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Alberto Mejía Barón, Alfín (Ciudad de México, 8 de abril, 1948-ibíd. 4 de abril, 2009) fue uno de los marionetistas más reconocidos de México. Su labor de más de 4 décadas dentro de las artes escénicas y en particular dentro del universo de las marionetas lo llevó al reconocimiento internacional, al grado de ser calificado como uno de los mejores hacedores de títeres del planeta, durante la Bienal Internacional de Marionetas de Évora, Portugal, en 1999.

Persiguió durante muchos años su sueño de crear, en la Ciudad de México, un museo dedicado a la historia del arte de las marionetas en nuestro país. No encontró la sensibilidad suficiente en las diversas instituciones a las que se acercó, sin embargo decidió emprender el proyecto por su cuenta, con el apoyo de algunos de sus discípulos y colaboradores más cercanos, principalmente Héctor Mendoza Heinze. La labor comenzó en 1995 y en 2010, un año después de su fallecimiento, fue abierto, en su primera etapa, el Centro Cultural Alfín Rosete Aranda[1]​ (CCARA). Por ello se le considera el fundador del primer museo de marionetas de la Ciudad de México.

4 DÉCADAS DEDICADAS AL ARTE DE LAS MARIONETAS

Alfín, como se le conoció a este polifacético creador, es uno de los pocos ejemplos de éxito en prácticamente todos los terrenos del arte en los cuales incursionó por más de 40 años: artes plásticas, teatro, ópera, cine, televisión, performance, además de su destacada labor como titiritero, restaurador y coleccionista de marionetas.

Prueba de ello es su presencia ininterrumpida de 20 años, en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, como ‘Amigo vivo’ del recinto, con exposiciones y espectáculos de gran éxito, y su trabajo en el Museo de Arte Moderno, en el periodo en que fue dirigido por Helen Escobedo, como performance-conductor entre el público y la obra, en 44 exposiciones, por dos años.

Su labor en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, donde ofreció durante 3 años las Tandas Antiguas de los Rosete Aranda'', además de crear espectáculos para enriquecer las magnas exposiciones Arte Popular Mexicano. Cinco Siglos; Arte y Mística del Barroco; Dioses del México Antiguo, y Jalisco Genio y Maestría, o su participación por 7 años en la Casa de Cultura de Tlalpan, con exposiciones, obras de títeres y performances, son parte del historial que avala su trayectoria.

Su desempeño a lo largo de más de cuatro décadas, le valió la admiración y el respeto de artistas, e instituciones de todo tipo, nacionales y extranjeras, muchas de las cuales difundieron, siguieron e impulsaron la labor de Alberto Mejía Barón, merecedor de importantes reconocimientos en México y el extranjero.

En 1999 en la Bienal Internacional de Marionetas de Évora, Portugal, fue distinguido como uno de los tres mejores talladores de títeres de madera en el mundo. George Balanchine, el coreógrafo más importante del siglo XX, reconoció en Alfín a un gran hacedor de muñecos, al grado que en 1983 le pidió viajar a Nueva York para proponerle la creación de un Ballet Nacional de Marionetas. Ese mismo año falleció el artista estadunidense, de origen ruso, fundador del New York City Ballet.

Constancia de su trascendencia internacional quedó plasmada en los libros Panorama del Títere en Latinoamérica (1989) y Teatro de Muñecos en Hispanoamérica (1993) editados por el Centro de Documentación de Títeres de Bilbao, España, donde se valora su calidad como maestro del arte titiritero de México.

Su labor como hacedor de títeres mereció en 1985 una invitación especial del Teatro de la Diputación Provincial de Sevilla, para estudiar el diplomado del Curso Internacional para Marionetistas a cargo del maestro alemán Albrecht Roser, y en 1989, el gobierno de Tailandia le otorgó una beca de estudios para obtener el Master Degree in Arts, con el apoyo de la UNESCO, la Secretaría de Relaciones Exteriores y el INBA.

