que se producen con mucho menor costo en el litoral, deben producir materias como los aceites vegetales comestibles e industriales, de olivo, de xiemenia, de jatropha, ricino, dulces, sirops, jarabes, olivas, nueces, frutas secas y abrillantadas, frutas y verduras de primicias, fibras de agabe y de chaguar, materias todas que pueden soportar perfectamente los fletes forzosamente elevados”. El ingeniero Vallejo era quizás el profesional más indicado para establecer el diagnóstico correcto. De esta preocupación surgirán las leyes número 550 (General de Irrigación), 559 (De agua y usina hidroeléctrica de Chilecito), 571 (Riego para chacras en Chamical), 617 (Modificando la Ley de Irrigación) y otras. Ya en la mitad de su mandato, Vallejo sintetiza: “Sin haber conseguido salir en absoluto la Provincia del caos y confusión del malestar económico en que la persistente crisis ha dejado en el mundo de los negocios, es pausible anotar que se siente la saludable reacción de un mejoramiento general. Como consecuencia de esta reacción económica, las transacciones comerciales, ventas de tierras, operaciones bancarias y demás manifestaciones del capital están nuevamente en plena acción”. La verdad es que La Rioja seguía y seguiría por mucho tiempo siendo la provincia más pobre del país y la de poseer el triste record del mayor índice de mortalidad infantil: 250 0/00 en niños de menos de 1 año. La Rioja, en 1934, recibirá 700.000 pesos por la ley nacional 11.721 de Ayuda Federal, con los cuales puso al día los sueldos atrasados (hasta 20 meses en el caso de los maestros) e iniciaría la construcción de una destilería de aceite en Aimogasta y otra de alcohol vínico en Chilecito; de un hotel de aguas termales en Villa Mazán; de un edificio para la escuela graduada de Chamical; de un edificio para oficinas públicas en Chilecito y construcción de un edificio para escuela de Bellas Artes. Que no era fácil gobernar una provincia carenciada como La Rioja, lo demuestra la opinión de escritores como César Carrizo que al mismo tiempo que Vallejo pronunciaba su síntesis optimista, escribía sobre la Capital: “Las calles sin adoquinar, los muros sin revoque, las casa empobrecidas y aporreadas por el zonda, la lluvia y el sol, las tapias mordidas por el salitre, los callejones sin vereda conmueven el alma más empedernida. Y si bien algunos “chalets” y algunas casas de moderna arquitectura asoman por entre los tapiales, ello no hace sino acentuar los tonos sombríos del cuadro”. Agréguese –finalizaba– el casi fracaso del dique de la Quebrada, que ha costado millones y millones, lo mismo las obras de captación de agua potable, el casi fracaso del sistema de riego, y se tendrá un pálido esbozo del drama que atormenta a la ciudad”. Por las leyes números 600 y 628 de octubre y diciembre de 1933 el legislativo riojano sanciona los códigos de policía y rural, respectivamente. El código de Policía fue redactado por el doctor Ángel María Méndez y constaba de 347 artículos. Modificado posteriormente, muchas de sus disposiciones siguen teniendo plena vigencia. Como cuando estatuye acerca del “allanamiento del domicilio privado” y se dice: “Cuando para algún objeto de la indagación fuera necesario penetrar en el domicilio de un particular y se negase la entrada, deberá recabarse de juez competente la respectiva orden escrita”. El Código de Policía de La Rioja está lleno de disposiciones acertadas que contribuyeron a quitarle al cuerpo esa suerte de carácter aislado, privilegiado y sobrepuesto al común de los ciudadanos. Puso freno a muchos privilegios y violaciones del derecho y determinó que la policía debiera ajustarse más a la ley y no sentarse sobre ella. El Código Rural fue el primer intento orgánico de legislar sobre esta materia tan compleja. Fue redactado por el doctor Armando Ocampo, ex vicegobernador de 1929 a 1930, que en la presentación de su trabajo explicaba: “Los gobiernos de La Rioja han venido incurriendo en mora respecto a la legislación rural, siendo la única provincia que carece hasta el presente de la codificación de esta materia”. Decía luego que el trabajo no era original pero si ajustado a los tratadistas más actualizados. En 265 artículos trataba sobre ganadería, agricultura, caminos y demás. “Para su aplicación (del Código) también he preferido la creación de una autoridad nueva, que la designó con el nombre de comisionado rural, a fin de no acumular tareas en el comisario o juez de Paz, con lo cual el servicio de la autoridad rural, será rápido y eficaz”. Parecía que en todos los ámbitos la legislatura actuaba. De ahí leyes sobre temas tan dispares como el Matadero Público (Nro. 686), perforaciones en campos fiscales (691), y casinos (694, que modificaba la anterior número 526, buscando facilitar la introducción de capitales que permitieran la construcción de hoteles y el incremento turístico. En la sesión del 1º de octubre de 1934, la legislatura riojana procede a la elección del doctor Héctor González Iramain en reemplazo del doctor Horacio Vera Ocampo, que finalizaba su mandato. La elección no fue fácil, pues representantes del radicalismo impersonalista expresaron que “había departamentos riojanos sin representantes por lo que no podían elegir senador”. No obstante la critica al avasallamiento del federalismo, a la voluntad del “Patrón” (Justo), etc., González Iramain fue elegido por 11 votos y el voto en contra del único diputado socialista de La Rioja, Hernán Spinosa. Curioso el destino de González Iramain, socialista independiente, amigo de Justo y con una gran trayectoria. Su desempeño como senador nacional por La Rioja desde el 1º de mayo de 1935 al 4 de junio de 1943, fue realmente de singular trascendencia y significación, pues acompañó desde el Senado Nacional las mejores y más trascendentes leyes dictadas en beneficio de La Rioja y la región. Horacio Sanguinetti habla de él del modo siguiente: “Héctor González Iramain era riojano, pariente de Joaquín V. González y de alta estirpe intelectual. Héctor era motejado, admirativamente, “Pico de oro”. Sus virtudes oratorias eran excepcionales, sobre todo por la calidez y musicalidad de su voz, que según testimonios producía placer auditivo, aún desvinculado del fondo de la cuestión tratada”. En los últimos tiempos del progresista gobierno del ingeniero Carlos Vallejo, se procede a elegir diputados por algunos departamentos. Sobre estas elecciones (y vale para anteriores y posteriores) y en la sesión preparatoria del 11 de enero de 1935, el diputado socialista Spinoza dijo: “Que he estudiado con mucha detención e interés el desarrollo del acto electoral y las denuncias que a este respecto hicieron a la Junta Electoral. De ese estudio no he encontrado nada nuevo, es lo que se ha hecho en todas las elecciones por nuestros partidos de política lugareña y criolla. Nada ha inventado el Ejecutivo en esta elección si bien deseamos que esas prácticas viciosas de la participación de empleados públicos en la política se terminen, debemos comprender también que eso no puede imputarse íntegramente a los gobiernos, sino que es una actitud personal de los empleados que quieren con ello conservar sus puestos, ya que todos sabemos que el partido triunfante remueve todo el elenco administrativo y que por lo tanto en el triunfo del candidato oficial estará la conservación de sus puestos. De esto no tiene la culpa como he dicho ni los gobiernos ni los empleados, es la falta de una ley de inamovilidad del empleado público que hace que esto ocurra”.[11]

