Usuario:NebulaGris/Taller

MINERÍA Y GÉNERO

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Según la Organización Internacional para el Trabajo (OIT), en la industria minera las mujeres constituyen aproximadamente menos de la quinta parte de los 21.4 millones de personas que trabajan dentro de ella[1]​. Además, sostienen que esta industria está hipermasculinizada pues se asocia la minería con la construcción social de lo que es un hombre: varonil, fuerza, valentía, actividad física, etc. Sin embargo, esta cifra deja de vista otros tipos de minería producidos en los diferentes países y contextos propios de ellos; por ejemplo, la minería artesanal o la ilegal. Es decir, podrían haber más mujeres trabajando, pero bajo explotación laboral o salarios no dignos. Así mismo, gran parte de los proyectos se insertan en zonas alejadas -sobre todo rurales- o empobrecidas, donde las tradiciones -las cuales mantienen la dicotomía de género al día- juegan un papel importante en su cotidianidad. [2]​ En consecuencia, la mayoría de las mujeres no están ni preparadas -ya sea que no cuentan ni siquiera una educación primaria- ni aceptadas dentro de estos sectores. El resultado de todo esto es el reforzamiento de los roles de género negativos para ambos.

Es por ello que ver los diferentes sucesos y cambios del día a día desde una perspectiva de género resulta beneficioso para un mejor análisis sobre las diferencias y dificultades que puedan encontrar las mujeres dentro de su contexto. En ese sentido, el analizar cómo se desarrolla el sector extractivo -es decir, la minería- en torno a las mujeres puede resultar, además de interesante, importante.

A nivel socioambiental y cultural:

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Durante muchos años, las sociedades se van construyendo y reconstruyendo. El caso de la minería genera diversos cambios donde, como demuestran diversos estudios, pueden presentarse alteraciones -sobre todo negativas- en los territorios y, por ende, en las condiciones sociales, ambientales y económicas de las comunidades que se encuentran ahí[3]​. Ejemplo de ello han sido diversas tensiones socioambientales por el no cumplimiento de lo establecido por la empresa minera sobre las leyes[4]​. Así mismo, en dichos territorios los roles de género juegan un rol importante, donde se distribuye quien puede y no puede trabajar, y en qué tipo de trabajos[4]​. Ello refuerza el orden jerárquico y privilegios de los hombres sobre mujeres en espacios públicos y privados.

En tal sentido, las alteraciones ambientales que pueden darse en estos contextos tienden a pesar más en las mujeres; ello no solo por temas de salud, sino también por la creación de nuevas cargas domésticas tanto a nivel familiar y comunitario, donde se puede llevar a poner en riesgo sus derechos[3]​. Como se indica en un trabajo de campo en los distritos alrededor de la minera Las Bambas en Apurímac, todas las mujeres entrevistadas (alrededor de 60) reconocen experimentar una "triple carga" (hogar, familia, trabajo). Asimismo, "en un contexto en el que cada vez hay más y mejor acceso a la educación para las mujeres (e incluso un menor número de hijos), llama la atención este recrudecimiento de roles tradicionales bajo la figura de «la triple carga»"[4]​.

A nivel trabajo:

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Las mujeres, hoy en día, forman parte del grupo social de fuerza laboral de todos (o casi todos) los países del mundo. A nivel internacional, se les ha logrado obtener legislaciones que busquen proteger a las mujeres bajo cualquier forma de violación a sus derechos o integridad, así como la intención de prevenirlos[3]​. Sin embargo, el sector minero sigue siendo un espacio tradicional y masculinizado donde existe diferencias y limitaciones en cuanto a rangos y ocupaciones; así como de limitaciones tanto en la inserción como las actividades derivadas de la renta de la minería[3]​. Estas limitaciones, como sostiene Escalona, “tiene consecuencias en el espacio social y doméstico, puesto que se tensiona la construcción de género tradicional de la minería y las posibilidades que ellas ven en este nuevo rol lleno de proyecciones y promesas”[3]​.

A nivel seguridad:

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Frente a la minería tanto legal como ilegal, las mujeres son constantemente expuestas a riesgos mayores. Por una parte, existen muchas mujeres mineras hacen frente a la discriminación, violencia, explotación. En muchas ocasiones estas trabajan en condiciones peores que a las de los hombre[5]​, Como sostienen algunos autores, “varios estudios resaltan que, como producto del extractivismo, la violencia física en contra de las mujeres tiende a aumentar en sus comunidades o localidades específicas, o en todo caso, estas se exponen en mayor medida a esta forma de violencia [...] puede tener un impacto en el incremento de la violencia intrafamiliar por factores tales como el surgimiento de perspectivas diferentes entre las mujeres y los hombres con relación a un determinado proyecto extractivo”[3]​. Asimismo, otro de punto preocupante es la trata de personas, donde sobre todo son niñas, niños y mujeres los más afectados. Según Rodrigues[5]​, “la trata de niñas y mujeres para trabajos forzados en las zonas mineras de Bolivia y Perú es un problema grave y complejo. A menudo, estas mujeres y niñas son atraídas por la promesa de trabajo bien remunerado en las minas, solo para descubrir que han sido víctimas de trata, siendo obligadas a trabajar en condiciones peligrosas y explotadoras”.