Exposiciones, presentación de espectáculos y donaciones para museos, en países como España, Marruecos, Portugal, Estados Unidos, Francia, Cuba, Guatemala y Argentina, se sumaron al currículo de Alfín alrededor del mundo, como titiritero, además de los programas especiales dedicados por televisoras españolas y guatemaltecas. Su última presentación fuera de México ocurrió en 2006, cuando fue invitado al Festival Internacional de Marionetas de Tolosa, Titirijai, en 2006, en España.

Se desempeñó como director, productor, escenógrafo, coreógrafo, vestuarista, actor, titiritero y artífice en óperas como Alfín I Pagliacci, basada en la obra de Ruggero Leoncavallo, en versión para marionetas presentada en el XXII Festival Internacional Cervantino (coproducción del propio FIC y el Fonca), en la Casa de la Paz de la UAM y la Universidad Iberoamericana de León, entre otros lugares.

En el máximo recinto cultural del país, el Palacio de Bellas Artes, el maestro Alfín tuvo una presencia notable. Entre 1981 y 1983 se desempeñó como realizador del Departamento de Vestuario Teatral del INBA, para espectáculos operísticos como Aída, Turandot, Tata Nacho, Andrea Chénier, El Barbero de Sevilla y Norma, de los maestros Antonio López Mancera, René Durón y José Solé.

Fue escenógrafo y coreógrafo en las óperas Cavallería Rusticana y Pagliacci, presentadas en ese mismo escenario, en 1993, bajo la dirección del maestro Juan José Gurrola, y performance e imaginero, para una nueva temporada de Cavallería Rusticana, en 2002, junto al mismo Gurrola y Raúl Falcó.

Su repertorio de obras para títeres incluyó: Calendario de Fiestas Populares Mexicanas, ¡Viva México!, Hacedores de Dioses, Pastorela tradicional, La Revolución Mexicana, La Muerte Viva, Las intimidades de Sor Juana Inés de la Cruz, entre otras, muchas de las cuales tienen entre sus objetivos fundamentales la difusión de la historia, tradiciones y leyendas de nuestro país.

Ejemplo de ello es Alfín La Maya, espectáculo para 150 marionetas en el cual recreó parte de la historia del primer contacto entre antiguos pobladores de América y españoles, escenificado de 1985 a 1988 con gran éxito en Cancún, Quintana Roo; en la Expo Sevilla 92 en España, como representante de la delegación mexicana en el evento internacional, y en diversas ciudades de México, por más de dos años. Ésta es una de las más destacadas obras para títeres producidas en el país, no sólo por incluir 150 marionetas, sino debido a su carácter histórico.

Entre otras distinciones el maestro Alfín recibió los premios Rosete Aranda y Gachita Amador, así como el reconocimiento a la mejor Compañía de Marionetistas, otorgado por la Asociación Nacional de Críticos de Teatro en 1996.

ARTISTA POLIFACÉTICO

En el cine su participación como actor protagónico, de reparto, director de arte, o vestuarista, se constata en 60 películas entre las cuales están Cabeza de Vaca, de Nicolás Echevarría, Mezcal, de Ignacio Ortiz, Entre la tarde y la noche, de Óscar Blancarte y Trampa infernal, de Pedro Galindo III.


Trabajó en alrededor de 30 documentales, muchos en homenaje a su vida artística, como el video El difícil arte de soñar, producido por el Conaculta, además de aparecer en programas televisivos como Aquí nos tocó vivir, de Canal Once, con Cristina Pacheco, reportajes de Canal 22, y programas de Televisa como Buenas Noches con Nescafé, de Angélica María, Siempre en Domingo, con Raúl Velasco y Al Fin de Semana, con César Costa.

Parte importante de su trayectoria son las decenas de performances que escenificó a lo largo de su vida, creados por él mismo, o para acompañar exposiciones o puestas en escena de creadores como Helen Escobedo, Juan José Gurrola o Raúl Falcó.