SALTA editar

SAN JUAN editar

Juan Aguilar editar

(1830/1830) Estableció el primer cementerio de la ciudad de San Juan, ordenando que se dejara de enterrar en las iglesias; este cementerio nunca llegó a ser ocupado.[12]

Hipólito Pastoriza editar

(1830/1831) Teniente coronel; en diciembre de 1830 decretó el retiro de las relaciones exteriores delegadas hasta entonces en el gobernador de Buenos Aires.[13]

José Tomás Albarracín editar

(1831/1832) Federal moderado. Era tío y padrino de bautismo de Sarmiento.[14]

Valentín Ruiz editar

(1832/1834) Nació en Salta y falleció en San Juan; era padre de Hermógenes Ruiz. Fue el primer gobernador de San Juan que ejerció el cargo sin interrupciones durante los dos años de su mandato. Falleció en 1846.[15]

Se casó en 1816 en Salta con María Romera Niño, y estuvo a órdenes de Güemes, de cuya esposa era pariente.

Federico Moreno editar

(1887/1888) Murió en ejercicio de su mandato.

Justo Castro editar

(1895/1896) Séptimo Vicegobernador de la Provincia de San Juan.

Nació el 17 de octubre de 1837. Asumió la vicegobernación con 56 años, el 12 de mayo de 1893, acompañando en la fórmula a Domingo Morón. Completó el período de tres años en su cargo.

Falleció el 13 de octubre de 1900.

Amador Isaza editar

(1917/1919) Amador Isaza (San José de Jáchal, ca. 1855 - San Juan, 1923), también citado como Amador Izasa, fue un

Hijo de Pedro Celestino Isaza, santafesino, y Ruperta Zelaya, riojana.

En las elecciones realizadas en San Juan el primer domingo de enero de 1917 los cargos de Gobernador y Vice fueron ganados por la fórmula compuesta por don Amador Izasa y el doctor Duilio Graffigna, adversos al partido Radical. Asumieron el mando el 12 de mayo de 1917. El 17 de octubre de 1919 el Poder Ejecutivo Nacional decretó la intervención federal a la provincia. Entre las razones de la medida expresa que “impera un régimen de absoluto desconocimiento de los principios fundamentales del gobierno republicano”. La medida ya había sido solicitada en la Capital por parte de una delegación del Partido Radical de San Juan. Fue nombrado para el cargo de interventor al doctor Manuel F. Escobar.

Referencias editar

  1. [1]
  2. Navarro Santana, Luis. Guía de Catamarca. 
  3. Navarro Santana, Luis. Guía de Catamarca. 
  4. [2]
  5. Citado por Hernán Félix Gómez. “Historia de la provincia de Corrientes (desde el Tratado del Cuadrilátero a Pago Largo)”, capítulo XXVI.
  6. a b Gobernadores Constitucionales de Corrientes Que no concluyeron su mandato, Harvey, Ricardo J., Corrientes Histórico, 13 de mayo de 2009
  7. [3]
  8. [4]
  9. [5]
  10. [6]
  11. Bravo Tedín, Miguel (2004). Historias de La Rioja (Ed. del Molino) [www.albertomontbrun.com.ar/archivos/maestria_unlar_2016_primera_parte.pdf www.albertomontbrun.com.ar/archivos/maestria_unlar_2016_primera_parte.pdf] |url= incorrecta (ayuda) |url= sin título (ayuda). 
  12. Mó, Fernando. «Los cementerios». San Juan al Mundo. 
  13. [7]
  14. [8]
  15. [9]