A nivel económico:

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Además de las tensiones socioculturales, socioambientales y peligros que presenta el sector extractivo, persisten arduamente las altas brechas de oportunidades laborales y, por ende, salariales dentro de este sector. Estas disparidades resultan de las diversas dinámicas presentes en el ámbito minero. Por un lado, gran parte de las personas que obtienen empleos o puestos altos —y, en consecuencia, mejores salarios— son migrantes, en su mayoría hombres, con un mayor nivel educativo. En contraste, las personas de las localidades donde se encuentran las minas, a menudo carecen del capital económico y educativo adecuado. Entre ellas, las mujeres enfrentan mayores dificultades para acceder a oportunidades de calidad, lo que las deja con trabajos precarizados y de menor salario[4]​. En ese sentido, se observa una tendencia paradójica en la gran minería de invertir grandes capitales en áreas locales, pero al mismo tiempo de no fomentar cambios significativos en la estructura del empleo, lo cual perpetúa la posición de las mujeres como cuidadoras [4]​. Aunque las mineras formales están haciendo intentos por educar y capacitar a más jóvenes, tanto hombres como mujeres, en las zonas locales, persisten los roles de género marcados. Es importante señalar que en los programas de capacitación existe una clara distinción por género en cuanto a las profesiones para las que se capacita a los jóvenes: por ejemplo, las mujeres eligen formarse en bordado mientras que los hombres lo son en construcción. Además, la falta de información pública sobre el impacto real en la contratación de mujeres también es una preocupación pues no se podría ver la situación real de ellas[4]​.

MUJERES EN LA MINERÍA

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Conocer las diferencias entre cada tipo de minería es importante para comprender las implicancias y efectos en la vida tanto de las mujeres mineras como en la vida cotidiana de la sociedad asentada alrededor o próximas a una zona de extracción.  Sin embargo, el debate que plantea los límites y alcances de la legalidad o ilegalidad o su formalidad o informalidad es amplio, con diferentes matices y variables.

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Por un lado, la minería legal es mayormente definida como aquella minería “realiza en el marco de la Ley y que tenga como consecuencia el respeto a las pautas de vida y coexistencia de una sociedad determinada [...] Sin   embargo, vemos   que   la   operatividad   de   dicha   concepción   está íntimamente vinculada a la percepción cultural”[6]​. Por tanto, se entendería como minería ilegal a la que se salga de los marcos legales que se planteen. Ahora bien, en cuanto a las mujeres en el rubro de la minería legal, a pesar de los intentos e intereses por un logro de paridad de género ello aún no se ha logrado pese al aumento de ellas dentro de este puesto que,  cómo retrata el IGF (Foro Intergubernamental sobre Minería, Minerales, Metales y Desarrollo Sostenible) en su informe, “las barreras estructurales, los prejuicios, las prácticas y las condiciones laborales discriminatorias que impiden empoderar a las mujeres todavía prevalecen y deben ser abordados” [7]​.

Minería formal e informal:

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En cuanto a la minería formal, pese que algunos lo consideran sinónimo de legal, esta normalmente considera otros puntos más allá de las leyes. Como muestra la OIT (citado en [6]​), se considera formalidad a la forma de trabajo que, institucionalmente, es concebida en el proceso de producción industrial. Por ende, “informalidad” sería una “forma de producción [...] que no concuerda exactamente con formas de producción industrial”[6]​, la cual terminaría siendo negativa para los ecosistemas y, por ende, las poblaciones y trabajadores dentro de esta [8]​. Ante ello, ejemplo de una minería “informal” sería la minería artesanal o minería a pequeña escala en zonas reguladas o no reguladas. Entonces, ¿cuál será el contexto de las mujeres en la minería informal? Según un informe de la SPDA [9]​, América Latina contiene una alta concentración de mano de obra femenina las cuales serían aproximadamente más de un millón, insertas sobre todo en la minería de pequeña escala en países como Perú, Brasil, Colombia o Bolivia las cuales tienen implicancias altamente negativas para su salud física y psicológica. Pero también es importante resaltar que muchas de las mujeres, niñas y niñas afiliados directa (trabajadoras o trabajadores en la misma minera) o indirectamente (cocineras, trabajadoras sexuales, etc.) a la minería terminan siendo víctimas de explotación o abuso sexual, violencia o abuso doméstico, explotación laboral, entre otros problemas[9]​.  Si bien cada contexto puede representar un cambio dentro de la forma de los problemas que trae la minería informal, un común denominador es la alta violencia de género (hacia mujeres e infancias).

Caso de minería informal: La Rinconada

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En ese sentido, se presenta el caso de La Rinconada, más específicamente de las pallaqueras. El pallaqueo deriva del “quechua y significa escurrir, seleccionar algo. [...] Es el último desecho que botan las empresas mineras”; es decir, el material que queda posterior a la extracción minera”[5]​.