Destaca por su magia y capacidad para asombrar al público, Alfín cariño mío, performance que escenificó por cerca de 20 años tanto en México como en el extranjero, en el que revivía a Frida Kahlo, en un juego lúdico de máscaras, vestuario y títeres, dando rienda suelta a su imaginación, para trasladar al espectador a la intimidad de la célebre pintora mexicana, a sus juegos, pensamientos y ocurrencias; a su vida, sufrimiento y muerte.

Su incursión en las artes plásticas inició apenas cumplía los 18 años, cuando se le asignó el diseño y realización de un par de murales, con chatarra de automóviles, para la Refinería Azcapotzalco.

A lo largo de 40 años realizó murales, esculturas, dibujos y grabados que presentó en exposiciones individuales y colectivas, o que se encuentran en poder de coleccionistas o colocadas en instituciones públicas y privadas.

Sobresale la escultura Cabeza de Vaca, Títeres en el cine mexicano, pieza realizada en 1992, y que aparece en el volumen Escultura Mexicana. De la Academia Mexicana a la Instalación, coordinado por Magdalena Zavala y Alejandrina Escudero; editado por el INBA y Ediciones Landucci, como singular referencia del trabajo escultórico realizado en las últimas décadas en nuestro país.

Entre sus últimas obras se cuentan la elaboración de la Escultura Monumental/bajo relieve griego del S. II A.C, La Victoria de Somatracia en Pérgamo, y diversas esculturas en pequeño y mediano formato en bronce y mármol, para la Universidad Humanitas, de la Ciudad de México.

Importante mención merece su acervo de títeres prehispánicos que le donaban para su investigación y restauración, así como su colección de 78 marionetas de la Compañía Rosete Aranda, Carlos V Espinal e Hijos, quizá la más grande en manos de una persona.

A estas últimas piezas, adquiridas a principios de los 90, no sólo dedicó buena parte de su tiempo en su conservación y restauración, sino que procuró mostrarlas al público en exposiciones y obras teatrales, como parte de su compromiso con este legado de la compañía de marionetas más antigua del país, que son testigo de dos siglos de tradición titiritera y patrimonio cultural de México.

PROYECTOS INCONCLUSOS[2]

La mañana del 4 de abril el arte de las marionetas, no sólo de México sino del mundo, amaneció de luto, por su fallecimiento a causa de una neumonía, fue incinerado de acuerdo con su última voluntad y recibió un homenaje el 8 de abril, fecha de su cumpleaños, en el Centro Cultural San Angel, de la capital mexicana.

Fiel al objetivo que mantuvo por más de cuatro décadas, hasta sus últimos días se esforzó por conseguir que las nuevas generaciones no sólo conocieran sino valoraran la tradición del arte de las marionetas en México. Prueba de ello es la exposición-homenaje con más de 240 marionetas que fue inaugurada en diciembre de 2008 en el Papalote Cuernavaca, y que permaneció en exhibición hasta enero de 2010.

Además, dejó inconclusas varias series de marionetas: una de siete personajes históricos para la celebración del Bicentenario de la Independencia, una de muñecos azules inspirada en El Mahabharata, así como la reelaboración de piezas de su colección Mozart. A ello se suman su intención de restaurar y volver a montar la producción La Maya, obra histórica con la que representó a México en la Expo Sevilla 92, y que fue escenificada con éxito durante varios años en Cancún, Quintana Roo, en la década de los 80.

Tampoco le fue posible atestiguar la apertura del CCARA Museo de Marionetas Alfín, espacio que hoy honra su memoria y su legado, manteniendo viva la historia y la tradición, de dos siglos, de las marionetas en México.

  1. «Museo de Marionetas; un oasis para la imaginación». 17 de abril de 2017. Consultado el 18 de agosto de 2017. 
  2. C.V, DEMOS, Desarrollo de Medios, S. A. de. «La Jornada: Murió Alberto Mejía Barón, Alfin, artista y notable creador de títeres a escala mundial». La Jornada. Consultado el 8 de septiembre de 2017.