Como mencionado en párrafos anteriores, la minería es un rubro predominante dominado por varones quienes participan principalmente en la extracción del oro en las minas y normalmente dentro de las empresas de minería de la región. A diferencia de ellos, las mujeres se “dedican a labores de apoyo, como el pallaqueo, que consiste en la selección manual de las piedras con oro [...]. Las mujeres buscan encontrar las pequeñas cantidades de oro que quedan en el pallaqueo”[5]​. Es aquí donde entra la historia de Chura, una pallaquera de La Rinconada, madre y padre de 8 niños. Durante su entrevista ella relata como las “mujeres se turnan para trepar sobre rumas de rocas negras que los hombres han arrojado de la mina. Oscilando encima del suelo, se agachan y voltean sobre las rocas, mientras sus ojos escanean las piedras en busca de un destello de oro. Todo lo que promete, lo embolsan y es llevado para procesar y vender a los comerciantes del mercado negro, cuyos puestos se alinean en la calle principal de La Rinconada”[10]​.

En ese sentido, algunos efectos negativos que trae consigo la minería, sobre todo en el caso de La Rinconada. En primer lugar, el uso de mercurio en la salud humana y el medio ambiente. Como comenta la nota, para la extracción de oro de las rocas se hace uso de mercurio y enjuagado con hielo derretido del glaciar, desprendiendo agua tóxica por la montaña hacia charcos y ríos [10]​. Estos terminarían alimentando a zonas agrícolas donde el agua contaminada mantendría los cultivos y el ganado; además, llegaron hasta otros ríos como el Titicaca, el más grande de América del Sur, desproveyendo de agua potable y peces a la población de aquella zona [10]​.

En segundo lugar, la minería “traería consigo fenómenos propios tales como redes logísticas de retroalimentación, alcoholismo, enfermedades sociales y redes de tratas de personas”[5]​. En relación a la historia de la pallaquera Chura, junto con otros, hablan del posible fin del suministro de otro en el área, lo cual a conllevado a un aumento en los niveles de violencia, los cuales de por sí ya eran altos: “Mineros han sido asesinados a tiros en socavones; mujeres jóvenes son traficadas a prostíbulos; y las peleas son comunes”[10]​.

Por otro lado, el tema cultural y tradicional también genera una persistencia del machismo y roles de género en las mujeres de la Rinconada frente a la minería pues “los hombres de La Rinconada excluyen a todas las mujeres de las minas excavadas debajo de la montaña. Afirman que el espíritu femenino de la mina, ubicada debajo de un glaciar llamado La Bella Durmiente, estaría celosa y hasta enojada si las mujeres trataran de robarle sus riquezas”[10]​.

Referencias

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  1. «Mining (coal; other mining) sector | International Labour Organization». www.ilo.org (en inglés). 28 de enero de 2024. Consultado el 10 de julio de 2024. 
  2. Escalona Thomas, Daniela (00/2021). «Mujeres y minería. Resiliencias y marginaciones en territorios mineros». Revista de geografía Norte Grande (80): 129-148. ISSN 0718-3402. doi:10.4067/S0718-34022021000300129. Consultado el 10 de julio de 2024. 
  3. a b c d e f Blanco Vizarreta, Cristina; Dongo Román, Mayra (2019). «Género e industrias extractivas en América Latina: medidas estatales frente a impactos diferenciados en las mujeres». Derecho, Ambiente y Recursos Naturales (DAR). Consultado el 10 de julio de 2024. 
  4. a b c d e f Pérez, Leda M.; De la Puente Burlando, Lorena; Ugarte, Daniela (2019-11). Las cuidadoras de los mineros: género y gran minería en Cotabambas. Universidad del Pacífico. ISBN 978-9972-57-431-3. Consultado el 10 de julio de 2024. 
  5. a b c d e Rodrigues, L. F. (2024). «El oro, el sexo y el poder : el impacto de la minería aurífera en la comunidad Andina de La Rinconada (Perú)». Universidad Federal do Rio Grande do Sul. doi:http://hdl.handle.net/10183/274614 |doi= incorrecto (ayuda). 
  6. a b c Urán, Alexandra (2013-09). «La legalización de la minería a pequeña escala en Colombia». Letras Verdes, Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales. doi:10.17141/letrasverdes.14.2013.1004. Consultado el 28 de junio de 2024. 
  7. «International Institute for Sustainable Development». International Institute for Sustainable Development (en inglés). Consultado el 28 de junio de 2024. 
  8. «Minería informal: ¿cuál es su situación actual en el Perú? | Conexión ESAN». www.esan.edu.pe. Consultado el 28 de junio de 2024. 
  9. a b «Implicancias de la minería informal sobre la salud de mujeres y niños en Madre de Dios.». SPDA. Consultado el 28 de junio de 2024. 
  10. a b c d e Redacción (7 de marzo de 2020). «Conoce a las 'pallaqueras', mujeres que buscan oro en la cima del mundo». Business Insider México | Noticias pensadas para ti. Consultado el 28 de junio de 2024.